Por Jorge Zárate jorge.zarate@nacionmedia.com

A dos años del inicio de la pandemia, Felipe González Avila, director del Instituto de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), evalúa en entrevista con La Nación el desarrollo de la pandemia del coronavirus. “Hoy tenemos un 30% de las camas de contingencia ocupadas y algo parecido se da en el hospital antiguo. Así que podemos dedicarle más tiempo a los pacientes pulmonares crónicos, los que tienen EPOC, los enfisematosos, los que padecen fibrosis quística, tuberculosos que retoman el curso del tratamiento que fue suspendido cuando la demanda era alta”, cuenta sobre la actualidad del hospital que es el centro de referencia.

¿Qué recuerda del comienzo de la pandemia?, ¿cómo fueron los primeros días?

–A inicios del 2020 comenzamos a tener informes de que en la lejana Wuhan había cuadros respiratorios graves, sobre todo reportes desde conocidos en Taiwán que señalaban que no se trataba de una enfermedad conocida o común. Incluso me solicitaban algún tipo de información o reporte de la OMS a fin de poder hacer frente o cómo manejar este tipo de casos.

Fueron los primeros mensajes, un llamado de atención.

Nosotros estábamos enfrentando quizá la epidemia más grave de dengue que tuvimos y teníamos toda la logística del Ministerio de Salud apostada en ese tema.

Ante los relatos iniciales de que algo se venía, habíamos tenido la experiencia de la epidemia de H1N1 en el 2009, que se inició en la ciudad de México, y nosotros teníamos un paciente con positivo a los 15 días.

Entonces de inmediato nos reunimos con el entonces ministro Julio Mazzoleni, que acusa recibo a esa instancia y dispone que las diferentes direcciones comiencen a dar una adecuación de la infraestructura para dar respuesta a los primeros casos. Así conseguimos mejorar y ampliar al doble la capacidad de terapia intensiva pasando de 10 a 21 camas. Recuerdo que el 14 de marzo tuvimos una reunión aquí en el hospital y le manifestamos que esa ampliación no iba a alcanzar a dar respuesta a lo que se venía, que podía tener consecuencias impredecibles, con un impacto importante.

Nosotros estábamos atendiendo unos 900 mil casos de enfermedades respiratorias por año, pero sabíamos que esto iba a hacernos superar todos los promedios y que íbamos a necesitar más unidades de terapia intensiva.

Inicialmente se decretó un cierre parcial de fronteras y se habilitaron albergues transitorios para todos los que regresaban al país y ya escuchábamos el impacto que tenía el coronavirus en Europa, sobre todo en Italia, que fue el primer epicentro.

–Hasta que apareció el primer caso...

–Así es, comenzamos con el primer caso el 7/3/2020 y lo bueno fue que gracias a las medidas, que en su momento fueron muy protestadas, nos dio tiempo para conocer la enfermedad porque no tuvimos una avalancha de pacientes al principio. Los primeros casos daban una alta mortandad, pero pudimos ir aprendiendo para dar un tratamiento adecuado. Las primeras autopsias de Italia daban cuenta de un componente trombótico importante, por lo que fuimos adecuando el tratamiento, con las dificultades propias de un sistema que no se compadecía porque mucho tiempo fuimos postergados en salud.

Llegamos al 2021 no con la dinámica que habíamos querido, pero ante la imposibilidad de conseguir vacunas y medicamentos, el inicio de este año fue bravo y aumentaron exponencialmente los casos y la mortandad a nivel país se disparó.

–¿Hubo circunstancias difíciles?, ¿falta de insumos?, ¿cómo se superó aquello?

–Pasamos momentos muy duros donde el elemento vital era el oxígeno, estamos a un año de cumplir el 13/3 podíamos levantar una segunda planta productora de oxígeno, que nos dio un poco más de respiro. Porque la necesidad era en todo el país y se hacía difícil proveer, ya que las empresas eran pocas, unas 5 a nivel país y 3 tienen producción y no podían.

Los contagios fueron masivos por las marchas y movilizaciones de repudio social y eso nos enfrentó al peor momento, por la carencia que había en la región de los medicamentos necesarios, podemos decir que pudimos dar respuesta en el sistema hospitalario, dar oxígeno a las personas que en un momento dado desbordaban los pasillos.

Llegamos incluso a 60 unidades de terapia intensiva para dar respuesta al sinnúmero de connacionales que venían buscando atención, de marzo a junio fue el período de alta mortandad, pero nos mantuvimos en un nivel bastante adecuado dentro de los límites indicadores de mortandad que tenían países desarrollados.

–Era difícil y no se estaba preparado para afrontar un episodio de esta naturaleza...

–Cuando iniciamos en el 2020 había un calificador de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el que alcanzamos con el Ineram un 63%, es decir, necesitábamos adecuar el servicio de manera acelerada para dar respuesta.

Se actuó con celeridad y gracias a ello evitamos las muertes callejeras que vimos en países hermanos como Perú, Ecuador, Bolivia, Brasil.

Con alianzas, donaciones, la solidaridad ciudadana hizo que esto hoy se encuentre en niveles manejables la situación.

Si bien iniciamos el 2022 con un aumento de casos por el ingreso de la variante Ómicron, con las vacunas que comenzaron a venir la inmunización ayudó a controlar bastante. La evolución de esta enfermedad ya no tiene la severidad que tuvo al principio.

Vale decir que los no vacunados siguen presentando cuadros difíciles, casi tan graves como los que veíamos al principio, por eso insistimos en que la gente se vacune.

La inmunización ayudó muchísimo, es evidente y lo podemos afirmar con rigor científico.

–¿Qué me puede comentar de la desinformación, las fake news que generó la pandemia?

–Tuvimos una desinformación importante en las redes sociales, que guste o no tienen impacto en la población. La información no válida creó mucho más impacto del que hoy podemos analizar y valorar al seguir conductas que no estaban aprobadas, se dieron cuadros severos de los que ya no pudimos rescatar.

Primero se dijo que las altas temperaturas iban a evitar los contagios, falso. Tuvimos muchos contagios en pleno verano.

Luego la hidroxicloroquina, que era una medicación que podía prevenir e incluso curar, cuestión que no se demostró nunca a nivel médico; tampoco el plasma convaleciente tuvo resultados efectivos, la ivermectina, que tampoco surtió efecto, hemos tenido un montón de pacientes que venían ingiriéndola desde hacía tiempo y fallecieron luego de padecer cuadros severos.

Esa información maliciosa complicó las cosas.

–¿Cómo es el ataque del covid?

–Este virus ataca órganos muy específicos. Su acceso es por vía aérea, así que si no se usan tapabocas el contagio puede ser muy rápido si en un cuarto cerrado hay una persona infectada.

Ingresa por las vías aéreas superiores y de allí pasa a los pulmones. Las primeras variantes tenían un poder de destrucción importante a nivel pulmonar, en tanto que Ómicron es más de vías aéreas superiores gracias a Dios no tanto de las vías inferiores.

Pero el virus ataca el corazón, los riñones, a nivel neuromuscular y periférico nervioso y al sistema nervioso central.

Lleva a un disbalance del organismo, por eso es difícil dominar la enfermedad.

Los que tienen diabetes, hipertensión, coagulopatías o el sistema inmunológico debilitado, se descompensan.

El virus vuelve más rígido el corazón, causa unos microtrombos en la vasculatura muscular y causa infartos de miocardio, a nivel renal, insuficiencia renal, a nivel del cerebro, también infartos, es decir ataca los diferentes sistemas y uno tiene que estar lidiando con todo ello. Y todo hasta que el organismo elimine la enfermedad porque no hay medicación específica para las virosis. Uno ataca a los gérmenes oportunistas o maneja el disbalance de los órganos. Se puede prevenir la replicación viral con el molnupiravir o el remdesivir que ayudaron mucho en las etapas iniciales, pero no ya cuando hay diseminación en todo el organismo. Es difícil de dominar.

El desarrollo interno en el organismo es rápido y actúa de manera diferente en los pacientes, algunos son asintomáticos, no les pasa casi nada, otros acusan impacto severo. La alta contagiosidad determina que un 5% de todos los contagios van a entrar a terapia intensiva. Eso está en los reportes de vigilancia sanitaria a nivel mundial. Un 10% necesita algún tipo de internación y hay un 80% que lo cursa como una enfermedad leve.

–¿Cambió en algo el tratamiento, los protocolos de actuación?

–Desde el principio asumimos un protocolo de tratamiento con base en los medicamentos registrados a nivel local. No podemos hablar del uso de medicamentos de la farmacopea mundial porque muchos no los tenemos.

Si algo nos caracterizó desde el principio de la pandemia, es aferrarnos a lo que teníamos a nivel local y con base en eso dar el mejor tratamiento posible. No buscar drogas mágicas donde el familiar tenía que salir a correr para comprarlas, ese tipo de locuras no cometimos.

–¿Cómo afectó al personal de blanco?

–Tuvimos la menor mortandad a nivel hospitalaria, solo una colega falleció producto de complicaciones tardías de la enfermedad. De los que se contagiaron ninguno quedó con secuelas y no tuvimos mayores problemas a lo largo de estos dos años por suerte.

El personal que estuvo luchando diaria y cotidianamente sabíamos que iba a ser un personal adiestrado que puede dar fe que fueron contratados en otros lugares, lastimosamente a muchos de ellos de valía, fueron a servir como líderes en nuevas unidades de terapia intensiva del sector privado. Así que Ineram sirvió de centro de formación y compartimos esto, pudimos ser un puntal.

–¿Siente que está próximo el fin de la pandemia?

–Todo lo que empieza de manera incierta tiene que tener un final. No sé si estamos próximos a un final, nos sigue demostrando cosas. El impacto fue grande y ahora siguiendo entendemos que probablemente vamos a tener que recibir una vacuna anual a partir de ahora. Si comienzan a aparecer variantes nuevas que no puedan ser cubiertas por las vacunas que hemos recibido, habrá que volver a inmunizarse.

Será parte del calendario de inmunizaciones.

Hay nuevas variantes, pero son menos importantes en cuanto a impacto y severidad, pero cada tanto aparece una que reúne la fuerza para expandirse.

Debería vacunarse en el mundo más del 75% de la población para poder decir que se tiene dominada la situación. En la historia no conozco una inmunización tan rápida en tan corto tiempo, pero todavía falta.

Da la impresión de que va a ir mitigándose.

Estados Unidos e Inglaterra, que tienen niveles de inmunización muy altos, dicen tener cierto dominio sobre el virus.

En nuestro país no alcanzamos al 60% de la población inmunizada, así que lógicamente va a llevarnos más tiempo.

Tenemos que tener barreras necesarias, no podemos compartir el tereré, el vaso de cerveza del tercer tiempo, no se puede más.

–¿Hubo también mucha solidaridad de la comunidad?, ¿cómo lo vivieron en el Ineram?

–Queremos recalcar la solidaridad, mucha gente nos apoyó en los momentos más críticos, parlamentarios, la Pastoral Social, Fundación Santa Librada, ministerios, embajadas, un sinnúmero de personas y organizaciones que hicieron que podamos pasar el momento más difícil.

Insumos que tenían una demanda muy alta y que eran muy costosos.

Llegamos a tener déficit en medicamentos, la región no tenía relajantes, opiáceos que se usan en terapia intensiva, pero gracias a Dios y a la alianza que se tuvo con las farmacéuticas comenzaron a ser producidas a nivel local y que los compuestos puedan ser importados, así pudimos hacer frente, una vez aprendidas las dificultades que tuvimos.

Dr. Felipe González Ávila.

DOS AÑOS DIFÍCILES

Un 7 de marzo del 2020 se confirmaba el primer caso en un hombre de 31 años que regresó de Ecuador, con fiebre y problemas respiratorios que luego se verificaron como positivo de SARS-CoV-2, el coronavirus más popularmente llamado covid-19.

El contagiado había estado en contacto con 27 personas de las que contagió a 5. Un informe de la Dirección General de Vigilancia de la Salud (DGVS) dio cuenta de que los contagiados propagaron la enfermedad a al menos otras 5 personas.

Contó el ex ministro de Salud, Julio Mazzoleni: “Al mismo tiempo que informábamos a la ciudadanía del caso de un joven paraguayo retornando de Ecuador que daba positivo se producía el primer toque de alarma interna, pues la información oficial de la región indicaba que no había casos autóctonos en esta zona: claramente la situación ya no era tal. Pocos días después, se confirmaba un segundo caso que no provenía de zonas de febril propagación, sino de la Argentina, confirmando la circulación viral en Sudamérica, pero lo que era peor: la imposibilidad de descartar esa misma circulación en el país.

Del análisis con el equipo técnico en el MSP surge una recomendación sumamente audaz y la que a nosotros mismos nos tenía incrédulos siquiera al ponerla en voz alta: cierre de todas las actividades sociales con solo 2 casos. Las condiciones del sistema de salud débil y consumido, sumadas a la imposibilidad de descartar la circulación viral en la comunidad, no parecía dejarnos otra opción. Elevamos esa propuesta al presidente de la República, quien, con mucho coraje, rápidamente la respaldó y convocó a los titulares de los demás poderes del Estado para que se anunciara esa medida desde el Palacio de López, siendo el Paraguay el primero en implementarla en la región. El tiempo mostraría que no solo fue una decisión correcta epidemiológicamente, sino también económicamente, pues aquellos que demoraron en hacerlo tuvieron una caída mucho mayor de sus economías”.

Al 11 de marzo pasado los casos ascendieron a más de 645 mil y hubo que lamentar 18.517 muertes.

Lucas Zeballos, jefe de enfermeros del Hospital de Contingencia del Ineram, cuenta su experiencia: “Nos pasamos casi dos años sin vacaciones, casi sin licencias, en el momento más duro de la pandemia prácticamente vivíamos aquí”, cuenta mientras recorre los pasillos hoy tranquilos del lugar. “Tuvimos por suerte una sola médica fallecida y gracias a Dios el personal que se contagió no sufrió secuelas graves”, comenta.

El trabajo de los enfermeros es sustancial, en la zona más comprometida cada enfermero atiende a dos pacientes. “Ellos nos necesitan para todo, hasta para comer y asearse, por eso son dos turnos de enfermeros, esa relación a medida que los pacientes están mejor va variando, en intermedio es de 4 a 1 y de 6 a 1 en las salas normales.

Hoy un 48% de los pacientes tiene covid y los restantes 52 ya vienen a recuperar tratamientos de problemas pulmonares, los tuberculosos, etc.

“Era una locura, venía gente que solo tenía una tos y otros que venían azules ya porque no podían respirar, demasiadas cosas vimos en toda esta etapa”, recordó.

Hernán Martínez, viceministro de Atención Integral a la Salud, consideró: “Hubo un fortalecimiento del sistema de salud y debemos seguir esta lucha, pero al menos ya lo hacemos con mucha mejor infraestructura. Actualmente tenemos 22 laboratorios de biología molecular, las plantas de oxígeno, en fin, la pandemia nos golpeó, pero levantó también un sistema de salud que estaba debilitado”, apuntó.

La adquisición de vacunas, la provisión de oxígeno, medicamentos e insumos en los meses de mayor demanda en nuestro país, como el aumento de las camas de terapia intensiva, la construcción de más pabellones de contingencia, el aumento de la capacidad de tomas de muestras “fueron algunos de los desafíos más complejos que esta administración supo sobrellevar para brindar atención a la ciudadanía en un momento crucial, donde las exigencias y necesidades fueron las mayores en la historia de Salud Pública”, expuso.

EPIDEMIÓLOGOS, ACTORES CLAVE EN LA PANDEMIA

El Equipo del Programa de Entrenamiento en Epidemiología de Campo (PEEC) fue esencial en la vigilancia del covid-19, trabajando en el seguimiento de viajeros provenientes de países denominados de riesgo en la primera etapa de la pandemia, la evaluación de los primeros casos, la investigación de brotes y la toma de muestras para el testeo, reportó el Ministerio de Salud.

El 23 de enero del 2020, el país emite alerta epidemiológica y se establecen tres estrategias puntuales: monitoreo de viajeros; período de búsqueda de casos y contactos; e investigación de brotes comunitarios.

“Ante la comunicación de la entrada al país de 34 viajeros provenientes de China, hecha por Migraciones, se realizó el primer monitoreo y seguimiento de viajeros en torno al covid-19 dentro de las 24 horas”, recordó Rosa Galeano, coordinadora del área de trabajo de campo del Programa de Entrenamiento en Epidemiología de Campo (PEEC). En esa oportunidad se logró contactar a unas 21 personas y se verificó que algunos no provenían de países en riesgo.

Durante el mes de febrero, se realizó el monitoreo telefónico, visita a los domicilios y toma de muestras a medida que el virus se expandía y crecía la lista de países con transmisión comunitaria.

El equipo de respuesta rápida fue esencial en la vigilancia y respuesta contra el covid-19. “Fue el primer equipo sanitario que se expuso cuando poco o nada se sabía aún del nuevo virus”, apuntó Galeano.

Águeda Cabello, directora del Programa de Epidemiología de Campo, comentó sobre la elaboración del protocolo sanitario para el control de viajeros, el flujograma de derivación de viajeros sintomáticos, la ficha de seguimiento, entre otros documentos. En tiempo récord se contó con el protocolo de vigilancia para covid-19 y se capacitó al personal.

El 3 de marzo del 2020, ingresa a Paraguay un connacional, de 31 años, procedente de Ecuador. Por protocolo de vigilancia, se le realizan controles y aislamiento de 49 días. Paralelamente se llevó a cabo el seguimiento de contactos, 27 en total que procedían del ámbito laboral (11) y hospitalario (16). De entre los contactos laborales, 5 resultaron positivos, fue donde se registró el primer brote de covid-19 en el país. Los afectados todos eran sintomáticos, de los cuales uno requirió una breve hospitalización.

La falta de medidas de protección y el no aislamiento temprano del caso generó el primer brote de covid-19 en el país detectado por el sistema de vigilancia.

Tras el segundo caso, Paraguay se declaró en cuarentena. Fue el primer país de la región en hacerlo, incluyendo el aislamiento social, la suspensión de eventos públicos y privados de concurrencia masiva, y la suspensión de clases presenciales. Tiempo después, el 24 de marzo se establecía el cierre total de fronteras y al poco tiempo, el 26 de marzo, por Ley 6524 se declaraba la Emergencia Nacional. Con estas medidas, el país logró retrasar la primera ola.

Con el correr de los meses y al aumentar los casos de la infección sin nexo o no relacionado a albergues, se asume la transmisión comunitaria del virus.

SEROPREVALENCIA

A finales de octubre, se inició el estudio de seroprevalencia de covid-19 en el país con el propósito de evaluar el impacto real de la pandemia y estimar el número de infectados con el virus, principalmente en localidades con mayor incidencia de afectados.

Los trabajos se desarrollaron en barrios de Asunción, Central y en Ciudad del Este (Alto Paraná) con visitas aleatorias para la realización de encuesta epidemiológica y test serológico (prueba rápida de sangre para la detección de anticuerpos producidos tras el contacto con el virus del SARS-CoV2).

ASUNCIÓN TIENE ALTO NIVEL DE CONTAGIOS

Sandra Irala, directora de Vigilancia de la Salud, destacó que 10 departamentos están en Nivel 3 (transmisión alta) y otros 7 departamentos en Nivel 2 (transmisión moderada). “En los últimos 14 días se registraron casos confirmados en 235 distritos del país, lo que corresponde al 91% del total. 78 distritos están en Nivel 1, 86 en Nivel 2 y la misma cantidad en Nivel 3, mientras solo 9 distritos permanecen en Nivel 4″.

Apuntó que solamente Asunción permanece en el Nivel 4 de transmisibilidad, mientras el resto del país se encuentra entre los niveles 3 y 2, con relación a la variante Ómicron del covid-19. La profesional destacó que tanto la positividad como la transmisibilidad sigue descendiendo en forma sostenida al igual que la positividad. Sin embargo, esta última sigue alta con relación a menos de 5% para considerar baja transmisión comunitaria.

“Entre la semana 8 y 9 hubo una disminución del 47% en casos confirmados y del 26% con relación a los decesos. Haciendo un comparativo dentro del grupo de edad pediátrica dividiendo por año. Hay que mencionar que los casos positivos se han incrementado en la franja de 0 a 4 años en 39%, ya que en el 2020 se detectaron 874, en el 2021 fue de 2.242 y en 2022 ya se registran 3.124″, detalló.

Añadió que dicha tendencia se observa también en la franja entre 5 y 9 años con un aumento del 46%. “No obstante, entre 10 a 14 años podemos decir que hay disminución del 20%, lo mismo sucede en la franja de 15 a 19 años con una caída del 47%”, explicó.

Con relación al mapa de riesgo, destacó que 10 departamentos están en Nivel 3 (transmisión alta) y otros 7 departamentos en Nivel 2 (transmisión moderada). “En los últimos 14 días se registraron casos confirmados en 235 distritos del país, lo que corresponde al 91% del total. 78 distritos están en Nivel 1, 86 en Nivel 2 y la misma cantidad en Nivel 3, mientras solo 9 distritos permanecen en Nivel 4.

OCUPACIÓN DE CAMAS

Irala informó que la ocupación de camas por pacientes que dieron positivo al covid-19 sigue disminuyendo. “Comparando entre el 26 de febrero al 8 de marzo, observamos una disminución del 36% en ocupación de camas totales y menos 20% en salas de UTI. Cabe señalar que el número más alto de ocupación de camas se registró el 27 de febrero con 577 internaciones y en UTI llegó a 151 esa misma fecha en lo que va del año”, explayó.

También habló sobre el porcentaje de viajeros que dieron positivo al virus entre enero del 2021 a este marzo, donde precisó que se han realizado controles en 682.349 personas, siendo el número de detecciones 1.713, el cual arrojó un 0,25% del total de ingresados.

Dra. Sandra Irala.

La polémica del tapabocas

La Cámara de Diputados aprobó la derogación de la ley que establecía la obligatoriedad del uso de tapabocas. También prohibió la implementación de un pase sanitario en la República de Paraguay.

Sin embargo, el infectólogo Tomás Mateo Balmelli alertó sobre el particular: “No estamos en condiciones epidemiológicas de levantar todas las restricciones porque lo único que teníamos era el carnet sanitario. El mensaje que se le está dando a la población de levantar las medidas sanitarias puede ser erróneo, puede entender que la pandemia terminó”, dijo el especialista en comunicación con la radio 1020 AM.

“El uso del tapabocas no es solo positivo para el covid-19 porque estamos ahora con el brote de la influenza. Las estrategias del Ministerio de Salud son buenas, pero deben ser perdurables en el tiempo. Yo hubiese sido más cauto como congresista, hubiese pedido un asesoramiento”, agregó el infectólogo.

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