Los investigadores Guillaume Candela (GC), de Francia, y Carlos Paz (CP), de Argentina, vienen desarrollando trabajos a partir de la documentación obrante en el Archivo Nacional y empleando métodos antropológicos para entender la espiritualidad indígena como una forma genuina de producción intelectual que aporte a la comprensión del pasado y presente de estas sociedades, así como su proyección de cara al futuro.
- Por Jimmi Peralta
- Fotos Emilio Bazán
Si bien la historia no deja de ser la mirada imperturbable al pasado a través de sus propios métodos, para Guillaume Candela y Carlos Paz sus investigaciones como historiadores siempre tienen que ver con el presente. Para fundamentarlo, uno de ellos parafrasea a Bartomeu Melià, quien había dicho que “hoy se narra la tragedia indígena del siglo XVI, pero todo lo que están viviendo acá hoy los pueblos indígenas en el siglo XXI también es una tragedia”.
Candela es doctor en Historia en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de La Sorbona, Francia, en tanto que Paz es doctor en Historia y docente de Historia Prehispánica en la Universidad de Tandil, Argentina.
Ambos desarrollan investigaciones sobre el periodo colonial del Paraguay y respecto a la presencia de narrativas y personajes indígenas, guaraníes o chaqueños, dentro de la documentación del Archivo Nacional.
Los materiales con cientos de años presentes en el Archivo no solo ocultan un pedazo de la historia por la falta de investigadores que recurran a ellos, sino que también la mirada colonial de algunos historiadores dejó muchas veces fuera de las narraciones a los protagonistas no europeos del pasado de esta tierra. Deconstruir y reconstruir relatos desprovistos de la mirada sesgada es un trabajo que también demuestra un compromiso con el presente y la valoración misma de los habitantes de estas tierras.
La Nación/Nación Media habló con Guillaume Candela y Carlos Paz respecto a sus trabajos y hallazgos.
–¿Hacia dónde transcurren sus investigaciones?
–GC: Mi línea de investigación es sobre la historia de los pueblos indígenas de los siglos XVI y XVII de Paraguay y el Río de la Plata o la cuenca del Plata. También partiendo de Brasil, parte de Bolivia, Paraguay totalmente, parte de Argentina y parte un poco de Uruguay también. Esta es mi especialidad. La idea es presentar los resultados de mi trabajo de investigación para difundir, primero, y también intentar formar escuela, sea con estudiantes, e ir pensando proyectos futuros con paraguayos y con ciudadanos que podrían estar interesados. Quisiéramos con Carlos tener un vínculo muy fuerte, importante, con los pueblos indígenas, con los profesores de las comunidades, por ejemplo.
–CP: Me formé como historiador, soy doctor en Historia, pero hoy me considero un antropólogo justamente por el trabajo de campo. El trabajo de campo que nace a partir de mi interés en consultar sobre las poblaciones indígenas actuales, para confrontar la documentación que yo leí en el Archivo ya hace muchos años. Busco trazar un puente para entender qué dice la documentación para no tener una visión solamente sesgada a partir del registro propio del colonizador, sino prestar atención a cómo las poblaciones indígenas vivencian su pasado en el sentido de cómo lo reinterpretan.
IMAGINARIO COLONIAL
–¿Qué aportes encuentran dentro del Archivo Nacional para sus trabajos respecto a los indígenas y su cultura?
–GC: Hay un montón de nombres y apellidos. Hay un montón de historias que podemos rescatar desde desde el archivo. Yo encontré o encontramos a menudo esos datos. Es parte de nuestra labor como historiadores descifrar, transcribir documentos antiguos, pero claramente interpretar, descolonizar esta documentación que está empapada de un imaginario colonial e incluso en algunos casos de fanatismo religioso y de esta percepción europea. Intentar un poco deconstruir este relato para poder entender mejor una realidad y, sobre todo, me parece que ahí está totalmente conectado con el evento. Entender también una espiritualidad bastante compleja en la que el europeo también tiene un lugar, un espacio. O sea, que estas comunidades indígenas de los siglos XVI y XVII tenían unas inquietudes, unas percepciones, una filosofía muy compleja, que el colonizador no podía entender y que nosotros intentamos reconstruir a partir del conocimiento del archivo, pero también nuestras lecturas, trabajos antropológicos, pero también históricos.
–CP: El archivo lo que muestra es la construcción y legitimación de ese desconocimiento de la filosofía indígena. Entonces, nosotros partimos de esa duda original, de cómo se construye el desconocimiento, la imposibilidad de diálogo para intentar rescatar la importancia de la filosofía indígena en el siglo XVI, en el siglo XVII, en el siglo XVIII. Porque si evitamos caer en la tentación de afirmar que los indígenas no tienen filosofía, podemos rescatar la noción de personas, sobre todo la riqueza de su pasado.
–¿Algo de lo que trabajan tiene que ver con la espiritualidad indígena?
–CP: Investigar sobre la espiritualidad indígena en sus dimensiones materiales nace de una inconformidad. Porque muchas veces lo que se piensa es que la espiritualidad indígena solamente se reduce a los objetos. O, en el peor de los casos, la espiritualidad indígena es una forma errada de entender el lugar que ellos tienen en el mundo y que muchas veces hay como reinvenciones. Muchas veces lo que se plantea es por qué los indígenas actúan como actúan hoy si los indígenas, por ejemplo, para el caso argentino, para el caso paraguayo, para el caso chaqueño, dejaron de existir en el siglo XIX. Entonces, lo que queremos rescatar es la fuerza de la espiritualidad indígena a partir de la documentación del Archivo, de aquí de Asunción, del archivo del Chaco, archivos europeos. La espiritualidad como una fuerza que moviliza la existencia indígena y que eso es un proceso dinámico.
PENSAMIENTO SISTÉMICO
–¿Y cómo se entiende esa espiritualidad?
–CP: La espiritualidad como una forma de pensarse en el ser-estar-en-el-mundo. Que es lo que podría presumirse en la noción de “tekoha”, que es el ser-estar-en-el-mundo. Que me parece que es una noción sumamente compleja. Porque ese ser-estar lo que permite pensar es el vínculo con dimensiones inmateriales de la realidad. Que siempre, desde ese vínculo, con ese inmaterial, se criticó a los indígenas diciendo no entendieron el peso de la religión y adoraron a falsos dioses cuando en realidad lo que muestran es un pensamiento sistémico complejo que excede a la espiritualidad española, a la espiritualidad europea, que se reduce a una sola noción, que es el combate del bien contra el mal. En las espiritualidades indígenas el mal absoluto no existe como figura máxima.
–GC: Hay algo también muy complejo que entendemos mejor ahora. Porque también son temas, líneas de investigación, muy importantes para nosotros, los estudiosos y los estudiadores. Por ejemplo, la historia del medioambiente. Son reflexiones muy profundas que vienen desde los pueblos indígenas, desde los pueblos amerindios. No solamente en Paraguay, sino en otras partes, pero acá también. Entonces, por ejemplo, el respeto a la fauna, el respeto a la flora, la agencia, el protagonismo que tiene la fauna y la flora en la cosmovisión guaraní y otros pueblos indígenas, es una cosa realmente muy importante para entender esta historia que queremos hacer, la historia de los pueblos indígenas, esta historia incluso de la sociedad colonial.
–CP: Occidente separa la naturaleza de la cultura. La cultura es la producción y la transformación que uno hace de los elementos naturales. Por ejemplo, cuando los indígenas producían y producen chicha, que es una bebida ceremonial de miel, se piensa que el consumo es un diacrítico cultural, es un rasgo cultural que los define. En un indígena no hay separación entre naturaleza y cultura. Entonces, la chicha que se ingiere es parte de una transformación de la materialidad y la naturaleza. La naturaleza está entrando en mí, pero porque yo ya soy una parte de esa naturaleza. Esto nos cuesta comprender ahora, creo. Desde esa perspectiva nosotros no podemos pensarnos desvinculados del medioambiente. Para el mundo indígena todo eso está junto, unido, pero no está mezclado. Cuando Candela habla de la agencia, por ejemplo, la agencia vegetal, se refiere a que muchas plantas se usan para soñar y en ese sueño se puede conocer la realidad y se puede corregir la realidad desde el sueño. El tema de los sueños es un tema maravilloso, en el cual yo creo que del archivo hay mucho para conocer.
DECONSTRUCCIÓN Y RECONSTRUCCIÓN
–¿Qué claves encontraron en los archivos de la colonia presentes en Asunción?
–GC: Podemos ver un ejemplo en las traducciones incorrectas por parte de los primeros traductores. Portugueses y españoles que están acá, que tienen algún conocimiento de guaraní y que hacen de traductores. Hay un concepto muy importante, el de cuñado. Se suele escuchar hablar del cuñadazgo. Branislava Susnik trabajaba mucho también sobre esos temas, Melià también. Bueno, ¿cómo entiende la palabra cuñado el europeo? Como una relación de parentesco, que el guaraní daba a sus hijas o a sus hermanas para crear una relación de parentesco con el imponente conquistador español. No es así. La palabra cuñado, “tovaja” o “che rovaja”, mi cuñado, está traducido en esos documentos del siglo XVI por el jesuita Antonio Ruiz de Montoya en su “Tesoro de la lengua guaraní” como “contrario”, “enemigo”, “opositor”, “el que está enfrente” y también cuñado. Ahí se puede ver el abanico del concepto “che rovaja”. El europeo no podía entender lo que decían los guaraníes. Entonces al leer los archivos, hay que deconstruir eso y reconstruir para saber qué estaba pasando. ra saber qué estaba pasando.
–CP: Creo que lo que falta es trabajar y, sobre todo, trabajar desarrollando lo que podremos denominar como una lectura lateral del documento. No solo leer un documento y construir una explicación a partir de ese documento, sino ver cómo ese documento nos conecta con otros documentos que dan muestras de una realidad sumamente compleja. Si pensamos al cuñado como enemigo, vamos a poder encontrar entonces la filosofía indígena, las nociones de política y cómo los indígenas también empiezan a torcer el brazo del imaginario europeo. Los indígenas no se sorprendieron ante la llegada de los europeos. Y eso está claramente en el archivo. Y ese archivo lo que necesita, sobre todo el Archivo de Asunción, es mayor visita de estudiosos extranjeros que incluso vinculen lo que aparece aquí, por ejemplo, con Lima.
–¿Es un diamante en bruto el Archivo Nacional?
–CP: Hay como grandes archivos coloniales que aparecen como más seductores. Siempre se dice que la documentación de Lima o de Río son las más ricas. Pero justamente el encuentro del Imperio español con el Imperio portugués se produce en el Paraguay. Y esa documentación está aquí. Y eso es lo que hay que reposicionar para entender que las fronteras nacionales son una construcción mucho más cercana y que las fronteras coloniales no son una línea de separación, sino todo lo contrario, es una línea de conexión y disputa de proyectos políticos en los cuales los indígenas están sumamente presentes.
–GC: Básicamente, si los investigadores bolivianos, brasileños, argentinos y uruguayos quieren volver a los primeros tiempos de toda esta región, tienen que pasar por acá.
–CP: Por ejemplo, Corrientes en la historia argentina tiene un lugar central, pero no se puede escribir la historia de Corrientes desde Buenos Aires. Hay que escribirla desde Asunción. Las familias que van a vivir a Corrientes salen desde aquí y después regresan. Y muchos pueblos indígenas también.
–GC: Los pueblos indígenas que acompañaban esas expediciones en la gran mayoría lo hicieron a la fuerza, las expediciones desde Asunción hacia Corrientes y otros pueblos de la zona. Si bien es una colonización española, los que vienen lo hacen de todas partes. Realmente hay que pensar en un imperio. El Imperio español en Europa atrae a lo que serían hoy alemanes, italianos, griegos, incluso gente que no podía entrar, como los franceses, ingleses, que acá vinieron muchos. Tenemos nombres de actores europeos acá en los primeros momentos. Entonces esto es importante.
DIFERENCIA DE CONCEPTOS
–Habías comentado que pudiste rescatar a más de 1.000 actores indígenas registrados en los archivos. ¿Podrías hablarnos de uno?
–GC: Vicente de Gonzalo Mairayú, quien es un cacique de los más tempranos que invita a Juan de Salazar y la primera expedición a instalarse en la bahía. Lo que yo entiendo en la documentación de 1543 es que Gonzalo Mairayú es invitado a dar el testimonio en una causa criminal. Básicamente, Mairayú no solamente le da el terreno, o sea, le invita a que se instale acá en la bahía de Asunción, sino que también le da un maizal. La causa es porque un español le pega a unas mujeres indígenas que van a recoger el maíz que le había dado Gonzalo Mairayú a los españoles. Ahí encontrás que el concepto de propiedad de ambas culturas es diferente. Para él seguramente era una propiedad colectiva, donde se integraban también los europeos. Claramente para los europeos el maizal era suyo. Las mujeres vuelven a la comunidad de Gonzalo Mairayú y se quejan y lloran. Y él vuelve a ver a la autoridad española y dice “¿qué es esto?”. Eso básicamente te muestra esa noción de invitación o de tener una posibilidad de convivir que ya desde 1543 no existe más. El español, en esa misma causa, después de la queja del cacique, incendia el pueblo de Gonzalo Mairayú.
–¿Y ese hecho no se encuentra narrado en otra parte?
–GC: No. Yo tengo una lista acá, un índice que he podido constituir de más de 1.300 actores indígenas del siglo XVI al siglo XVII básicamente. Y no figuran en la historia porque los historiadores no estaban interesados en contar sobre sus vidas. Los historiadores tradicionales, y no solamente en Paraguay, no estaban interesados en hacer historia indígena.
–¿Y tu rescate cómo lo hiciste, Carlos?
–CP: Cuando hablamos de historia indígena se trata de también encontrar un personaje y reconstituir su vida. Por ejemplo, para el caso del Chaco, yo he reconstituido la vida de una familia donde había un cacique de nombre Ychoalay. Él dice a sus indios: “No se acostumbren a tomar mate, porque los jesuitas mañana les van a vender la yerba y ustedes van a olvidar lo que sabían”. Y la yerba viene de Paraguay. Entonces me parece que es un excelente ejemplo, muy pequeño, pero que dice mucho de cómo él piensa el futuro de su gente. Ese mismo cacique envía a su hijo a las reducciones a estudiar castellano y latín para que ese hijo entienda la administración colonial. Años más tarde, el hijo tiene una causa penal porque empezó a adulterar documentación jesuítica. Y los jesuitas del Chaco le escriben al gobernador de Santa Fe y hay una carta muy bonita que dice “lamento que usted no entienda el alemán”. El jesuita era alemán y no se podía comunicar ni en castellano ni en latín porque le adulteraban la documentación. Y eso se logra leyendo la documentación del Archivo. Y aquí en el Archivo aparece diciendo los indios abipones vienen desde el Chaco con noticias. Entonces, yo puedo corroborar que lo que yo leo en el Chaco, diciendo los indios del Chaco van a Paraguay con noticias y dan el nombre, que es Miguel Jerónimo Benavides, aparece aquí. Entonces también lo que vemos es la circulación de personas y esa circulación de personas lo que permite es reconstituir el conocimiento que esas personas tenían de la lógica colonial, de la lógica administrativa, sobre todo de esta cuestión de cómo moverse por el espacio.
NUEVO PARADIGMA
–Además del trabajo en los archivos, ¿su metodología excede este territorio?
–GC: Es una inquietud muy importante para nosotros ¿qué está pasando con los pueblos indígenas actuales? Y parte de eso es la enseñanza de Bartomeu Melià. Cuando él presentó mi libro acá, dijo eso. Esos son ejemplos del siglo XVI, pero todo lo que están viviendo acá los pueblos indígenas en el siglo XXI también es una tragedia. Si creamos puentes entre lo que estaba pasando y lo que está pasando ahora, la sociedad tendrá otra forma de entender esta realidad. Yo pienso que no hay que ver el pasado como una forma muy vieja que no nos toca, claro que sí que nos toca, hay un impacto. Desde el siglo XVI hay un impacto importante en la sociedad paraguaya como en las otras sociedades.
–CP: La idea del historiador encerrado es otra idea del historiador que va a una fuente primaria, inmediata, presente, que contrasta con lo presente. Es como un paradigma distinto. Yo pienso que sí es una metodología distinta. No puedo producir este conocimiento solo leyendo los documentos. Yo tengo que recurrir a otro tipo de fuentes y para nosotros es importante que recurramos a la producción intelectual indígena.