A casi un mes del estreno de la película producida por HEi Films, las cabezas artísticas de este proyecto hablaron con La Nación sobre la experiencia y el producto final.

  • Por Jimi Peralta
  • Fotos: GENTILEZA HEI FILMS

La creación artística es el ejercicio íntimo de tomar decisiones desde las sensaciones, desde lo estético. En ese sentido, la producción cinematográfica se engalana de ser una cadena casi infinita de tomar deci­siones, desde la historia más complementaria del perso­naje menos, hasta el último corte en el montaje, allí hacen fila miles y miles de resolu­ciones. Para que una codirec­ción sea posible, la empatía, la conexión y complemen­tariedad de estos directores debe manejarse en sinergia y sincronía, y eso que no siem­pre se da, se dio en “Leal 2: Comando Yaguareté”, la realización de HEi Films estrenada a fines de agosto, que tuvo como cabezas a Armando Aquino y Mauri­cio Rial.

A escasas semanas del estreno de la película, ambos directores hablaron con La Nación/Nación Media res­pecto a su experiencia, el tra­bajo realizado y cómo ven el emergente cine nacional.

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-¿Cómo llegan al proyecto “Leal 2″?

-Armando: Con HEi Films vengo trabajando activa­mente desde inicios de 2021 como director de comer­ciales de TV. Una noche, en mayo de 2022, me llama Lala da Rosa y me comenta: “No sé si es tu estilo… y no sé si me vas a decir que sí… pero tenemos que hacer ‘Leal 2′, y queremos que vos dirijas, ¿te prendes?”, a lo que respondo obviamente que sí. Al día siguiente me llama Dani (Da Rosa) a una reunión donde me hace la propuesta oficial, me cuentan los deadlines que se habían marcado y ahí ini­ciamos este viaje. Como sole­mos decir con Mauri, es tan difícil producir cine en Lati­noamérica, y el que un día te llame un productor diciendo: “Acá tenés un guión, tomá este presupuesto, armemos el equipo y vamos a rodar”, de verdad es de ensueño.

-Mauricio: Yo llego a “Leal 2″ como por invitación de Lala y Dani. Armando ya era parte del equipo de “Leal” y estaban buscando la dupla de directores. En un principio el primer llamado para mí tiene que ver con la asistencia de dirección, pero a los pocos días ya llega la propuesta por parte de HEi de codirigir “Leal”, junto con Armando. Estaban buscando un direc­tor que pueda involucrarse también con la dirección de actores, y creo que eso es lo que terminaba de convencer­les y me llaman.

-¿Qué aprendizajes de producciones anteriores pudieron poner en relieve dentro de este proyecto?

-A: La experiencia previa que tengo proviene mayor­mente del cine documental, ficciones de TV y la publici­dad, así que, por suerte, tenía muchos insumos. Creo que todo fue útil para dar forma a la película, sobre todo darle una fuerte base estético-na­rrativa, que logre que todos los elementos del relato cine­matográfico sean funciona­les con mover la trama.

-M: Bueno, yo creo que el pro­yecto de “Leal 2″ me obliga de alguna manera a poner todo el aprendizaje de las produc­ciones anteriores en la can­cha, porque siempre habla­mos con Armando de que, si nosotros no hubiéramos venido de un ritmo tan fre­nético como el de la publici­dad, posiblemente no hubié­ramos tenido el training suficiente para poder lle­var a cabo un proyecto de la envergadura de “Leal 2″, a la velocidad en la que se prepro­dujo y produjo y posprodujo, incluso. Quizás de la publi­cidad tomé el ejercicio de tiempos y de manejo de equi­pos muy grandes, porque el crew de “Leal” era bastante grande, pero de otras pelí­culas como “Trueno” o por ahí de otro tipo de produc­ciones más vinculadas a lo social, a lo documental, pude tomar fuertes líneas estéti­cas que a mí me interesan mucho. De otro tipo de tra­bajos más relacionados con las artes escénicas, la idea del trabajo de color, el diseño en conjunto con Stefy (Ortiz), el diseño de arte. Creo que fui tomando de todo lo ante­rior un poco y creo que somos de alguna manera siempre lo que fuimos. Somos una ver­sión nueva de lo que fuimos, así que en “Leal” está puesto todo lo que venía habiendo antes.

-¿Fue la primera vez que codirigieron un audiovi­sual? ¿Cómo resumirían la experiencia?

-A: Es mi primera experiencia en codirección de un lar­gometraje, y la verdad creo que me tocó el mejor com­pañero que me pudo haber tocado. Con Mauri nos cono­cemos desde hace un mon­tón y ya trabajamos juntos en otros proyectos, pero en otros roles, así que sabíamos que teníamos un montón de pareceres en común, cono­cíamos el gusto del otro, y compartimos una mirada similar sobre nuestro con­texto y el mundo. La verdad es para mí fue un lujo que Mauri sea mi partener, y es algo que me encantaría repe­tir si se da la oportunidad.

-M: Fue la primera vez en la vida que me tocó hacer una codirección y la verdad que fue interesantísimo el expe­rimento. Armando es una persona genial, es una per­sona de la que yo aprendí muchísimo. Cada uno venía de lidiar de distintas formas con las cosas y tener que lidiar de repente juntos me hizo aprender muchísimo. Yo rescato mucho de esta expe­riencia. Creo que el resumen es una especie de matrimo­nio veloz al cual uno tiene que imponer ciertas cosas, adap­tarte a ciertas cosas, sugerir ciertas cosas. El relaciona­miento con una codirección es casi un matrimonio tem­poral, porque es ético y esté­tico, creo, de alguna manera. Esa coordinación entre las dos personas en función de llevar un mismo barco en una dirección implica todo lo ético y todo lo estético.

-¿Cómo hicieron la divi­sión de trabajo? ¿Cómo conciliaron disparidades a la hora de proyectar y hacer la película?

-A: La verdad es que ambos siempre estuvimos encima de todo, pero por los tiem­pos que teníamos de pre­producción, hubo momentos donde tuvimos que separar­nos, por ejemplo, había días donde Mauri se quedaba a ensayar con los actores y yo salía a ver locaciones con los otros departamentos artís­ticos. Mauri grababa los ensayos y yo en cada loca­ción tomaba fotos de posi­bles encuadres y ambientes que me parecían interesan­tes para las escenas, al final del día nos compartíamos los videos y fotos y cada uno le planteaba al otro su parecer sobre la propuesta. Respecto a las disparidades, por suerte ambos somos personas que en la mayoría de las ocasio­nes cimentan sus decisiones en base a argumentos que provienen del conocimiento académico o del oficio, es difí­cil que haya una decisión que provenga de un “porque me gusta” o “yo siento que”, eso además de que pienso que tenemos una tremenda con­fianza en el criterio del otro.

-M: La verdad que no es que hicimos una gran división de tareas. Sí había roles o rubros donde cada uno se hacía un poco más cargo que el otro de ciertas cosas, pero ninguna decisión fue tomada porque estuviera dentro o fuera de un área, por uno solo, todo un poco lo consultábamos. Yo hice un trabajo mucho más fuerte a nivel de guion, acto­ral, de textos, de diálogos, de vestuario y arte. Eran áreas de las que yo me encargué un poco más fuertemente. Y Armando creo que se ocupó un poco más de las cuestio­nes de más técnicas, cáma­ras, lentes, locaciones, movi­lidad y efectos. Al final del día hacíamos como un gran resu­men. Pero la verdad que las decisiones siempre se toma­ron como un conjunto.

-Siendo tantas cosas las que se deben tener en cuenta en una produc­ción, ¿cuáles fueron los tres pilares que prioriza­ron en “Leal 2″?

-A: Tres pilares que perso­nalmente prioricé fueron: la narración visual: si ven con detenimiento cada plano, cada encuadre, cada ángulo, cada movimiento de cámara cumple una función narra­tiva, está puesto para gene­rar algo, para mover ade­lante la trama. Así mismo, el desplazamiento interno que realizan los actores dentro de cada plano siem­pre tiene una lógica que está pensada. La estética-narra­tiva: con Mauri fuimos muy minuciosos con cómo que­ríamos que se vea y sienta esta película, cada textura, cada color, cada haz de luz, cada material físico que vive dentro de cada escena tiene una motivación. Por suerte tuvimos el privilegio de contar con artistas tanto en fotografía, arte, vestuario y maquillaje, que supieron comprender lo que estába­mos buscando y nos suma­ron sus ideas, criterios y esfuerzos para lograr lo que ven en pantalla. Y el sonido: En toda película el sonido es importante, pero en una de acción lo es aún más. La acción es un género al cual conocemos de ver superpro­ducciones de grandes países, por ende, el espectador está acostumbrado a que en este tipo de películas todo se oiga y se oiga bien. Muchas veces olvidamos que cuando nos vibra algo en el cuerpo, se nos pone la piel de gallina, nos emocionamos o recibi­mos un susto, es porque el sonido nos guio a que nos ocurra eso.

-M: Yo creo que habría seis pilares, más o menos, porque yo creo que yo prioricé algu­nas cosas y Armando prio­rizó otras. Teníamos la con­fianza plena de que el otro estaba poniendo todo lo que podía en esa área. Yo creo que para mí la punta más impor­tante, el pilar principal era lo visual a nivel de cámara, movimiento de cámara, dirección de arte, fotogra­fía, vestuario, o sea, como que era un guion que no tuvo mucha intervención nuestra, ya estaba escrito; entonces, había como que ejecutar el guion tal cual era; entonces, donde más podíamos inter­venir era en lo visual. Enton­ces, creo que ese fue el pilar más importante al que le dimos prioridad, yo creo. Por otro lado, la forma de narrar es algo que le dimos también mucha importancia, vincu­lado esto al ritmo y a la coti­dianidad con la que tratá­bamos de que los actores se desenvuelvan, y esto tiene un poco que ver, yo creo, con la actuación. La propuesta actoral era buscar algo lo suficientemente cotidiano que nos sea cómodo, que nos identifique.

-¿Qué películas o direc­tores de acción pusieron como paradigmas a la hora de preproducir, rodar y montar el film?

-A: Varias películas y esti­los narrativos de diferentes directores nos inspiraron o tomamos como referen­cia a la hora de construir esta película, pero por citar algunos: “The Dark Kni­ght” y “Tenet”, de Cristo­pher Nolan; “Sicario”, de Denis Villeneuve; “Smokin Aces”, de Joe Carnahan; e incluso “Psycho”, de Alfred Hitchcock.

-¿Cuál es tu relación como cinéfilo con el cine de acción?

-A: Soy un gran fan del cine de género, me encanta el cine de acción, soy de una gene­ración que vivió su infancia en la época dorada del cine de acción: “Robocop”, “Ter­minator”, “Duro de matar”, son sagas con las que crecí. Actualmente me inclino mucho más por las propues­tas un tanto más dramáti­cas, pero cargadas de acción, y muchas veces ciencia fic­ción como las de Nolan o Villeneuve.

-M: Yo tengo muy poca rela­ción con el cine de acción. Realmente esto fue para mí uno de los mayores desafíos porque yo no me considero, si bien tengo vistas pelícu­las, sobre todo clásicos y cosas de ese tipo, no me con­sidero un alto consumidor de cine de acción. Entonces, para mí “Leal” en ese sentido fue un gran desafío porque tenía que aprender reglas de género y cosas que para mí no me eran del todo familiares. Yo vengo de otro tipo de cine, un cine por ahí más vincu­lado a lo social, a lo estético o a lo narrativo y la acción por la acción me costó mucho, al principio, después le tomé el gusto y terminé divirtién­dome, pasándola realmente muy bien, muy bien con la acción. En ese sentido, vol­vería a ser lo feliz de la vida.

-Sea dentro de la termino­logía en el parlamento, en los giros o usos en guaraní o el remate de los momen­tos cómicos, ¿hay algo ahí que podría llamarse carac­terístico del cine de acá?

-A: Ufff... Si hay algo que creo que tiene de característico nuestro cine es el tema. Suelo pensar que el cine paraguayo es el cine de “La espera”, ya que es un tema recurrente, ya sean unos padres que espe­ran que su hijo vuelva de la guerra o un joven carretillero que espera algún día estar en la TV, la espera es algo de lo que hablamos todo el tiempo, y creo que es espejo de esa idea que tenemos instalada muy profundo los paragua­yos de que alguien o algo nos va a venir a salvar, ganar la lotería, encontrar un tesoro, el próximo caudillo, la selec­ción nacional, o incluso un superhéroe. Parece que siempre esperamos nuestro futuro en lugar de ir a bus­carlo.

-M: Yo creo que si hay algo que nos marca como un cine paraguayo en particular en cuanto a los giros dramáti­cos o dramatúrgicos o acto­rales es que el paraguayo en general disfruta mucho de burlarse del otro. Entonces, hay como un tipo de rema­tes clásicos en nuestras con­versaciones que de alguna manera yo creo que trata­mos de meter dentro de nues­tro cine, no solamente den­tro de “Leal”, sino dentro un poco de todo lo que trata de ser una especie de comedia o vinculada al tono cómico, sobre todo con este burlesco nacional, digamos. Creo que eso es lo que caracteriza un poquitito ese cine coloquial o la coloquialidad en el cine se logra, gracias a ese tipo de remates cuasicómicos que hace el paraguayo, urbano o no, dentro de su diálogo con­vencional. Me parece que eso es algo que estamos apren­diendo recién ahora, a explo­tar, y hay mucho dentro de la cultura y la forma de hablar y la forma paraguaya de narrar que todavía estamos descu­briendo los cineastas, y los paraguayos como paragua­yos mismos también, recién ahora nos estamos, creo que, aprendiendo a ver, a escu­char y a no sentir vergüenza de nosotros mismos, que es algo que creo que hace a la base de nuestra narrativa contemporánea.

-¿Cuál fue el trabajo que desarrollaron con los acto­res para concebir estas interpretaciones?

-M: El trabajo actoral fue realmente algo muy bonito. Me parece que yo uso como parte de la dirección de actores el poder entender la escuela de la que viene cada actor y hay algo particular en “Leal 2″ que yo como direc­tor de actores, en este caso al hacer el trabajo de dirección actoral, me encontré con per­sonajes que ya estaban crea­dos de antemano. Betty Jara ya era Betty Jara cuando yo la conocí, digamos. Por ahí personajes nuevos que se crearon como los de Gra­ciela Agüero, de Lali Gon­zález. Ahí el trabajo fue de mucha escucha, de entender el personaje. Entonces, con casi todos los personajes hici­mos un trabajo de a ver qué hizo tu personaje en estos años, qué cosas cambiaron y qué cosas no cambiaron, qué era la génesis de ese perso­naje que no podríamos alte­rar. Nosotros decidimos que el personaje de Chamorro no hable más un guaraní tan cerrado. Suponíamos que se había urbanizado ya bastante en el tiempo. El personaje de Betty Jara había evolucio­nado también hacia otros lugares, hacia una excelen­cia en su trabajo. El trabajo en particular con Andrea y con Lali fue muy, muy inte­resante, porque ellas son dos actrices que vienen de escue­las totalmente distintas y de ejercicios actorales muy, muy distintos. Lali es una exce­lente actriz que va a propo­ner desde la espontaneidad, en tanto que Andrea es una persona que realmente se sienta en una mesa a hacer un ejercicio de pensamiento de cómo está construido ese personaje. Y una vez elabo­rada la teoría sobre el perso­naje, recién la atraviesa por el cuerpo.

-Heroína y villana, dos mujeres en roles protagó­nicos, ¿cómo encararon ese desafío?

-A: Algo que nos interesó cuando nos propusieron el proyecto fue el que las pro­tagonistas iban a ser muje­res, nos pareció una oportu­nidad y una responsabilidad enorme de dejar atrás esa vieja idea de la participa­ción de los roles femeninos como simple complemento o interés amoroso del héroe. En esta película las mujeres investigan, disparan, patean, idean y lideran. En mi caso particular es un tema que me interesa, de hecho, en “Ore ru”, mi película documental, toma como protagonistas a 4 mujeres de diferentes oríge­nes y acompaña a cada una en su búsqueda personal.

-M: Tener dos mujeres como protagonista y antagonista fue un desafío enorme, sobre todo porque estamos en un momento, en una coyun­tura cultural, digamos, que nos obliga a todos a repen­sar un poco nuestra idea de la mujer, y me parece genial que eso esté ocurriendo. Creo que proyectos como este hacen que podamos posicionarnos a nivel de sujeto e identidad en otros lugares también, que haya una “peli” paraguaya con dos mujeres en estos roles me parece algo muy apro­piado para el momento, por un lado, y por otro lado me parece un ejercicio intere­santísimo de cómo decons­truir y reconstruir las cosas que tenemos mal formatea­das en la cabeza al respecto de esto. Por otro lado, me parecía genial que venía­mos de una película suma­mente masculina, “Leal 1″, es una película con un uni­verso muy masculino, y de repente nos encontramos con un guion que nos obli­gaba a todo un universo femenino que teníamos que entender y comprender para poder reproducir. Enton­ces, en ese sentido yo creo que para todos el trabajo fue muy interesante real­mente. Cómo movernos en un universo tan masculino como es el militar y el de las armas, y qué sé yo, o tan mal entendido como masculino, y poder atravesar una pelea cuerpo a cuerpo o cosas de ese tipo en cuerpos femeni­nos me fue un desafío inte­resante. Creo que estamos en un proceso, no creo que sea un logro, pero es un escalón más de lo que esta­mos buscando socialmente hoy por hoy.

-¿Qué devoluciones fue­ron recogiendo hasta el momento del público?

-A: Los comentarios que más se repiten hacen alu­sión al buen trabajo acto­ral, al diseño sonoro, a que la fotografía, el arte y ves­tuario hacen que la pelí­cula parezca una “película de afuera”. Algo que justa­mente buscamos con todo el crew de la película, demos­trar la calidad que hoy tiene la producción nacional y el compromiso que tenemos con el espectador de ofrecer el mayor de nuestros esfuer­zos, para lograr un filme que no lo defraude.

-En esta última década el cine nacional comenzó a florecer, ¿se puede decir que empieza a consoli­darse ya o todavía queda otro trecho para eso?

-A: Cada paso que damos nos lleva a consolidarnos, la pandemia nos frenó un poco, pero en este momento esta­mos volviendo a tomar el ritmo que necesitamos para seguir avanzando. El mundo tiene interés por nosotros, por saber cómo nos vemos, nos oímos, por todo lo que tenemos por contar, somos como diría el propio Roa Bas­tos: “una tierra de fuerza casi magnética. Se siente en la piel. Lo siente el extranjero que lo visita”.

-M: Creo que elementos estratégicos como la crea­ción del instituto de cine, la existencia de una ley, la apertura de un mercado, yo ni siquiera me animaría a llamarlo industria cine­matográfica o industria audiovisual, pero creo que ya existe un mercado, aun­que sea mínimo, que está de alguna manera empe­zando, sobre todo a mover puestos de trabajo y cosas así. Creo que para consolidar todavía nos queda bastante camino, no estamos en uno malo, estamos en uno bueno, pero no creo que hayamos llegado todavía. Ojalá nunca lleguemos a consolidarnos, en el sentido de que consoli­dar pareciera quedarse quie­tos, estancarse, quedarse en una forma. Creo que sería bueno que, al ser el cine más nuevo, más bebé de toda la región, podamos encontrar a su vez nuevas formas de hacer cine. Y nuevas ven­tanas también. Yo creo que es la hora del tiempo de las nuevas ventanas. Estamos hablando de un momento de plataformas, de panta­llas de cine, de una expan­sión cinematográfica a otro tipo de dispositivos. Enton­ces, los que van a sobrevivir de esto es la narración y el lenguaje audiovisual como tal, que hoy por hoy no hay nada más popular que el len­guaje audiovisual.

-¿Ya está pensada una ter­cera entrega de “Leal”?

-A: Una sorpresa con la que se puede encontrar el espec­tador que va a ver “Leal 2″ es que dejamos abierta la puerta para “Leal 3″. Algo que propusimos en los pri­meros borradores de guion fue el no terminar la pelí­cula con la típica conclusión triunfal donde nuestros protagonistas están felices pasando un buen rato. La lucha de Betty Jara recién inicia, ha logrado derrocar a un rey, pero el trono que dejó ahora tiene una nueva dueña.

Creo que sería bueno que, al ser el cine más nuevo, más bebé de toda la región, podamos encontrar a su vez nuevas formas de hacer cine.

(MAURICIO)

En toda película el sonido es importante, pero en una de acción lo es aún más. La acción es un género al cual conocemos de ver superproducciones de grandes países, por ende, el espectador está acostumbrado a que en este tipo de películas todo se oiga y se oiga bien.

(ARMANDO)

Soy un gran fan del cine de género, me encanta el cine de acción, soy de una generación que vivió su infancia en la época dorada del cine de acción: “Robocop”, “Terminator”, “Duro de matar”, son sagas con las que crecí.

(ARMANDO)

FICHA TÉCNICA

Producida por: HEi Films

Actúan: Andrea Quattroc­chi, Lali González, Bruno Sosa, Ato Gómez, Félix Medina, Fabio Chamorro, Sergio Quiñónez, David Gerber, Amambay Narváez, Germano Melo.

Participación especial de: Silvio Roda.

Música: Juan Blas Caballero.

Dirección de sonido: Ger­mán Acevedo.

Asistencia de dirección: Juampi González Blanco.

Montaje: Andrea Gandolfo y Maiu Fernández.

Dirección de fotografía: Nahuel Varela.

Dirección de arte: Estefanía Ortiz R.

Diseño de vestuario: Lía González.

Maquillaje y peinado: Edi Romero.

Dirección de producción: Agnés Figuéres.

Producen: Dani da Rosa, Osvaldo Gane Salúm, Fabrizio Caligaris, José María Agüero.

Productores ejecutivos: Lala da Rosa Gorostiaga, Dani da Rosa, Andrés Gelós.

Escrita por: Andrés Gelós, Natacha Caravia, Alejandro Cabral Theobald.

Dirigida por: Armando Aquino y Mauricio Rial Banti.

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