Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com - Fotos: gentileza

Hoy Toni, a partir de la Noche de Galerías, nos propone un viaje a un rincón del centro de Asunción de los años 80, el recordado local de Miró Muebles, que luego se convirtiera en Miró Galería de Arte.

Es un jueves de tarde de los albores de la nueva primavera y la Noche de Galerías me lleva a un viejo recuerdo de los años 80 de una tarde cualquiera de 1986, cuando Mabel Valdovinos me propone trabajar con ella en la vieja Galería Miró; es que don José y doña Lola Miró, de Miró Muebles, se estaban retirando del negocio después de décadas de su creación; un enorme salón de aproximadamente 12 metros de frente por un largo fondo de 50 metros sobre la calle Presidente Franco casi 14 de Mayo, en pleno centro histórico y con vista a la Casa de la Independencia.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

DE MIRÓ A MIRÓ

Así, del viejo nombre nace un nuevo proyecto cultural para la visualización de artistas paraguayos en el espacio donde nacieron y se vendieron modernos muebles que surtieron a las familias asuncenas de clase media accediendo así a productos de calidad desde finales de los años 60, ya desde su moderno local de la calle Mariscal Estigarribia esquina México.

En el pase de un dueño a otro me cupo la posibilidad de escuchar muchísimas historias de la fabricación de muebles en el Paraguay de parte de don Miró, un hombre que se entregó al trabajo en el país desde su llegada de España en el año 1950 y, por otro lado, de parte de Mabel y sus recuerdos de la época de gloria del dibujo paraguayo a principios de la década del 70.

Miró Galería de Arte proponía una nueva visión del arte, un concepto contemporáneo y experimental más allá de la pintura colgada en la pared. Así, Mónica González realiza una de sus primeras instalaciones de paraguas en uno de los muchos sets que tenía el gran salón del viejo salón de muebles.

Su ubicación privilegiada para aquella época –antes de la aparición de los grandes shoppings que llevaron al público a otra zona de la ciudad– hizo que muchos empresarios de aquellas épocas apoyasen proyectos memorables, como los de la Adefi (Asociación de Empresas Financieras del Paraguay) que patrocinaron el “Premio de pintura por los 450 años de la ciudad de Asunción”, que tuvo como primer premio a don Luis Toranzos, como segundo premio a María Alejandra García, quien luego en el año 1990 ganaría el importante premio Martel de pintura con un jurado de prestigio internacional, y como tercer premio a Andrés Cañete.

VIEJAS NOCHES DE VERNISSAGE

Así, las noches de vernissage de las muestras de aquellas épocas eran todo un acontecimiento social para el asunceno, que todavía no llegaba ni al hoy obsoleto bíper, ni a la vieja red social Orkut y menos a la telefonía celular, ni a Facebook, ni a Instagram, pero que sí tenía un lugar asegurado donde encontrarse sobre la ruidosa calle Presidente Franco casi 14 de Mayo bajo la eterna mirada de la histórica casona de la Independencia. Muchos personajes de aquella época ya no están, pero quedarán para siempre como “duendes” en las descuidadas casonas del centro, habitando muchas de esas arquitecturas abandonadas, pero llenas de inolvidables recuerdos.

Mabel Valdovinos, de fondo la obra “Paraguas” de Mónica González. Galería Miró. Asunción, c.1988.
Los ganadores del Premio 450 años de la Ciudad de Asunción: don Luis Toranzos, María Alejandra García, Andrés Cañete y doña Angelina de Toranzos. Galería Miró. Asunción, 1987.


Dejanos tu comentario