El joven artista Luigi Manzoni lleva adelante una carrera solista, pero también incursiona desde hace unos años en la producción de otros músicos. En esta entrevista con La Nación/Nación Media, habló sobre su trabajo, el sentido de su función en la industria, el mercado musical, los sonidos actuales y mucho más.
- Por Jimmy Peralta
- Fotos Néstor Soto
A comienzos del siglo pasado, la idea de reproducción musical restringía su sentido a la interpretación. No había múltiples copias idénticas de una obra resonando en cada casa y el sonido devenía necesariamente de la ejecución, de lo humano. Luego llegaron distintas formas de registro sonoro. Nació una industria para vender esos sonidos calcados en serie y se pasó de grabar en alambre a registrar en una cinta hasta llegar a fabricar y grabar canciones en una computadora. Escuchar música ahora, en general, es poner oído a una grabación, ese es el producto estrella de la industria musical y es por eso que una de las figuras centrales en el presente es la del productor musical.
Luigi Manzoni es un joven productor musical paraguayo. Su labor se desarrolla entre el territorio que va a continuación de la composición del artista hasta el “print master” de un disco. La forma, la carga de estética y sentido de la obra forman parte de su búsqueda. Es ahí donde el productor hurga para darle carácter final a la composición, como un artista, un curador.
Autodidacta, con un poco más de una década de carrera, Manzoni lleva cerca de 200 producciones, algunas suyas, otras realizadas con artistas emergentes y otros destacados de la escena local.
Empezó con la música en el secundario con la guitarra. Fue estudiando solo y pronto ya trabajó como sesionista.
Manzoni es una promesa de la producción local y es el elegido de los artistas que trabajan en el género urbano. Además, tiene su propia carrera como solista, donde se da más libertad artística, según comenta.
–Estamos en un momento en el que ser autodidacta se vuelve más común gracias a internet. ¿Cuánto de eso hay en tu formación?
–Me considero autodidacta en todo sentido y en varias modalidades. Tuve la dicha de contar con las herramientas y la curiosidad necesaria para aprender lo que me llamaba la atención. Sigo por ese camino y creo que me resulta muy bien. Es como un pasatiempo para mí.
LA FUNCIÓN DEL PRODUCTOR
–¿Cómo explicarías el trabajo de un productor?
–Para mí, el trabajo de productor, independientemente a lo técnico, se trata de hacer realidad o posible la idea del artista. Trabajando en conjunto y colaborando en la visión integral del material para lograr los objetivos. Yo veo la ingeniería en audio y la producción musical en muchos aspectos personales en mi vida. Aparte de ser mi día a día, veo el reflejo de trabajar en cadena los procesos cómo le ayuda a organizar mis pensamientos hasta en cuestiones personales. Es muy valioso para mí.
–¿Cuánto te ayudó en la autoproducción de tus obras?
–Prácticamente el 80 % de mis obras cuenta con autoproducción. Si bien trabajo con otros músicos e ingenieros, las ideas que planteo a mi equipo siempre ya están escritas de manera provisoria en el proyecto. Ellos comprenden sus partes marcadas y con base en eso van aportando su toque individual en cada sección si es necesario. Últimamente respeto bastante la intuición a la hora de trabajar en equipo. Hacemos mucho caso a eso.
–Cuando un artista llega a vos con una canción, ¿qué es lo primero que buscás en la obra y qué hacés con eso?
–Lo primero es que la canción sea funcional, que pueda ser ejecutada o reproducida por el mismo artista de manera orgánica. Si no es el caso, como suele pasar bastante, trabajamos juntos hasta lograr esa base antes de abrir algún proyecto o programa. Creo que las canciones deberían tener algo de nosotros, equilibrar el criterio humano con lo digital. La finalidad, a la hora de avanzar con el proyecto, es comunicar. Para mí la música es un idioma, y las canciones tienen que ser lo suficientemente claras y honestas para que conecte y logre el objetivo.
–¿Quién fue el primer artista que te pidió que le produzcas y cómo se fue dando el proceso desde ese momento?
–El primer disco que trabajé como productor fue mi disco solista número uno. Terminar ese disco fue como una tesis para mí. Ejecuté todos los instrumentos, armé las composiciones y terminé haciendo toda la producción musical. Obviamente para esa época no era lo más eficiente que digamos. El material fue como un examen y siempre lo recuerdo con orgullo, aunque las canciones no me identifiquen tanto actualmente, es como una foto del recuerdo de mis inicios.
–¿Tenés productores a los que seguís? ¿Qué te parece que aporta cada uno de ellos a las obras?
–De Pharrell Williams rescato cómo trabaja en crear una identidad sonora a la hora de abordar proyectos. Al escuchar una canción de un artista puedo identificar si pasó por sus manos. De Nico Cotton admiro la visión integral a la canción en sí en sus producciones, lograr que todo esté en su lugar y al final comunique. Después más del género urbano me gustan varios que con su música básicamente me enseñaron el estilo, podrían ser Timbaland, Sky, Ovo, entre varios más.
ETIQUETAS
–¿Con qué género te sentís más identificado?
–Creo que sigue existiendo la separación por géneros musicales y pienso que eso capaz vuelva con un poco de fuerza. Últimamente vengo pensando en que el hecho de no etiquetarse en un género y fusionar mucho hizo que la música no se pueda descubrir, es como camuflarse entre tantas cosas para no ser descubierto. A veces el intentar ser “originales” hace que se pierda el foco a la canción. Muchas veces dije que me costaba identificar mi estilo musical y creo que sigo un poco así. Pero últimamente en mis trabajos personales busco marcar más el estilo para sentir que pertenece a una corriente lo que quiero contar.
–La música urbana recoge éxitos y por el otro tiene detractores. ¿Cómo ves esa ambivalencia?
–Pienso que es normal, como en todo. En otras épocas eran otros los estilos que tenían esas críticas. Sí reconozco que lo que se consume mayormente hoy en día es menos complejo musicalmente, pero no deja de ser música. Soy bastante abierto con los géneros musicales.
–¿Qué géneros de los globales identificás que tienen estilos propios en Paraguay?
–Me parece que, a primera vista, la cumbia tiene un sonido regional bastante marcado. Un ejemplo para mí es la banda Cumbia Juan, siento que es bastante único y representa mucho de cómo somos en sonido. Es una banda de canciones originales y adoptando un sonido bastante peculiar. Hay mucha fusión y, claro, no quiero dejar atrás al folclore.
–¿En tu trabajo ves que los artistas se inclinan a sonar a algo conocido o prefieren una búsqueda de algo nuevo o novedoso?
–Las dos cosas. Es importante las referencias a la hora de encarar un proyecto, eso me ayuda a entender más esa visión que tiene el artista. Me da la posibilidad de acercarme más a esa imagen que tiene en su cabeza, además de servir como columna principal para empezar. Pero así también, muchas veces llegué a recibir propuestas de hacer algo bastante parecido a la referencia y normalmente son los proyectos que no suelo agarrar, no funcionan tanto al final. Es fácil identificar como oyente cuando algo no es genuino.
DISTRIBUCIÓN
–En otros tiempos la radio marcaba en parte qué sonar. ¿Qué cosas marcan hoy las plataformas como tips para que los algoritmos puedan favorecer la distribución?
–Se manejan cierto tipo de tiempos que las distribuidoras de música piden a las plataformas. Se recomienda programar lanzamientos en lo posible con un mes de anticipación más o menos. Así, las plataformas pueden realmente recepcionar las canciones y prestarle atención. Es importante tener bien definido a qué público apuntar para que la distribución sea efectiva y se logre la difusión. Obviamente no hay trucos ni magia, pero hay unas guías que ayudan en el intento. Las listas de reproducción hoy en día son la nueva radio.
–¿En las plataformas se suele tener más reproducciones del exterior o sigue siendo el mercado local algo central?
–Sigue siendo el mercado local lo central y eso me parece positivo en gran parte. Aunque a veces parezca difícil creer, hay muchos artistas nacionales que en sus estadísticas figuran oyentes de lugares que ni conocemos comúnmente. Un ejemplo claro es el artista paraguayo Willian, que hoy en día me toca trabajar como su productor. Él es el artista nacional con más oyentes en plataformas, pero su público más grande es de México. Cuenta actualmente con aproximadamente 800.000 oyentes mensuales y Paraguay figura como número 13 en el ranking de países que escuchan su música.
–¿Podrías citar tres cosas fundamentales que favorecerían que los productores y músicos locales puedan crecer dentro del mercado local y global?
–La responsabilidad a la hora de arrancar un proyecto es muy importante, ser profesionales y respetar los tiempos pactados, seguir conectándonos con personas de la industria, seguir comunicándonos y, lo más importante, no parar de hacer música.