Jimmi Peralta - Fotos: gentileza
El director de la pieza audiovisual “Sobrevive la música”, que aborda la historia del rock paraguayo narrada por sus protagonistas, habla sobre el proyecto y su vinculación con el universo rockero nacional, que a pesar de las dificultades, los prejuicios y la falta de apoyo resiste como un símbolo de libertad.
Pensar a veces el nacimiento de algún género artístico nacional en locaciones como garajes o clubes sociales podría exceder la misma realidad local. El rock paraguayo, en parte urbano, con inspiraciones foráneas e identitariamente tercermundista, tiene sus propios lugares donde surgir y macerarse, sus propios códigos, soluciones y personajes que, como en otras facetas de esta cultura oral, rondan siempre en torno al encanto de velar su propia historia, seducidos de cruzar, sin quererlo y queriéndolo, hacia la frontera del olvido. Sin embargo, así como superhéroes tiene la música paraguaya en los escenarios, el audiovisual también tiene a sus seres con capa.
“Sobrevive la música” es el documental sobre el rock en Paraguay que dirigió Luis Bogado y que llegará a los principales cines del país próximo 23 de noviembre.
La historia del rock paraguayo es narrada por sus protagonistas. Desde sus inicios hasta la actualidad, se podrá inferir mediante el documental la continuidad de algún hilo conductor y las influencias de los hombres y mujeres que marcaron con su presencia en el escenario local la esencia de lo que llamamos rock paraguayo. Luis Bogado trabajó en este proyecto desde 2016 y lo fue desarrollando en diferentes etapas. Su cercanía con la escena, sus conclusiones y su experiencia durante este documental los comenta en esta entrevista con La Nación/Nación Media.
–¿Cuándo surge la idea y cómo se dio la posibilidad de llevar la idea a la pantalla?
–La idea surge de una curiosidad personal por tratar de conocer y entender cómo se origina el rock nacional, quiénes estuvieron antes y qué hicieron para que se convirtiera en el movimiento grande y diverso que tenemos hoy. Lo de llevar la idea a una película surge naturalmente, ya que trabajo hace muchos años en el audiovisual y considero que es necesario contar con estos formatos que plasmen registros históricos, y que difundan y homenajeen a las personas que impulsaron esta historia.
UNA PASIÓN
–¿Cuál es tu relación con la música y con el rock nacional en particular?
–La música es algo fundamental en mi vida. No me considero un especialista, pero sí es algo que me apasiona, y tengo la fortuna de haberme vinculado siempre con artistas, ya sea por trabajo o por mera casualidad. Esto me dio la posibilidad de ver de cerca shows y ensayos, y de construir amistades con muchos artistas. El rock nacional tiene particularidades tanto estéticas como de contenido que me interesan mucho.
–¿Con qué música nacional te vinculaste y de qué bandas fuiste seguidor?
–La música nacional que más me llegó fue la de las bandas que comenzaron en las décadas del 90 y 2000, creo que por una cuestión generacional. Pero descubro todo el tiempo música de épocas anteriores y también nuevas propuestas que me parecen excelentes. Espero que eso no termine nunca.
–Cuando entraste a indagar sobre la historia del rock paraguayo, ¿a qué recursos echaste mano y qué fuentes te fueron fundamentales?
–Creo que todas las fuentes son fundamentales. Como país, no tenemos unificado un archivo de imágenes y sonidos acerca de nuestra música contemporánea, y los comienzos de la composición de la música nacional se nos van quedando cada vez más lejos. Entonces, el método que adopté fue reunirme con cada músico o referente que tenía a mi alcance (algunos cuentan con archivos privados bastante amplios) y también visité archivos de medios. Con esta información fui generando una línea de tiempo que después fue la base para el sitio rock.com.py.
EVOLUCIÓN
–¿Qué momentos te parece que fueron bisagra para la escena local, tanto para el público como para los músicos?
–Creo que todas las épocas tuvieron momentos importantes, ya que el rock fue evolucionando y las necesidades a la vez fueron cambiando.
En los comienzos, realizar un concierto con instrumentos eléctricos era un acto heroico, pero en esa época fue tan importante como a mediados de los 60 firmar con un sello internacional o durante los 70 realizar conciertos como los de Misión de Amistad en plena dictadura, en los 80 lanzar un LP íntegramente de rock nacional o impulsar la corriente del metal; en los 90 que grupos nacionales formen parte del line up de grandes festivales y en los 2000 que bandas nacionales realicen giras fuera del país.
En fin, cada época tuvo hazañas que hicieron que hoy el rock sea un movimiento enorme.
LEYENDAS
–¿Tiene Paraguay las “leyendas” de su rock local?
–Definitivamente sí y muchas. También hay referentes en todas las épocas y sería muy difícil nombrar a todos, pero por darte algunos ejemplos podríamos mencionar la sensación que causaban en el público Los Rebeldes, el éxito de Los Blue Caps, lo avanzado de JODI. Aparecieron figuras irreverentes como Chester Swann, Cachorrock, Roberto Thompson y Alcy Rock. Las California Superstar se abren camino como única banda formada por mujeres y sobresalen los Pro Rock Ensamble y personalidades como Alberto Rodas, Richard Albospino y Cachito Verdecchia. Ya en los 80, grupos como Nash, Rawhide y Metal Urbano abren un nuevo espectro en la música nacional. Son destacables fenómenos como la forma en que se vio representado el público con grupos como Deliverans, Paiko, Flou, Revolver, Charlie Nutela y la Banda La Secreta, Ese Ka’a o Salamandra; el crecimiento exponencial de bandas como los Kchiporros; las propuestas frescas y virtuosas de grupos como Eeeks, entre otros. Y muchísimos más. Seguro estoy siendo injusto con varios que ahora no me vienen a la mente, pero realmente haber hecho todo lo que hicieron los hace legendarios.
LIBERTAD
–¿Qué caracteriza, desde tu apreciación, al rock paraguayo si se lo puede ver como un todo o segmentado en el tiempo?
–No estoy seguro de que se pueda ver como un todo, creo que sería un error si vemos más de 60 años de música nacional como una sola cosa. Es un movimiento que se fue moldeando según el contexto, y que algunas veces estuvo más cerca y en ocasiones más lejos de otras artes, pero representó en cada momento una mirada contemporánea de libertad.
–En algún sentido en Paraguay hacer arte también es el arte de resistir... desde la idea, el paso del tiempo y la precariedad estructural. ¿En qué sentido esto guarda relación con el nombre del documental?
–Totalmente. Hoy hay mayor cantidad y diversidad en las propuestas artísticas, pero en general hacer arte aquí es una quijotada. La autogestión es el camino natural, lo cual suena bien si se busca mantener una propuesta independiente, pero la realidad es que siempre hubo poco apoyo a la investigación, experimentación y desarrollo artístico. Todo esto tiene que ver con el nombre del documental. Algunas de las personas que protagonizaron los comienzos del rock nacional permanecen hasta hoy. Muchas ya no están, pero con sus creaciones escribieron una parte importante de la historia. Pero la música no se termina, se queda sonando, resiste dictaduras, precariedad, falta de difusión, discriminación y prejuicios, es decir, sobrevive.
Momentos y anécdotas sobre el rock paraguayo son narrados por algunos de sus protagonistas y referentes, quienes a la vez reflexionan sobre el camino recorrido y reavivan la pregunta de cuánto conocemos de nuestra música.
Esta historia nace en 2016, cuando Luis Bogado inicia un camino de exploración hacia los orígenes de la música rock hecha en Paraguay.
A raíz de la ausencia de información centralizada, empieza su investigación con una serie de encuentros con referentes de la escena.