Jorge Zárate, jorge.zarate@nacionmedia.com - Fotos: Christian Meza

Los que lo recorren piden inversiones para que el pulmón de la ciudad pueda recuperar su esplendor. Concejales y activistas exponen que es necesario salir del abandono. Informan que hay un compromiso del presidente electo para que el Ministerio de Obras Públicas ejecute las obras a las que se obligó. Aquí una recorrida.

Wilfrido Valenzuela embellece los canteros que bordean la calle que lleva hacia la Casa Grande de los López. “Hace 49 años aquí aprendí el oficio de jardinero”, cuenta con las manos apoyadas en la escoba-rastrillo que apenas antes se movía ágil quitando hojas secas.

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Con sus 64 años fue testigo del paso de generaciones por el Jardín Botánico y Zoológico de Asunción (JBZA). Ahora habla junto al armónico conjunto de plantas ornamentales que supo hacer crecer: “Hace falta inversión”, reclama. “Para ponerlo lindo, porque aquí, si es un buen día soleado, pasan un sábado o domingo unas 10.000 personas, ¡llenito de gente, es espectacular!”.

Deja pensando Wilfrido aportando la razón contundente de la masividad del espacio público, cuidarlo es cuidar la gente, se entiende.

Cuando carga su carretilla para avanzar en la tarea, recuerda que ya hace más de una década pidió que le pongan una canilla más cercana al sector de esos canteros que cuida con esmero porque tiene que acarrear agua en baldes desde muy lejos, casi todos los días.

“Cada intendente que sube, casi nunca pasa por acá, lo consideran como un egreso de dinero, entonces si no entra dinero parece que no les interesa”, apunta. Cuenta también que son unos 300 trabajadores para cuidar 300 hectáreas y que le falta mantenimiento a las pasarelas de la nueva reserva ecológica.

Para Carlos Zárate y Marli Delgado, de la cátedra Historia de la Arquitectura del Paisaje de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), “el estado actual es muy grave. Presenta importantes deterioros y diversos daños ya irreversibles. Es resultado de décadas de desidia y administraciones incompetentes, que evidencian la incapacidad de entender todos los aspectos que hacen único a este lugar”, apuntaron.

–¿Qué se podría hacer para poner en valor el Jardín Botánico y Zoológico?

–Necesitamos autoridades responsables, profesionales y comprometidas. Que entiendan la importancia ambiental, cultural e histórica del conjunto (y cada uno de sus componentes) y lo denigrante que resulta para el país tenerlo en las condiciones actuales. Que se asesoren, que convoquen a expertos en botánica, zoología, geología e hidrología, en historia, arqueología y patrimonio, en ciudad y parques públicos. Que se asuma la gravedad de la situación actual y a partir de ahí la necesidad de generar un plan integral de restauración del conjunto respetando sus características iniciales, de formación. Para ello es ineludible previamente un plan de investigación de aquellas características. Y entender que es un emprendimiento tan complejo que los cronogramas y recursos deben ser importantes.

Allí parece estar la clave del problema, la ausencia de inversiones, de un presupuesto que permita mantener y dotar de infraestructura.

Para la concejala Jazmín Galeano (PEN), presidenta de la Comisión de Recursos Naturales de la Junta Municipal de Asunción, “el estado de abandono viene a raíz de la falta de capacidad de gestión de la dirección, la incapacidad de ejecutar el presupuesto aprobado. El JBZA no es solo el Zoológico. Cuenta con patrimonios históricos, un vivero, una reserva y a todo se le debe dar importancia”, apunta.

Galeano recordó que lo que da valor al espacio verde son sus “hectáreas de bosque natural, las distintas especies de animales, el museo y los bienes patrimoniales históricos que albergan riquezas, por lo que se deberían desarrollar innumerables actividades educativas. Entonces un compromiso por parte de las autoridades traducida en acciones concretas e inmediatas, siguiendo un plan de manejo, será necesario para reivindicar el valor del cual ha sido desposeído el JBZA a lo largo de los años”, apuntó.

La concejala dijo que hace más de un año vienen haciendo pedidos al ejecutivo municipal para que se ponga en actividad. “Son acciones que no han prosperado a la fecha, pero seguiremos trabajando incansablemente porque tengo la convicción de que el JBZA se puede revitalizar por completo si se llevan a cabo las propuestas y diseños técnicos con los que contamos, tenemos propuestas de planes de cooperación nacional e internacional que solo podrán encaminarse con los cambios que planteamos hacer”, apuntó.

Para el concejal Félix Ayala (PLRA) debería insistirse en la ejecución correcta de los 15.000 millones de guaraníes anuales que tiene como presupuesto el JBZA. “Valoramos las acciones de la Fundación Llorens en lo que hace a la alimentación de los animales del Zoológico, pero el Botánico es el espacio verde donde cientos de asuncenos quieren hacer sus ejercicios diarios y no veo yo una gran mejora”, consideró.

COMPENSACIÓN

Ayala contó que “el intendente (Óscar Rodríguez) está en conversaciones para que el Ministerio de Obras Públicas compense a la municipalidad cumpliendo el convenio firmado en ocasión de la autorización de los viaductos en el que se comprometía a ejecutar varias mejoras en la parte edilicia, como la reparación completa de la avenida Artigas a modo de compensación. A mí me dijo que ya habló con el presidente electo Santiago Peña para poder hacer efectivo este acuerdo”.

Por su parte, Matilde Schaerer, del grupo de activistas Amigos del Jardín Botánico, recuerda que dicho convenio “se tendría que haber terminado antes de comenzar la obra, es decir si el MOPC no cumplía había que suspender la obra. No se hizo nada hasta ahora, presentamos denuncias en la Contraloría en octubre/noviembre del año pasado”, apuntó.

El grupo consiguió que la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) notificara la imposibilidad de seguir adelante con el proyecto MUCI mediante el cual se pretendía incorporar un museo en el predio del Botánico. “Igual ahora tememos que quieran cambiar el uso de suelo para convertirlo en lugares comerciales como se quiso hacer con el MUCI, que era un gran shopping y no solo un museo de ciencias. Sabemos que tienen la idea de declarar área protegida solo las 100 hectáreas de la reserva ecológica y no todo el predio del Botánico como es ahora”, comentó la activista.

Sobre el cuadro general del Botánico, Schaerer coincidió en que “realmente está en un estado de abandono, comenzando por el cercado, que a lo largo de la avenida ya casi no existe porque se va robando, hacia Zeballos Cue hay grandes aberturas, entran vacas a pastar y de repente también está el pasto crecido. Las casas históricas están abandonadas, parece que esperan que se derrumbe. La gente está aplastada, porque es muy desigual la lucha porque es todo un Estado que está en complicidad, nunca estuvo tan abandonado como está ahora, se forman basurales que ya están como vertederos”, dijo.

EL ZOOLÓGICO

Lo primero que sorprende son los tigres, los pumas, los yaguaretés. Allí están Ismael Benítez con su familia. “Venimos desde Alto Paraná, creo que antes en una visita anterior que hice estaba mejor”, dice mientras las pequeñas Gabriela y Cecilia abren los ojos de asombro ante la majestuosidad de los tigres de Bengala.

Sheyla considera que “es lindo el lugar, es la primera vez que vengo, nunca había visto un hipopótamo”, dice esta mamá que pasea por los senderos del Zoológico. “Está un poco descuidado”, agrega mientras su hijita Montserrat cuenta de lo impresionada que la dejó el yacaré de la laguna.

Graciela Rodríguez es funcionaria municipal y hace las veces de guía de los caminantes. “Hace falta un poquito de inversión”, pide mientras en la caminata se ven los hierros y alambres doblados de jaulas impactadas por árboles caídos que ya no se recuperaron.

“Estas son las estrellas del zoo”, dice Gabriela Pedrozo señalando a las kuriyú que se enroscan en el ramaje del árbol del espacio que les destinaron. “En breve habrá que podar para que no se enrosquen por el cable”, calcula.

Durante el recorrido una manada de carayás que “vinieron de la reserva ecológica” hacen de las suyas pasando de árbol en árbol, caminando sobre las jaulas, metiéndose en alguna también. Lo propio hacen unos “pilinchos” que se colaron en la jaula de la sariá patas rojas a comerle su alimento balanceado.

“Ya no tenemos chimpancés, leones, ni elefante”, se lamenta la trabajadora. Sigue siendo impresionante ver a Chiquito, el hipopótamo más grande del Zoológico, mantener una “discusión” con su paciente cuidador, Isidro, que lo insta a servirse su comida de pastos frescos.

La veterinaria Alicia Coppola fue la jefa de Unidad de Cría del JBZA y recuerda que “no hay nada que se compare con tener un animal para conocerlo. Hace un año que no voy al Zoológico, no puedo decir gran cosa. El estado general de nuestro zoológico va a requerir muchas acciones para que cambie. Creo que un zoológico debe ser excelente o no existir y para ser un muy buen zoo hay que cumplir una serie de requisitos: primero, mantener el bienestar animal, hábitat adecuado, trabajar en la reproducción de algunas especies, especialmente en las que están en peligro de extinción en la zona, por decir, los papagayos azules. Otro punto es la educación ambiental, se puede sensibilizar muchísimo a la gente con un buen trabajo de educación. Esto hace a los objetivos de un zoo moderno”, apunta.

“Muchas personas sin conocimiento del tema insisten en que liberemos a los animales en cualquier parque, reserva o terreno. Rehabilitar un animal para reintroducirlo a su hábitat natural implica un sinfín de conocimientos. Para sobrevivir en su ambiente, los animales tendrán que ser capaces de encontrar alimento, evitar depredadores, interactuar con sus congéneres y desenvolverse en un ambiente complejo. Hay que tener los conocimientos y la responsabilidad necesaria para no condenar a un animal a una muerte segura”, agrega.

En su libro “Ogarenda” recordaba el episodio de la elefanta Maia, ya fallecida, que fuera una de las principales atracciones del zoo capitalino: “Me duele pensar en esa elefantita, separada tempranamente de su madre y pasajera de un futuro sin sentido. Me duele la condena de ese hermoso animal a una vida en soledad. No acuso a nadie. Ella fue parte de un zoológico de exhibición que existió durante siglos y que, por suerte, hoy tiene un enfoque totalmente diferente. Todos los zoológicos del mundo se están alineando bajo objetivos de reproducción, investigación y educación, teniendo como prioridad, sobre todas las cosas, el bienestar animal”.

Ese parece ser el camino.

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El caso del Herbario

El Herbario Teodoro Rojas, uno de los primeros de Sudamérica, está ubicado en el interior del Jardín Botánico de Asunción y forma parte de la antigua casa de Carlos Antonio López y, según denunciaron especialistas el sitio, está en ruinas y corre riesgo de derrumbe.

Para los arquitectos Carlos Zárate y Marli Delgado, “es apenas una muestra más de la falta de compresión e interés en ese conjunto patrimonial y su altísimo valor como tal. Es el primer herbario propiedad del Estado paraguayo y el primero organizado por un científico paraguayo. Es la evidencia física de los primeros esfuerzos locales sistematizados para generar una colección de estudio científico”.

Los especialistas de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA) mencionaron que el Herbario “tiene además el mérito de haber sido organizado en las condiciones más adversas imaginables. Es en realidad una colección de colecciones, no solo del botánico compatriota Teodoro Rojas, también de extranjeros de renombre internacional como Karl Fiebrig y Cornelius Osten, además de la colección Flora Brasiliensis, obsequio del Brasil a mediados del siglo XIX. Es historia pura y el valor histórico nunca se pierde”, consideraron.

El sacerdote Hugo Fernández, director del Museo Monseñor Bogarín, indicó que “los techos están invadidos por guapo’y y kupi’i, las goteras y rajaduras llenan de humedad el recinto. Las raíces de las plantas hacen estragos”, expuso.

Ante esta situación, sugirió que se “independice” el Herbario de la dirección general del Jardín Botánico con una administración propia. “Los encargados de custodiarlo deben ser elegidos por méritos y que sean profesionales con conocimientos en el tema que protejan tan importante patrimonio”, sostuvo.

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