Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com

Hoy Toni Roberto nos lleva a recuerdos de barrio Herrera en una charla con cinco de sus protagonistas históricos, doña Delicia Florentín, Jorge Benítez Zavala, Susana Uliambre, Grisel Viveros y el joven Blas Orué.

¿Tenés guías antiguas?, era la pregunta que le hacía a Susana Uliambre, vecina de este populoso barrio asunceno y dueña de Antigüedades Humaitá en el mismo enclave, que hoy se encuentra ubicado en el este de Asunción. Así empezó el denominado “Recuerdos de barrio Herrera”.

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La historia empieza en los años 50 con el loteamiento de varias quintas, de las cuales una de las más grandes era la de los Campos Cervera. Así llegaron muchas familias que venían del interior a buscar un futuro mejor en la ciudad, compraron sus lotes, construyeron sus casas. Así lo hizo la madre de doña Delicia Espínola, socia fundadora número 14 de la Cooperativa San Cristóbal, quien llegó desde el Chaco con sus seis hijos y compró seis lotes.

La comunidad iba creciendo y justo en los primeros meses de 1960 se instalan en el barrio los sacerdotes del San Cristóbal, quienes convierten el lugar en centro social de los vecinos del entonces apartado barrio asunceno, quienes construyeron la hoy emblemática iglesia y el colegio con una interesante arquitectura. “Con el tiempo las instalaciones fueron quedando pequeñas y para el ingreso se hacían largas filas donde muchos niños quedaban sin lugar. Entonces decidimos plantear la ampliación, que la hizo mi marido, el arquitecto Carlos Florentín, con otros miembros de la comunidad”, dice doña Delicia, quien llegó al barrio en el ya lejano 1955.

Barrio Herrera. Asunción, c.1961

DE SANTA MARGARITA A SAN CRISTÓBAL

El trabajo de los sacerdotes y las hermanas iba creciendo. El colegio primero se llamó Colegio Santa Margarita y luego terminó adoptando el nombre del santo del antiguo dueño de esas propiedades, Cristóbal Campos Cervera, en el entonces Gran barrio Herrera, que en aquellas décadas estaba constituido por lo que hoy es Ykua Satî, San Cristóbal, San Jorge y, por supuesto, el barrio Dr. Luis Alberto de Herrera.

“Para los herrerenses esos tres barrios siguen siendo parte de nuestro territorio”, afirma Blas Orué (35), joven del barrio y nieto de una familia de panaderos, a quien se le fue transmitiendo fuertemente la identidad barrial.

Las historias suman y siguen en medio de la charla con el señor Jorge Benítez Zavala, quien aporta más datos increíbles como la llegada de ropa de Caritas para los niños del barrio en los años sesenta, unos pantaloncitos con tirantes a muy buen precio, lo que reforzó la identidad del ser del casi último barrio de Asunción hacia el este, sumado a un santo y seña de una monja que también integra el imaginario común de sus habitantes.

Nos comenta de un viejo club desconocido para la mayoría, el Sport Unión del Barrio Herrera, que quedaba en Benítez Vera y Tte. Vera. En ese momento Orué comenta: “Sí, el Sport Unión ya no tiene local, pero la escuela de fútbol del club sigue funcionando en la iglesia Niño Jesús de Praga en la zona de Ykua Satî y lleva ese antiguo nombre”.

Por su parte, Grisel Viveros, exalumna del colegio que tuvo un papel fundamental en la incorporación de la danza en las veladas barriales de la zona, nos dice: “Nosotros teníamos todo en el barrio, las fiestas se hacían en las casas, jugábamos en el barrio, todos entrabamos en el mismo colegio, no necesitábamos salir del barrio. Éramos felices con poco, una vida tranquila que ya no se vivía en otras zonas de Asunción a principios de los noventa”, ante lo cual asiente Susana Uliambre.

Familia Orué. Barrio Herrera. Asunción, c.1958

LA LEGENDARIA HERMANA GABY TARDIFF

En una época en que no se daba mucho lugar a las mujeres, teniendo en cuenta que recién en esos años tuvieron derecho al voto, la legendaria hermana Gaby Tardiff contrató a muchas maestras, cantineras, limpiadoras. También se hizo una encuesta en el barrio y se visualizaron muchas modistas, pero que no tenían capital. Por ello se le ocurrió a doña Delicia presentar un proyecto a la Embajada de Canadá para la financiación del trabajo de ellas, habiendo primeramente asegurado con las religiosas el trabajo de confección de los uniformes para el colegio.

Doña Delicia recalca el papel de la cooperativa en el barrio y dice: “Nosotros le debemos mucho a los padres canadienses. Con la ayuda de ellos pudimos formar nuestra cooperativa fundada en 1966. Quiero hacer un alto y recordarle al padre Marcos Laliberté, el precursor. Nos reuníamos con los vecinos ¿y cuál era nuestro tema?, la administración del presupuesto familiar para que la gente comience a ahorrar con el lema “el esfuerzo propio y la ayuda mutua”.

Además, con los préstamos de la cooperativa se acrecentó la venta de lotes, otros que habían construido una década antes agrandaron sus casas o las reformaron. También recuerda que los sacerdotes fueron los promotores del Club de Leones del barrio Herrera y las hermanas de lo que hoy es el Hospital Universitario.

Línea 36. Barrio Herrera. Asunción, c.1972

LA VETERINARIA Y DESPENSA NUEVO HORIZONTE

En un momento, Susana Uliambre, la responsable de remover estos recuerdos, habla de su abuelo Juan Benítez, que tuvo uno de los primeros locales sobre la calle Lillo. Él era una especie de médico, boticario y veterinario porque también atendía a los caballos, las vacas y a otros animales de granja que abundaban en la zona, que además tenía al lado una despensa de ramos generales con su señora doña Deolinda.

Calles de barrio Herrera. Asunción, c.1962

DESDE EL BARRIO AL MUNDO

Así, estos recuerdos de barrio se vuelven universales y nos convocan a defender las tradiciones de las familias de antes en un mundo tan globalizado donde se va perdiendo la identidad, esa que nos hace diferentes a otras latitudes del mundo. Los nuevos vecinos que llegaron en los años noventa con el boom inmobiliario demolieron las antiguas casas construidas ya desde los años 50, levantaron altas murallas con portones, cercos eléctricos y autos con un “polarizado inmaculado”, convirtiéndose tristemente en vecinos anónimos de la ciudad de Asunción.

Pero el rescate de estas pequeñas grandes historias de los antiguos vecinos de barrios puede hacer la diferencia e incluso colaborar para la educación de las nuevas generaciones.

Al final, doña Delicia nos deleita con un emotivo mensaje: “En la vida presta atención a las cosas menudas, enciende el fuego de los demás con tu fuego, abre el corazón de los demás con tu corazón, la vida es espléndida, inmensa y donde hay vida hay un tesoro”.

Procesión en San Cristóbal. Barrio Herrera. Asunción, c.1960
Barrio Herrera. Asunción, c. 1963
Barrio Herrera. Vista aérea. Asunción, c.1965

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