Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com

Hoy Toni Roberto rememora aquellas épocas que pasamos de la vida en las que las comunicaciones eran más lentas, en los principios de la era de internet.

¿Es cierto que todo tiempo pasado fue mejor? No lo sé, pero lo que sí puedo decir es que los encuentros de antes eran todo un acontecimiento, una llamada telefónica a una línea baja o un encuentro en una esquina era todo lo que se necesitaba para tener internet de barrio. Así transcurrían los días hasta mediados de los años 90 en Asunción.

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Los encuentros culturales se daban a partir de invitaciones a muestras y los que no estaban invitados lo hacían mirando los acontecimientos culturales en los diarios; conciertos de piano o vernissage en las distintas galerías asuncenas, como Magister, dirigida por Julia Elena Bibolini, Belmarco de Marta Manchini, la galería de Ana Scappini, Fábrica de Marta y Osvaldo Salerno o Artesanos de Ticio Escobar, en aquella vieja casa con corredor en las alturas del barrio Ciudad Nueva; era la excusa ideal para alternar entre los que tenían los mismos gustos, en ese caso el arte, como se puede notar en esta multitudinaria foto, justo hace treinta años, en 1993.

DE RADIO SO’O A RADIO SO’O

Hasta bien entrados los años 80, las comunicaciones en ciertos barrios se daban por los vecinos con teléfono o el “radio so’o”, una especie de noticias de boca en boca, que décadas después, en 1996, por las vueltas del destino, le denominarían de igual manera a la sala de encuentros virtuales que fuera pionera, que después de la aparición del vendito internet habían creado Rodrigo Jacks, Miguel Balsevich, Kiko Tatijewski, Lucho Benítez, Francisco Sánchez, entre otros.

LUCHO BENÍTEZ EN 1989

Con respecto al tema, Lucho Benítez, uno de los pioneros en esta historia, nos cuenta sus primeros pasos que, aunque muchos no lo crean, se da en 1989: “La cosa sucedió de la siguiente manera: como yo estaba en el laboratorio de electrónica digital de la Universidad Católica, siendo mi jefe Gerónimo Bellassai, quien me pasó el “password” y me dijo que me tenía que conectar con Washington por una llamada telefónica. Así era en esa época y de ahí, desde este taller de electrónica digital, hice mi primera conexión”. Él nos seguirá contando historias increíbles que estaremos compartiendo en próximas entregas de “Internet de barrio”.

ANNABEL, SENTATE Y USÁ INTERNET

A veces cuesta escribir sobre esta transición del internet vernáculo de barrio y la aparición del internet global propiamente dicho. El salto fue demasiado grande y es una historia muy reciente, tan grande que una de las primeras usuarias, Annabel Pitaud, dice: “Ni siquiera puedo decir cómo y qué fue ese momento, yo me fui al edificio Zodiac (Edificio 14 de Mayo) el día que bajaron internet y no entendía nada. Me dijeron ‘sentate en esta computadora y usá internet’. Y yo les dije ‘¿qué es esto?’. Así empezó todo”.

EL FUTURO: ¿INTERNET DE ANTES?

En un artículo de junio del último año de la década pasada, en estas mismas páginas, había hablado de cartas que se enviaban vecinos del centro de Asunción mediante las que uno le mandaba saludos, de paso, al vecino del vecino (“La imaginaria carta de la botánica”. La Nación, 9 de junio de 2019), donde todo transcurría más lento. ¿Cuál es el futuro que vendrá? No lo sé. De lo único de lo que estoy seguro es que los encuentros o nuestros “internet de antes” o “internet de barrio” jamás podrán ser superados solamente por la pura tecnología.

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