Juan Carlos dos Santos, X: @juancads

Historias no registradas en libros ni que trascendieron la memoria popular se encuentran en la Biblioteca Nacional del Paraguay en los ejemplares encuadernados y que, a pesar del cuidado que reciben, es necesario que sean guardados por medios digitales para que puedan seguir siendo consultados.

Exactamente un siglo atrás, una noticia de índole policial acaparaba los titulares de los medios impresos, en este caso de El Diario del 5 de enero de 924.Un joven de nombre Salvador Benítez se hizo pasar por una mujer para servir como criada a una familia de Asunción. No se publican los detalles del caso, al menos no en la edición de ese día.

Salvadora no era Salvadora, era Salvador

Salvador Benítez fue descubierto haciéndose pasar por Salvadora, una joven criada en una casa de familia de la capital

Ante el retrato del hombre mujer –gasta peinetas, abanico y rulos rizados naturales– estos caen sobre unos hombros que no son de diosa, pero sí de Salvador, el héroe doméstico.

Estamos el fenómeno. Tenemos frente a nosotros, en nuestra mesa de trabajo, la fotografía de Salvadora y ¡Dios nos salve! qué cantidad de cosas y cositas se nos ocurren ante la niña que no pudo disfrutar de las ventajas de su sexo al descubrirse un día aciago que Salvadora no era Salvadora, sino Salvadorcito.

Cualquiera se equivocaría, sin embargo, ante el aspecto femenil y fregatriz de la mucamita vestida con un trajecito motado, luciendo peinetas relucientes en la cabeza de cabellos crespos que caen en rulos sobre una cara muy tranquila al infundir respetos como los infundiría el botón de rosa virginal aún no abierto al rocío de la mañana.

Cualquiera podría tenerla en casa. Es decir cualquiera que no tuviera nada que perder porque no sabemos hasta dónde llegará en los fenoménico y catastrófico Salvador Benítez. Puede ser un dormido o extraviado habitante de un “mundo imaginario” como un ser demasiado realista y práctico sobre todo.

¡Vaya usted a saber!

Sea como fuere, hasta la fecha vivió como puede vivir una del sexo opuesto, adaptándose a las costumbres de las mismas con una darwiniana y admirable adaptabilidad hasta que, como una protesta del sexo, Salvador no quiso por más tiempo estar bajo las polleras tan frescas como una lechuga recién cortada o un pepino.

Y ahora habrá conflictos más o menos sentimentales durísimos terribles entre Salvador y Salvadora.

¿Cómo dejará Salvador de ser Salvadora?

¿Cómo?

Si guisaba, iba a la plaza, se miraba al espejo diariamente y se peinaba coquetonamente, encantada de la vida con polleras, lindas chancletas y trajecitos punzó, que le sentaban

a las mil maravillas y hacían de Salvadora una reina etíope.

¿Cómo va a vivir Salvador sin todo lo que hizo durante años y años? Los pantalones le parecerán una camisa de fuerza que impedirán los movimientos que antes, cuando era Salvadora, eran tan sueltos, tan amplios de una amplitud inconmensurable.

Pobre Salvador.

Concurso de El Diario

La niña María Susana Gondra

La niña María Susana Gondra, candidata a reina de belleza del concurso infantil.

Cumpleaños

En el día de ayer fue muy felicitada la señorita Rupertita

Gorostiaga con motivo de su onomástico.

Aprovechando la presencia de niñas y caballeros se pasó a

bailar en la casa de la familia Volta.

Viajeros

- A Quiindy, las señoritas Beatriz y Lucrecia Egusquiza y

Dorita de los Santos. Al mismo punto el joven Rufino Franco.

- De San Carlos, el señor Enrique Ventre y su señora esposa.

- A Villa Hayes, nuestro amigo el joven Alejandro Franco.

Don Julián Alarcón

Terminada la temporada veraniega de San Bernardino estará de nuevo en la capital, donde reiniciará su labor artística el conocido violinista don Julián Alarcón.

Retreta

Numerosas personas acudieron anoche a la plaza Uruguaya con motivo del concierto dado en ella por la Banda de Policía.

Renuncia

Señor ministro del Interior

Habiendo sido nombrado por el Poder Ejecutivo miembros de la Junta Municipal del pueblo de Valenzuela, cumplimos en hacerle saber que no podemos aceptar la distinción héchanos, por obedecer a una disposición de nuestra agrupación política, el gran Partido Colorado.

Basilio Montanía

Pedro Espínola

Viajes a Clorinda

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