Así como cada prosa tiene su propio tempo, su ritmo, su péndulo y cadencia, la vida de Milia, por sus propias idas y vueltas, dejó atrás la urgencia y ahora encuentra el mayor disfrute de su producción literaria con el lanzamiento de su última novela corta, “Cruzaré el mar para encontrarte”.
- Por Jimmi Peralta
- Fotos: Gentileza
De niña se acercó a la lectura y el desarraigo la forzó a abrir una puerta para expresarse que ya jamás cerraría. Así, sensible y precoz, Milia Gayoso empezó a escribir en la frontera de su primer decenio. Casi dos décadas después publicó el libro “Ronda en las olas”, su primer material. Hoy, con una ingente producción en su haber y con mucha vida transcurrida bajo el puente, presenta su último trabajo. Se trata de “Cruzaré el mar para encontrarte”, una novela corta que lleva el sello de la editorial Rosalba.
Hace unos años la escritora se inclinó para trabajar textos con temáticas para jóvenes y niños, y sin darse cuenta se fue involucrando desde la producción literaria en la labor divulgativa del hábito de la lectura. Miles de estudiantes paraguayos ya la leyeron, centenares tienen sus libros autografiados en su propia escuela, un trabajo que para Milia tiene mucho más que una devolución en metálico.
Abuela, madre, esposa, periodista, escritora y mujer, Gayoso, excompañera de la casa, habla hoy con Nación Media sobre su último libro y su experiencia en el mundo de las letras en el que navega cada día más.
–¿Podrías hablarnos un poquito de la trama y del protagonista de “Cruzaré el mar para encontrarte”?
–Habla sobre una búsqueda, una necesidad de conocer su origen y el motivo de la separación. Tenía en mente este tema hace muchos años y ahora lo escribí. Algunas personas llevan una vida perfecta en apariencia. Sin embargo, la transitan con dolor o con interrogantes, como es el caso de Rebeca. Ella creció rodeada de amor, pero le faltaba llenar un gran vacío y conocer sus orígenes. Este libro es una nouvelle (una novela corta de 70 páginas), con una historia de amor y esperanza, que en el poco tiempo que lleva publicado ya me dio muchas satisfacciones.
–¿Cómo surge la historia y la producción concreta de “Cruzaré el mar para encontrarte”?
–Muchos de quienes escuchan el título de mi nuevo libro piensan que se trata de una historia de amor, de las convencionales. Es una historia de amor, pero filial. A lo largo de mi vida he llegado a conocer historias de adopción, varias de ellas con finales felices, pero hay un punto en común. En la generalidad de los casos, el joven o la muchacha adoptada busca conocer a su madre biológica o saber el motivo de haberla entregado a otra familia.
–¿Qué desafíos te ponés para la difusión de “Cruzaré el mar para encontrarte”?
–No realizo un trabajo de marketing, hago algunas publicaciones en mis redes sociales y voy a los eventos que me invitan. Tengo prevista una presentación de la nouvelle en la FIL Asunción 2023, con colegios de Villa Hayes (Chaco), además de visitas a varias instituciones.
PÚBLICO JUVENIL
–Estás trabajando en los últimos años textos enfocados en jóvenes. ¿A qué insumos temáticos, estilísticos o de referencia recurrís para acercar tus textos a tus lectores?
–Cuando escribí mi primer libro de cuentos para adolescentes, “Las alas son para volar”, tenía hijas adolescentes y preadolescentes que se reunían con sus amigas en casa constantemente. De sus conversaciones fui sacando numerosos temas sobre hechos que les interesaban a chicos y chicas de su generación. Luego nacieron los otros libros siguiendo la misma línea.
Tanto en los libros de cuentos como en mis novelas breves –”Donde el río me lleve”, “Malva en flor” y “Cruzaré el mar para encontrarte”– hay un tema central que habla de amores hija-madre, hija-padre. Hay abandono, reencuentro y redención. Son historias que han ocurrido y seguirán ocurriendo. Por ello es que les resulta fácil la lectura de mis textos y hasta aparecen jóvenes que se sienten identificados con alguna de las protagonistas.
–¿Qué te da la interacción con tus lectores y que en particular estos sean niños y niñas?
–Me da alegría y fuerza. Precisamente ahora me encuentro en plena recuperación después del tornado llamado chikungunya y así medio renga empiezo de nuevo mis encuentros con los jóvenes. Vuelvo “rota”, pero feliz. Es impresionante todo lo que uno recibe de los niños y los jóvenes, el caudal de cariño no tiene precio. Un simple cuento ellos lo convierten en oro, con sus interpretaciones (teatro, canto, danza, poesía), dibujos, afiches. No hay nada como sentirse estironeado para recibir abrazos, firmarles los libros o quitarse una foto porque les gustó el libro que escribiste.
–Hay una camada de autores que están apostando a literatura para el contexto escolar y hay oportunidad ahora de que cátedras de colegios apuesten a trabajar con textos de autores locales. ¿Cómo ves esa dinámica?
–Sí, varios autores están escribiendo especialmente para niños y jóvenes, y por suerte algunos docentes eligen textos de autores paraguayos para sus clases, lo cual es fantástico, porque además de incentivar la lectura, da la posibilidad de que se conozca nuestro trabajo y podamos vender más libros. El escritor necesita ganar dinero para seguir escribiendo porque escribir es un trabajo que lleva tiempo y dedicación.
SATISFACCIÓN
–Posiblemente recorriste más colegios en una década que todos los ministros. ¿Qué aprendizaje te dejó eso?
–Realmente visité muchos colegios y he cosechado tanto cariño que no se puede medir. Tengo cajas llenas de dibujos, de cartas, de poemas inspirados en mis cuentos. No es un secreto que el escritor paraguayo no puede vivir de lo que gana con sus obras, pero la satisfacción que se siente en estos encuentros es un pago extraordinario que alimenta el alma. Todos los encuentros que mantuve con los chicos siempre han sido maravillosos. Algunos presentan trabajos extraordinarios que sacan lo mejor de lo que leyeron.
–¿Qué anécdotas podés contarnos de tus últimas experiencias?
–Te cuento sobre mis tres últimos encuentros en el marco de la celebración del Día del Libro: el día 21 visité el Colegio Dante Alighieri junto con otros escritores. Si bien no todos nos conocían o habían leído alguna obra nuestra, la receptividad fue extraordinaria. El 22 estuve en el Instituto de Formación Docente de la ciudad de Eusebio Ayala con alumnos que están a pasos de convertirse en maestros. Fue una maravillosa experiencia a partir de la lectura de mi último libro. Los jóvenes desarrollaron varias disciplinas artísticas desde la lectura: danza teatro, poesía, afiches y traducciones al inglés y guaraní. Los alumnos del tercer semestre realizaron una gigantografía de la tapa del libro utilizando más de tres mil tapitas. Es una obra de arte que me sacó lágrimas de emoción. El lunes 24 visité el Colegio República de México, de Itauguá. Los jóvenes del sétimo, octavo y noveno grado leyeron varias obras mías y mantuvimos una charla riquísima a partir de la lectura que realizaron. Cuando salgo de una de estas instituciones, floto en una nube de alegría. Por otro lado, el contacto de los niños y jóvenes con el autor de un libro que leyó tiene gran importancia para ellos, porque les da la posibilidad de adentrarse en el mundo de esa persona que ellos veían con otros ojos. Además, pueden acceder a datos que les haga tomarle más gusto a la lectura.
LITERATURA Y PERIODISMO
–¿Podrías comentarnos cuál fue el punto de unión en tu obra entre literatura y periodismo?
–Durante varios años realicé diversos materiales para suplementos femeninos y me tocó conocer de cerca historias de tinte social, de resiliencia, de grandes pérdidas, de necesidades extremas. Así fui nutriendo mis escritos de una y otra profesión, tomando personajes y sus historias que conocí en la profesión de periodista para trasladarlos a la literatura. Muchos de mis primeros relatos mostraban un retrato de la sociedad y parecían muy reales. De la misma manera, al escribir para los periódicos en los que trabajé, en mis textos se podían adivinar aires de cuentos o relatos.
–¿Qué cambió en el mundo editorial y de los escritores en todos estos años?
–Cuando comencé a publicar, era un momento de grandes escritores paraguayos, a quienes tuve el honor de conocer primero como periodista, ya que logré entrevistar a la gran mayoría. Era un ambiente fantástico donde se respetaba el trabajo y la trayectoria de los antecesores, aprendiendo, absorbiendo los conocimientos de los otros. Ahora veo con preocupación que algunos jóvenes escritores piensan y expresan que los “viejos” deben dar un paso al costado para que ellos triunfen. Aun en las tribus más primitivas se respeta a los adultos y son tenidos como ejemplo, dignos de admiración por la sabiduría que dan los años. Cada uno debe hacer su propio camino y demostrar que es bueno con trabajo y dedicación, sin pretender que otro le ceda su espacio ganado. En cuanto al mercado, mirando las publicaciones se puede notar el auge existente de nuevas ediciones, lo que indica que se produce mucha literatura. Esto también tiene que ver con el trabajo que se realiza para ganar más lectores en un país donde aún cuesta vender libros y lo que es peor, que se lean.
–¿Qué pensabas al comienzo que era ser escritora y hoy cómo definirías tu oficio?
–Como te comentaba, al comienzo ser escritora era plasmar en hojas de cuaderno mis sentimientos y pensamientos. Luego, se me hizo vital contar las vivencias que llegaban a mí desde diversas fuentes. Hoy, escribir, seguir contando historias, es una necesidad tan imprescindible como el aire para respirar.
BIODATA
Milia Gayoso Manzur es periodista y escritora. Nació en Villa Hayes el 30 de mayo de 1962. Sus trabajos figuran en varias antologías publicadas en Paraguay, España, Francia, Estados Unidos, Eslovenia e Italia. Está casada con Julio César Manzur Caffarena y tiene 4 hijos: Melissa, Vanessa, Julietta y Julio José. Realizó estudios de periodismo en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción. Trabajó como periodista en los diarios Hoy, El Día y La Nación.
Obtuvo el segundo premio del Concurso de Cuentos Guy de Mouppassant en 1993. En 2015, su novela “En el parque de Gaudí” logró la mención de honor del Premio Roque Gaona y en 2019 su novela “Malva en flor” obtuvo la mención de honor del Premio Nacional de Literatura de Paraguay.