En esta edición del programa “Expresso”, emitido por GEN/Nación Media, Augusto dos Santos dialoga con el futuro canciller, el economista Rubén Ramírez Lezcano, quien analiza las perspectivas de las relaciones diplomáticas de nuestro país desde una amplia visión, pero privilegiando su campo de especialidad. Para Ramírez Lezcano, además de las misiones históricas y fundacionales de esta disciplina, la modernidad ha consagrado a la cancillería la función de constituirse en la “gerencia de marketing de una nación”.
- Fotos Nadia Monges
–ADS: Además del sostenimiento de la paz, el intercambio comercial ha sido un factor casi fundacional en esta disciplina. ¿Le otorga ventajas el hecho de tener una formación que tiene que ver con la economía?
–RRL: Sí, yo creo que uno de los valores más importantes es que en la modernidad la cancillería se ha convertido en la gerencia de marketing de una nación y nuestra responsabilidad está vinculada no solamente con mejorar la infraestructura legal de las relaciones en cuanto a acuerdos, tratados, facilitaciones, sino también a la promoción de la economía y de las inversiones como vehículo de vínculos y de gestión.
–La tarea diplomática tiene una tradición de estabilidad, por lo que han transcurrido épocas, pero la diplomacia sigue ahí.
–La historia de la diplomacia muestra una evolución enorme y en el caso de nuestro país la profesionalización permite que el funcionario se vaya formando desde un inicio con una serie de herramientas que le permiten las distintas áreas de especialización porque el mundo se relaciona ahora con muchísimos canales y esos canales están relacionados con, primero, de qué manera nos comunicamos. También las cuestiones económicas, comerciales, ambientales, políticas e institucionales, entre otras. Entonces esos niveles de especialización hacen que hoy la diplomacia tenga la necesidad y la demanda de distintas especializaciones en la formación.
–Lo cual también le da mucha relevancia a la escuela de diplomacia.
–Uno de los grandes pasos que hemos dado en la carrera diplomática fue que en el 2007, justamente siendo yo canciller, convocamos al primer concurso nacional de oposición que le dio la oportunidad de ingreso a todos los paraguayos y paraguayas a la carrera. Ahora la agenda de la formación diplomática tiene una dinámica y obviamente la actualización es clave hoy.
OPORTUNIDADES
–Hay mucho que pelear de cara al futuro al respecto de los intereses de nuestro país.
–Lo más importante es que Paraguay tiene una serie de oportunidades en un escenario global complejo, desafiante, y esto está vinculado con el cambio de óptica. Es decir, la mediterraneidad presuponía una limitación. Si lo vemos desde el punto de vista propositivo, nuestra mediterraneidad nos da una serie de oportunidades excepcionales de estar vinculados en una región con potencial de crecimiento enorme, con un capital gigantesco, con activos importantísimos, tierra, sol, agua, capital humano, proyección de desarrollo, que es importantísimo a esta altura de lo que está sucediendo en un mundo de inestabilidad, de volatilidad en los mercados, de vulnerabilidad social por los déficits fiscales, por el impacto de la inflación pospandemia. Paraguay tiene un potencial enorme y ese es el potencial que queremos proyectar. Paraguay es un país poco conocido y, por lo tanto, también es una gran oportunidad dar a conocer nuestro país como destino de inversiones, como destino de productos, porque queremos incrementar nuestras exportaciones.
–Durante toda la historia fueron los mares los protagonistas de los procesos de expansión, pero el mundo ha cambiado.
–El mundo cambia y el mundo cambia porque hemos transitado una etapa de globalización y la pandemia del covid-19 inicia un proceso de desglobalización. Coincidentemente con esto, empieza a tomar virtud la competitividad que tiene cada país, cada segmento y cada área. Ahí la estrategia que vamos a implementar durante el gobierno de Santiago Peña es justamente analizar y abordar cuáles son los aspectos que vamos a tratar con cada uno de los países en carácter bilateral. Desde la cooperación, el desarrollo del mercado, el desarrollo de inversiones, porque tenemos pocos recursos, pocos recursos humanos, pocos recursos financieros y tenemos que invertir bien todas nuestras capacidades. Y al invertir bien tenemos que estar certeramente abordando esa agenda con capacidad de medición de resultados, con un análisis permanente de una estrategia regional con una visión muy amplia que nos permita también proyectarnos globalmente.
–¿Cómo debería ser el Mercosur para constituirse en una herramienta que funcione?
–El Mercosur fue creado en un escenario político en el que la decisión de los presidentes es voluntaria, no tenemos entidades supranacionales para regular su funcionamiento; por lo tanto, es políticamente voluntario el modelo de integración del Mercosur. Obviamente en un principio avanzó, pero el Tratado de Asunción tiene una serie de objetivos que nunca fueron alcanzados con una expectativa generada que no fue satisfecha y sigue siendo insatisfecha para muchos ciudadanos que tienen complicaciones en el tránsito aduanero, en el tránsito migratorio, en la gestión del comercio exterior, en la gestión inclusive de la certificación educativa, entre otros elementos y variables. El Mercosur también fue una marca a la que se le echó la culpa de la imposibilidad de avanzar, porque la falta de avance representa una falta de gestión o falta de voluntad política y las variables prioridades hicieron que se desdibujara ese mecanismo de integración.
AGOTAR INSTANCIAS
–¿Cómo enfocarán cuestiones como el peaje del río que aplica Argentina?
–En primer lugar hay que agotar las instancias donde los acuerdos regionales nos permiten discutirlos y negociarlos. Nosotros tenemos un tratado de la Hidrovía Paraguay-Paraná. El tratado está por encima de las leyes, por encima de las regulaciones administrativas que en este caso estaría aplicando Argentina. Estaría, digo, porque durante nuestra reunión con el presidente Santiago Peña y el presidente Alberto Fernández fue un tema evocado y obviamente la discusión se acordó que quedase en términos técnicos y al mismo tiempo que Argentina está facturando, pero no cobrando todavía. Allí es donde vamos a discutir también con el sector privado paraguayo sobre el enfoque. Esta decisión de Argentina viola el artículo 5 del tratado. El tratado establece que no podrá aplicarse tarifa si es que no hay una prestación de servicio o viendo de la parte positiva, sí podrá aplicarse una tarifa si es que hay un servicio, pero no se presta ese servicio o por lo menos la Argentina no pudo demostrar que lo hace.
–¿Cuáles son las materias pendientes de cara al futuro respecto a Itaipú y Yacyretá?
–Son desafíos importantes porque se trata de los principales activos de la República del Paraguay. Cuadruplica el producto interno bruto de nuestro país el valor económico de estas empresas. Pero si lo vemos desde el punto de valor estratégico de la proporcionalidad del servicio de energía que tiene nuestro país siendo el principal exportador del mundo de energía per cápita, nos da una virtud gigantesca. Con Brasil la discusión está centrada en que tiene que ser un factor de desarrollo para nuestros países en un resultado de balance equitativo y justo. Las negociaciones se inician de acuerdo con el Anexo C del tratado el 13 de agosto próximo, pero no tenemos apuro, sino que tenemos un compromiso de tener resultados que sean positivos para nuestro país. La discusión de la tarifa, la discusión del desarrollo son cosas que van de la mano. Nosotros tenemos una serie de opciones que vamos a plantear sobre la mesa, pero primeramente quisiéramos conocer dónde está posicionada hoy nuestra delegación, cuáles son los avances que hubo, qué es lo que ellos han planteado y qué es lo que ellos han obtenido como resultado. Ese es un tema necesario, pero hay un diálogo de muy buena voluntad con el presidente Luis Inácio Lula da Silva, que le manifestó la mejor predisposición al presidente Santiago Peña.
AVANCES HISTÓRICOS
–¿Cuál ha sido su impresión sobre las dos entrevistas con los presidentes?
–Yo te diría tres porque también hemos estado con el presidente (de Uruguay, Luis) Lacalle Pou. Con el presidente Lula y su gabinete hemos tenido una discusión del enfoque, no solamente de la relación bilateral que es mucho más amplia que Itaipú. Hablamos de infraestructuras logísticas, la inauguración del próximo puente Hernandarias-Foz de Yguazú, la construcción y el desarrollo en ejecución del puente Puerto Murtinho-Carmelo Peralta. Son dos avances históricos que hay que reconocer a este periodo de gobierno y que van a ser fundamentales para el flujo de nuestro comercio. Ahí se abre un canal de Panamá con el corredor Bioceánico. Crucial y estratégico.
–En este camino hacia el otro mar, ¿cuál es el rol que le corresponde a Paraguay si hacemos bien las tareas?
–Esa infraestructura va a generar una serie de oportunidades de negocios en la logística, en los servicios. Esa ruta va a necesitar prestadores de servicios para los vehículos de distribución de combustible, pero también de depósitos, de bodegas, de restaurantes, servicios gastronómicos. ¿Por qué no mirar como nuestros antecesores, que hace 50 años vieron Itaipú y visualizaron un gran proyecto? Y pensar en una integración ferroviaria también, porque vamos a necesitar una logística mucho más eficiente, que ahorre energía. Nosotros tenemos energía eléctrica, vamos a realmente producir en esos ámbitos. Y creo que el corredor Bioceánico se va a transformar también en un desplazamiento del desarrollo paraguayo porque el Chaco ha sido olvidado y hoy se muestra todo el potencial de esta área de nuestro territorio nacional.
–¿Cómo se hace para surfear esas olas tan fuertes como el conflicto entre las potencias?
–Aquí creo que tenemos que instalar un debate intra-Mercosur. Primero una revisión de nuestros activos. Somos los principales portadores de agua potable, tenemos un territorio, capital y talento humano. Entonces tenemos que pensar en una política donde la discusión entre las grandes potencias debería afectar desde el punto de vista global, pero no desde el punto de vista regional. Nosotros tenemos que ser actores y responsables de nuestro propio desarrollo. La política exterior paraguaya se centra en lo que el Paraguay necesita, lo que el Paraguay requiere para desarrollarse. Tenemos desafíos enormes como generar empleo digno, sostenible y bien remunerado para nuestra sociedad, que nos expuso durante este proceso político la demanda de un segmento ciudadano que está muy maltratado en todos los sentidos. En la capacidad del Estado de entregar bienes y servicios, de brindarle respuestas a sus demandas, de establecer un crecimiento con equidad. Porque si bien los fundamentos macroeconómicos de nuestro país son sólidos, lo que no hemos podido lograr es el crecimiento con equidad. Y ese es un desafío que se plantea al presidente Santiago Peña en su periodo gubernamental.
INACEPTABLES
–¿Cuál sería la posición del gobierno de Peña respecto al acuerdo con la Unión Europea?
–En más de 20 años de negociaciones y un par de años dentro de la discusión política al interior de la Unión Europea sobre la aprobación, el capítulo de medio ambiente que instala ahora resulta complejo. En primer lugar, las medidas recientemente adoptadas por Europa, promovidas por Francia, hacen prácticamente inaceptables para Paraguay las condiciones. Porque tanto la burocracia como los procesos que pretende instalar hacen inviable el desarrollo de nuestra producción. Paraguay es un país que es responsable en materia ambiental, comprometido con la protección del medio ambiente por los efectos del cambio climático que hemos padecido. Sin embargo, no queremos que esto se convierta en un mecanismo de defensa comercial distorsionando el concepto de las negociaciones. En el caso de Paraguay, es el emisor del 0,09 % de dióxido de carbono.
–¿Es un gran desafío para la diplomacia saber debatir con impares ideológicos?
–Yo creo que el mundo está aprendiendo que es fundamental que la diplomacia no esté ideologizada. Nosotros tenemos la capacidad de relacionarnos con un país independientemente de su enfoque de sociedad, Estado o mercado. Me refiero izquierda a derecha para decirlo más simple. De manera que, por ejemplo, en el Mercosur va a ser imposible que gobiernos del mismo signo político coincidan. Porque los plazos electorales son distintos, los periodos de los gobiernos son distintos. La sociedad está penalizando a los gobiernos que no dieron respuesta a sus necesidades. Por eso esa alternancia tan brusca, una polarización importantísima. Yo fui jefe de la misión de observación electoral en el Perú, donde hubo situaciones de altísima tensión y polarización política. También en Brasil, donde hubo esa polarización y un país dividido entre izquierda y derecha. Y en Paraguay también hubo una alternancia, porque vimos que el proyecto y la propuesta del presidente Santiago Peña es distinta a la del equipo de Mario Abdo Benítez.
–Si bien ya queda clara la apuesta fuerte de restituir la embajada en Jerusalén, también me gustaría consultarle la mirada que tienen sobre los países árabes y el potencial de relación.
–La decisión del traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén está adoptada, transmitida y vamos a implementarla a partir del 15 de agosto. Pero al mismo tiempo estamos haciendo un trabajo directo con el mundo árabe. Hemos tenido la oportunidad de reunirnos con el canciller y la delegación de los países árabes. Estuvimos con la ministra de cooperación de Emiratos Árabes Unidos. Vamos a ir a Emiratos Árabes Unidos. Vamos a ir también a Arabia Saudita. También vamos a hablar con los otros países de Medio Oriente con el propósito de gestionar una relación dinámica y sostenible. Para nosotros Israel es una gran oportunidad de cooperación, de intercambio de visiones, de mercado. Y cuando hablamos también con los países árabes, no solamente estamos pensando en el mercado árabe, sino en su proyección global y las inversiones que ellos pueden tener. De hecho, Emiratos Árabes Unidos inició negociaciones con el Mercosur para un acuerdo de libre comercio y durante la presidencia pro témpore de Paraguay que se inicia en enero vamos a tener un avance muy importante con ellos.
SIN CONDICIONAMIENTOS
–¿Cómo es la polarización para la diplomacia paraguaya entre China-Taiwán y China continental?
–Paraguay no tiene ninguna restricción para relacionarse con China. De hecho, estamos estableciendo puentes de diálogo, vamos a dialogar y estamos dispuestos a establecer relaciones diplomáticas, consulares o comerciales de acuerdo a los términos que ellos quieran desarrollar, pero sin condicionamiento. Nuestro comercio con China es sumamente dinámico. Lamentablemente es muy desbalanceado. Paraguay importó por 5.000 millones de dólares el año pasado y en este primer trimestre más de 3.200 millones de dólares. Es el principal proveedor. Es una gran asimetría, pero nuestras exportaciones que llegan a China se hacen a través de intermediarios por la ausencia de relaciones con ese país. Ahora bien, nosotros no centramos solamente en los aspectos económicos nuestras relaciones. Tenemos también una visión de valores, de principios y de visión geopolítica y estratégica. Paraguay no tiene ninguna restricción y tampoco ningún condicionamiento para la relación con China. Pero tampoco vamos a aceptar ningún condicionamiento y estamos dispuestos al diálogo.
–¿Y respecto a Estados Unidos?
–De mutuo respeto. De fortalecimiento de nuestras relaciones a través de la ampliación del comercio, de las inversiones, de la cooperación en campos que realmente van a construir virtuosidad a nuestro país y a nuestra sociedad. La lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, el fortalecimiento de las capacidades del Estado, la institucionalidad que tiene mucho que ver con la demanda que nos daría de cumplirse satisfactoriamente la evolución, el grado de inversión tan deseado que hace que Paraguay sea un país plenamente confiable para los inversores extranjeros y para el movimiento de capitales. El tema de la lucha contra la corrupción, que es otro de los aspectos claves. Pero también le pedimos a Estados Unidos que, habiendo sido un aliado estratégico histórico de Paraguay, tenga mucha más acción hacia Paraguay.
PILARES
–¿Cuáles son las tres primeras medidas que son importantes de tomar en nuestras relaciones exteriores?
–Hay tres pilares que hay que abordar. El primer pilar es todo lo que se refiere a la infraestructura operativa y el corte administrativo. En segundo lugar, hay una serie de embajadas sin representantes, sin embajadores. Ese trabajo tenemos que concluirlo y rápidamente designar a las personas que deseamos que ocupen esas posiciones. Es incomprensible que Argentina no tenga un embajador durante tantos años. Israel tampoco tiene embajador cuando hubo tantas tensiones con el retiro de la representación. Tenemos muchas embajadas sin representación a nivel de embajadores y es una de las cuestiones que vamos a ocupar rápidamente. El diseño presupuestario y de inversión de la Cancillería es otro de los desafíos, puesto que el presidente tomó la decisión de eliminar la factura consular, que junto con Turquía somos los únicos países que facturamos.
–¿Qué es eso?
–Es una certificación de todas las operaciones comerciales que se cobra en los consulados de la República del Paraguay para el comercio. Eso representa prácticamente el 42 % del presupuesto de la Cancillería. Eliminar eso va a significar un gran desafío con el Ministerio de Hacienda para ver cómo restituimos o sustituimos esos recursos. El tercer desafío más importante es justamente la implementación de la agenda, donde estamos priorizando la apertura de mercados no tradicionales, pero mantener lo que tenemos que mantener. Y la filosofía política del presidente Santiago Peña, y con la que coincidimos todos sus colaboradores, es que tenemos que construir sobre lo que está bien hecho, estar dispuestos a mejorar lo que existe espacio para hacerlo, pero también al mismo tiempo innovar en la medida que sea positivo, siempre atendiendo el interés nacional.
“En la modernidad la cancillería se ha convertido en la gerencia de marketing de una nación y nuestra responsabilidad está vinculada no solamente con mejorar la infraestructura legal de las relaciones en cuanto a acuerdos, tratados, facilitaciones, sino también a la promoción de la economía y de las inversiones como vehículo de vínculos y de gestión”.
“Lo más importante es que Paraguay tiene una serie de oportunidades en un escenario global complejo, desafiante, y esto está vinculado con el cambio de óptica. Es decir, la mediterraneidad presuponía una limitación. Si lo vemos desde el punto de vista propositivo, nuestra mediterraneidad nos da una serie de oportunidades excepcionales de estar vinculados en una región con potencial de crecimiento enorme”.