La imagen manipulada de la princesa Catherine junto con sus hijos desató una avalancha de rumores y teorías de la conspiración; la reina Camila recibió de regalo una muñeca Barbie realizada a su imagen y semejanza, pero con un pequeño gran detalle que la dejó encantada; la actriz estadounidense Natalie Portman ha oficializado su divorcio del coreógrafo francés Benjamin Millepied; la ciudad japonesa de Kioto ha impuesto restricciones al acceso a ciertas calles e impuesto medidas contra los “paparazzi” que importunan a las geishas, y el homenaje de París a Paolo Roversi.

  • Fuente y fotos: AFP

POLÉMICA

La tormenta empezó después de que Cathe­rine, la esposa del heredero de la corona británica, Guillermo, admitiera que la foto oficial en la que apare­cía sonriente junto a sus hijos el Día de la Madre estaba editada.

La princesa pidió discul­pas y la imagen fue reti­rada de circulación de las principales agencias de noticias.

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La ausencia de Cathe­rine de la esfera pública en el último tiempo y la falta de información oficial sobre su para­dero venían generando todo tipo de especula­ciones en las redes: que su matrimonio con Gui­llermo estaba en pro­blemas, que la princesa se estaba recuperando de un trastorno alimen­ticio, o de una cirugía estética para levantarse los glúteos. Algunos se preguntaban inclusive si estaba viva.

La “prueba de vida” llegó el domingo, cuando el Palacio de Kensington publicó la polémica fotografía, supuestamente tomada por Guillermo.

Fue la primera foto oficial desde la opera­ción abdominal de la princesa a mediados de enero, intervención de la cual no se conocie­ron detalles.

Pero rápidamente los internautas, atentos al más mínimo desliz, empezaron a desmenuzar la imagen y a señalar sus inconsistencias, como el zíper desaliñado de la chaqueta de Catalina.

Tras la retirada de la imagen por parte de las principales agencias noticiosas, la princesa pidió disculpas en un comunicado, pero no explicó por qué había editado la imagen ni qué había quitado de cuadro.

La princesa Catherine se sometió a mediados de enero a una misteriosa operación abdominal, que dio lugar a una larga convalecencia e hizo crecer rumores y especulaciones.

La familia real no reveló la razón de esta ope­ración y el Palacio de Kensington transmitió la información de que no se trata de un cáncer.

El 29 de enero se anunció que Catherine salió del hospital y “volvió a su domicilio de Windsor”, al oeste de Londres, sin precisar cuándo se pro­dujo el discreto regreso a casa.

La princesa, que no ha sido vista en público desde Navidad, “está bien”, indicó este segundo comunicado.

REJUVENECIDA

La película Barbie no triunfó en los Óscar, pero el personaje se ganó a la reina Camila, que reci­bió el martes en Londres una de estas muñecas, que trataba de imitarla, en una versión joven.

“Me han sacado cincuenta años (...) Todos debe­ríamos tener una Barbie”, bromeó la esposa del rey Carlos III al recibir una muñeca de cabe­llo rubio, como el suyo, y vestida exactamente como ella, en una recepción en el Palacio de Buckingham.

La reina de 75 años y la rejuvenecida muñeca, de la marca estadounidense de juguetes Mattel, llevaban un idéntico vestido azul y las mismas capa y botas de color negro.

El regalo le fue entregado al término de un acto de celebración de la Fundación WOW (Women of the World) de la que es presidenta y que tra­baja por la igualdad de género.

Entre las invitadas en esta recepción, en el marco de las celebraciones de la jornada inter­nacional de la mujer del 8 de marzo, estaban la reina belga, Mathilde, y la actriz británico-esta­dounidense Helen Mirren, que es la narradora del filme “Barbie”, estrenado el año pasado.

Helen Mirren, de 78 años, había obtenido el Óscar a la mejor actriz en 2007 tras encarnar a la reina Isabel II de Inglaterra en la película “The queen”.

La propia actriz recibió la semana pasada una Barbie a su imagen y semejanza, con ocasión del 8 marzo, afirmando que estaba “completamente impresionada”.

OFICIALIZACIÓN

La actriz estadouni­dense Natalie Portman y el coreógrafo fran­cés Benjamin Mille­pied están oficialmente divorciados, informó una fuente cercana a la artista.

La ganadora del Óscar había presentado en julio su pedido de divorcio en Francia, donde la pareja tenía su residencia, y el pro­ceso concluyó el mes pasado.

La pareja estuvo casada durante once años, y son padres de dos hijos, Aleph de 12 años, y Amalia, de siete.

Portman, de 42 años, ha mantenido su situa­ción personal tras bam­balinas a pesar de que los medios estadouni­denses publicaron el año pasado detalles de una supuesta relación extramarital que habría tenido su expareja, de 46 años. Ninguno de los dos se pronunció sobre el tema en ese momento.

La pareja se conoció durante el rodaje de “El cisne negro” (2010), en la cual Portman inter­preta a una bailarina que vive momentos de extremo estrés en el competitivo mundo del ballet.

Se casaron en 2012 y ella marcó la fecha con una inusual publicación en Instagram junto a él en su décimo aniversario.

Portman, quien también tiene ciudadanía israelí, acumula tres décadas de carrera. Su debut en la pantalla grande fue en “El perfecto asesino”, junto con Jean Reno, bajo la dirección de Luc Besson.

Entre sus decenas de créditos se cuentan dra­mas como “V de venganza”, comedias como “Zoolander”, y éxitos de taquilla como “Thor”, además de su participación en la franquicia de “La guerra de las galaxias”. En 2011 ganó el Óscar por “El cisne negro”.

MEDIDA “ANTIPAPARAZZI”

Ante las quejas de los vecinos por las hordas de turistas obsesionados en fotografiar a las gei­shas, Kioto, antigua capital imperial japonesa, ha restringido el acceso al famoso barrio donde se encuentran estas delicadas mujeres con kimono.

El consejo local de Gion, lamentando que algu­nos visitantes se comportan como “paparazzi” y creen que están “en un parque de atracciones”, anunció la semana pasada que los turistas no podrían acceder a las calles privadas del barrio a partir de abril.

Desde el regreso en masa de los turistas a Japón tras la cuarentena por la pandemia de covid-19, Kioto hace frente a un aumento de los visitantes, algunos de los cuales molestan a las geishas para fotografiarlas y enviar las imágenes inmediata­mente a Instagram y otras redes sociales.

Varios testigos explican el caso de una aprendiz de geisha cuyo kimono fue desgarrado u otra que encontró colillas de cigarrillo en su vestido.

Al contrario de lo que muchos piensan, las gei­shas no son prostitutas, sino artistas del entre­tenimiento que distraen a sus clientes con bailes japoneses, actuaciones musicales y juegos. La fascinación por estas mujeres ha ido en aumento desde el estreno de la serie “Makanai, la cocinera de las maiko”, a principios de 2023 en Netflix, ambientada precisamente en Gion.

“Es importante aclarar lo que está autorizado y lo que no”, afirma Tetsuo Nishizawa, dueño de un bar en el barrio.

Desde 2019 ya existe una prohibición de tomar fotografías en las callejuelas privadas de Gion, so pena de una multa de hasta 10.000 yenes (68 dólares). Pero esta medida no ha bastado.

Algunos visitantes lamentan la futura prohibi­ción de recorrer esas calles con sus edificios de madera.

“Para mí es una zona patrimonial única que la gente quiere ver y nos gustaría fotografiar la arquitectura”, dice Jane Stafford, una austra­liana que viaja con sus amigas. “Es una pena que la gente no pueda disfrutar de ella en pequeños grupos”, añade.

HOMENAJE

París rinde tributo al fotógrafo de moda italiano Paolo Roversi, retra­tista de la princesa Catherine, de Kate Moss o Rihanna, autor de una vasta obra a lo largo de cinco décadas que se exhibe desde la semana pasada en el Palacio Galliera.

Roversi es conocido por sus fotos con polaroid y la superposición de colores, un estilo onírico que evoca, a menudo con imágenes borro­sas, la ropa, los cuerpos o los rostros de los modelos.

“Sé que vivo en la duda, pero me gusta dudar. Estimo que las dudas son creadoras. Las certezas son puertas cerradas, lo bloquean todo”, explicó Roversi, de 76 años, en entrevista con la AFP.

Su estilo se fue desarrollando a través de tanteos e incluso de erro­res de revelado.

“Algunos diseñadores quieren ver sus ropas de manera nítida, por supuesto. Pero otros aceptaron mi imprecisión como algo poético e interesante, algo que le da otro perfume a los vesti­dos”, añadió.

Entre esos diseñadores que se rindieron a la magia de Roversi están algunas de las marcas más prestigiosas del mundo de la moda, como el japonés Yohji Yamamamoto, Dior o Comme des Garçons, con los que ha trabajado durante décadas. O estrellas como el modisto John Galliano, o Catherine, la princesa de Gales, en 2021.

“Me sorprendió la resonancia mundial de esa foto (...) Fue muy agradable trabajar con ella, una persona muy simpática y dispo­nible”, recuerda.

“Hasta la hice bailar en un momento. Bailaba y fue muy bonito, se sentía libre”, añadió el fotógrafo. Roversi es un admirador declarado de los pioneros de la fotografía del siglo XIX. Retratis­tas que hacían posar durante largos segundos, incluso minutos, a las personas que se ponían delante de su cámara.

“Una pose larga le da tiempo al alma para surgir. Y le da al azar el tiempo de intervenir”, explica el fotógrafo en una de las paredes de la exposición.

Es la primera vez que el Palacio Galliera, sede del Museo de la Moda de París, abre sus puertas para exponer a un fotó­grafo vivo.

En total son cerca de 140 obras en color y blanco y negro de Roversi, que empezó su carrera profesional en París en 1973.

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