Jorge Zárate, jorge.zarate@nacionmedia.com
El paraguayo Juan Britos accede a la intimidad del mundo migrante en Argentina realizando un trabajo muy importante que refleja la vida en la Villa 31.
En el 2016, con la llegada del plan de integración social y urbana del gobierno porteño, el barrio comenzó a vivir un proceso de transformación que, entre otras novedades, implicó la mudanza de cientos de familias que vivían debajo de la autopista en el centro de Buenos Aires hacia nuevas viviendas. El fotógrafo compatriota Juan Britos consiguió retratar los claroscuros de ese proceso.
Su libro y el documental “Siete historias para una mudanza” fueron presentados el pasado 18 de noviembre en la Biblioteca Nacional de Argentina.
–¿Qué sentís al ver circulando la obra “Mudar historias” cuando la gente se asoma a ese mundo a través de tus fotos?
–Es interesante lo que sucede porque se produce un intercambio de diálogo y experiencias para las personas que no conocen aún el barrio Padre Carlos Mugica o que llegan ahí por primera vez. Con asombro van descubriendo que hay un barrio con una identidad y un arraigo muy fuerte, y que además es muy particular por la presencia de múltiples tradiciones culturales que allí conviven.
–La Villa 31 es destino de muchos migrantes, entre ellos paraguayos. ¿Qué elementos de identidad y cultura aparecen ante tu mirada, el idioma, las comidas?
–Yo siempre digo que cuando llego al barrio me siento como en casa, porque allí me cruzo con muchísimos compatriotas y obviamente charlamos un poco en guaraní o jopara. Hay varios locales donde se venden chipas. Incluso ahora se vende con mucho éxito la chipa kabure o chipa asador.También en el barrio está presente la capilla Virgen de Caacupé, la más grande e importante y todos los años se festeja allí la festividad del 8 de diciembre y la fiesta de San Juan.
–¿La migración paraguaya a Argentina ya no tiene el mismo ritmo debido a la crisis o esta es una percepción falsa?
–Hoy en día el efecto de la inflación, la devaluación del peso argentino, además de la falta de empleo, son factores que no favorecen a los migrantes compatriotas.
–La imagen del contraste entre la 31 y los barrios altos de Buenos Aires es un clásico, es casi como la Chacarita al centro de Asunción. ¿Entendés que tienen parecida interacción?
–Yo diría que el contraste es mucho mayor, porque aquí en los alrededores del barrio Padre Mugica están ubicados los edificios más altos y los más costosos de Buenos Aires. Por eso tanto la entrada como la salida del barrio es verdaderamente a “otro mundo”.
–”Mudar historias”, que incluye libro de fotografías y una película, registra un proceso de mudanza de familias de la Villa 31. ¿Por qué no se consultó a esas familias sobre esa situación?
–Como todo proceso de relocalizacion es movilizante, conflictivo y hay muchos intereses políticos y económicos atravesando la cotidianeidad de las familias. Desde el proyecto Mudar Historias lo que procuramos es hablar con diferentes vecinos y experiencias con relación a las viviendas y cómo se ven implicadas sus vidas a partir de decisiones políticas. Todo esto lo hacemos desde un espacio cultural, lo que le da la impronta al trabajo, que es pensado en equipo. Nuestra mirada, nuestra herramienta es desde la poética del arte como herramienta. Pudimos acceder a la intimidad de las casas, de las historias, porque el Centro Cultural Vamos a Andar hace más de 15 años que es parte del barrio Padre Mugica y ese arraigo nos permitió que las familias confíen en nuestro trabajo.
–Desde el 2018 participás como artista vinculante y como tallerista del Centro Cultural Vamos a Andar. ¿Qué podés contarnos de esa experiencia?
–He realizado talleres de fotografía para niños y adolescentes del barrio y, actualmente, estamos dictando talleres para jóvenes-adolescentes con una temática en la cual se fusionan el deporte y las TIC. Como artista vinculante he participado en diversos proyectos desde los cuales generamos redes entre artistas del barrio con el fin de visibilizar las obras de los artistas y producir un intercambio de saberes.
–La Villa 31 de alguna manera fue un espacio, si bien nacido en las primeras décadas del siglo XX, que siempre estuvo en riesgo de ser demolida. ¿Todavía se vive con esa preocupación?
–La preocupación o la incertidumbre por parte de los vecinos sigue existiendo porque los terrenos donde está ubicado el barrio Padre Mugica por su alto valor siguen siendo muy codiciados tanto para el sector privado como el sector inmobiliario.
–¿Cuán importante es que la muestra llegue al Museo del Libro y de la Lengua, ligado a la Biblioteca Nacional, un centro emblemático de la ciudad de Buenos Aires?
–Es verdaderamente un honor para nosotros la presentación del proyecto Mudar Historias en el Museo del Libro y de la Lengua. Es un lugar emblemático diseñado por Clorindo Testa, de suma importancia, ya que allí se pone en valor la identidad y la cultura nacional, es un lugar en donde queda guardado no solamente la historia de las lenguas, sino también de la escritura y de los libros.
SOBRE EL AUTOR
Juan Britos es reportero gráfico desde 1990 y trabajó en La Nación, Noticias, El Día y Última Hora. También en el Semanario La Opinión y la revista Cartelera y como corresponsal de la Agencia Asociated Press (AP).
Actualmente vive en Buenos Aires, donde fue reportero del diario Popular y ha desarrollado talleres de fotografía documental en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Su ensayo fotográfico “Oriente/Occidente: comunidades indígenas del Paraguay”, realizado durante los años 1994-2004, gracias al apoyo de la Fundación Faro para las Artes, representó a Paraguay en la 26ª Bienal de Sao Paulo.