Por Yvelice Villalba Maidana, Ivelice.villalba@nacionmedia.com - Fotos: Roberto Zarza
Hijo de madre indígena y padre inglés, abrazó la vida religiosa desde joven y ayudó a su maestro, fray Luis Bolaños, a escribir la primera grafía del guaraní. El proceso de beatificación del fray Juan Bernardo Colmán comenzó antes de la Guerra Grande, pero el pedido quedó “dormido” en los archivos de Roma. Su martirio se produjo el 2 de junio de 1594 en la zona de Jahapety, actual Caazapá, donde es venerado como un “santo”. Allí permanece parte de sus restos y otra en la iglesia de San Francisco de Asís, de Asunción, donde en este 2022, después de 428 años de su fallecimiento, se inició un nuevo proceso de pedido de canonización, emprendido por una comisión que integra el fray Marcelo Benítez, quien nos ilustra sobre la vida de este joven mártir paraguayo.
Hablar del primer mártir mestizo de la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay es recordar al fray Juan Bernardo y remontarnos a la primera evangelización realizada por la Orden de los franciscanos en el antiguo Guayrá, desde 1560 por el fray Luis Bolaños y Alonso de Buenaventura. Su martirio se produjo en 1594 en la zona de Jahapety, actual Caazapá, donde es venerado como un “santo”, allí quedaron una parte de sus restos y otra parte se encuentra en la iglesia de San Francisco de Asís, de Asunción, donde en este 2022, después de 428 años de su fallecimiento el 2 de junio, se inició un nuevo proceso de pedido de canonización, emprendido por una comisión que integra el fray Marcelo Benítez.
Fray Juan Bernardo Colmán nació en la Ciudad Real del Guayrá, en 1569, de madre indígena, hija de un cacique del Guayrá, llamada Boypitan, y padre inglés (Nicolás Colmán), un aventurero al servicio de la Corona Española, que llegó a la zona del Río de la Plata y Paraguay con la expedición del adelantado Pedro de Mendoza y Luján en 1536. Llevaba el mismo nombre de su padre (Nicolás), pero una vez ordenado franciscano adoptó el nombre de Juan Bernardo, según cuenta la historia.
Juan Bernardo se crió en su ciudad natal, siendo compañero y amigo de infancia del que sería otro famoso religioso mestizo, fray Gabriel de la Anunciación Guzmán, que era hijo del teniente de Gobernación del Guayrá, y regidor de Ciudad Real del Guayrá, don Alonso Riquelme de Guzmán.
En 1585 ingresó en el noviciado de la Orden Franciscana, en el Guayrá, junto a su amigo fray Gabriel de la Anunciación Guzmán, y después de un año tomaron el hábito franciscano en la Asunción, de manos de fray Alonso de San Buenaventura. “Empezaron a misionar en Itá y Yaguarón, luego siguieron en la región del Paraná y Tebicuary, junto a su maestro fray Luis de Bolaños, a quien ayudó mucho para crear la primera grafía guaraní. El guaraní era netamente oral, y Juan Bernardo era conocedor del guaraní porque era su lengua materna”, cuenta fray Benítez de acuerdo a los registros existentes.
AL RESCATE DEL HERMANO
Cuenta que cuando Juan Bernardo tenía 24 años, llegó el pedido de los jesuitas de rescatar a un religioso dominico que venía por el Paraná trayendo documentos, y que fue capturado por los indígenas paranaes, quienes estaban en guerra con los españoles por el avasallamiento de sus tierras y pertenencias. El joven fray Juan Bernardo se ofreció con gusto para ir a rescatar a su hermano dominico. Fray Luis de Bolaños le pide a Juan Bernardo enviar primero unos espías para ver la situación, pero el joven franciscano, que no tenía miedo a los indígenas y confiado en la misión, tomó la decisión de llevar a dos baqueanos (guías), uno de Itá y otro de Yaguarón, e ir en busca del hermano religioso que necesitaba ayuda. Después de varios días de travesía en medio del espeso bosque se encuentran en la zona Jahapety (actual Caazapá) a los indígenas paranaes, quienes los toman como supuestos espías de los españoles.
“Juan Bernardo intentó explicarles que no eran espías, que ellos solo buscaban a un hermano, pero los nativos no quisieron escucharle, les despojaron de sus ropas y pertenencias, le ataron al joven fraile y le arrastraron hasta una aldea, donde estaba el cacique, quien ordenó realizar el ritual antropofágico, que aplicaba a sus enemigos. Allí le ofrecieron una bebida llamada “chicha” y una mujer para despedirse, pero él los rechazó por considerar pagano e idolátrica, luego le colgaron y le golpearon la cabeza y procedieron a sacrificarlo, sacando primero su corazón, ya muerto el fraile “seguía hablando de Dios”, este hecho misterioso les asustó a todos, dejándole abandonado en el lugar y sin terminar el rito mágico. Sus compañeros guías lograron escapar para contar lo sucedido”, relata fray Marcelo.
Agrega: “Existe un libro llamado ‘Testimonios indígenas’ que encontraron el hermano fray José Luis Salas y la historiadora Margarita Durán Estragó, en Buenos Aires, donde se encuentra el relato de los testigos”.
LOS RESTOS
Después de 29 años de su fallecimiento su definidor pidió al fray Gregorio Ozuna (continuador de Bolaños) buscar los restos de Juan Bernardo en la zona. “Dice que buscaron mucho hasta que olieron una fragancia hermosa y vieron un lirio en el mismo lugar donde estaba sepultado, entonces cavaron y encontraron los restos (huesos ) de Juan Bernardo y fueron trasladados a San Francisco de Yuti (ciudad actualmente llamada Yuty, departamento de Cazaapá, Paraguay).
Actualmente, una parte de sus huesos descansan junto a las cenizas de Luis de Bolaños en la iglesia de San Francisco, en Asunción, y otra parte quedó en Caazapá.
En el lugar de su martirio colocaron una cruz. Esta cruz fue sustituida por una cruz de madera de urunde’y, que actualmente se encuentra, y se venera, en un relicario del museo fray Juan Bernardo en Caazapá.
“Hay que recordar también que su maestro, fray Luis de Bolaños, en homenaje a Juan Bernardo fundó Caazapá en 1607, y que desde el principio fue venerado en la zona como un santo, donde muchos padres pusieron el nombre Juan Bernardo a sus hijos y la comunidad indígena fue olvidaba y repudiada.
PROCESO DE BEATIFICACIÓN
El proceso de beatificación de fray Juan Bernardo Colmán se remonta a antes de la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), pero el pedido quedó dormido en los archivos de Roma. El proceso fue reabierto en 1998, durante el papado de Juan Pablo II, con gran impulso del fray José Luis Salas, pero nuevamente no prosperó por no cumplir con algunos requisitos.
En el año 2015 el proceso se reactiva a iniciativa de la propia Orden de los Franciscanos Menores (OFM), durante la visita del papa Francisco a Paraguay. En este 2022 se conformó una comisión de 7 personas, quienes se encargarán de acercar las documentaciones solicitadas por el Postulador de las Causas de los Santos.
“Tenemos suficiente documentación. El primer proceso de canonización se inició antes de la Guerra de la Triple Alianza, luego hubo otro intento y esta es la tercera vez que vamos a presentar. A mí me impresionó la vida de Juan Fernando desde el noviciado. El año pasado (2021) publiqué una obra teatral basado en su vida, que logramos representar anteriormente con un grupo de jóvenes llamado ‘Paz y Bien’, en varios pueblos del país, con el fin de hacerle conocer”, cuenta fray Benítez.
Agregó que el reimpulso del pedido se debe mucho al fray José Luis Salas, quien rescató las obras franciscanas de Paraguay. Este año vino un vicepostulador de Buenos Aires, el fray Emilio Andrada, quien es el encargado de contactar con el Postulador de las Causas de los Santos, que está en Roma. Esperamos que con este tercer intento logremos que la Iglesia lo nombre mártir y con eso se convertirá en beato. Actualmente Juan Bernardo es Siervo de Dios”, explicó.
Según el fray Benítez, Juan Bernardo es considerado santo en la zona de Caazapá, donde él escuchó muchos testimonios de sanación. “Precisamente para seguir con el proceso del pedido de santificación, quiero publicar la segunda edición de mi librito “Misión de amor”, que contendrá los testimonios de sanación”.
ACCIONES ACTUALES
En el marco del proceso del pedido de beatificación, la comisión entregará una carta a monseñor Adalberto Martinez, para que a nivel de la Conferencia Episcopal Paraguaya dé su aprobación de apoyo. También ya tenemos una oración, que necesitamos sea aprobada por el Arzobispado de Asunción, para ser impresa con la imagen del fray Juan Bernardo, como una estampa y repartir entre los fieles. Además cada 2 de junio celebraremos con una misa especial y vamos a hacer una réplica del cuadro de la figura de Juan Bernardo que tenemos acá (iglesia de San Francisco) para llevar a otras iglesias franciscanas”.
“A Juan Bernardo le debemos el rescate del guaraní. Aparte de su amor hacia la iglesia al punto de entregar su vida, el trabajo cultural que realizó con fray Luis de Bolaños fue fundamental para mantener nuestra identidad aporte”, resaltó finalmente.