La escritora Irina Ráfols se sentó a conversar con Augusto dos Santos para el programa “Expresso”, del canal GEN, sobre la actualidad de la poesía, lo que pasa en la literatura actual y de cómo nuestro país todavía tiene que fortalecer desde el Estado una contribución más decidida hacia los artistas nacionales.
- Fotos Eduardo Velázquez
–ADS: Quiero empezar con este verso: huye la primavera pero no hay rincones / intenta esconderse pero la muerte la encuentra / y muere como una joven que no ha tenido amores/ o como un niño que llora en una calle desierta. ¿El oficio de escribir poesías en tiempos de guerra, no?
–Justamente ese es un poema que se llama “La bomba” y el tema está en que el escritor puede ser alguien que despierta, que sensibiliza sobre los problemas que nos llegan del mundo, estamos otra vez viviendo un aire de guerras, además de todas las injusticias, de todas las cuestiones trágicas, estamos saliendo de una pandemia, estamos abordando un tema como la guerra. Y la función de la poesía, aparte de la evasión, del disfrute de la escritura, está en llamar la atención. Está en despertar a los demás. En sensibilizarlos, en mostrarle de pronto otros aspectos más humanos que se juegan alrededor de lo que es una guerra. ¿Y por qué es importante? Porque hoy en día todos los eventos que ocurren en cualquier parte del globo nos afectan.
–ADS: Somos muy globales. Y lamentablemente un evento como la guerra, que reúne lo mejor y lo peor de lo que somos.
–Lo peor siempre.
–ADS: Sí, pero me decía a esos actos de solidaridad, esa convivencia, la lucha de esos pueblos arrasados.
–Sobre todo si son pueblos abandonados por sus gobiernos, por sus Estados. Y son las propias personas, el hombre y la mujer comunes, que son quienes tienen que encontrarse para volver a encontrar soluciones, para darse fuerzas, y bien decías el tema de la solidaridad humana, de la compasión, sigue siendo un tema trascendental para la humanidad. Es importantísima la solidaridad humana. Y eso muchas veces surge de manera espontánea cuando las personas son tocadas por el corazón y somos capaces de mirar al otro sin reservas. Y eso es algo espontáneo.
–ADS: Nada más que mientras mencionabas, recordaba a Bécker por lo del amor, o a Hernández por el verso que puede resultar entre el amor y la guerra, ¿no?
–Justamente la militancia que puede haber detrás del arte de la escritura. Porque a veces uno piensa. A ver, ¿qué piensa un poeta, sobre qué escribe? Pero no, el poeta puede ser un insurgente, puede ser un rebelde, puede ser un incitador, a moverse, a movilizarse, la poesía no solamente nos da un momento de encanto, sino que muchas veces nos empuja, nos interpela, nos ayuda a pensar, la poesía da lugar a la filosofía también, a todos los cuestionamientos humanos. Entonces es importante hacer estas aclaraciones para esas personas que no sean muy asiduas a la poesía.
–ADS: Y las tienen como muy descomprometidas. Aparte de eso, la poesía también se inmiscuye digamos en los asuntos de tensiones, de lucha.
–Totalmente. Habías mencionado a Hernández. Y muchos de ellos eran combatientes intelectuales. O sea, el poeta no está solamente para hablar de un poema, de un sentimiento, sino que es un engranaje importante en una sociedad porque son incitadores de ideas.Y eso es importante también reconocerlo.
–ADS: ¿Cómo es que alguien que vivió su infancia tan cerca del mar hace para sobrevivir sin ese elemento poético tan fundamental?
–Ufff... estuve investigando y parece que existe una enfermedad sicológica referente a extrañar el mar, no me acuerdo cómo se llama ahora. Los primeros diez años que estuve en Paraguay fue increíble.
–ADS: ¿A ver, dónde naciste?
–Nací en Montevideo, soy montevideana, pero al poco tiempo me fui a vivir a la playa con mis abuelos. Yo fui criada por mis abuelos, en un balneario llamado Parque del Plata, a una cuadra del océano Atlántico. Y el vivir tan cerca del mar influye mucho en la cultura y en el despertar de la persona, a nivel de conexión con la naturaleza, a nivel de sueños, de ilusiones, el mar que siempre te dice que hay algo más del otro lado. Y bueno, yo empecé a escribir a los 12 años, me iba a la playa en invierno, los montecitos de arena con árboles y mirando el mar escribía mis primeros poemas. Y los primeros años de mi vida fui absolutamente poetisa. Los cuentos y las novelas vinieron mucho después, en Paraguay. Pero yo comencé a publicar en Paraguay, por eso me reconocen como escritora paraguaya. Excepto algunas antologías, no me presenté como escritora en mi país, pero creo que ya llegará. Y los primeros diez años aquí fue extrañar muchísimo y escribir mucho el mar. Porque para las personas que nacen en el mar, eso ya no se olvida, es algo que se queda incorporado en el pensamiento, en los sentimientos, pero bueno, tenía que darle la oportunidad al Paraguay para encontrar algo que lo sustituya y que me mantenga de vuelta contenta, escribiendo, realizada y lo encontré.
–ADS: Sin prejuicios de hablar de tu riquísima carrera, me quedé con el tema de las poesías, y no sé si es por la influencia de las canciones, ¿la poesía es la puerta de entrada a la literatura?
–Sí, es verdad. Ahora que estás diciendo eso, puedo recordar perfectamente que las cartitas de amor que recibía eran poemas. Y eso es otra manera de entrar a la literatura, y fijate en algo tan útil, como es una cartita de amor, entregada por un chico de cuarto o quinto grado, qué valor tremendo.
–ADS: Tenés una escuela, ¿son chicos, jóvenes?
–De todas las edades. Muchos años estuve en la escuela de escritores de El Lector, que paramos por la pandemia, como montones de actividades, estuvimos ahí casi 12 años, con personas de todas las edades, desde trece años hasta personas de 60 años. Y atención que las personas que se acercan a esto no son solamente jóvenes. Lo que sí te puedo decir es que hay una mayoría notoria de mujeres. Mujeres que quieren expresarse, que tienen algo de decir, que quieren decirlo de una manera atrayente. Yo comencé en el colegio y la universidad con talleres literarios, después pasé a la escuela de escritores de El Lector y después pasé al Centro Cultural Paraguayo Americano, con varios talleres, en el Club Centenario también. Y después suelo ir a dar talleres a universidades y tengo talleres míos particulares, virtuales.
–ADS: Igual me parece importante recordar que escribir, aparte del sueño y de lo más romántico que acompaña al imaginario, tiene muchísimo de disciplina.
–Sí, sobre todo en la etapa de la corrección o el pulido, que les insisto a mis alumnos. Porque muchas personas terminan una obra y ya corriendo quieren publicar. Ni piensan que a lo mejor le falta sentarse, volver a leer, pulir, esa etapa es importantísima. Y ahí viene la disciplina. Y ahí viene el comprender el valor de la disciplina.
–ADS: Alguien decía que escribir era el único arte que en la medida en que trabajabas acortabas el texto.
–Sí, así es.
–ADS: Me parece interesante lo que mencionás porque convengamos que en las escuelas y colegios no siempre una profesora de literatura, a las que amamos evidentemente, es aquella que vos recordás como diciendo “esta señora me enseñó a escribir”. Mayormente les recordamos por hacernos conocer autores. ¿Hay un déficit respecto a la formación de formadores?
–Sí, pero el déficit está en todas las áreas y oficios. De gente que no comprende el valor de dedicarle el tiempo al estudio, a veces porque no tiene tiempo, porque debe trabajar también. Tengamos en cuenta eso. Si nosotros tuviéramos un apoyo diferente del Estado, los profesores de todas las áreas y carreras, si los profesores tuvieran los libros, si ganaran mejor, como para no estar trabajando en cinco o seis actividades a la vez, las condiciones que ese profesor estaría en el aula serían otras. Son factores que tenemos que tener en cuenta. Pero es notorio como decís que hay profesores que puede que no están preparados, pero para eso todos los institutos tienen que dar cada tanto talleres, para capacitarse, para pulirse, porque el profesor tiene que siempre estar aprendiendo.
–ADS: A mí me encanta saber que “Harry Potter”, por ejemplo, revolucionó la lectura a nivel de jóvenes y niños, pero me hubiese gustado, aparte de esa preciosa literatura que tiene esa obra, hubiera factores más locales.
–Las obras extranjeras vienen con un mejor marketing. Vienen con una manera, le exigen a los libreros, bueno esto se tiene que exponer así, de tal manera, tiene que estar en la vitrina. Entonces afuera encontraron que sea más redituable la cuestión de la venta de libros. Pero acá todavía nos falta arrancar. Porque nuestras editoriales no trabajan con la figura de un agente literario, por ejemplo, no es mucho lo que pueden hacer porque no tienen la capacidad de hacer algo más. Yo estuve investigando en otros países, que en las grandes editoriales, son una industria, son un comercio que marcha muy bien, porque se invierte. Por ejemplo, el libro, una vez que se publica, sigue teniendo actividades con el público todo el año.
–ADS: Sobre esta mesa están varios de tus hijos, algunos de ellos son cuentos, otros novelas y otros poemas. ¿Cuáles fueron tus etapas de acuerdo a cada género?
–Y mirá es algo que aparece, es algo que aparece, un sentimiento que de a pronto te llega, está por ahí y le agarrás. Es algo que te llega, que medité mucho. El que es artista, en cualquier campo, está despierto para encontrarse con esas cosas. Por ejemplo, el tema de la novela “El hombre víbora”, que la escribí cuando todavía estaba en la facultad, en la carrera de Letras, fue producto de mi fascinación con la historia del Paraguay. Cuando llegué al Paraguay, no conocía nada y por primera vez me encontré con los mitos. Algo que en mi país no tenía por ciertos temas culturales, de que en Uruguay se mataron a todos los nativos, fue una hecatombe, fue terrible, entonces no nos quedó siquiera el idioma. Se arrasó con esa cultura. Los famosos charrúas, que todo el tiempo se dice, la garra charrúa, no quedó nada. Entonces cuando vengo a Paraguay y empiezo a conocer su historia y sus mitos, yo dije “esto es una veta de oro”. Esto es interesantísimo como fenómeno cultural, como fenómeno social, para indagar la filosofía que hay detrás de los mitos. Qué legados, qué podemos hacer con los mitos hoy en día. Y entonces escribí esta novela, que está basada en el momento de la posguerra, cuando apenas lo matan a Solano López, hay una villa que sobrevive y en medio de eso, alrededor, como en otros planos, hay un personaje muy llamativo, que es una especie de nativo, pero que encierra la figura del kurupí, entonces mi kurupí, según mi versión, manteniendo ciertos aspectos tradicionales, es un personaje que se integra a los demás de alguna manera y se enamora, hay un romance con una descendiente de españoles. Trata sobre la guerra, lo que sintieron las personas sobre todo cuando se le prohibió su lengua, que eso fue algo terrible, que las propias personas no puedan manifestarse, porque la lengua no es solamente una manera de comunicarse.
–ADS:¿Aún hoy no hay un debate serio al respecto de lo positivo que puede ser para nuestra cultura que el guaraní vuelva a ser un lenguaje de todos, no?
–Cuando decimos todos, estamos pensando en el 75% de los habitantes del país que tiene como lengua madre el guaraní, son muchos, el guaraní está absolutamente vigente en este país. ¿Quién tiene el control? ¿Quién le ha cerrado las puertas? ¿Quién limita esto es español o este es guaraní? La capital, donde se concentra la burocracia que tiene control del español.
–ADS: Porque ni siquiera es una cuestión legislativa, de decisiones, son actitudes de facto, digamos, que provocan esa trinchera que hace que el guaraní no sea bienvenido en ciertas instancias.
–Pero hubo situaciones concretas históricas que permitieron que sucediera esto, y uno de los momentos donde se tienen pruebas de que esto sucedió, fue al final de la Guerra Grande, cuando los brasileños y los argentinos, pero sobre todo los brasileños que fueron los que estuvieron más, prohibieron hablar a los paraguayos su propia idioma porque ellos no estaban con ganas de aprender. Y desde ahí se traspasó de generación en generación este desprecio por lo guaraní. Pero es un desprecio que la gente no pudo haber tenido nunca por sí misma. Se lo inculcaron. Vos sabrás que desde hace algunos años atrás, no sé, 20 o 30 años, en algunas localidades de Paraguay, se prohibía hablar el guaraní, porque se lo consideraba vulgar, pero cómo una lengua puede ser vulgar.
–ADS: La ignorancia que viene también del autoritarismo tiene mucho que ver también con ese tipo de medidas, que muchas veces ni siquiera está tangible en una ley, pero que funciona porque tiene que soportar esa carga muy pesada que es el statu quo de dónde está el poder. Ahora me parece que hay gestos también gloriosos, como un Mario Rubén Álvarez, un Javier Viveros, que te escribe una novela en guaraní, que creo contribuye mucho a reubicarlo, ¿no?
–Muchísimo, detrás de esto hay muchos colegas que están trabajando por darle más oportunidades y darle más espacios, y no solamente al guaraní como idioma, sino a la cultura tan peculiar que hay detrás de todo el guaraní, que es la característica que le hace más exclusivo al paraguayo. Todo tiene que ver con el guaraní, con la elección, lo que se llama también la diglosia funcional, que es este fenómeno de que el paraguayo elije en qué momento utilizar el español o guaraní. Cuando necesita estar ante una burocracia, elige el español, porque se conecta mejor. Pero cuando está enojado, cuando tiene ira, cuando quiere hablar íntimamente, cuando se pone romántico, elige el guaraní en muchos casos. Al final, las dos lenguas terminan siendo una riqueza única para la persona. Me consta que hay muchos escritores que están trabajando a full en el tema del guaraní, no solamente publicando en guaraní, sino que en ambos idiomas, en castellano y en guaraní también y que tenemos poesías, poemas, cuentos y se están fomentando los concursos literarios bilingües y eso es importantísimo porque eso es ir abriendo las puertas al guaraní. Es decir, la gente utiliza el guaraní.
–ADS: Volviendo a lo que somos o con lo que somos, ya que venís originariamente de una región tan porteña, de mar, rioplatense, digo, encontraste en Paraguay esa autocrítica que tenemos nosotros en vivir aislados. ¿Te parece que somos un poco más universales que cuando conociste el país?
–Mirá, vine al Paraguay en el año que cayó Stroessner (1989), o sea, vine un día antes que caiga. Y conocí un país. Y al día siguiente fue otro país. Fue una cosa asombrosa. Muy raro ver a la gente sentada en los bares y venían los policías, le decían que tenían que irse, y al día siguiente esa misma gente salta, canta y dice “somos libres”, y eso fue rarísimo. Y bueno, te puedo decir que ya estoy hace 32 años y sí hay cambios, hay cambios que tienen que ver con salir más, conocer más a la gente, conocer más a la gente que hace cosas por el cambio, no necesariamente son solamente en mi plano de la escritura, sino en todas las áreas y oficios. Hay un deseo de mejorar, pero falta encontrar esas herramientas para hacer el cambio. Sin duda que la ayuda necesitamos todos, no la estamos recibiendo todavía porque esa ayuda tiene que venir del Gobierno. Pero el deseo está, de querer abrirse más, de mejorar y la gente hace lo que puede.
–ADS: ¿A qué se atiene alguien que se compromete con el arte de escribir?, ¿cuáles son los desafíos al que se enfrenta, con qué molinos debe combatir?
–Qué linda pregunta. Por lo general, el que es artista de corazón hace las cosas que tiene que hacer, ya sea que tenga efecto, sea redituable, sea reconocido o no, igual lo hacés porque no lo podés evitar. El artista está comprometido consigo mismo desde el corazón, y si dice, voy a irme a una plaza a leer poemas y si me escucha alguien genial y si no, estaré ahí igual. Creo que en primer lugar es una convicción, si uno no tiene convicción no puede hacer nada. Y muchas veces se siente solo, porque no hay un aparato alrededor. Es importantísimo la discusión de los medios, de todas las organizaciones, de las redes sociales, de programas como el tuyo, es importante que los demás se abran las puertas entre sí. La bondad del otro que necesitamos.
Necesitamos que el otro vea que tenemos algo que queremos dar. En definitiva, este trabajo te hace mejor persona, porque son valores inmateriales con los que te tenés que mover. Por otro lado, tenemos la esperanza de que las librerías, las editoriales, estén atentas sobre todo a los escritores paraguayos, que son los que más necesitan de la solidaridad de los propios paraguayos, para poder mostrar lo que cada uno tiene, para poder tocar el corazón del otro. Entonces, por un lado tenemos lo que son ayudas económicas, es decir, yo tengo una buena historia, pero tengo una buena historia. Hay muchas personas que escriben muy bien y todavía no han salido a la luz porque no tienen medios. Existen instituciones como el Fondec, pero esas son cosas importantes que hay que mantener. Empresas que tienen ciertos compromisos sociales de ayudar a los artistas. Hay muchas cosas que las personas podemos hacer con convicción y voluntad. Y hay otras cosas para las que se necesita cierta ayuda económica. Es un poco de todo, es importante conocer que el que escribe es un intelectual, es un pensador. Entonces es terrible que un país o una sociedad no tenga reconocidos a sus seres pensantes. Estamos tan avasallados de corrupción, de cosas que se hacen mal, que necesitamos esa compensación, a ver qué realmente puede hacer esa gente que quiere hacer cosas, vamos a escucharla, vamos a ayudarla a publicar.