Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com - Fotos: gentileza)
Con motivo del Día del Inmigrante Italiano en el Paraguay, Toni nos trae recuerdos de aquellos que un día llegaron al “corazón de América” y la foto de Pepe Lacognata Costanzo, que representa a aquellos hijos de inmigrantes de la Vieja Bota que defendieron el suelo chaqueño.
Concentrado en investigar el sur de Asunción, me llega un mensaje. “Toni: no te olvides el domingo 26 es el día del inmigrante italiano”. En ese momento decidí cambiar de tema y recordé al instante a mi padrino de bautismo Laviero Scavone, que en las frecuentes visitas a su moderna amplia casa de la calle 25 de Mayo y Gral. Aquino, que le había diseñado Paolo Pederzani en los primeros años 60, me “parlaba” en italiano. En la enorme cochera siempre esperándole a él y a su raqueta de tenis el Alfetta 20 verde, del que decía: “E una maraviglia della industria automotrice italiana”.
Momentos después hice un viaje imaginario al hotel Stella D’Italia, regenteado por Ferdinando Graziani, un lugar donde paraban aquellos italianos recién llegados en las últimas oleadas llegadas en barco, ya entrada la década del 50.
SPECIALE, CORINA Y CALÓ
Los caminos del recuerdo me llevan a los oficios de italianos que hasta hoy siguen la tradición como los descendientes de don Gregorio Speciale, quien en 1912 recién llegado de Italia, previo paso por Nueva York, se instalara en el centro de Asunción siguiendo una pasión familiar que habían empezado sus antepasados en la Vieja Bota y que hasta hoy continúa con sus tres hijos joyeros, Pedro, Fernando y Eduardo Speciale, sus nietos y sus bisnietos.
Los hermanos Caló, herreros de alma llegados a principios de siglo XX, cuya tradición sigue hasta hoy de la mano de un descendiente, el ingeniero Luis Caló, con su industria metalúrgica. Los Corina, cuya sastrería sigue incólume en la esquina de Estrella y Montevideo, instalada en 1914 y próxima a cumplir 110 años.
DESDE TITO A “LA AMÉRICA”
La llegada a finales del siglo XIX de tres hermanos Scavone (Domingo, Laviero y Michelle), que emprendieron el giro farmacéutico fundando la farmacia llamada Cruz Roja frente a la plaza Uruguaya. Luego de la Primera Guerra Mundial y por la consecuente pobreza europea, muchos mandaban a sus hijos a hacer “la América” y en ese camino los hermanos Scavone trajeron a tres sobrinos, los hermanos Vicente, Laviero y Antonio. Todos trabajaron duramente en la farmacia, que había cambiado de nombre por Catedral y en cuyo primer piso vivieron, en Palma e Independencia Nacional. Con el tiempo ellos fueron trayendo a muchos paisanos y parientes del pequeño pueblo de Italia de donde vinieron, llamado Tito, uno de ellos mi padre, llegado en el año 1949, razón por la cual existo.
DESDE JOSEFINA PLÁ HASTA PEPE LACOGNATA COSTANZO
Me es difícil seguir escribiendo estas líneas cuando uno está involucrado en la misma historia. Tenemos grandes referentes que escribieron el aporte italiano en el Paraguay en todos los campos como lo hizo Josefina Plá con una de sus últimas publicaciones, “Los italianos en el Paraguay”, editada por el intelectual Miguelángel Fernández bajo el cuidado de Vidalia Sánchez en el año 2015, en la que la dama hispano-paraguaya hace un análisis de la labor italiana desde la Colonia hasta nuestros días.
El aporte desde la reconstrucción de un país devastado es enorme en todos los campos, llegados en las distintas oleadas e instalados en muchos lugares del Paraguay, sobre todo en Asunción, Villarrica, Encarnación o San Pedro y otras ciudades. En este camino de nostalgias exhibimos también el retrato de José “Pepe” Lacognata, que nos recuerda a aquellos hijos de inmigrantes italianos que defendieron el Chaco paraguayo y que representa a muchísimos más.
En el año 2008, con motivo de una muestra sobre los descendientes de italianos en el Paraguay, realicé una obra en la que recordé aquellos apellidos italianos que me venían a la mente. Hoy me gustaría que los lectores terminen de escribir esta publicación nombrando a algunos. La contemporaneidad nos licencia.