Los Sussex han recibido controvertido premio en Nueva York y estrenan docuserie conflictiva “contra” la familia real británica que “no coment”. Kate Middleton alquila vestido verde y usa choker de Ladi Di en Boston. Sharon Stone habla de los ataques por luchar contra el VIH/sida y Céline Dion está en un mal momento de salud. Mientras, en Mónaco las princesas sonríen felices.

SUSSEX VS. WINDSOR

A mucha gente en el mundo ya está comenzando a molestarle la sobreexposición mediática del príncipe Enrique y su esposa Meghan por la actitud de sacar provecho de la supuesta crisis con la familia real británica, a la que dejaron hace más de dos años. Lo que ocurre, según algunas voces, es que ellos se alejaron, pero siguen hablando de lo mismo como en la serie documental que estrena Netflix, por la que ellos habrían cobrado algo así como 20 millones de dólares, y donde ventilan la supuesta mala relación con la familia real, los prejuicios de los que ella habría sido “víctima” y lo difícil que es adaptarse a las costumbres del protocolo. Los dardos del hijo más pequeño del actual rey Carlos III y de la extinta Lady Diana se dirigen sobre todo a su hermano y ahora príncipe here­dero Guillermo, al que le “acusa” de estar demasiado apegado al protocolo. “No se nos había per­mitido contar nuestra historia porque ellos no querían”, afirma Meghan (41) en uno de los prime­ros tres episodios de la serie documental “Harry & Meghan” difundidos por Netflix. “No se nos permite, siempre ha sido así, agregan juntos y acusan de “jauría de corresponsales” a la prensa británica, a la que Harry sigue señalando como culpable de la muerte de su madre, demostrando que ahora ellos se han puesto a contar la versión más hollywoodense de su historia. Por ahora, la familia real de Inglaterra ha dicho que “no harán comentarios”, pero voces cercanas afirman que están un “poco hastiados del tema” como el supuesto racismo de una prima de la reina que repite la pareja, que ha recibido un premio (ver foto) en Nueva York del Instituto Robert Kennedy por su “lucha contra el racismo”. Cada uno a lo suyo y seguramente veremos más adelante lo que pasará con los mediáticos Harry y Meghan y los otros Windsor. La guerra está servida…

PREMIO DE LA MODA

Los Fashion Awards, cono­cidos como los Óscar de la moda, han reunido una mul­titud de modelos, diseña­dores, cantantes y apasio­nados de la industria de la moda y la belleza en el Royal Albert Hall de Londres para repartir premios y homena­jear la creatividad. Y ejemplo de ello fue la alfombra roja que mostró a muchas estre­llas de la música, el cine y las modelos top, luciendo esti­los muy diferentes. Uno de los estilismos más comenta­dos ha sido el de Rita Ora, un vestido rojo transparente que dejaba ver por com­pleto su ropa interior.

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Pero si hablamos de elegancia, el vestido plateado de Naomi Campbell vestida de Valen­tino al igual que el impresio­nante modelo en rojo que lució Florence Pugh y que fue la encargada de entregar el premio de la noche fue el diseñador y director creativo de la maison Valentino, Pier­paolo Piccini, que acudió con su esposa y sus dos hijos. Dos modelos extraordinarios y muy diferentes que nos dejan ver la capacidad creativa del italiano que se ha quedado en Valentino y ha logrado reposicionar a la marca en lo más alto del parnaso de la moda.

PERSEGUIDA POR SU LUCHA

Sharon Stone es una referente de la lucha contra el VIH/sida y presenta cada año la Gala amfAR, que es la más mediática sobre el tema. Pero afirmó hace días que recaudar fondos para la investigación del VIH/sida supuso una amenaza para su tra­bajo. “Destruyó mi carrera. No trabajé durante ocho años. Me dijeron que si vol­vía a hablar de con­dones se eliminarían los fondos. Me ame­nazaron de muerte en varias ocasiones y decidí que tenía que seguir adelante”, dijo el pasado viernes en una charla, visible­mente emocionada, según la revista Peo­ple. La actriz y activista explicó en la misma conversación que fue una gran sorpresa para ella cuando la organización benéfica le pidió por primera vez en 1995 que reemplazase a la entonces presidenta Elizabeth Taylor en su famoso evento anual de recaudación de fondos en el Festival de Cine de Can­nes. Stone discutió la propuesta con su entonces publicista, Cindy Berger, que ya le advirtió del peli­gro que supondría aceptarla. “Ella me dijo: ‘Si lo haces, destruirás tu carrera’. En ese momento no se te permitía hablar sobre sida. Entonces le dije: ‘Lo sé, pero lo voy a hacer, me vas a matar’. Ella respon­dió: ‘Y si no lo haces, también te voy a matar”, explicó. “No tenía idea de la resistencia, la crueldad, del odio y de la opresión a los que nos enfrentaríamos”, añadió . “Me quedé durante 25 años, hasta que tuvimos anuncios de tratamientos contra el sida en la televisión igual que habíamos tenido de aspi­rinas” y aseguró que no se arrepiente. Después de una ausencia de ocho años, Sharon Stone volvió a presentar la Gala amfAR celebrada en el Festival de Cannes el pasado mayo. Su última aparición en el mismo evento fue en 2014, en la 21ª edición, cuando la organización logró recaudar 35 millones de dólares en una noche.

KATE, CON TRAJE DE ALQUILER

Al más puro estilo de moda sostenible, la princesa de Gales, Kate Middleton, alquiló un vestido verde y recuperó el choker favo­rito de Diana para los premios Earthshot que han entregado en Boston, los pre­mios que promueve Guillermo para bus­car soluciones innovadoras a los desafíos medioambientales del planeta. La princesa se ha vestido para la ocasión con un vestido largo con hombros descubiertos de Solace London de un color verde pistacho muy intenso para pisar sobre la alfombra verde reciclada desplegada en el MGM Music Hall. El diseño, de nombre Sabina, tiene un precio de 350 libras, pero no forma parte de su armario, sino que lo ha alquilado a tra­vés de una plataforma de alquiler de ropa que cobra entre 74 y 194 libras al día por el traje. Una opción perfecta para una noche “verde” como la que los príncipes de Gales han protagonizado en Boston, motivo de su viaje de tres días a Estados Unidos. Para su vestido verde, Kate ha lucido joyas verdes: unos pequeños pendientes de diamantes y esmeraldas de Asprey y un espectacular choker de estilo art decó de diamantes y esmeraldas que perteneció a la reina María y forma parte de la colección de la familia real británica desde el siglo pasado. Isabel II se lo regaló a Diana de Gales y se convirtió en su choker favorito. Lo lució en bastantes ocasiones –algunas de ellas acompañando a un vestido verde, como ahora hace Kate Middleton–, aunque su momento más destacado fue en el viaje por Australia de Carlos y Diana a Australia en 1985, cuando la fallecida princesa se la puso a modo de diadema con la gran esmeralda verde en el centro de su frente. La última vez que la llevó fue para la fiesta por su 36 cumpleaños, unas semanas antes de morir en París. Desde entonces esta es la primera vez que un miembro de la familia real británica lo recupera.

TÍA Y SOBRINA , JUNTAS

No es habitual que Carlota Casi­raghi y Charlène de Mónaco estén juntas en un acto oficial del que ellas son las únicas de la familia principesca de Mónaco. Pero lo han hecho y muy felices días pasados en las que se las vio cómplices, divertidas y muy unidas durante su visita a la villa navideña de Mónaco. Char­lène se encuentra cada vez más recuperada y por eso va incor­porando cada vez más cosas a su agenda. Aunque todavía se cansa con facilidad, citas como esta la ayudan a cumplir con sus labores como princesa y a poder pasar tiempo con sus hijos. Los pequeños Jacques y Gabriella también estuvieron presentes en esta cita, igual que sucedió el año pasado, cuando acudieron en compañía de su padre. Pero ahora Charlotte ha acompa­ñado a la esposa de su tío a ese acto lleno de alegría navideña y ambas han demostrado, ade­más de alegría, su elegancia, con abrigos invernales para combatir el frío. Charlene de gris y Car­lota con un Chanel of course a cuadros.

RETIRO Y TRISTEZA

Desde que se mostrara hace más de un año demasiado delgada y enfrentara las críticas diciendo que estaba bien luego de pasar por la muerte de su esposo y mánager de toda la vida y de uno de sus hermanos, ambos víctimas del cáncer, Céline Dion abandonó los escenarios y no se tuvieron noticias de ella por largos meses. Ahora no corren buenos tiempos para la cantante, que ha anun­ciado que deberá abandonar el proyecto de una gran gira para el 2023 que comenzaría en febrero del año próximo. Ella misma ha dado la noticia el jueves a través de su cuenta de Instagram y entre lágrimas dijo: “Siento haber tardado tanto en comunicarme con vosotros, os echo de menos y no puedo esperar a estar en el escenario hablando con vosotros en persona. Como sabéis, siempre he sido un libro abierto y no estaba preparada para decir nada antes, pero estoy lista ahora. He tenido problemas de salud durante mucho tiempo y no me es fácil lidiar con ellos y hablar sobre lo que está pasando”, comenzaba hablando en un vídeo en el que se mostraba más que afectada por tener que parar su carrera por un motivo tan preocupante. “Recientemente”, continúa la cantante, “me han diagnosticado un trastorno neurológico muy raro llamado síndrome de la persona rígida, que afecta a una persona de cada millón. Aunque todavía estamos aprendiendo sobre esta rara condi­ción, ahora sabemos que es lo que ha estado causando todos los espasmos que he estado teniendo. Me duele decir hoy que eso significa que no estaré lista para reiniciar mi gira en Europa en febrero”. “Todo lo que sé es cantar, es lo que he hecho toda mi vida y es lo que más me gusta hacer. Os echo mucho de menos. Echo de menos estar en el escenario actuando para vosotros. Siempre doy el 100% en mis espectáculos, pero mi situación en este momento me impide darlo”.

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