Hoy Toni Roberto nos ofrece algunos pormenores en torno al Monumento al Arpa y su creador, Juampi Pistilli, así como de su amistad con el ingeniero Chico Bogarín, dueño del taller donde fue construida la obra.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
Son las ocho de la noche, las luces “apuntan a la punta” de la monumental pieza diseñada por Juampi Pistilli y desarrollada en los talleres de Chico Bogarín. Observamos el cielo con Gloria Miranda, viuda del recordado escultor Hugo Pistilli, padre del creador de esta obra dedicada al arpa, y recordamos la vida de barrio de esta familia, que habitaba una casa de la calle Herrera en el centro de Asunción. En ella, Hugo Pistilli Statunato, hijo de una familia de mimbreros, imaginó transformar este material en hierro.
PISTILLI Y LA SALA BOGGIANI
“Recordando los recuerdos” de principios de los 80, cuando se había ampliado el colegio Dante Alighieri en la zona de la calle Humaitá, donde se instaló la Sala Boggiani. Una de las primeras muestras realizadas allí fue la de Hugo Pistilli, que se denominaba “Afganistán”, una estremecedora serie en la que el duro hierro se volvía poesía en homenaje a aquel sufrido pueblo que enfrentó una larga y dura guerra.
En la misma noche de la inauguración, salimos de la casa mi abuela y yo. Caminamos la arribada de la calle Alberdi en dirección al centro por dicha importante arteria asuncena, sobre la que vivíamos, y llegamos a la muestra de Pistilli; en la puerta, un cartel de hierro diseñado por Hugo rezaba: “Sala Boggiani”. Me detengo un momento y pienso: “Creo que fue la primera visita que hice a una noche de vernisagge en Asunción”.
GLORIA MIRANDA Y EL FONDO DE ARPA RÓGA
Siguiendo en la mágica velada de inauguración, de fondo escuchamos al grupo de jóvenes de Arpa Róga. Los recuerdos van y vienen y se entremezclan sin tiempo. Sigue la charla con la eterna compañera de este gran escultor paraguayo nacido en 1940 y fallecido en 2006, como cuando se mudaron de la casa de la ruidosa calle Herrera en los años 80 a la ya histórica Urbanización Aeropuerto del viejo IPVU y que debido al silencio del lugar en las noches no podían dormir; toda una paradoja.
JUAMPI PISTILLI Y LA LÍNEA 3
Por esos años, debido a la distancia de la nueva casa con el legendario Colegio Dante, Juampi hacía del largo recorrido en la desaparecida Línea 3 hasta el centro el momento ideal para observar la ciudad desde su extremo este hasta el centro, justo en el límite con el oeste de la ciudad; de esta última zona tenemos noticias a partir de las investigaciones de Patricia Ygarza Cuquejo. También rememora el escultor: “En los días de lluvia eran famosos los raudales de las calles de la urbanización y estaba tácito que ya no podíamos salir de la casa o que no podíamos regresar hasta el día siguiente y era normal quedarme en el centro en el domicilio de los Volpe”.
LA AMISTAD DE LOS PISTILLI Y LOS BOGARÍN
Juampi Pistilli, que desde su infancia concurría al taller artístico de su padre, Hugo Pistilli, sobre la avenida Sacramento, donde utilizó el hierro para sus juegos de niño, realizó en las últimas décadas importantes obras de gran tamaño. Sin embargo, es la primera con esa monumentalidad, con una base de 50 toneladas y una escultura de 12 toneladas. Si bien la obra se realizó en cuatro meses, el proceso de creación y los prolegómenos tienen una larga historia que empezó hace muchos años cuando el ingeniero Walter Bogarín padre, Chico Bogarín, constructor de la gran obra de la costanera, hizo una muestra en el Centro de Industriales Metalúrgicos denominada “Metalmorfosis”. En esa exposición homenajearon a Hermann Guggiari y a Hugo Pistilli, por lo que a partir de ahí consolidaron su vieja amistad. Cuando falleció Hugo, el ingeniero Bogarín se fue al taller de Juampi a comprar algunas obras, a visitarle a la familia y ahí le dice a Juampi: “El día que necesites el taller, está a disposición”.
DESDE TOBATÍ HASTA EL MONUMENTO AL ARPA
Después empieza hacer un monumento para Tobatí y ahí hace uso del ofrecimiento que le había hecho el ingeniero Walter. “Fue a la fábrica a terminar todo el trabajo, yo estaba en otra empresa del grupo que queda en Limpio y en WAL, el taller de Asunción, se estaba haciendo la obra ‘Tobatí’, donde Juampi iba a verificar y dar las instrucciones”, nos cuenta Chico.
Sigue diciendo Bogarín: “Yo me encargué personalmente de hacer el montaje de la escultura en aquella ciudad; armé el equipo, con la grúa, con los camiones e hicimos todo el procedimiento del montaje. Juampi quedó muy agradecido y así fue como nos reencontramos y a partir de ahí un día me llamó y me fui a una exposición suya, donde estaba a la venta la maqueta de la obra ‘Tobatí’. En ese momento no tenía plata para comprar y le dije: ‘Algún día te voy a comprar’. Después de un tiempo me llamó y me regaló la pieza. En el mismo acto de lo de ‘Tobatí’ yo vi la maqueta del arpa y la compré, ahí empezó el proyecto de construir el Monumento al Arpa”.
EL SUEÑO DE HOMERO DUARTE Y LA CONCRECIÓN DE PISTILLI
Hace muchos años, en la década del 60, el gran arquitecto Homero Duarte había planteado hacer un monumento en los bajos de la antigua costanera de Asunción plantando 36.000 árboles nativos en homenaje a la misma cantidad de caídos en la guerra del Chaco, que no pudo llevarse a cabo. Hoy, después de muchas décadas, tenemos en ese lugar una pieza monumental dedicada al arpa paraguaya, que está ahí mirando al cielo, para siempre, haciendo música en nuestros corazones.