Salitre Cué es uno de los lugares que tiene el departamento de Itapúa para conocer. Además de ofrecer una rica historia, cuenta con playa natural y una frondosa naturaleza que rodea al río Tebicuary. Ideal para pasar el día con la familia y amigos, alejados de la ruidosa urbe.
- Por Romina Galeano
- Fotos Romina Galeano- Gentileza
Este maravilloso lugar se encuentra en el séptimo departamento, en el distrito de José Leandro Oviedo, ubicado a unos 100 kilómetros de Encarnación, sobre la ruta Nº 8 Dr. Blas Garay. Aunque su principal atractivo es el portentoso puente ferroviario de hierro macizo que data del año 1909, ofrece a los visitantes, aparte de historia, un espacio para el descanso y disfrute en su playa donde los mismos pueden acampar, recrearse y pasar un día inolvidable. También cuentan con todas las comodidades como quinchos de paja, sanitarios y el refrescante río Tebicuary rodeado de una inmensa naturaleza. Se pueden realizar paseos en botes y pesca deportiva.
Fue inaugurado hace unos años bajo la intendencia de la Abog. Del Pilar Vázquez, quien en compañía de su equipo político y el apoyo de los pobladores, se dedicó a la reparación y mejora de la zona, con el objetivo de desarrollar el turismo en su distrito. Tras golpear varias puertas, lograron acondicionar Salitre Cué como un destino apto y seguro para el turismo, recibiendo en la actualidad a visitantes de diferentes puntos del mundo que quedan maravillados con este pintoresco lugar, que tiempo atrás, se encontraba en el abandono total. Hoy Salitre Cué es escenario de eventos culturales y sociales muy importantes y protagonista de una de las más lindas postales en sesiones de fotografías.
HISTORIA
Según el profesor Julio Sotelo, historiador de la región, el lugar era un paraje que formaba parte del distrito de San Pedro del Paraná. Durante la guerra contra la Triple Alianza, de este lugar se extraía “el salitre”, un mineral que se utilizaba para la elaboración de la pólvora, y se procesaba en Bobí, comunidad del distrito de Gral. Artigas. De allí se trasladaba en embarcaciones por medio del río. Es por eso que con el tiempo, los pobladores lo denominaron Salitre Cué al lugar.
Al principio de 1900 se convirtió en parada de jangaderos, que llevaban los rollos extraídos de los abundantes bosques río abajo. En ese tiempo además de la riqueza forestal, también disfrutaban de una enorme producción ganadera, por la que era paso de troperos que cruzaban sus ganados desde Yuty, departamento de Caazapá, hacia otros destinos del país.
En la extensión de la vía ferroviaria hacía Encarnación, se construye en 1909 el puente sobre el río Tebicuary que une Itapúa con Caazapá, elementos que habían traído desarmado desde los Estados Unidos, específicamente Nueva York, al igual que el que se encuentra sobre el río Pirapó, que une a las ciudades de Yuty con Yegros. En esos años llegaron a Salitre Cué tres hermanos uruguayos: Pedro, Antonio y Luis Pozzo, quienes crearon el primer aserradero y luego almacén de ramos generales, donde se hacían la compra y venta de “los frutos del país”.
Relata el historiador que, según una publicación de Monte Domecq en su libro “Quien es quien en el Paraguay” en 1943, la firma fue fundada el 20 de noviembre de 1923, en cuyo sitio se había instalado un moderno aserradero a vapor convirtiendo el paraje en un emporio de desarrollo y un inusitado movimiento comercial de la población en la propiedad. Los hermanos uruguayos tenían alrededor de 35 mil hectáreas de campos y bosques. Los trabajadores de los Pozzo tenían incluso un club de fútbol llamado “Sportivo Pozzo & Cia FBC.
Cuenta Carlos Madelaire Kriskovich, que su abuelo materno Esteban Kriskovich, constructor naval de origen croata, llegó a Salitre Cué para trabajar con don Pedro Pozzo en la construcción de barcazas, entre ellas, una de 500 toneladas con las maderas del aserradero de Salitre Cué. Esteban Kriskovich había contraído matrimonio con María Cibils, también de origen uruguayo, cuyo padre se había afincado en Yuty. “Doña María Cibils tenía un hotel comedor al costado de la estación y toma de agua. Según su nieto, ella relataba que en el lugar parecía como el Lejano Oeste, que con el tren llegaba gente de todas las nacionalidades para hacer negocios y se quedaban en su hotel”, destacó Sotelo.
“JOSÉ LEANDRO OVIEDO”
El 4 de diciembre de 1974 en virtud de la Ley Nº 485 se crea el distrito de José Leandro Oviedo y ese sector de Itapúa se desprende de San Pedro del Paraná. Así pues, Salitre Cué queda como unas de las compañías del nuevo distrito. “El nombre es en homenaje al que fuera un profesor egresado de la Escuela Nº 4, nacido en Salitre Cué y que viviendo en Encarnación, además de haber sido maestro, fue destacado periodista y director del semanario “La voz de Itapúa”, órgano oficial del coloradismo encarnaceno, fundado el 4 de agosto de 1950 con otros destacados exponentes como el Dr. Ramón Enrique Reverchon y el médico David Nicolás Sarubbi”, finalizó Julio Sotelo.
¿QUÉ ENCONTRAREMOS AL VISITAR?
El lugar cuenta con antiguas casonas, carretas y otros elementos de la ex estación del tren. Está acondicionado para realizar actividades deportivas como vóley o fútbol y senderismo. Es un espacio preparado para acampar, preparar un rico almuerzo y disfrutar de un delicioso mate o tereré sentados en sus bancos rústicos, bajo las amplias sombras de árboles nativos, hamacarse y escuchar el dulce cantar de aves. Vale destacar que el acceso es libre y gratuito.
Salitre Cué espera a los visitantes, todos los días del año.
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Un recorrido a pie por nuestra historia
El pasado 7 de mayo se realizó una nueva edición de Asu Jeguata, un recorrido guiado por sitios emblemáticos de nuestra capital, que con motivo de las actividades por los 213 años de la Independencia tuvo una parada especial en el sitio donde se planificaron las acciones para ejecutar la revolución incruenta que puso fin al dominio colonial español.
- Por Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Eduardo Velázquez
El punto de encuentro de la jornada fue el Centro Cultural de la Ciudad Carlos Colombino - Manzana de la Rivera, que está compuesto por una serie de edificaciones que conjugan diversas corrientes arquitectónicas como la colonial y neoclásica.
De acuerdo a la información disponible en el código QR de la placa informativa, el complejo está conformado por la casa Viola (siglo XVIII), la más antigua de Asunción; Casa Clari (siglo XX), Casa Clari Mestre (siglo XX), Casa Castelví (siglo XIX), Casa Vertúa (siglo XIX), Casa Emasa (siglo XX), Casa Serra 1 y 2 (siglo XIX) y Casa Ballario (siglo XX)”.
Bajo la guía de Alberto Vera Maciel, encargado de productos turísticos de la Municipalidad de Asunción, el recorrido se inició poco después de las nueve de la mañana en el Museo de la Ciudad de dicho centro cultural, donde los visitantes pudieron observar documentos, ilustraciones e imágenes de la ciudad, desde su fundación en 1537 por el capitán Juan de Salazar, algunos episodios que marcaron su diseño como el gran incendio de 1543 y la organización en cuadrículas dispuesta durante el gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia (1813-1840) –antes de lo cual las calles no respondían a un trazo planificado y los caminos seguían en muchos casos los surcos abiertos por el paso de los raudales– hasta fotografías del siglo XX de gran calidad técnica y artística.
La primera parte del itinerario finalizó con una foto grupal en la explanada de la Manzana con una imponente vista al Palacio de López, que fue concebido originalmente para ser residencia de Francisco Solano López y cuya construcción arrancó en 1857. No obstante, a raíz del estallido de la guerra contra la Triple Alianza, López dejó la capital para dirigir las tropas paraguayas, por lo que nunca pudo verlo terminado ni mucho menos habitar en él.
En efecto, los primeros que se establecieron allí, tras bombardearlo, fueron las fuerzas brasileñas tras la ocupación de Asunción en 1869, en las postrimerías de la contienda. El palacio quedó abandonado por 10 años hasta que durante el gobierno de Juan Gualberto González (1890-1894) se impulsó la reconstrucción y en 1894 se convirtió en despacho presidencial habiendo sido Juan Egusquiza su primer ocupante en tal carácter.
GESTA EMANCIPADORA
La siguiente parada fue la Casa de la Independencia, que fue la residencia de los hermanos Martínez Sáenz y donde los próceres se reunían para hacer los planes revolucionarios y de donde salieron a través del callejón histórico en la noche del 14 de mayo de 1811 para intimar al gobernador español Bernardo de Velasco que entregara el poder.
El guía refirió que en el lugar, donde funcionaba una posada, el capitán Pedro Juan Caballero, quien era oriundo de Tobatí, se hospedaba cuando estaba de visita en la capital. Enfrente se encontraba la casa de doña Juana María de Lara, quien cumplió un papel fundamental en la gesta emancipadora facilitando la comunicación de los conspiradores y quien además albergaba a su sobrino Vicente Ignacio Iturbe, quien también formaría parte de aquellos sucesos.
La casa era de dominio privado hasta que en 1943 fue adquirida por el Estado paraguayo. En 1961 el sitio fue declarado Monumento Nacional y en ese mismo año se iniciaron las labores de restauración y puesta en valor para su posterior conversión en Museo Histórico Nacional en 1965.
“Posee un estilo colonial previo a la Independencia cuando el país era una colonia española. Ha sido refaccionada y debido a estas modificaciones, realizadas a través de los años, se ha desvirtuado parte de la esencia del estilo arquitectónico que ella representa. Esto se observa en las fachadas que dan al Callejón Histórico y sobre la calle 14 de Mayo, las cuales ya no cuentan con las galerías externas, que, en algunos de sus lados, debieron ser demolidas en las ‘rectificaciones’ del mandato del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. Estas galerías comunicaban el interior de las casas con la calle”, dice la información del código QR sobre las características del edificio.
En su interior están expuestos documentos relativos a la Independencia, muebles, joyas, utensilios, objetos, cuadros y otras pertenencias de los próceres, así como instrumentos de la época colonial como un reloj de sol de la época jesuítica.
INTIMACIÓN A VELASCO
La ocasión también fue propicia para transitar una polémica que fue abierta por historiadores en ocasión del Bicentenario: ¿cuál es el cuadro que ilustra la verdadera intimación a Velasco? ¿La del artista italiano Guillermo Da Re o la del pintor paraguayo Jaime Bestard?
Según advirtió en su momento el historiador, escritor y poeta Carlos Villagra Marsal, la famosa imagen que se encuentra en el reverso del billete de 10.000 guaraníes representa la intimación en Buenos Aires al virrey del Río de la Plata, Bartolomé Hidalgo de Cisneros, en la noche del 24 de mayo de 1810.
“La pintura fue realizada por el artista italiano Guillermo Da Re por encargo del Gobierno argentino para conmemorar el centenario de Independencia de este país en 1910. Sin embargo, tras un cambio de gobierno, la obra no fue aceptada por el aquel entonces presidente Hipólito Yrigoyen. Según versiones, el cuadro fue vendido al paraguayo Juan Silvano Godoy con el nombre de ‘Intimación a Velasco’, algo conveniente en su momento”, señala una publicación del sitio Historia Numismática del Paraguay.
En efecto, como bien dan cuenta las crónicas históricas, la intimación a Velasco fue presentada por Iturbe en un espacio abierto ubicado entre la plaza, donde estaban desplegados los cañones de los revolucionarios, y la Casa de los Gobernadores, que estaba situada frente al Cabildo y que fue demolida paradójicamente en el marco de las labores de “hermoseamiento” para los festejos del centenario de la Independencia. Esta escena fue magistralmente recreada por el pintor paraguayo Jaime Bestard en el óleo sobre lienzo “Intimación de los revolucionarios a Velasco” (1960).
El historiador Julio César Chaves, en su obra “Compendio de historia paraguaya”, relata que en la nota “Pedro Juan Caballero ‘por sí y sus subalternos’ exigía: que se entregue al cuartel la plaza y todo el armamento; que el gobernador siga en su gobierno pero asociado con dos diputados que nombrará el cuartel; que posteriormente se tratará y establecerá la forma y modo de gobierno que convenga a la provincia; que se clausure la casa capitular; que ningún barco se mueva de los puertos; que no salgan de la ciudad los ‘portugueses que ahora a poco han entrado en ésta con diputación clandestina’”.
Con respecto a este último punto es preciso aclarar brevemente el motivo de la mención a los portugueses. Si bien el movimiento ya venía gestándose desde la victoria sobre la expedición de Manuel Belgrano entre setiembre de 1810 y marzo de 1811, la chispa que terminó de hacer estallar el movimiento fue el acercamiento entre Velasco y Portugal propiciado por el primero con el fin de precautelar los intereses españolistas ante el acecho de Buenos Aires.
Esta aproximación a Portugal vendría a precipitar un movimiento que ya estaba siendo preparado, pero que debió adelantarse ante el inminente acuerdo entre el gobernador-intendente y la potencia lusa, como evidenciaba la misión que cumplía por esos días en nuestra capital el teniente José de Abreu.
Otro pasaje de la intimación a Velasco expresa que “en atención a que la provincia está cerca de que habiéndola defendido a costa de su sangre, de su vida y de sus haberes del enemigo que le atacó, ahora se va a entregar a una Potencia Extranjera, que no la defendió con el más pequeño auxilio, que es la Potencia Portuguesa, este Cuartel, de acuerdo con los Oficiales Patricios, y demás soldados, no puede menos que defenderla con los mayores esfuerzos”.
Si bien hubo un tímido intento de las tropas españolistas de resistir, estas huyeron al ser tiroteadas y el gobernador terminó entregando el bastón de mando sin derramamiento de sangre de por medio.
Menos de un mes después, el 8 de junio de 1811, a raíz de los nuevos intentos de Velasco de recibir auxilio de los portugueses, fue definitivamente depuesto quedando en el gobierno los diputados Dr. Francia y el capitán Juan Valeriano Zeballos, un español partidario de las reivindicaciones criollas.
PANTEÓN Y ORATORIO
Posteriormente, la delegación se dirigió al Panteón de los Héroes y Oratorio de la Virgen Nuestra Señora Santa María de la Asunción, un edificio de estilo neoclásico y réplica a escala menor del Le Panthéon de los Inválidos de París, Francia. La construcción fue encargada por Francisco Solano López en 1863. Las obras se iniciaron en 1864 bajo la dirección del arquitecto italiano Alessandro Ravizza, pero poco después se paralizaron por el inicio de la guerra y concluirían recién 70 después, en 1936, bajo el gobierno de Rafael Franco, quien lo convirtió en Panteón Nacional de los Héroes e hizo depositar en él los presuntos restos del cuerpo del mariscal López y del soldado desconocido. Además de los ya mencionados, en el lugar están depositadas las cenizas de Carlos Antonio López, el Gral. José Eduvigis Díaz, el general Bernardino Caballero, el mariscal José Félix Estigarribia, su esposa Julia Miranda Cueto, los niños mártires de Acosta Ñu, Eusebio Ayala, y el poeta y músico Emiliano R. Fernández.
El edificio tiene la particularidad de tener dos nombres, pues luego de su declaración como Panteón Nacional de los Héroes la feligresía y la jerarquía eclesiástica protestaron, por lo que en 1937 el presidente Félix Paiva le restituyó el carácter de Oratorio a la Virgen de la Asunción.
LA PRIMERA DIÓCESIS DEL RÍO DE LA PLATA
Poco antes de iniciarse la misa de las once, la comitiva llegó al último punto del circuito, la Catedral de Asunción, la primera de nuestro país y del Río de la Plata, que fue inaugurada en 1845, durante el gobierno de Carlos Antonio López.
Vera Maciel explicó que desde su inauguración el templo funciona con la misma estructura, con un pasillo central flanqueado por seis columnas en cada lado, que simbolizan a los doce apóstoles que acompañaron a Jesús, además de que conserva el techo de madera original. El altar mayor es un retablo que fue hecho por jesuitas coronado por la imagen de San Blas, el patrono del Paraguay, y por una réplica de la imagen de la Virgen de la Asunción.
A sus pies, en la parte derecha, se encuentra un relicario que contiene tejidos del corazón del primer y único santo paraguayo, Roque González de Santa Cruz. En el lado izquierdo hay otro relicario que contiene un pedazo del cráneo de la beata María Felicia de Jesús Sacramentado, Chiquitunga. A los costados se observan capillas que homenajean a diversos santos y en la parte superior de la entrada se encuentra uno de los únicos dos órganos a tubo que hay en el Paraguay y que fue inaugurado con una audición abierta al público realizada en 2018; el otro pertenece a la iglesia de La Encarnación.
Al son de las campanadas que anunciaban el inicio de la misa, charlamos brevemente con la profesora Carolina Espínola, de la carrera de Hotelería y Turismo de la Universidad Americana, quien acompañó el circuito con una decena de jóvenes y que destacó que con este tipo de actividades los estudiantes, además de la experiencia en clase, tuvieron la oportunidad de conocer más sobre nuestra cultura, además de la puesta en valor del patrimonio y el conocimiento de la historia a través del turismo cultural.
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José Gervasio Artigas, un líder independentista que influyó en toda la región
Por Lourdes Torres
lourdes.torres@nacionmedia.com
En las últimas semanas el nombre de José Gervasio Artigas ha vuelto a tomar notoriedad en el país desde que llegaron las noticias desde el Uruguay el pasado 15 de marzo, cuando un grupo de unos veinte jinetes uruguayos partieron de la Plaza Independencia de Montevideo -sitio donde reposan en un mausoleo los restos del prócer uruguayo- rumbo a la ciudad de Asunción, Paraguay.
Esta travesía de más de 1.000 kilómetros la emprendieron con el objetivo de celebrar el centenario de la Escuela Artigas de Asunción este domingo 28 de abril. La institución educativa fue construida en honor al prócer libertario uruguayo que eligió estas tierras para la última etapa de su vida, que empezó con un asilo político.
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Esta escuela, ubicada al lado de la entrada principal del Jardín Botánico y Zoológico de la capital paraguaya (avenida Primer Presidente y Artigas), comparte el sistema educativo uruguayo y fue construida en homenaje al prócer José Gervasio Artigas, más de medio siglo después de su muerte.
Para conocer un poco más sobre este militar uruguayo que vivió tres décadas en Paraguay hasta su muerte en 1850, La Nación/Nación Media conversó con dos historiadores, quienes describieron al militar uruguayo, su liderazgo y el impacto de sus ideas políticas en la región.
Un líder independentista
El historiador y docente Herib Caballero Campos indicó que José Gervasio Artigas fue un líder independentista uruguayo que fundó la Liga de los Pueblos Libres y encabezó los procesos de lucha por la independencia de su país, ya que varios años después de comenzar el proceso de independencia en el continente, Uruguay seguía bajo la corona española.
Señaló que Artigas no vio independizarse a su país, ya que por persecución política solicitó asilo a la incipiente República del Paraguay en 1820, bajo la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia. “José Gervasio Artigas se convierte en uno de los líderes semilleros de ese proceso de independencia, para la República Oriental del Uruguay”, afirmó.
Explicó que “si bien, controló una parte del territorio, no logró controlar todo el país. En ese tiempo vino la invasión portuguesa, que convirtió en provincia y recién la independencia plena del Uruguay se consiguió a finales de la década de 1820, pero ya con Artigas retirado de la actividad política”.
El historiador sostuvo que Artigas en un principio estuvo alojado en el convento de La Merced, luego fue confinado a la Villa San Isidro de Curuguaty, a 250 kilómetros de Asunción, y vivió ahí hasta la muerte de José Gaspar Rodríguez de Francia.
Tras la muerte del dictador, los cónsules Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonzo le habían dado a Artigas la libertad de volver a Uruguay, teniendo esa potestad en mano, el ya anciano oriental rechaza una comitiva enviada por el gobierno uruguayo, diciendo que si fuera conveniente a la República (Paraguay) saldría, pero que no volvería a Uruguay, sino se quedaría en Corrientes.
“Artigas de edad avanzada, hizo ya toda su vida en el Paraguay, entonces no regresó a su país y fallece el 23 de setiembre de 1850 en Asunción, a la edad de 86 años. De hecho, formó familia con una mujer de apellido Gómez, y hay varios descendientes de Artigas en la zona de Limpio. En 1855 fueron repatriados sus restos a Montevideo”, acotó.
Influyó toda la región
El historiador Claudio Velázquez mencionó que José Gervasio Artigas es uno de los próceres más importantes de la gesta independentista del Uruguay, pero no solo en este país, si no también de varias zonas del Río de la Plata. Indicó que en la Argentina misma se lo considera también un prócer, entre los años 1810 a 1820, cuando se retira de la actividad política. “Fue una persona que peleó contra los portugueses, que peleó contra los porteños, por decir una forma, y que peleó también contra la corona española en el marco de la independencia de su país”, precisó.
Dijo que, así como tenía seguidores, también se hizo de un importante número de enemigos y tras graves derrotas a principio de 1820, es cuando toma ruta hacia el Paraguay. En ese proceso, Artigas que tenía un pensamiento político basado en ideas de pacto federal, decide formar parte de la Liga Federal, que era una unión de pueblos de Corrientes, Entre Ríos, Misiones, contra La Unión, que eran los porteños, y básicamente se embanderaban con un sistema unionista, más que un sistema federal.
“Allí es que sufre una segunda importante derrota, que es la batalla de las Tunas que, sumado a la anterior derrota en Tacuarembó, Uruguay; estas dos derrotas significaron una proscripción de Artigas y es en ese sentido que aplica esa figura de asilo político en la incipiente República del Paraguay que en ese momento estaba bajo la dictadura perpetua de Rodríguez de Francia”, indicó.
Velázquez resaltó que como muestra de libertario, una de sus anécdotas es que compró a un esclavo negro, Joaquín Lencina, más conocido como Ansina o negro Ansina, que inmediatamente le otorga la libertad al hombre, éste se vuelve su compañero de vida y amigo personal, que lo acompañó a Paraguay, incluso hasta el día de su muerte, ya como hombre libre, y falleció diez años después a los 90 años.
“En su lucha por la integración él siempre se embanderaba con la necesidad de que los pueblos se integren y trabajen por esa integración. También hay que destacar de Artigas que se embanderaba por la causa popular de los pueblos, que lo llevó a ser un caudillo importante, que acarreaba a su pueblo”, acotó.
Destacó que todas estas acciones han sido importantes para su figura, que incluso impactó en Paraguay, impresionando al dictador Francia, quien le permitió el asilo en el país. “El impacto de sus pensamientos no solo fue en su país, sino a nivel regional, de ahí que tiene tanto impacto en el Paraguay”, concluyó.
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“Las cuatro naciones sufrieron retrocesos institucionales y sociales debido a la lucha fratricida”
- Por Jorge Coronel Prosman
En esta segunda y última parte de la entrevista al profesor e historiador ítalo-brasileño Mario Maestri, autor de importantes libros y publicaciones académicas sobre la historia paraguaya, abordamos el contexto socioeconómico de los países involucrados en la guerra contra la Triple Alianza, en especial el Paraguay, que sufrió de manera más directa y dramática los efectos de la contienda.
La perspectiva de Maestri pone énfasis en relatar la historia desde la perspectiva de los pueblos que pelearon y sufrieron la guerra, por lo que rechaza la visión de que los países vencedores resultaron beneficiados con el conflicto y, por el contrario, afirma que todas las naciones sufrieron retrocesos con secuelas que llegan hasta nuestros días.
–Después de tantos años de estudio sobre la Guerra Grande, ¿qué opinión le merecen las vertientes historiográficas más actuales, la corriente restauradora patriótica del discurso decimonónico y el neorrevisionismo que trata de introducir la visión de los pueblos sobre dicho conflicto.
–Con mis alumnos de maestría y doctorado cuestionamos los principales mitos historiográficos, ofrecemos nuevas explicaciones para el conflicto, planteamos problemas y avanzamos en una lectura popular supranacional de la guerra. Sin embargo, esta lectura ha sido poco discutida por el mundo académico, que comúnmente continuó presentando una restauración historiográfica de las narrativas patriótica con raíces en el siglo XIX. El ejemplo excelente de esta realidad es el libro hoy sacralizado de Francisco Doratiotto, quien escribió sobre la Guerra Grande prácticamente sin el estudio detallado, usando comúnmente “guaraní” como sinónimo de paraguayo. Lo mismo podría decirse de una historiografía paraguaya que navega en el actual pantano neolegionario, proponiendo literalmente que las naciones involucradas en el conflicto, todas, tuvieron logros y avances con la hecatombe de 1864-70.
EL PASADO DESDE EL PRESENTE Y EL FUTURO
–¿A qué atribuye usted esta situación?
–La historiografía es una de las ciencias sociales más politizadas, que habla del pasado, con los pies en el presente y ojos en el futuro, bajo la influencia de las clases sociales en lucha. La legitimación historiográfica de las interpretaciones que desvelan el pasado dependen en gran medida de las clases subordinadas que buscan interpretar. El avanzar o retroceder de las clases populares iluminan u oscurecen sus representaciones diversas. En Paraguay, Argentina y Uruguay, gobiernos más progresistas permitieron una apertura para las lecturas críticas sobre la Guerra Grande. En Brasil jamás hubo tales facilidades. La “guerra del Paraguay” es el mito fundador central del Ejército brasileño, eje conservador permanente en la historia del país. La Guerra Grande continúa siendo vigilada por Itamaraty y, sobre todo, por el Ejército de tierra.
–Entre los hechos que la historiografía tradicional dejó en el olvido está la relación entre el uruguayo Venancio Flores y el Imperio del Brasil con la masacre de la heroica Paysandú.
–La guerra comenzó con el apoyo del Gobierno paraguayo al uruguayo debido a que (Bartolomé) Mitre estaba financiando la invasión de Uruguay (19 de abril de 1863) por Flores para derribar al Gobierno oriental blanco. El Gobierno paraguayo declaró que la independencia uruguaya de hecho era esencial a los intereses paraguayos. Lo que era correcto en cuanto a los intereses mercantiles. Buenos Aires estaba en manos del unitarismo argentino y, si sucediera lo mismo con Montevideo, Argentina podría bloquear el comercio internacional paraguayo como en los días de (Juan Manuel de) Rosas.
La interrupción del comercio internacional disolvería la base social mercantil-exportadora de apoyo del lopismo, que favoreció el renacimiento de las fuerzas proporteñas, dependientes del comercio con el Plata. En 1863, Solano López y el Gobierno paraguayo se preparaban para una guerra con Argentina. Había posibilidades de ganar teniendo como aliados a los federalistas argentinos y al Gobierno oriental.
–Y luego la trama de alianzas sufre cambios importantes...
–Las tropas imperiales invadieron el Uruguay (10 de agosto de 1864) sin declaración de guerra. En respuesta, el Paraguay entró en guerra con el Imperio y la Argentina unitaria, con muy limitada posibilidad de vencer. Las tropas paraguayas avanzaron sobre el Mato Grosso, Corrientes, el Río Grande do Sul. Y no fueron enviadas como apoyo las tropas orientales, masacradas en Paysandú (2 de enero de 1865) por las tropas de Venancio Flores, de los hacendados del Río Grande del Sur, por el Imperio, con el vergonzoso asesinato de oficiales orientales rendidos.
EL LOPISMO
–¿Cómo observa la valoración de la imagen de Francisco Solano López en la época que se desempeñó como presidente paraguayo?
–La afirmación de que el lopismo, la valorización extremadamente positiva de la acción de López durante laguerra, fue una invención interesada de Juan Emiliano O’Leary es una mitología. Al concluir la fracasada campaña ofensiva, posiblemente el prestigio del mariscal era bajo, con las tropas paraguayas luchando mal, con la rendición en Uruguayana sin resistencia (18 de setiembre de 1865). Los soldados y las clases populares no se motivaron con la expedición al exterior, desinteresados en las cuestiones del Plata. Cuando las tropas paraguayas se retiraron a los territorios nacionales, las clases populares comprendieran que se trataba entonces de defender el Estado nacional y todo lo que habían conquistado: chacras, animales, autonomía. Lucharán, entonces, como leones, dando un carácter campesino a la resistencia, con la deserción de las clases dominantes incluida a la familia del mariscal.
–¿Cómo evalúa el papel de López como conductor militar?
–López permaneció irreductible en la dirección de la resistencia en una forma no muy hábil hasta su dramático asesinato, ya herido mortalmente, en Cerro Corá el 1 de marzo de 1870, lo que no lo transformó en general del pueblo, como (José Gervasio) Artigas, (Emiliano) Zapata y (Pancho) Villa. López luchó por la defensa del orden de la oligarquía mercantil-exportadora y antipopular inaugurada por su padre. Preparaba a su hijo Juan Francisco López para ser su sucesor. Intentó legar inmensos territorios a su compañera y herederos, pero no legalizó la posesión de tierras ni siquiera de los campesinos que lucharan bajo su comando. López y los campesinos paraguayos pelearon en la misma guerra con objetivos diferentes.
NARRATIVAS
–¿Por qué la resistencia del pueblo paraguayo fue tan tenaz?
–Las clases populares resistieron, hasta el último aliento, oponiéndose a la destrucción de los fundamentos del Estado surgido de la revolución francista. Luego de la derrota, los exoficiales lopistas, al integrarse a la política y gestión del Estado, aceptaron reivindicar, como mucho, la heroicidad de las tropas paraguayas y abrazar la anatematización del mariscal, las narrativas aliancistas y el nuevo Estado oligárquico, antipopular, antinacional, corrupto, en el contexto de la privatización de propiedades estatales, pobreza popular, expatriación de campesinos en busca de trabajo, etc.
–En un país devastado y ocupado, ¿cómo se fue construyendo la narrativa propia sobre la guerra?
–Incluso antes del fin de la resistencia, fue materialmente imposible producir narrativas defendiendo las razones nacional-populares sobre el conflicto. Las clases populares jamás aceptaron las narrativas legionarias, imperiales y argentinas sobre la guerra. Ellas emprendieron la producción y canonización defensiva de un mariscal demonizado, sustituyendo la heroicidad de la resistencia popular, por una visión de un mariscal semimesiánico, en producciones sobre todo orales, más registradas en cartas, canciones, poesías, dibujos y pinturas rústicas y cuadros de Solano López, etc., que aún no fue objeto de un estudio sistemático. Estanislao Zeballos, de visita en Paraguay relató asombrado la producción popular que se oponía a las interpretaciones de los aliancistas y de los legionarios, construyendo una visión romántica y heroica del mariscal, dando así vida al lopismo.
CONSECUENCIA PARA LAS NACIONES
–¿Cuáles fueron las principales repercusiones de la guerra en el Brasil?
–En el Imperio de Brasil, contrariamente a lo que tantos historiadores proponen, la victoria militar sobre Paraguay y Uruguay fortaleció la Casa y el Estado imperial. Don Pedro se fue en viaje de placer, dejando tranquilamente la regencia en manos de la princesa Isabel, educada y tratada por el padre y por el marido como una tonta. La guerra alivió la presión abolicionista. Después del fin del conflicto, el Estado imperial impulsó una reforma que mantuvo la esclavitud por casi vente años. Sectores populares murieron como moscas en el Paraguay y el Imperio nunca pagó realmente lo que prometió a los veteranos y mutilados. Jamás hubo apoyo popular al conflicto. A los capturados para ir luchar en el Paraguay, se les llamaba “voluntarios de palos y cuerdas”. Por el Brasil se gritaba “¡Dios es grande, la floresta es más grande!”, a la que se escapaban para los quilombos. La única preocupación del soldado imperial era retornar vivo.
–¿Para la Argentina?
La Guerra Grande atrasó la república y la industrialización al consolidar el carácter antipopular, oligárquico y esclavista del Estado imperial. En Argentina se consolidaron el unitarismo autoritario y elitista y los intereses de los grandes terratenientes, exportadores del comercio inglés, mientras que las provincias del litoral y del interior se hundieron en un atraso que no superan hasta hoy. Fueron aplastadas las fuerzas federalista y democráticas. El latifundio oligárquico se mantiene fuerte hasta hoy.
–¿Y para el Uruguay?
–Con la derrota del Gobierno constitucional y la imposición de la dictadura de Flores, la República de Uruguay permaneció, durante largas décadas, como un Estado dependiente del Imperio y luego de la República de Brasil, y bajo la presión de siempre de Buenos Aires. También fueran aplastadas las fuerzas democráticas y autonomistas, consolidándose el latifundio oligárquico en el país.
–¿Y para el Paraguay?
–Sobre todo el Paraguay sufrió las secuelas del conflicto. El país no conoció una reconstrucción de lo que fuera destruido más allá de la construcción de un Estado nuevo, antinacional y antipopular, con relaciones sociales refundidas por la destrucción humana, en la guerra, y la desorganización socioeconómica, después del conflicto, de su mayor riqueza: la clase campesina. Más allá de los intereses no nacionales de las clases dominantes, podemos decir que, en grado y formas diversas, con destaque para el Paraguay, las cuatro naciones involucradas en la guerra sufrieron retrocesos institucionales y sociales debido a la lucha fratricida de 1864-70 con secuelas que llegan hasta nuestros días.
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Villarrica, la capital de Guairá y de la cultura: ¡Un destino que no se debe postergar!
Villarrica del Espíritu Santo es considerada una de las ciudades más importantes del país por su rica historia, su estilo y su cultura arquitectónica, sus costumbres que perduran, así también sus numerosas casonas coloniales.
Se encuentra a 152 kilómetros de Asunción y es un destino turístico que todo paraguayo extranjero debe alistar. Así lo expresó a La Nación/Nación Media, Nadia Barreto, titular de la Secretaría de Turismo de la Municipalidad de Villarrica.
La misma contó que durante el año tienen diversas actividades que mueven a la economía local, donde se benefician desde el micro emprendedor hasta las cadenas de hoteles más importantes de la localidad, pero que los eventos principales se encuentran en mayo por el mes patrio y por el aniversario de la ciudad, además de octubre por el Día de la Raza. La temporada alta en verano se da entre enero y febrero por el tradicional carnaval guaireño.
“La inyección económica aquí dentro de la ciudad de Villarrica es amplia y extensa, porque nos beneficiamos todos, desde el pequeño emprendedor hasta los grandes empresarios, entonces la inyección económica es amplia por los eventos culturales que tenemos dentro de nuestra ciudad”, precisó Barreto a LN.
Otra de las festividades típicas de Villarrica es la fiesta patronal en honor al Espíritu Santo, en la que realizan una procesión religiosa en las principales calles de esta ciudad y un atractivo show de fuegos artificiales. En la Catedral de la ciudad, se lleva a cabo el tradicional novenario, que cuenta con la masiva participación de los feligreses.
Además festejan la comilona de Pentecostés, con la misa central para culminar con la tradicional procesión de la imagen del Espíritu Santo. En la explanada de la Catedral organizan una degustación de platos salados y dulces.
Turismo
Entre los puntos turísticos que resaltó, se encuentran Los Jazmines de Chiquitunga en honor a la beata María Felicia de Jesús Sacramentado. Se trata de un circuito en el que se visitan varios lugares históricos referentes a la vida de María Felicia.
Igualmente, destacó el city tour donde se lleva a cabo un recorrido por el municipio, el teatro local, un museo, parques y plazas. Finalmente señaló que uno de los atractivos interesantes es el paseo de los murales, donde se puede apreciar las imágenes ilustradas de Manuel Ortíz Guerrero, Chiquitunga, entre otros retratos.
Población y geografía
Villarrica se divide en un total de 37 barrios: 23 en la zona rural y 14 en la zona urbana. Tiene una población de 76.320 habitantes aproximadamente según el censo 2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE). El 70% de su población vive en la zona urbana.
Cultura
En esta ciudad nació el primer poeta y periodista paraguayo, Natalicio De María Talavera, y otros artistas como de Manuel Ortiz Guerrero, Natalicio González, Delfín Chamorro, Ramón Indalecio Cardozo y su hijo Efraín, Leopoldo Ramos Giménez, Ramiro Domínguez y Muchas otras figuras destacadas, como Alejandro Encina Marín, Helio Vera, Luis Alfonso Resck, Caio Scavone, entre otros.