La Franja de Gaza y Cisjordania son las regiones que conforman los Territorios Palestinos y distan entre sí aproximadamente 30 kilómetros, siendo la localidad de Hebrón en Cisjordania la más cercana a Gaza City (50 km), al norte del territorio de Gaza. En Cisjordania gobierna la Autoridad Palestina y en Gaza, un grupo terrorista radical.

Juan Carlos dos Santos G., juancarlos.dossantos@nacionmedia.com - Fotos: AFP

Gaza (Aza, en hebreo) es un enclave palestino ubicado entre el mar Mediterráneo, el desierto del Négev en Israel y el desierto del Sinaí en Egipto; ocupa una extensión de 365 km² y viven en él cerca de 2.000.000 de árabes, mayoritariamente palestinos.

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Está gobernada de facto desde 2006 por Hamás, un grupo terrorista radical islámico de ideología salafista, aquel que interpreta de manera rígida los preceptos islámicos y cuya finalidad es la instauración de un Estado islámico o califato, donde solo se permita la ley sharía y al islam como única creencia posible.

DE MANO EN MANO

Gaza es el único territorio palestino con fronteras definidas e inamovibles en la actualidad. En el pasado, de ser parte del Imperio otomano a comienzos del siglo XX pasó a dominio británico, integrando el territorio conocido como Mandato Británico de Palestina. Tras las Resolución 181/47 de las Naciones Unidas, la Franja de Gaza debía formar parte del Estado palestino con población árabe, pero fueron los mismos árabes quienes rechazaron este acuerdo y optaron por forzar la situación mediante las armas.

Es así que tras la guerra de 1948 entre los países árabes de la zona (Egipto, Siria, Jordania, Arabia Saudita, Irak y Líbano) en contra de Israel, la Franja de Gaza fue ocupada por Egipto a pesar de que fue derrotado por los israelíes.

BAJO DOMINIO EGIPCIO

Estos no tenían intención de ocupar Gaza, pero tampoco Egipto estaba muy ilusionado por hacerlo ni administrarlo. Finalmente, no tuvo otra opción y la Franja de Gaza permaneció bajo dominio egipcio por espacio de 18 años, hasta 1967, cuando durante la guerra de los Seis Días cayó bajo control de Israel, así como todo el desierto del Sinaí. En aquel entonces, el Ejército hebreo llegó hasta las costas del mar Rojo y se disponía a capturar el canal de Suez cuando llegó el cese de hostilidades.

Hubo varios intentos de ceder la soberanía de Gaza a Egipto por parte de Israel, pero los egipcios no aceptaban semejante responsabilidad. La población palestina, una percepción que lastimosamente se generaliza, ha ganado fama de revoltosa, problemática y han sido expulsada de los territorios de países árabes en donde se asentó.

Palestinos caminan a lo largo de la frontera egipcia, al oeste de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza

EXPULSADOS DE PAÍSES ÁRABES

En 1970, durante el denominado Setiembre Negro en Jordania, el rey hachemita los expulsó cuando comenzaban a convertirse en una fuerza militar autónoma que amenazaba su corona.

El 1991, en Kuwait, durante la guerra del Golfo, 400.000 palestinos fueron expulsados de ese país por alinearse con el enemigo invasor, el ejército de Saddam Hussein, dictador de Irak.

Desde los campos de refugiados palestinos del Líbano se produjeron revueltas que acabaron con la vida de centenares de cristianos y los palestinos que se mantuvieron en el lugar no tienen acceso a derechos básicos, incluidos trabajar legalmente y optar por la ciudadanía.

¿JUDEA Y SAMARIA O CISJORDANIA?

Nuevamente se reitera que no es bueno generalizar, pero la percepción en general lleva a esta situación, totalmente triste y lamentable, y en la que nadie está dispuesto a asumir una solución, ni los propios palestinos de la Cisjordania.

La Cisjordania es la margen derecha del río Jordán, tomando en cuenta el nacimiento del río sagrado para el cristianismo, en las laderas del monte Hermón, en el límite entre Israel, Siria y Líbano.

El verdadero nombre de Cisjordania es Judea y Samaria, regiones que mantienen ese nombre desde los tiempos bíblicos. Se popularizó el nombre de Cisjordania solo para diferenciarla de Transjordania, actual reino jordano, margen izquierda del río Jordán.

En 1948, el Ejército jordano ocupó Judea y Samaria, incluyendo la ciudad de Jerusalén que, según lo resuelto en la Asamblea de las Naciones Unidas, estaba destinado a ser un territorio internacional bajo la administración del organismo mundial, algo que nunca sucedió, pues la invasión de Jordania a la zona de Judea y Samaria no permitió poner en marcha el plan de las Naciones Unidas. En 1967, Israel tomó el control de toda la ciudad y la puso bajo su dominio hasta la actualidad, en la que ya hace el papel de capital del país, con el Gobierno asentado oficialmente en ella.

LA SOLUCIÓN DE DOS ESTADOS

Fueron varias las propuestas de paz que se han puesto sobre la mesa, pero claramente los líderes palestinos no están dispuestos a negociar y compartir un territorio que nunca estuvo en sus manos. No ha existido nunca una herencia palestina en todo el territorio que hoy ocupa Israel.

Hay más rastros y registros del origen judío y algunas de árabes en general en la zona, pero no palestinas propiamente como sí las hay sirias, libanesas, iraquíes, jordanas o saudíes en sus propios territorios.

Sin conocer el contexto de la situación, es muy fácil enredarse con la actualidad. Antes que nada, hay que saber que esto no se trata de un conflicto territorial por más que así lo quieran vender. Desde antes de 1947 en las Naciones Unidas ya se ha intentado una solución y este siempre tuvo un componente religioso para no ser concretado.

La única solución posible que pretenden los palestinos y sus líderes es simple: la desaparición del Estado de Israel y sus ciudadanos no musulmanes que habitan hoy allí. Este deseo gira entre el genocidio y la conversión religiosa.

Para gran parte de los israelíes, la solución de dos Estados en un mismo territorio es bien factible y en realidad han dado muestras de ese deseo presentando planes a los palestinos cuando incluso tenían el 40 % o más del territorio controlado. No prosperaron las negociaciones porque los líderes pales- tinos siempre quisieron el 100 % y hoy solo controlan el 20 % por esta razón.

El túnel de Hamás más grande descubierto hasta el momento en la Franja de Gaza, a solo unos cientos metros del cruce fronterizo de Erez

COLONOS AVANZAN

Los colonos judíos o van comprando terrenos a los árabes en zonas de Cisjordania o bien los van colonizando en vista de que estamos hablando de kilómetros de desiertos. Este fenómeno se repite desde comienzo del finales del siglo XIX, no es algo nuevo.

EL MEJOR PLAN RECHAZADO

Incluso entre uno de estos planes de paz, Israel ofreció al líder palestino, Yasser Arafat, Jerusalén Este y parte de la Ciudad Vieja como capital, además del 80 % de toda Cisjordania, toda la Franja de Gaza y la construcción de una carretera exclusiva para palestinos que una estas dos regiones separadas por pocos kilómetros de distancia, pero también fue rechazado.

Por eso el statu quo del problema beneficia a Israel, una sociedad mejor educada y un país con mayores recursos para generar riquezas y desarrollo a medida que se van asentando en una, literalmente, “tierra de nadie”.

El sopor en el que están metidos los sucesivos líderes de la Autoridad Palestina ha hecho crecer a grupos terroristas como Hamás, que se aprovechó de esta situación y tomó el control de la Franja de Gaza, un lugar mucho más factible para llevar a cabo su plan de exterminar al pueblo judío que vive en Israel.

Desde Gaza era posible tener acceso por mar y tierra. Durante un tiempo se proveyeron de armas y municiones por vía marítima y a través de la frontera con Egipto. El estatus de beligerante que fue tomando Hamás contra Israel obligó a este último a tomar medidas de acuerdo a las leyes de la guerra, como el bloqueo marítimo. Egipto, consciente de la situación, también construyó muros por arriba y abajo para proteger sus fronteras del contrabando de todo tipo. Nunca fue suficiente.

De ahí la operación que desarrolló el grupo terrorista el 7 de octubre pasado y que en una infografía detallamos los daños y las pérdidas que se han dado a partir de ese ataque.

HAMÁS CONTROLA GAZA (O LO CONTROLABA)

Hamás, que no es la mayoría de los gazatíes (queremos creer que es así), ha tomado el control total de la población y de todos sus recursos posibles, y los ha puesto al servicio de su causa, una guerra de terror contra el poderoso Estado de Israel. Esa era la situación hasta que, a fines de octubre, el Ejército hebreo decidió entrar en Gaza.

Desde 1987, año de su creación, Hamás ha estado madurando y poniendo a prueba diferentes estrategias para cumplir lo que dice su carta fundacional: crear un califato donde hoy está asentado el Estado de Israel.

EL BRAZO DE IRÁN

Para ello cuenta con el apoyo del Gobierno de Irán, su gran soporte emocional y operativo en esta locura terrorista y con la billetera de Qatar, el soporte económico y que da la cara cuando las cosas vienen mal para el grupo yihadista, como sucede hoy día, luego del ataque del 7 de octubre pasado a comunidades agrícolas del sur de Israel y que ha provocado la operación militar Espadas de Hierro.

La sociedad gazatí ha sido destruida por la presencia de Hamás, que ha instaurado un régimen de terror desde la primera infancia y ha usurpado absolutamente toda la ayuda internacional desviando millones de dólares que llegan desde todo el planeta para su perverso plan islamista. Esto motiva que solamente los negocios vinculados a Hamás puedan prosperar, como se ven en imágenes previas al 7 de octubre.

Gaza es un lugar de mucha pobreza y necesidad, siempre y cuando ese sector no esté involucrado con algún líder de Hamás porque allí sí se vuelve lujoso y sin necesidades.

MANIPULACIÓN DE LA INFANCIA

Circula un video realizado en 2016 del VII Festival Infantil de la Asociación Islámica de Kan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, donde centenares de niños asisten a un evento festivo, pero que de un momento a otro se convierte en una oda a la muerte.

“Despierten niños y únanse a la batalla, mueran como mártires y exploten al enemigo”, vocifera un niño de no más de 10 años a otros de la misma edad y también menores a él para luego formar parte de desfiles con uniformes camuflados y réplicas de AK-47.

Este niño hoy tendría 17 o 18 años posiblemente y con seguridad ya hace años se habrá sumado al grupo terrorista de manera activa.

EL METRO DE GAZA

La solución para la Franja de Gaza es no más terrorismo y para ello solo hay una vía: Hamás debe desa- parecer para que quizás ese pequeño territorio pueda contar con un verdadero metro de Gaza, diferente a las actuales construcciones de más de 500 km bajo tierra que sirven para matar a inocentes en ambos lados y solo salvar vidas de líderes terroristas.

Para tener una idea del desperdicio de recursos, un kilómetro de construcción del sistema de metro en algunas ciudades como México DF tiene un costo de USD 80 millones.

Una Gaza en desarrollo, por más utópico que suene, será un ejemplo para la Cisjordania árabe y quizás sea el final de un conflicto que ya solo representa una moles- tia para los reinos árabes que quieren la paz con Israel y, de paso, cuidarse de Irán.



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