- POR ESTEBAN AGUIRRE -
- @PANZOLOMEO
“Ahora estoy arriba de mi casa con un rifle, ahora estoy arriba de mi casa con un rifle.
Ahora estoy arriba de mi casa con un rifle, ahora estoy arriba de mi casa con un rifle.
Voy a subir al techo a ver, a mirar el desastre, bajo la luz, de la luna gigante. Ahora estoy encima de mi casa con un rifle”, Emaupm.
Si bien esas palabras introductorias son las líricas del tema “Mi próximo movimiento” de la banda argentina Él Mató a un Policía Motorizado, quienes fueron parte de uno de los varios sideshows del Asunciónico, o mejor dicho “shows íntimos”, los cuales surgieron a raíz de la cancelación de dicho evento; para mí esas palabras, más que líricas de Santiago.
“Motorizado”, era la palabra con la que (en mi cabeza) le veía a Coto (Nogues), mi buen amigo y organizador del festival, corriendo por la calle, en algún calzoncillo olvidado, rifle en mano, y listo para desafiar mano a mano sin remera al mundo luego de la seguidilla de eventos desafortunados que empezaron con desgraciados tiros en el Ja’umína a chaparrones aislados la semana pasada en el Asunciónico. Felizmente, las palabras de este trovador del entretenimiento fueron otras:
“Varios artistas nos piden tocar en algún lugar”, el organizador del festival Asunciónico comentó que se podrían realizar shows pequeños si encuentran una solución con la logística. Si bien el festival cancelado estaba preparado para lluvias, no estaba previsto que sea de la magnitud como la que se vivió. Fuente: Urbana 106.9 FM.
Lo que empezó como una literal tragedia, que terminó con la vida de un ser humano, que pasó a cancelar los eventos que seguían, como era el Reciclarte y unos cuantos anhelados conciertos, fue cargando la expectativa y generando aún más ansiedad pospandémica sobre ese bendito momento en el que finalmente podamos quedarnos sin voz gritando más de dos años de encierro. Justo ahí, sobre los 45, cuando parecía que finalmente el volver a encontrarnos en un pogo iba a curar todo y hacernos olvidar de acordarnos reiterativamente sobre la pandemia, la tercera guerra mundial y el precio del combustible por encima de nuestro whisky favorito fue, en un santiamén, pasado por agua, suspendido por la fuerza de la madre naturaleza y aseverado por la corrupción traducida a innecesarios raudales en calles robadas de su acondicionamiento correspondiente. Así porque sí nomás, el grito de todo un país que demostraba sus ganas de salir a sacar el diablo afuera, fue una vez más dejado en mudo.
Dicen que la noche es más oscura justo antes del amanecer, y esa frase se manifestó por la voluntad común y la energía de todas las personas quienes ya habían perdido la paciencia ante el encierro. No fue algo que pasó al día siguiente, sino esa misma noche, mientras imágenes de raudales, gente con pilotines, escenarios siendo demolidos por aguaceros emergían en las redes sociales, en el mismo momento el músico Machine Gun Kelly, o como fue apodado en Paraguay “El novio de Megan Fox”, anunciaba en sus redes que se había quedado con ganas de tocar y que los esperaba a tod@s enfrente a su hotel, convirtiendo la fachada de La Misión Hotel Boutique en una literal fiesta, casi eliminando de las redes la noticia de que el festival quedaba cancelado.
Al día siguiente, las condiciones climáticas volvieron a llevarse el protagonismo, pero la sensación generalizada fue que luego de ver al novio de Megan adaptarse a la condición, ¿por qué no hacer lo mismo? Los artistas y los fans iban a concretar su encuentro sea como sea, y las imágenes de los “shows íntimos” que fueron rotulados informalmente.
#AsuncionicOFF, honestamente alegraban el alma. Desde LP en Kilkenny amando y siendo amada por una sobredosis de espectadores, Chirola a la vuelta de la esquina teniendo probablemente la mejor noche de su carrera en el mismo lugar donde El Culto Casero, Kuña Street, Mauricio y las Cigarras se volvían a encontrar con su público, en otra parte la ciudad La Vela Puerca hacía lo suyo, al día siguiente, en el mismo lugar, los que inspiraron las líricas que empezaron esta columna, El Mató un Policía Motorizado, elevaban la vara para un público que no los veía hace 8 años.
Definitivamente, la idea de regar la ciudad con música, versus aglomerarse en un solo lugar triunfó, casi siguiendo las enseñanzas de la pandemia de “vao na no aglomerarnos kapé”, la ciudad se convirtió en rock y la duda de que si estamos listos para volver a los conciertos quedó absolutamente contestada: ¡Claro que sí, carajo! (me gustaría continuar está reflexión, pero debo ir a prepararme, esta noche toca A-ha).