Los profesores de apoyo a la inclusión, conocidos anteriormente como maestros sombra, son profesionales que se encargan de ayudar a los niños y niñas con algún tipo de dificultad psicosocial a adaptarse y desarrollarse en los entornos educativos, facilitándoles la comunicación e integración a los mismos.

El maestro sombra no compite con el pro­fesor regular dentro del aula, sino que se presenta como un soporte y ayuda para los alumnos con necesidades específicas, convirtiéndose directamente en un facili­tador para el desarrollo de las actividades del niño, en especial cuando se trata de procesos educativos colecti­vos, donde dependiendo de la condición del alumno se les dificulta en mayor o menor medida adaptarse.

“Existen casos, por ejemplo, en los que el alumno ya tiene edad para estar en cuarto grado, pero tiene una adecua­ción para primer grado y con eso debemos ir trabajando, para que el alumno pueda pro­gresar en su desarrollo. Exis­ten casos en los que el pequeño necesita mucha más estimu­lación y técnicas de compren­sión para que puedan avanzar, entonces, es un trabajo muy minucioso”, explicó la docente Jazmín Fernández.

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FUNCIONES

Si bien entre sus principales funciones el maestro sombra tiene el acompañamiento del niño o niña desde su llegada a la institución educativa hasta su horario de salida, también debe ayudar a gene­rar un espacio seguro para que el alumno sienta confianza y cree parámetros de autoes­tima, viendo y sintiéndose independiente.

El maestro sombra debe poder integrarse tanto al grupo de alumnos como al de docen­tes, siendo parte del desa­rrollo de las clases, pero sin intervenir en ellas de manera directa, permitiendo que el ambiente en el aula sea lo más normal posible, tanto para el alumno que acompaña como para el resto de los estudian­tes. También debe estimular la comunicación del alumno con sus demás compañeros, de manera que pueda enta­blar lazos, evitando siempre interferir en sus respuestas o comunicarse en lugar del niño, a no ser que este nece­site la ayuda para ser interpre­tado correctamente.

“Yo trato de ponerme en un lugar que no moleste a los demás alumnos y pueda acom­pañar de cerca al pequeño, dependiendo de sus nece­sidades y capacidades, por­que existen varios niveles. En el autismo, por ejemplo, en algunos casos pueden ser más o menos independien­tes y esto también se aplica a otras condiciones”, remarcó Fernández.

SALARIO

“Normalmente, las entrevis­tas para maestra sombra las hacen los padres del niño y a veces participan los niños para ver la aceptación que tenemos por su parte. Por lo general, la mayoría de los cole­gios no cuentan con maestras sombras. Nuestro trabajo y la permanencia con un pequeño depende mucho de cómo ellos se sientan con nosotros y cómo nos acepten en su entorno más cercano, ya que esta­mos muchas horas con ellos”, expresó la profesional.

La paga para estos maestros puede variar según la canti­dad de turnos que realicen y si estos son solo por algunos días o durante todo el año lec­tivo, pero en promedio cobran entre 1.500.000 a 2.500.000 de guaraníes mensuales.

COMUNIDAD

Las familias que estén nece­sitando más datos sobre las maestras de apoyo a la inclu­sión pueden pedirlos a la comu­nidad de Profes Integradoras Py de la red social Facebook. Se trata de una iniciativa de dos profesoras estudiantes de psi­cología de crear un espacio para compartir materiales, expe­riencias, consejos y anécdo­tas sobre su vocación. Actual­mente, la comunidad cuenta con más de 5.000 miembros. Con la ayuda de estos profe­sionales se logra potenciar las habilidades del estudiante con necesidades educativas espe­ciales, ya que ellos se encargan de que el alumno logre com­prender y avanzar dentro del grupo con técnicas específi­cas y entablando con ellos una relación de acompañamiento constante.

Algunos de los casos en que se necesita de la asistencia de un maestro sombra es cuando se dan casos de estudiantes con trastorno del espectro autista (TEA), alteraciones del lenguaje, trastorno por déficit de atención e hiperac­tividad (TDAH), entre otros, por lo que un maestro sombra debe ser un educador, psico­pedagogo o psicólogo que comprenda la amplitud de las necesidades según las condi­ciones específicas del niño.

“Ser maestra sombra es dar un acompañamiento muy de cerca al niño, dependiendo de cada caso, pero de nosotros depende ayudarlos a adap­tarse, enseñarles en muchas ocasiones qué deben hacer y qué no, controlar muchas veces sus estados de crisis y hacerles entender cómo canalizar sus emociones. Es una labor que amerita mucho amor, pacien­cia y por sobre todo vocación”, indicó Fernández.

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