La Secretaría Nacional de Cultura (SNC) y la Municipalidad de Asunción invitan a todo el público interesado a participar del tour guiado “Los secretos del Palacio de López”. Además de recorrer las instalaciones del icónico edificio, se podrán conocer mayores detalles de su historia de la mano de diplomados militares, personal encargado de la seguridad de la sede del Poder Ejecutivo y restauradores que tomaron parte de la puesta en valor.

• Por Paulo César López
• paulo.lopez@nacionmedia.com
• Fotos Eduardo Velázquez

La calurosa tarde no disuade al casi cen­tenar de turistas, entre paraguayos y extranjeros, que asisten al último horario habilitado en la jor­nada para la visita al mayor símbolo del poder político de la república. La concu­rrencia aguarda frente a la plaza de los Desapareci­dos que el grupo anterior finalice el recorrido para poder hacer lo propio. Los últimos rezagados se ins­criben con el personal poli­cial para participar del tour. Luego se forman dos grupos, el 1 y el 2, para recorrer de manera alternada las dis­tintas dependencias de la más emblemática joya del neoclasisismo arquitectó­nico de nuestra capital.

Al pie de la escalera que con­duce a la segunda planta, el mayor Edgar Ramírez da la bienvenida al público y brinda las instrucciones de rigor sobre los cuidados a tener en cuenta durante el itinerario para salvaguar­dar la integridad del patri­monio histórico que forma parte del acervo del lugar. Posteriormente brinda una breve reseña histórica refi­riendo que el terreno donde está emplazado el palacio fue regalado a Francisco Solano López por su padrino de bau­tismo, el potentado terra­teniente Lázaro Roxas de Aranda, para su futura resi­dencia. A más de ello, en su testamento dejó consignado que dejaba a su ahijado como único heredero de todas sus propiedades.

Luego de la primera misión diplomática por Europa realizada por Francisco Solano durante el gobierno de su padre, Carlos Anto­nio López, el joven briga­dier quedó fascinado con la arquitectura francesa y a su retorno en 1857 encargó la construcción de su residen­cia particular. No obstante, a raíz del estallido de la gue­rra contra la Triple Alianza dejó la capital para dirigir las tropas paraguayas, por lo que nunca pudo verla termi­nada ni mucho menos habi­tar en ella. En efecto, los pri­meros que se establecieron allí, tras bombardearla, fue­ron las fuerzas brasileñas tras la ocupación de Asun­ción en 1869, en las postri­merías de la contienda.

Conducidos por el capitán Roger Maldonado subi­mos la escalera de mármol cubierta de una alfombra roja. Maldonado explica que el material de la escalinata fue traída de Europa el año en que se inició su construc­ción y es la única pieza origi­nal de la edificación que se mantiene, además de algu­nos vestigios de la pintura de las paredes que se fue­ron descubriendo durante el proceso de restauración, que se inició en 2009 y fue llevada a cabo en distintas etapas.

Como parte del proceso de puesta en valor, en el cielo­rraso luce una pintura de Félix Toranzos que emula el color del firmamento en distintos momentos del día, desde el celeste ruti­lante de las horas diurnas hasta los tonos más opacos que acompañan el tránsito hacia el crepúsculo. Luego nos dirigimos al ala oeste del edificio, donde Maldo­nado indica que el pasado agosto, tras la asunción del actual gobierno, esa parte fue acondicionada para el recibimiento de las delega­ciones extranjeras, aunque el proceso aún no ha finali­zado, puesto que hay ofici­nas donde el acceso aún no está habilitado. En el dintel de la puerta, un fragmento atestigua la pintura origi­nal con la que fue cubierta la pared.

María Recalde, de la SNC, explica que como parte de la conservación del mobiliario se realizó la colocación de láminas de oro y la recupe­ración del mural original, que se estaba recubierto de varias capas de pintura. A través de un trabajo minucioso con un bisturí se fue levantando capa por capa hasta llegar al original y, una vez llegado a este, el crite­rio de trabajo fue realizar la mínima intervención posi­ble y en los lugares faltantes se copió el mismo diseño con el mismo color.

Aunque no se conservan planos que brinden certeza sobre cuál iba a ser la dis­tribución de las distintas habitaciones, a partir de tra­bajos realizados por arqui­tectos se presume que el ala oeste iba a ser destinada a los dormitorios del entorno familiar, en tanto que el ala este albergaría los espacios comunes. Este último sec­tor ya está funcionando hace más tiempo luego del trabajo de restauración, que aún no fue entregado oficialmente.

Una vez en el ala este, pri­mero se ingresa el salón de las Américas, que es utili­zado para reuniones del pre­sidente con ministros y auto­ridades extranjeras, explica la suboficial mayor Andrea Bogado, personal de seguri­dad del Palacio de Gobierno. La sala está decorada con retratos de próceres de la Independencia de la auto­ría de Pablo Alborno y están exhibidos varios trofeos de guerra que fueron devuel­tos al Paraguay tras la con­tienda.

Asimismo, se puede apreciar un retrato ecuestre del mariscal Francisco Solano López que fue traído de Cuba al Paraguay con motivo del Bicentenario a instancias del entonces pre­sidente, Fernando Lugo, quien durante una visita oficial a la isla pudo ver el cuadro e inició las gestiones diplomáticas para traerlo al país, lo cual se concretó en 2011 a través de un decreto del presiente Raúl Castro que dispuso la donación de la obra.

La pintura estaba exhibida en el Museo del Palacio de los Capitanes Generales de La Habana y se creía erró­neamente que se trataba de un retrato del general Juan Prim y Prats, gobernador de Puerto Rico, hasta que una investigación de expertos cubanos y españoles con­cluyó que efectivamente se trataba del mariscal para­guayo, de acuerdo a una publicación de la página ofi­cial de la SNC.

El trayecto sigue por el deslumbrante salón de los Espejos, la antesala del salón Independencia y el salón Independencia, que es utilizado para la jura de ministros y presentación de cartas credenciales de representantes diplomáticos extranjeros. La estancia está coronada por un óleo de gran tamaño pintado por el artista italiano Guillermo Da Re, que es conocido como “La intimación a Velasco”, que ilustra el reverso del billete de 10.000 guara­níes. Sin embargo, varios historiadores han adver­tido que este fue un trabajo por encargo hecho en Argen­tina en 1910 para el Cente­nario de la Independencia del vecino país y que tras su rechazo fue vendido por el autor al Paraguay.

La pintura representaría en realidad la intimación en Buenos Aires al virrey del Río de la Plata, Barto­lomé Hidalgo de Cisneros, en la noche del 24 de mayo de 1810. De hecho, como bien está registrado en las cró­nicas históricas, la intima­ción al gobernador español Bernardo de Velasco fue pre­sentada por Vicente Ignacio Iturbe en un espacio abierto ubicado entre la plaza, donde estaban desplegados los cañones de los revoluciona­rios, y la Casa de Gobierno, una escena magistralmente recreada por la obra homó­nima del pintor paraguayo Jaime Bestard.

Respecto a la insoluble polé­mica respecto a qué direc­ción mira el palacio, Bogado refirió que los especialis­tas descubrieron que exis­ten cuatro entradas perfec­tas, una hacia la bahía, otra sobre El Paraguayo Inde­pendiente, y otras dos sobre las calles Juan E. O’Leary y Juan de Ayolas. Además de ello, en la estructura inicial del edificio la escalera que da a la bahía no estaba ter­minada, por lo que se infi­rió que la fachada es efecti­vamente la que mira hacia la ciudad. Sin embargo, para salvar la controver­sia se arribó al consenso de que existen dos frentes, uno histórico, que da al río Paraguay, y otro arquitec­tónico, que da a la calle El Paraguayo Independiente por el ingreso a través de la escalera principal.

Antes de realizar la última parte del recorrido, que para el grupo 2 culminó en la planta baja, se realizó una pausa para contemplar la ceremonia de arriamiento de la bandera. Posterior­mente ingresamos al deno­minado salón de los Maris­cales, adornado con retratos de los dos comandantes que encabezaron a los ejér­citos paraguayos durante las dos grandes conflagra­ciones internacionales que enfrentó nuestro país, el mariscal López y el mariscal José Félix Estigarribia, con­ductores durante la guerra contra la Triple Alianza y del Chaco, respectivamente.

Actualmente esta sala es utilizada para dar confe­rencias de prensa por parte del presidente o sus voceros. La planta baja es completada por el salón de los Ministros y el despacho presidencial, que en la ocasión no estuvie­ron abiertos para el acceso del público. En la galería se exhiben numerosos obje­tos que fueron encontra­dos durante la reparación del edificio como balas de cañón, proyectiles y vesti­gios antiguos como restos de postes de urundey, que eran los pilares que sostenían la construcción.

El recorrido finaliza al filo del ocaso, pero el calor no amaina. Afortunadamente en los alrededores hay una abundante e interesante oferta para aplacar la sed.

Las próximas fechas y horarios para participar de la visita guiada “Los secretos del Palacio de López” son el sábado 20 de enero (10:00, 11:00, 16:00, 17:00 y 18:00) y el viernes 26 de enero (16:00, 17:00 y 18:00). El punto de encuentro es en la plaza de los Desaparecidos, ubicada sobre El Paraguayo Independiente y Ayolas. El acceso es gratuito con agendamiento previo en www.asuncion.live.