Salitre Cué es uno de los lugares que tiene el departamento de Itapúa para conocer. Además de ofrecer una rica historia, cuenta con playa natural y una frondosa naturaleza que rodea al río Tebicuary. Ideal para pasar el día con la familia y amigos, alejados de la ruidosa urbe.

  • Por Romina Galeano
  • Fotos Romina Galeano- Gentileza

Este maravilloso lugar se encuentra en el séptimo depar­tamento, en el distrito de José Leandro Oviedo, ubicado a unos 100 kiló­metros de Encarnación, sobre la ruta Nº 8 Dr. Blas Garay. Aunque su principal atractivo es el portentoso puente ferroviario de hie­rro macizo que data del año 1909, ofrece a los visitan­tes, aparte de historia, un espacio para el descanso y disfrute en su playa donde los mismos pueden acam­par, recrearse y pasar un día inolvidable. También cuen­tan con todas las comodida­des como quinchos de paja, sanitarios y el refrescante río Tebicuary rodeado de una inmensa naturaleza. Se pueden realizar paseos en botes y pesca deportiva.

Fue inaugurado hace unos años bajo la intendencia de la Abog. Del Pilar Vázquez, quien en compañía de su equipo político y el apoyo de los pobladores, se dedicó a la reparación y mejora de la zona, con el objetivo de desa­rrollar el turismo en su dis­trito. Tras golpear varias puertas, lograron acondi­cionar Salitre Cué como un destino apto y seguro para el turismo, recibiendo en la actualidad a visitantes de diferentes puntos del mundo que quedan maravillados con este pintoresco lugar, que tiempo atrás, se encon­traba en el abandono total. Hoy Salitre Cué es escenario de eventos culturales y socia­les muy importantes y pro­tagonista de una de las más lindas postales en sesiones de fotografías.

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HISTORIA

Según el profesor Julio Sotelo, historiador de la región, el lugar era un paraje que formaba parte del distrito de San Pedro del Paraná. Durante la guerra contra la Triple Alianza, de este lugar se extraía “el sali­tre”, un mineral que se uti­lizaba para la elaboración de la pólvora, y se procesaba en Bobí, comunidad del dis­trito de Gral. Artigas. De allí se trasladaba en embarcacio­nes por medio del río. Es por eso que con el tiempo, los pobladores lo denominaron Salitre Cué al lugar.

Al principio de 1900 se con­virtió en parada de jangade­ros, que llevaban los rollos extraídos de los abundan­tes bosques río abajo. En ese tiempo además de la riqueza forestal, también disfrutaban de una enorme producción ganadera, por la que era paso de troperos que cruzaban sus ganados desde Yuty, departamento de Caazapá, hacia otros destinos del país.

En la extensión de la vía ferroviaria hacía Encarna­ción, se construye en 1909 el puente sobre el río Tebicuary que une Itapúa con Caa­zapá, elementos que habían traído desarmado desde los Estados Unidos, específica­mente Nueva York, al igual que el que se encuentra sobre el río Pirapó, que une a las ciu­dades de Yuty con Yegros. En esos años llegaron a Salitre Cué tres hermanos urugua­yos: Pedro, Antonio y Luis Pozzo, quienes crearon el primer aserradero y luego almacén de ramos generales, donde se hacían la compra y venta de “los frutos del país”.

Relata el historiador que, según una publicación de Monte Domecq en su libro “Quien es quien en el Paraguay” en 1943, la firma fue fundada el 20 de noviembre de 1923, en cuyo sitio se había insta­lado un moderno aserra­dero a vapor convirtiendo el paraje en un emporio de desarrollo y un inusitado movimiento comercial de la población en la propie­dad. Los hermanos urugua­yos tenían alrededor de 35 mil hectáreas de campos y bosques. Los trabajadores de los Pozzo tenían incluso un club de fútbol llamado “Sportivo Pozzo & Cia FBC.

Cuenta Carlos Madelaire Kriskovich, que su abuelo materno Esteban Kriskovich, constructor naval de origen croata, llegó a Salitre Cué para trabajar con don Pedro Pozzo en la construcción de barcazas, entre ellas, una de 500 toneladas con las made­ras del aserradero de Sali­tre Cué. Esteban Kriskovich había contraído matrimonio con María Cibils, también de origen uruguayo, cuyo padre se había afincado en Yuty. “Doña María Cibils tenía un hotel comedor al costado de la estación y toma de agua. Según su nieto, ella relataba que en el lugar parecía como el Lejano Oeste, que con el tren llegaba gente de todas las nacionalidades para hacer negocios y se quedaban en su hotel”, destacó Sotelo.

“JOSÉ LEANDRO OVIEDO”

El 4 de diciembre de 1974 en virtud de la Ley Nº 485 se crea el distrito de José Leandro Oviedo y ese sec­tor de Itapúa se desprende de San Pedro del Paraná. Así pues, Salitre Cué queda como unas de las compañías del nuevo distrito. “El nom­bre es en homenaje al que fuera un profesor egresado de la Escuela Nº 4, nacido en Salitre Cué y que viviendo en Encarnación, además de haber sido maestro, fue des­tacado periodista y director del semanario “La voz de Ita­púa”, órgano oficial del colo­radismo encarnaceno, fun­dado el 4 de agosto de 1950 con otros destacados expo­nentes como el Dr. Ramón Enrique Reverchon y el médico David Nicolás Saru­bbi”, finalizó Julio Sotelo.

¿QUÉ ENCONTRAREMOS AL VISITAR?

El lugar cuenta con antiguas casonas, carretas y otros ele­mentos de la ex estación del tren. Está acondicionado para realizar actividades deporti­vas como vóley o fútbol y sen­derismo. Es un espacio prepa­rado para acampar, preparar un rico almuerzo y disfrutar de un delicioso mate o tereré sentados en sus bancos rústi­cos, bajo las amplias sombras de árboles nativos, hamacarse y escuchar el dulce cantar de aves. Vale destacar que el acceso es libre y gratuito.

Salitre Cué espera a los visitantes, todos los días del año.

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