Ya no es tan habitual contraer matrimonio y tampoco tener tantos hijos, por lo que los hogares se integran cada vez con menos personas. Destacan las mujeres jefas de hogar y crece la población adulta. Los hogares paraguayos reflejan los cambios producidos por la persistente crisis económica y social que se reflejan en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), analizados aquí por especialistas.

Para algunos toda una sor­presa, para otros el reflejo de una crisis constante, agra­vada por la pandemia del coronavirus. Los cambios poblacionales fueron noti­cia en estos días ante la reve­lación de datos del 2021 de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).

Un 52% de la población es soltera y solo 21% está casado, indicó el Insti­tuto Nacional de Estadís­tica (INE) con guarismos que deberán ser corrobo­rados por el recientemente concluido Censo Nacional 2022. Un 20% vive en unión libre, 4% es viudo, 2,2% se separó sin haber firmado oficialmente el divorcio y 0,4% ya está divorciado.

También, el 80% de los niños que se inscriben en el Registro Civil son hijos de padres no casados.

El 10% de las viviendas tiene como único compo­nente a una sola persona mientras que el 46% de los hogares son nucleares, es decir, están conformados por el padre, la madre y los hijos. Hay también un 29% de hogares nucleares exten­didos debido a que en la casa también viven otros fami­liares, como tíos y primos, mientras que el 12% de las familias son incompletas, ya que falta la mamá o el papá.

ESTE DISEÑO POBLACIONAL DEJA MUCHAS PREGUNTAS

Para el sociólogo Igna­cio González, el problema pasa por “un Estado débil”. Expone que “el matrimonio es una convención avalada por el Estado, que en otros países alienta a constituirla con exenciones impositi­vas y otras ventajas. ¿Cuál sería el aliciente de legalizar aquí una unión de hecho? Es difícil encontrar, entonces podría ser una explicación”, apunta.

Norma Medina, directora de Censos del INE, entiende que es “un problema de interpretación de datos, ya que lo que se menciona en la divulgación son los números de toda la población. Entonces va a salir una proporción muy alta de solteras y solte­ros porque el país tiene una población importante de niños y adolescentes. Para mejorar la interpretación se tiene que acotar la edad, por ejemplo, a todos los que tie­nen más de 20 años y a par­tir de allí cruzar con la situa­ción conyugal. En ese corte cambia la situación, no será ya tanto el número de solte­ros, tiene una explicación de sesgo”, apuntó.

Por ejemplo, haciendo un corte de los datos de la Encuesta de Hogares 2021, de cada 100 personas de 15 años y más, 54 están unidas o casadas y 40 están solteras, lo que evidencia que ligera­mente fue disminuyendo el número de personas unidas o casadas y aumentando el de las personas solteras, aun­que el número es muy dife­rente al que se da cuando se toma el total de población.

Yolanda Barrios, demó­grafa del INE, viene estu­diando el tema hace años. “En las últimas décadas en Paraguay, los censos y las encuestas de hogares han evidenciado importantes cambios sociopoblaciona­les como efecto de la transi­ción demográfica que expe­rimentamos, estos debido principalmente a la dismi­nución de la fecundidad, y a la mejoría en aspectos de educación, empleo, las con­diciones de vida, el empo­deramiento económico y la autonomía de las mujeres, entre otros”, explica.

“Este proceso de trans­formaciones provocó una reducción del tamaño de los hogares y su reconfiguración (algunos llaman la segunda transición demográfica), es decir, cambios en la confor­mación de las familias. Algu­nas tipologías de hogares que ganaron peso es el caso de los hogares unipersonales, de 8% a 12% entre las déca­das del 2000 y 2020, tanto de personas adultas mayo­res como de jóvenes. Tradi­cionalmente predominan los hogares nucleares, 6 de cada 10, y entre estos se observa un aumento de los hoga­res nucleares incompletos llamados monoparentales, que pasaron de 8,5% a 13% entre el 2000 y 2020, y sobre todo en hogares monoparen­tales jefeados por mujeres”, agregó.

CAMBIOS SOSTENIDOS

Para Claudina Zavattiero, doctora en Demografía, hubo cambios en la fecun­didad, mortalidad y migra­ciones, “las variables que componen la dinámica demográfica”, lo que per­mite explicar “ciertos cam­bios en la reconfiguración de los hogares”.

La fecundidad pasó de 6,5 hijos en promedio por mujer en 1950 a 2,3 en la actuali­dad. La mortalidad de 8,8 por 1.000 habitantes en 1950 a 5,6 por 1.000 en nuestros días.

Y, en lo que hace a las migra­ciones, hay una mayor emi­gración internacional, migración interna y retorno de connacionales, lo “que afecta tanto el crecimiento de la población como la estructura por edades”.

Apunta entonces que hay cada vez menos personas menores de 15 años, se da “un aumento temporal en el grupo de personas en edades productivas (15 a 59 años) y un rápido y sostenido cre­cimiento del volumen de personas mayores”, indicó para señalar que esto hace que los hogares paraguayos cambien su conformación.

“Estos cambios están ínti­mamente relacionados con factores sociales, cultura­les y económicos e impac­tan sobre la estructura de los hogares, determinando su tamaño, nucleamiento, la presencia de niños y de per­sonas mayores, así como la edad y el sexo del jefe de hogar”, recordó.

Así se puede explicar la ten­dencia a que las casas alber­guen cada vez a menos per­sonas: “De este modo, las modificaciones en materia de nupcialidad, del calen­dario de la fecundidad y prácticas culturales de convivencia o cohabitación evidencian hoy hogares más reducidos y un aumento de la frecuencia de hogares uni­personales y de monoparen­tales con jefatura femenina, además de la caída de otras formas de configuración como los hogares extendi­dos y compuestos”.

Zavattiero recuerda que “existe un amplio rango de procesos que llevan a la jefa­tura femenina, incluyendo el envejecimiento demográ­fico (las mujeres llegan en mayor medida a la vejez), las migraciones, así como aquellas mujeres que eligen estar solteras y que están en condiciones de sostener un hogar independiente. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la jefatura de hogar femenina monopa­rental implica una doble demanda para las mujeres, como proveedoras económi­cas del sustento de sus hijos y como madres y trabajado­ras domésticas”, apuntó.

Analizando estudios recordó que el promedio de miembros por hogar tam­bién ha variado en los últi­mos 20 años a raíz de las transformaciones mencio­nadas, disminuyendo de 4,7 en 1997 a 3,7 en la actuali­dad, según la Encuesta Per­manente de Hogares (INE, 1997 y 2021).

La mayor reducción se dio en hogares rura­les; en tanto, los hoga­res de menores ingresos, a pesar de haber reducido su número de miembros, siguen siendo más numero­sos, además de más jóvenes (debido a su mayor fecun­didad), y con mayor peso en las categorías de hoga­res nucleares incompletos y extendidos. Otro elemento importante es que los hijos van creciendo y dejando la casa familiar. “Una forma de sintetizar los cambios expuestos es evaluando el ciclo de vida familiar a lo largo del tiempo. En el año 1992, el mayor porcentaje de hogares se encontraba en la etapa de consolidación, con el 17,7% de los hoga­res cuyo hijo mayor tiene entre 12 y 17 años de edad; en el año 2002 la mayoría seguía en la misma etapa, pero con un aumento consi­derable de hogares cuyo hijo mayor tiene 18 años o más y el menor 18 años o menos.

En el año 2012, la mayor participación porcen­tual representa la etapa de desmembramiento con el 18,2%, es decir, son los hogares cuyo hijo menor tiene 18 años o más de edad (DGEEC, 2016)”, explicó.

La especialista recordó que “otra parte de dicho fenó­meno tiene como trasfondo factores socioeconómicos, como la incidencia coyun­tural de la pandemia, cuyo impacto podrá ser corro­borado a partir de futuros estudios sociodemográfi­cos, puesto que demanda conocer si se alteró el patrón de la mortalidad (este qui­zás más evidente), pero tam­bién el de la fecundidad y de las migraciones”. Los resul­tados del Censo 2022 per­mitirán confirmar estas tendencias.

TRABAJO PERMANENTE

La Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC) 2022 recolectó información sobre diferentes dimensiones del bienestar de los hogares paraguayos, tales como características de la vivienda, confor­mación del hogar, educación, salud, empleo e ingresos, entre otras. Este año se pudo volver a entrevistas presenciales, cumpliendo un estricto protocolo sanitario para las visitas a los hogares.

El levantamiento de datos se realizó completamente a través de tabletas electrónicas en toda la Región Oriental y el departamento de Presidente Hayes; en los tres primeros trimestres se visitaron unos 5.000 hogares y en este trimestre que está terminando en este mes de diciembre se buscaba llegar a los 6.000 hogares para completar visitas a 21.000 viviendas en el año. Existen cuatro bases de operaciones del personal de campo ubicadas en puntos estratégicos del país: el edificio técnico del INE en Asunción, y las siguientes en las ciudades de Coronel Oviedo, Encarnación y Ciudad del Este.

INSEGURIDAD ALIMENTARIA

En mayo pasado se dio a conocer que un 24% de los hogares registró inseguridad alimentaria, enten­diendo por esto la dificultad en el acceso a alimentos, y la variedad y calidad de los alimentos consumi­dos. El dato más grave fue que un 5,31% de los hogares reportaron experimentar “inseguridad grave”, que representa la falta de alimentos en el hogar por un día o más. Fue cuando se reveló la primera medi­ción de seguridad alimentaria en los hogares hecha por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que cada trimestre actualiza el INE.

En términos poblacionales, la inseguridad alimentaria afectó al 26,23% de la población; con una mayor incidencia en zonas rurales, en donde la inseguridad alimentaria grave es del 6,05% y la moderada del 28%, frente al 4,8% y 22% para áreas urbanas. El departamento con mayor inseguridad alimentaria es Caazapá, que registra las mayores tasas en las formas moderadas y graves. En cuanto a insuficiencia grave sigue de cerca el departamento de Alto Paraná.

La ciudad de Asunción registra la menor prevalencia de inseguridad en sus dos formas. En cuanto a la composición de los hogares, aquellos con mujeres como jefas de hogar experimentaron mayor insegu­ridad alimentaria (28,9%) que los liderados por hombres (22,2%), y los hogares con más de 5 niños regis­tran mayor inseguridad que los hogares sin hijos y con 1 o 2 niños.

Hechas durante el tercer trimestre del 2021, las preguntas se basaron en la experiencia de hogares para­guayos entre julio del 2020 y julio del 2021, en un trabajo coordinado entre el INE y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

BILINGÜES

Un 33,4% de la población de 5 y más años de edad habla guaraní con mayor frecuencia en el hogar, mien­tras que el 34,7% habla guaraní y castellano, reveló este año la EPH.

La población que habla castellano representa el 29,6% y existe un 2% de paraguayos que hablan portu­gués, alemán, japonés e inglés

JÓVENES

De acuerdo a la EPH, 1.960.832 paraguayos tienen entre 15 y 29 años. De ellos 995.977 son hombres y 964.855 son mujeres. Alrededor de 1.280.000 jóvenes viven en áreas urbanas del país y 680.000 en áreas rurales. En cuanto a actividades, el 21% solo estudia; 47,6% solo trabaja; 13,2% no estudia ni trabaja y 18,2% tiene la oportunidad de estudiar y trabajar.

De los que trabajan (692.542), el 32,1% aporta a un sistema jubilatorio y el salario promedio mensual es de G. 1.991.000 para esta franja.

Del total de la población de 15 a 29 años, un 20,2% posee seguro médico, un 50,8% asiste a una institución de enseñanza formal. En cuanto a situación civil, 7 de cada 10 jóvenes son solteros, aproximadamente 2 de cada 10 jóvenes viven con su cónyuge sin haber contraído matrimonio civil o religioso.

El 88,7% de la población de 15 a 19 años utilizó alguna vez internet, mientras que en el grupo de 20 a 24 años de edad la utilización de internet fue del 92% y entre los de 25 a 29 años 93,6%.

VIVIENDAS

De acuerdo a la Encuesta Permanente de Hogares 2020, el déficit habitacional de Paraguay es de más de 1.150.000 casas. Otras 950 mil viviendas necesitan mejoras. La prioridad de la acción pública de mejorar las viviendas se expuso recientemente en el Foro Expo Vivienda y Desarro­llo Inmobiliario.

Cerca de 1.430 familias de Asunción se beneficiaron en lo que va del año de subsidios entregados por el Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), según comunicó recientemente esa cartera, admitiendo la necesidad de incrementar acciones.

CADA VEZ HAY MÁS SOLTEROS Y PERSONAS VIVIENDO SOLAS

La transición demográfica “es un proceso de cambios que experimentan las poblaciones de pasar de tener altas tasas de natalidad y mortalidad a bajas tasas de natalidad y mortalidad”, explica Yolanda Barrios, técnica de Coordinación Estadística del INE.

Lo hace recordando que históricamente este ha sido un proceso que atravesaron todos los países, algu­nos de manera más temprana y otros, como es el caso de Paraguay, de manera más tardía.

“Este proceso se evidenció principalmente en el número promedio de hijos por mujer, medido a través de la Tasa Global de Fecundidad (TGF), la cual ha venido disminuyendo de manera sostenida, produ­ciéndose por ende una reducción del tamaño de los hogares. El aumento de la participación femenina en el empleo, mayor nivel educativo y de formación y el creciente empoderamiento de las mujeres son características que se destacan y asocian al descenso de la fecundidad”, apuntó.

En Paraguay, el número promedio de hijos por mujer en el 2002 era de 3,36 hijos y disminuyó a 2,39 hijos en el 2021, conforme a las proyecciones de población realizadas en el estudio “Paraguay. Proyec­ción de la población nacional, áreas urbana y rural por sexo y edad, 2000-2025″ del INE.

También se dan cambios en la conformación de las familias. “Otra característica demográfica que se viene dando es la reconfiguración al interior de los hogares, algo que ciertos demógrafos denominan “la segunda transición demográfica”, cuenta Barrios.

En los últimos veinte años, en Paraguay el efecto del avance de la transición demográfica se ha visto en el aumento de la frecuencia de hogares unipersonales y nucleares monoparentales con jefatura feme­nina, y la caída de otras formas de configuración como los hogares extendidos y compuestos. Esto puede cotejarse en la publicación “Dinámica sociodemográfica de los hogares. Período 1992-2012″ consultando la página web del INE.

En la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) se visualizan dos tipos de hogares que ganaron peso; es el caso de los hogares unipersonales, de 8% a 11% entre las décadas del 2000 y 2020, tanto de perso­nas adultas mayores como de jóvenes. Tradicionalmente predominan los hogares nucleares, 6 de cada 10, y entre estos se observa un aumento de los hogares nucleares incompletos llamados monoparen­tales, que pasaron de 9,1% a 13,2% entre el 2000 y 2020, y sobre todo en hogares monoparentales encabezados por mujeres.

Otro hecho resaltante es la disminución del tamaño del hogar. En el 2002, en promedio en un hogar se hallaban 4,6 personas y para el 2021 la cifra ha descendido a 3,8 miembros.

Otra variable o característica que permite ver los patrones de cambio demográfico es a través del estado civil o conyugal de las personas; las encuestas de hogares muestran que ligeramente fue disminuyendo el número de personas unidas o casadas y aumentando el de las personas solteras.

En el año 2021, de cada 100 personas de 15 años y más, cerca de 54 están unidas o casadas y 40 están solteras.

Se puede mencionar además que se da una disminución sostenida y paulatina de la proporción de per­sonas casadas, contrariamente al grupo de personas unidas, que viene aumentando.

“Esta serie sostenida de cambios descritos también será posible conocerla a través de los resultados del Censo 2022, ya que esta fuente de información permitirá actualizar los indicadores de la dinámica demográfica y de las condiciones de vida de las personas”, expone Barrios, que es máster en Demogra­fía por la Universidad de Costa Rica.

“Sumaríamos además información sobre los hogares que perdieron a algún miembro en el último año (2021), a los cuales caracterizaremos y conoceremos ciertas configuraciones que se pudieron dar al interior de los mismos. La gran ventaja y oportunidad que presenta el censo es que la información puede ser desglo­sada a escala menor, ya sea departamental, distrital o a otros niveles de interés”, concluyó la especialista.

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