Con el fin de arrojar más luces respecto a los fenómenos sísmicos que afectan a la tierra, sobre todo tras el devastador terremoto que sacudió a Turquía y Siria, que ya se ha cobrado la vida de más de 20.000 personas, Nación Media conversó con el geólogo Alcides Maximiliano Caballero, operador de la Estación de Sismología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), quien brindó algunas precisiones sobre estos eventos geológicos.
- Por Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: AFP y gentileza
Lo que más ha llamado la atención, en primer lugar, fue la magnitud de los daños y la cantidad de víctimas que ha dejado el sismo en Turquía y Siria, que se convirtió en la mayor catástrofe que ha afectado a esa región en casi un siglo. Respecto a por qué este terremoto ha causado tantos estragos, el especialista explicó que “el terremoto de Turquía fue devastador porque fue a poca profundidad, es decir, llegó con bastante energía a la superficie”.
Con relación a este punto, los especialistas refieren que el temblor se ha producido a “tan solo” 18 kilómetros de profundidad de la corteza terrestre. Por ello, “las vibraciones que salieron del terremoto no perdieron la suficiente energía antes de llegar a la superficie y eso provocó una agitación extrema en la zona que muchos edificios, especialmente los tradicionales de Medio Oriente, no estaban preparados para soportar”, dijo a la BBC Mundo Stephen Hicks, investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra del Imperial College London.
Además de ello, a esto cabe agregar que se han sumado factores sociodemográficos como el hecho de que el país euroasiático es el que alberga mayor cantidad de refugiados en el mundo, más de tres millones, a raíz sobre todo del largo conflicto que azota a su vecina Siria, que también fue alcanzada por el terremoto y que se debate en una cruenta guerra civil desde el 2011 tras el estallido de la llamada Primavera Árabe.
Observadores internacionales también han apuntado al hecho de que la cantidad tan elevada de víctimas se debe a un factor tan fortuito como que el sismo se produjo en horas de la madrugada, cuando la mayor parte de las personas se encontraban durmiendo en sus hogares, por lo que no fue posible realizar una rápida evacuación ante las primeras señales de alarma.
Con relación a por qué se producen este tipo de movimientos en la tierra, Caballero indicó que “las placas tectónicas o zonas de fallas activas acumulan energía debido al rozamiento y movimiento de ellas; los sismos son respuestas a liberaciones de energía o tensiones en formas de ondas mecánicas que se propagan en el suelo”.
“La tierra se encuentra en constante movimiento, las erupciones volcánicas y los terremotos son fenómenos que siempre ocurrieron y seguirán ocurriendo”, añadió.
MAGNITUD E INTENSIDAD
Sobre la manera en que estos movimientos son evaluados y medidos por la ciencia, el especialista paraguayo refirió que existen parámetros fundamentales de los terremotos. Uno de ellos es la magnitud, para la cual hay una escala en particular, siendo la más popular la escala de Richter, “una fórmula logarítmica que hace referencia a la energía liberada en el momento de un terremoto”. Haciendo uso de esta escala, el terremoto que afectó a Turquía fue de magnitud 7,8.
En tanto, la otra unidad de medida utilizada es la escala de intensidad de Mercalli, “que se encarga de calificar un terremoto en función de sus efectos sobre el entorno”. Esta escala se mide en números romanos de I a XII. Para tener una idea concreta al respecto, en el caso del terremoto que afectó a las ciudades turcas de Osmaniye, Kahramanmaras, Adiyaman o Malatya, la intensidad ha sido estimada en IX, lo cual significa que ha sido “muy destructivo” causando daños severos en las edificaciones del área afectada y derrumbe de muchas de ellas.
A renglón seguido, al ser consultado sobre las zonas más proclives a sufrir este tipo de desastres, el experto detalló que “en el mundo las zonas más activas son las que están en el denominado cinturón del fuego del Pacífico, es decir, las regiones que limitan con el océano Pacífico. Esto se debe a que placas rígidas (placas tectónicas) ubicadas en el subsuelo se encuentran rozándose con otras o entrando una debajo de otra”.
“Las placas tectónicas o zonas de fallas activas acumulan energía debido al rozamiento y movimiento de ellas. Los sismos son respuestas a liberaciones de energía o tensiones en formas de ondas mecánicas que se propagan en el suelo”, respondió ante la consulta de por qué se registran este tipo de fenómenos de manera periódica.
En lo tocante a la relación entre los movimientos telúricos y otros fenómenos extremos como las erupciones volcánicas, Caballero respondió que efectivamente existe una correlación entre ambos y es un caso particular, pues “un ejemplo de ello es cuando ocurren grandes erupciones y dicha fuerza es tanta que hace temblar la tierra o bien provoca la liberación de energía que una zona cercana ya lo estaba acumulando”.
IMPREDECIBLES
En medio del extraordinario desarrollo científico que ha alcanzado la humanidad con el desarrollo de sofisticados dispositivos que pueden predecir una múltiple variedad de ciclos naturales e incluso suplir la inteligencia humana, resulta paradójica la extrema vulnerabilidad de nuestra especie en ciertos flancos, específicamente en lo que respecta a la ocurrencia de actividades sísmicas.
Consultado sobre la capacidad para anticiparse a este tipo de amenazas, Caballero señaló que “hasta el momento la ciencia no permite predecir un evento sísmico. Si bien se pueden saber las zonas donde hay probabilidad que ocurran, no el momento en que estos ocurrirán”.
Por otra parte, el último temblor que se abatió sobre el sureste de Turquía y noroeste de Siria, así como otros fenómenos climáticos extremos que han aumentado en magnitud y frecuencia han disparado las alarmas respecto al posible efecto del calentamiento global y las actividades antropogénicas en el comportamiento del clima. En consideración a este punto, Caballero mencionó que “existen actividades que el ser humano realiza que provocan el movimiento del terreno, aunque la actividad humana no podría tener participación para esta clase de desastre”.
Inquirido sobre a qué tipo de prácticas se refiere, aseveró que “existe una técnica llamada fracking, que inyecta agua a alta presión en el subsuelo. Un método utilizado en muchos países para la extracción de gas y petróleo, aunque las magnitudes de esas prácticas son bajas”.
BAJA SISMICIDAD
En cuanto al potencial riesgo de que en nuestro país podamos sufrir este tipo de cataclismos, Caballero puso paños fríos ante estas señales de alarma aclarando que el Paraguay se caracteriza por poseer una sismicidad de baja magnitud y poca frecuencia. “La baja magnitud y poca frecuencia se debe a que el Paraguay se encuentra lejos de los bordes de placas. Es decir, distantes de los bordes activos”, explicó.
Con relación al aumento de las notificaciones de actividades sísmicas en nuestro país, sostuvo que esto se debe más al aumento de la información y acceso a instrumentos de medición más que al incremento de la sismicidad en sí. “No existe aumento de sismicidad, lo que existe es un aumento en la difusión de la información. Las personas ahora ante un evento sísmico abren un hilo en Twitter y todo el mundo ve. La información está al instante para todos nosotros”, aclaró.
Sobre la ubicación geográfica en que mayormente tienen lugar estos movimientos, explicó que las zonas más comunes son Ñeembucú, Paraguarí y zonas del Bajo Chaco.
BRIGADA CANINA
Al igual que varios países del mundo, el gobierno de México se ha sumado a la ola de solidaridad con el envío de un grupo de rescatistas para colaborar en los trabajos de asistencia humanitaria en Turquía tras el devastador terremoto que afectó a la nación euroasiática. El equipo está conformado por miembros de la Marina, el Ejército, Protección Civil y Cruz Roja Mexicana. Pero los que más notoriedad pública han adquirido en este grupo son los 16 perros de rescate que integran la brigada y que ya prestan ayuda en la búsqueda de sobrevivientes.
“Misión rescate ya en Turquía, aterrizaron a las 5:47 am (hora de CDMX) en la Ciudad de Adana, el punto más cercano a la zona afectada por el sismo. Los 16 binomios caninos serán críticos para las operaciones de rescate. Les mantengo informados”, tuiteó el pasado martes Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores mexicano.
Con una amplia experiencia en este tipo de desastres por la intensa actividad sísmica en su territorio, en México son conocidos los perros entrenados para alertar con sus ladridos cuando encuentran sobrevivientes y cuerpos entre los escombros.
La brigada canina lleva el nombre de Grupo de Rescate Frida, bautizado así en honor a la perra homónima que ganó fama durante las labores de rescate tras el terremoto que afectó al país azteca en el 2017 y que murió a fines del 2022 a la edad de 13 años, cuando ya había sido beneficiada con la “jubilación”.
EL “TOP TEN” SÍSMICO
A continuación la lista de los diez terremotos más fuertes de la historia:
1-Valdivia, Chile - magnitud 9.5° - 22/05/1960
2-Sumatra, Indonesia - magnitud 9,3° - 26/12/2004
3-Estrecho de Prince William, Alaska - magnitud 9,2° - 28/03/1964
4-Sendai, Japón - magnitud 9,0° - 11/03/2011
5-Kamchatka, Rusia - magnitud 9,0° - 04/11/1952
6-Ecuador y Colombia - magnitud 8,8° - 31/01/1906
7-Concepción, Chile - magnitud 8,8° - 27/02/2010
8-Islas Rat, Alaska - magnitud 8,7° - 04/02/1965
9-Sumatra, Indonesia - magnitud 8,6° - 28/03/2005
10-Sumatra, Indonesia - magnitud 8,6° - 11/04/2012
Fuente: ISAAC