Somos concebidos mediante la unión de espermatozoides y óvulos, por eso se parecen tanto físicamente los hijos a los padres hasta niveles asombrosos. Pero el ser humano tiene la particularidad entre los seres vivos de que no solo es una réplica genética, lo es también a nivel cultural y en una gran diversidad.

  • Por Aldo Torres*
  • Fotos: Gentileza y AFP

Los seres vivos son, en esencia, replicantes. Y lo son gracias a los genes y la información que estos contienen, la cual se transmite a través del tiempo mientras tienen éxito y sobre­viven. Los genes son replica­dores biológicos.

La comunicación genética funciona igual para los huma­nos, ya que somos concebidos mediante la unión de esper­matozoides y óvulos, por eso se parecen tanto físicamente los hijos a los padres hasta nive­les asombrosos. Pero el ser humano tiene la particularidad entre los seres vivos de que no solo es una réplica genética, lo es también a nivel cultural y en una gran diversidad.

Desde luego, nacemos en una cultura determinada, que incluye costumbres, modos de vestir, un idioma y la forma de hablarlo, una religión, etcétera. Instinti­vamente, aprendemos el arte de la imitación y de casi todo el resto se encargarán los pro­genitores, la familia, los ami­gos, la escuela, la Iglesia, la prensa, la política y, en fin, todas las instituciones cul­turales y la experiencia de vida que enfrentemos.

EL GEN EGOÍSTA

Siguiendo más o menos esta línea de pensamiento, en su libro “El gen egoísta” (1976), Richard Dawkins argumentó que, en efecto, la especie humana ha desarrollado otro agente replicador, tan compe­tente y eficaz como los genes. Para nombrar a este agente acuñó el término meme.

Dawkins explica que “una idea-meme podría ser defi­nida como una entidad capaz de ser transmitida de un cere­bro a otro”. El medio del que se vale un meme para propa­garse es la cultura. Si el meme logra replicarse continua­mente se considera exitoso, pues ha logrado subsistir. Un meme puede ser provechoso o dañino; el meme es solo el portador de la información, una información en aparien­cia completa y cerrada en sí misma, perfecta como un cír­culo. Desde luego, la cultura humana ha fabricado incon­tables memes.

Pocos se han extinguido, muchos han ayudado a cons­truir; otros tantos, a destruir. Además, los memes pueden ser gregarios, es decir, asociarse con otros memes y establecer agrupaciones, conjuntos y, si logran un entendimiento, con­formar una ideología. Las ideo­logías, en tanto, tienen un nivel primario de funcionamiento, como un kit de uso diario, prêt-à-porter, que se denomina sen­tido común.

HEGEMONÍA

Este sentido común, que Gramsci llamaría hegemo­nía, es algo de lo que se pre­ocupó siglos antes un filó­sofo ateniense que iba por la vida diciendo que no sabía nada, pero que quería apren­der. Su nombre era Sócrates y con su mayéutica preten­día ayudar a las personas a alcanzar un conocimiento de las cosas que superase el pre­juicio y perfeccionase su sen­tido común.

Desde luego, esta insistencia de Sócrates de que las per­sonas pensaran más allá de sus verdades preestableci­das le costó eventualmente beber la cicuta. Su estudiante aventajado, Platón, pensó que antes que andar por las pla­zas y calles haciendo pre­guntas-martillo para demo­ler conceptos y terminar bebiendo veneno o ser des­terrado, era mejor escribir una alegoría.

Así lo hizo y pensó en una caverna en la que había pri­sioneros atados de pies y manos, frente a una pared en la que se proyectaban sombras de objetos movidos detrás de ellos por efecto de una fogata más atrás. Todo lo que conocían estos prisio­neros eran esas sombras. Esa era su realidad.

Pero un día, uno de los prisio­neros escapó de sus ataduras y descubrió el fuego que pro­yectaba las sombras y vio a quienes movían los objetos que representaban las cosas. Una vez afuera de la caverna y luego de que sus ojos se acos­tumbraron a la luz del sol, descubrió todo un mundo en el que vio las cosas reales que aquellos objetos en la pared de la caverna solo imitaban.

El prisionero fugado decidió volver junto a sus viejos com­pañeros para convencerles de que debían escapar de allí, que lo que veían en la pared eran solo sombras, que afuera estaba la realidad y que quizá arriba, en el cielo, podía haber verdades aún más perfectas. Los prisioneros lo trataron de loco y le pidieron con descor­teses palabras que se largara inmediatamente de allí y les dejara en paz.

Ilustración del mito de la caverna de Platón.

POTENCIAL DESTRUCTIVO

Y es que las sombras por sí mismas pueden consti­tuirse en sentido común. De hecho, lo hacen. En la actua­lidad, en el Paraguay –y en el mundo– hay memes que ya han probado histórica­mente su efectividad para colonizar mentes y estable­cerse como un sentido común con un potencial destructivo superlativo.

Algunos de los memes que impregnan el sentido común de la sociedad para­guaya que resultan espe­cialmente perniciosos por legitimar acciones atroces afirman que en la dictadura hubo “paz y progreso” o que se dormía con las ventanas abiertas. Así también, llegan hasta racionalizar la violen­cia contra las mujeres bajo el supuesto de que “ella se lo buscó por vestirse así” o justificar el discurso de odio o la apología el crimen bajo el escudo de la libertad de expresión.

La lista de estos memes des­tructivos, que son verdade­ros esterilizadores mentales, es inversamente proporcio­nal a la cantidad y calidad del debate público en el país; es decir, tanto más extensa cuanto menos debate y pen­samiento crítico. Como bien lo expresara Dawkins, “nada es más letal para ciertos tipos de memes que una tendencia a buscar evidencias. El meme para una fe ciega asegura su propia perpetuación por el simple e inconsciente recurso de desalentar una investiga­ción racional”, escribe el cien­tista británico.

El científico británico Richard Dawkins.

Por tanto, habría que apelar a la reflexión ética, preguntar siempre por qué y por qué no. Asimismo, habría que hacer uso de la política, esa política como la entiende Álvaro Gar­cía Linera, que la define como la lucha por el sentido común. En tal sentido, resulta nece­sario explotar las potencia­lidades de la democracia y desafiar discursivamente, con argumentos y razona­miento, la hegemonía cultu­ral de estos memes destruc­tivos tan exitosos en nuestra historia.

Si los partidos políticos gran­des tienen la cantidad de votos que tienen en cada elec­ción no es porque los com­pran o porque arrean votan­tes, como despectivamente afirman los derrotados, sino porque han logrado conven­cer con sus memes a cientos de miles de personas hones­tas, trabajadoras, esperanza­das y decentes que terminan votando a sus verdugos y con­virtiéndose en replicantes del sistema que los agobia.

Al Paraguay le vendría de per­las absolver a Sócrates y abra­zar la mayéutica. La mente del ser humano ha creado los memes destructivos, pero también tiene el poder de salvarnos de ellos. Así lo consideró Dawkins cuando cerraba diciendo que “tene­mos el poder de desafiar… a los memes egoístas de nues­tro adoctrinamiento… el poder de rebelarnos contra nuestros creadores. Noso­tros, solo nosotros en la Tie­rra, podemos rebelarnos contra la tiranía de los repli­cadores egoístas”.

* Historiador, Mag. en Ciencias Sociales. Funda­dor del Centro de Investi­gaciones de Historia Social del Paraguay (CIHSP)

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