La web oficial del músico norteamericano de origen mexicano Sixto Rodriguez anunció el pasado 8 de agosto la muerte del cantante a la edad de 81 años. El artista se había vuelto mundialmente famoso hace una década gracias al documental “Buscando a Sugarman”, del sueco Malik Bendjelloul, que narraba la increíble historia de su vida.
- Por Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
“Con gran tristeza Sugarman.org anuncia que Sixto Rodriguez ha fallecido hoy temprano. Expresamos nuestras sentidas condolencias a sus hijas –Sandra, Eva y Regan– y a toda su familia. Rodriguez tenía 81 años. Que su querida alma descanse en paz”.
El mensaje incluye un epitafio que reza “Quizá hoy me escabulliré” junto con los años de su nacimiento y muerte (10 de julio de 1942 a 8 de agosto de 2023).
Rodriguez es un músico que había grabado dos discos –”Cold fact” (1970) y “Coming from reality” (1971)–, pero que pronto abandonó su carrera musical por la falta de ventas para trabajar en sucesivos empleos en la fábrica de coches de su Detroit natal, una gasolinera y en la construcción demoliendo y refaccionando edificios.
Cuenta la leyenda que una joven estudiante norteamericana que había ido a Sudáfrica a visitar a su novio había llevado una copia, que fue reproducida por millares hasta convertirse un símbolo de la lucha contra el apartheid y en una superestrella más celebre que el propio Elvis Presley.
Sobre la muerte de Sixto Rodriguez se habían elucubrado las más trágicas y dramáticas versiones: que se había pegado un tiro en pleno escenario, que había muerto de una sobredosis e incluso que se había rociado con gasolina para luego prenderse fuego.
Hijo de un inmigrante mexicano que llegó a Detroit para trabajar en la industria automovilística, Rodriguez nació en 1942 en la entonces floreciente ciudad del motor del estado de Michigan.
A pesar del cierto ruido inicial que se había generado en torno a él cuando grabó sus dos primeros discos, en su país de origen era un total desconocido. Los productores le auguraban un gran éxito e importantes disqueras se habían fijado en ese Bob Dylan de “la cloaca”, como se llamaba el tugurio de la zona baja del puerto donde hacía sus presentaciones.
QUÉ FALLÓ
Sin embargo, algo falló y el disco fue un absoluto fracaso de mercado. ¿Sus letras eran muy políticas?, ¿su nombre hispano lo condenó en una época en que el interés por la música latina era casi nulo en los EEUU? Nadie acierta a entender cómo en aquellos turbulentos años setenta su mensaje no fue recogido por el movimiento u n d e r ground, que se encontraba en plena ebullición.
Tal como lo predijo en la última canción que grabó, “Cause”, dos semanas antes de Navidad fue despedido por el sello discográfico Sussex Records. “Porque perdí mi trabajo / dos semanas antes de Navidad / Y hablé con Jesús en la alcantarilla. / Y el papa dijo que no era asunto suyo”, canta proféticamente.
Su lírica oscura, hermética y existencial, además de sus alusiones a temas tabú como el sexo y las drogas, encontraron un público receptivo en los jóvenes disconformes con el opresivo ambiente bajo el gobierno del régimen racista sudafricano.
Tal fue su impacto que varias de sus canciones fueron censuradas por la South African Broadcasting Corporation, que en su discoteca había catalogado “Cold fact” con la etiqueta de “Avoid” (evitar) e incluso el material había sido rayado para que ciertos tracks no sean puestos al aire.
Una fortuita circunstancia despertó en uno de sus fanáticos la chispa de la curiosidad, lo cual dio rienda suelta a una trama detectivesca. Una mujer sudafricana que había emigrado a los EEUU vino con la noticia de que allí era imposible conseguir materiales de Rodriguez y que incluso nunca nadie había oído hablar de él.
¿Cómo?, ¿nadie conocía a Rodriguez en su propia tierra? De hecho, al indagar un poco muy pronto cayeron en la cuenta de que ellos mismos contaban con muy poca información sobre él.
Apenas había unos créditos de autoría, la foto de portada del disco –en la que aparecía sentado en posición de loto con sombrero y gafas de sol–, además de unas pocas referencias geográficas en las letras de las canciones.
BÚSQUEDA
Y así se inició la búsqueda. Primero siguiendo la ruta de dónde habían ido las regalías y luego un anuncio puesto en internet, que fue respondido por la hija de Rodriguez, quien confirmó que su padre no estaba muerto y que vivía en Detroit, donde trabajaba en el ámbito de la construcción demoliendo y restaurando edificios.
Tras los primeros contactos telefónicos, lo convencieron de ir a Sudáfrica, donde en marzo de 1998 brindó seis conciertos con entradas agotadas y donde regresó en varias ocasiones para realizar otros treinta recitales. También fue premiado con un disco de platino por las 500.000 copias de “Cold fact” que había vendido oficialmente en ese país. Esto sin contar los miles de versiones piratas que circulaban.
A pesar del cambio que esto pudo haber generado en Rodriguez, todo el dinero que ganó lo repartió entre amigos y familiares, por lo que siguió con su modesta vida de albañil. Murió casi ciego a consecuencia del glaucoma que padecía, pero su legado queda vigente como un destello que alumbra el camino de los soñadores para no desistir a pesar de las decepciones.