Hoy Toni hace un alto frente al mural de la calle Iturbe y Presidente Franco, del viejo centro histórico de Asunción, para recordar a mujeres paraguayas desde las anónimas hasta algunas pioneras a partir de un viejo mural de Olga Blinder.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
Cuando recurro a los recuerdos de aquellas mujeres que son parte de mi historia me vienen a la mente aquellas anónimas retratadas innumerables veces por Olga Blinder. Desde Dora, una señora que en los años setenta iba a trabajar a pie desde el barrio Republicano, pasando por Roberto L. Petit y Barrio Obrero hasta llegar al centro; los recuerdos de la moza Lourdes, cuya abuela venía todos los días desde Lambaré en su burro hasta el Mercado Guasu o a la abuela de Toto Rojas, del barrio San Antonio, que trabajaba en el mismo lugar.
Pensando y caminando por la calle Iturbe me detengo frente al viejo mural de Olga –reja de por medio– del antiguo Colegio Nacional de Niñas; ahí está desde 1957, sobreviviendo al calor, al frío, a los cambios. Pensado y realizado cuatro años antes que las mujeres tengan derecho al voto, recordando a una de sus más importantes propulsoras, Isabel Arrúa Vallejos.
PIONERAS DEL BALLET Y DEL PERIODISMO DEPORTIVO
Las palabras más fuertes contadas por su propias protagonistas sobre mujeres pioneras en el Paraguay las escuché cuando Graciela Ortiz Mutti, la primera cronista deportiva, me contaba una noche en radio que allá por 1980 ingresó al mundo del periodismo junto a Estela Marecos, ellas eran rechazadas por los varones y al terminar los encuentros deportivos tenían que volver de madrugada a pie a sus casas porque los varones no les subían a sus autos, y que solamente cuando Pedrito García llevaba su legendario Escarabajo podían volver en coche.
Asimismo, en charla con las pioneras del Ballet Clásico y Moderno Municipal, me contaban cómo empezaron y lucharon por su pasión haciendo lo imposible por seguir sus sueños, “los inconvenientes económicos para estudiar danza eran parte del día a día” me cuentan Wilma y Ada Zárate del primer grupo, sentadas frente a Katty Ortega y María Gloria Merlo, otras de las adelantadas.
UN RECUERDO A IDALIA, BERTA Y OFELIA
El destino me llevó a conocerle a la profesora Idalia Flores de Zarza, quien por su manera de contar la historia me condujo a interesarme por las pequeñas “historias de las historias”, por las “historietas de la historia” como dice mi panelista Hugo García Mathieu o a relatos como el de la niña de la sociedad asuncena Nuria Costa Martí, quien a los 17 años empezó a ofrecer Ron Caribe por la calle Palma a principios de los años 60.
Si no fuera por mujeres, mucho de lo que escribimos domingo a domingo sería imposible conocer, y sin las precursoras como la Dra. Serafina Dávalos, sería difícil que a través de las décadas del siglo XX aparecieran una Ofelia Echagüe, la primera pintora del Paraguay, o una Berta Servián, la primera mujer que obtuvo su licencia de aviadora en 1938 y que ya en este siglo Ana Barreto escriba sobre ellas mismas. No me gusta celebrar el día de nada, pero hoy mirando este gran mural de Blinder en la ruidosa esquina de Presidente Franco e Iturbe y coincidiendo con estas fechas, decidí parar un rato y mirar cada uno de esos rostros, en cada uno de ellos encuentro a cada una de ellas y a todas, a pocas semanas de cumplir tres años escribiendo ininterrumpidamente todos los domingos estos Cuadernos de barrio, yo solo puedo decir gracias a todas ellas.
Al partir, leo el texto del mural: “Compañera del hombre en la amistad, el pan y el vino, el dolor y la alegría y madre eterna en el nacimiento y la vida de los pueblos, siempre en lucha por el amor, la paz y la libertad, abre el surco, arroja la simiente y siega la mies creando en la enseñanza la igualdad universal”.
Olga Blinder, Asunción, mayo de 1957.