Este domingo, Toni Roberto recuerda cariñosamente a todos aquellos oyentes que ya no están ante la partida a los 88 años de la doctora química Sara Díaz Benza, una de las primeras del Paraguay y oyente fiel de las noches de “Cuadernos de barrio”.
- Por Toni Roberto
Son las 20:55 en su casa de Villa Morra. Nena está preparada para escuchar el programa “Cuadernos de barrio”. Su pequeño transistor colocado al lado de su tacita de té, como esperando el momento del “click” que hace todas las noches al encender a la hora exacta del inicio del programa.
Así pasaban las noches de Sara Díaz Benza, una de las primeras mujeres químicas del Paraguay. Nena, como le llamaban, era una antigua vecina del barrio Sajonia. Por esas cosas de la vida, su tío abuelo Juan Benza, distinguido médico y filántropo de otros tiempos, quien trabajó muy de cerca con el Dr. Barbero, había decidido fraccionar la quinta que tenían sobre la avenida Carlos Antonio López, ofrendándole a su hermana una parcela donde vivirían y convertirían a sus hijos y nietos en “sajonieros”.
Así, Nena tenía un cúmulo de vivencias de su barrio, que periódicamente durante años me iba contando, rescatando a través de ella la memoria de parte del oeste de Asunción, que fuera publicado en el libro “Un viaje a Sajonia” de las Ediciones Cuadernos de Barrio con los auspicios de Habitalis, publicado en el año 2021.
HOMENAJE
A veces, una partida se convierte en presente. Por ello, en el primer párrafo de esta publicación hablo en presente. Nena Díaz Benza ha partido y a través de ella rindo un homenaje a todos aquellos que ya no están y con el tiempo se convirtieron en una familia de radio.
Tuntún Ferreira, la peluquera de la virgen y sus historias o el Dr. Latorre, silencioso oyente, que por los caminos de la vida había perdido la vista. Un día al escuchar mi voz en una confitería, vino, me apretó la mano y me dijo: “Esa voz yo conozco, escucho todas las noches”, emocionándome hasta las lágrimas.
Sí, ya no estará Nena Díaz Benza para contarme alguna historia del Goethe ni de su paso por la facultad de Química y farmacia; ni la Dra. Bonini, una de las primeras odontólogas del Paraguay y sus relatos, ni Cristina Figueredo y las glorias de su abuelo el fotógrafo Enrico Fratta.
Tal vez aquellas pequeñas “raditos a pila” compañeras de noches de insomnio de muchos, desde cuando hacía las madrugadas en la vieja radio de la calle Choferes del Chaco, hasta hoy, en el remozado piso 3 del antiguo Edificio Hoy, quedarán apagadas para siempre, pero se encenderán en mí, como los recuerdos de Nena, que se convertirán en eterno presente.