Por Jimmy Peralta, miliagayoso62@gmail.com

Fotos: archivo y gentileza

Representantes de diversas disciplinas comentan respecto al desafío de abrazar una vocación en un contexto de hombres. Tomando como excusa el próximo Día de la Mujer Paraguaya, nos acercamos a conocer a quienes trabajan el arte para conocer de cerca su realidad.

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Mujer y artista. Pareciera que una condición no aligerara a la otra. El pequeño mundo artístico nacional tiene a referentes muy importantes en el género femenino. Crecieron y se formaron en un Paraguay no del todo amigable con ellas, vivieron realidades injustas, tuvieron en otra mujer la plataforma necesaria, la inspiración para proyectarse, y hoy en sus diferentes disciplinas y facetas, hablan de la mujer, de su realidad, de ellas mismas reflejadas en una canción, en una coreografía, en un poema, en un fotograma.

Hay un silencio que la historia parece no poder romper, pero que el arte lo violenta con creación y esfuerzo, a cuentagotas, con destellos. Es la voz de alguien que parece desconocido, a pesar de su presencia, de alguien condenado a ser invisible en las palabras, de alguien ausente en los espacios de poder, de una vida sometido a un destino social y moral. La mujer tiene voz, cada vez tiene más voz en el arte, y habla de la vida y de sí a través de su creación.

Hay un mucho por decir, mucho por conocer de todo lo callado. La Nación entrevista hoy a varias mujeres del escenario artístico local, repite preguntas, comparte sus visiones de la realidad en el arte.

“Para mí la normalidad tiene que ver con mi espíritu transgresor”

Lizza Bogado. Cantante.

–¿Ser mujer artista es aún una rebeldía?

–Ser mujer de hecho ya es una gran aventura llena de colores brillantes y oscuros. Dónde los cánones morales y estéticos tienen mucho que ver con las vivencias de la infancia. Para mí la normalidad tiene que ver con mi espíritu transgresor. Romper y arremeter contra los miedos y prejuicios en una sociedad en la que sigue primando la misoginia.

–¿Hay un lenguaje propio femenino en la música que está naciendo o solo se va ensanchando aquel lenguaje universal?

–La manera de contar una historia en canciones, habla mucho de las personas que la escribe. Antes el lenguaje era más estético. Lo incomprensible para mí es que, a pesar de estar ganando espacio, gran parte de la música que se vuelve popular y masiva es la que más degrada la condición femenina.

“La mujer está ubicada en el lado oscuro de la historia”

Gloria Muñoz. Escritora.

–A la hora de crear ¿sentís la necesidad de hablar de la mujer en tu arte? ¿Hay todavía algo no contado o que se omite oír respecto a la vida la mujer?

–La mujer está ubicada en el lado oscuro de la historia, el lado no visible, no registrado, por esta misma situación su descubrimiento, develamiento, se torna más interesante, profundo e innovador, reivindicativo, su historia y caminos están rodeados de misterios y sorpresas, aún queda mucha tela que cortar al referirse a la mujer en el arte, ya sea como artista o como inspiración. Es indudable la trascendencia de su paso en este tiempo, en este siglo iconoclasta en lo que se refiere al género.

–¿Cómo se valora al colectivo en el ambiente artístico paraguayo y qué frutos podría arrojar a futuro para las nuevas generaciones de artistas?

–La conformación de un colectivo femenino puede auspiciar un mayor compromiso y afianzamiento de la mujer en el arte, es indudable, tanto en la práctica como en la reflexión, nuevos planteamientos, enfoques diferentes, perspectivas más profundas, un hilo que nos une y nos da fuerza sin dudar va a lograr resultados positivos, siempre y cuando pueda evitarse expresiones panfletarias.

“Ser artista y ser mujer más que nunca es una rebelión”

Luz Saldívar. Actriz y dramaturga.

–¿Ser mujer artista es aún una rebeldía?

–Ser artista y ser mujer, en estos tiempos tan difíciles y angustiantes, más que nunca es una rebelión. Actualmente las mujeres somos proveedoras, salimos a buscar el sustento y a esa actividad se le suman los roles tradicionales, la administración del hogar y el cuidado de los hijos, entonces queda poco tiempo para la formación o la producción artística, que también requiere de un espacio y de recursos. En cuanto a lo estético, hay que entender que el producto artístico femenino tiene sus propias percepciones, sensibilidades, corporalidades, afectividades diferentes al hombre y que por mucho tiempo fue tachado de “doméstico”, “particular”, “sensiblero”. A raíz de estos prejuicios se hizo imposible su valoración.

–¿Hay en tu vida alguna mujer que haya despertado o abonado en vos el arte o el hecho de superar los prejuicios de géneros para ser artista?

–Todas las mujeres que han pasado por mi vida me han enseñado mucho, desde lo que no quiero ser, hasta lo que querría llegar a ser: maestras de primaria y secundaria, profesoras de universidad, autoras o creadoras nacionales o internacionales. A veces, me suelo preguntar qué habrían dicho mi madre o mis abuelas sobre mis actividades que se apartan de los roles tradicionales, siento que no me hubieran entendido a plenitud, pero no tengo dudas de que hubiese contado con el apoyo de ellas.

–¿Hay un lenguaje propio femenino en la música que está naciendo o solo se va ensanchando aquel lenguaje universal?

–Hay una situación oculta detrás de lo “universal”, hay voces, resquicios que estuvieron invisibles durante siglos que tiene que ver con la historia de las mujeres y que gracias a la conciencia que ahora poseemos, podemos rescatarlas y “completar” la obra. Estimo que esta visión es más enriquecedora.

“El arte a veces es excluyente”

Tana Schémbori. Cineasta y dramaturga.

–¿Hay un lenguaje propio femenino en la música que está naciendo o solo se va ensanchando aquel lenguaje universal?

–A mí me cuesta mucho hablar como de un lenguaje femenino. No sé si habla de un lenguaje masculino. Es un lenguaje universal el del arte, pero hace no mucho el escenario era un lugar excluyente, y el arte a veces es excluyente. A veces es como un gueto, donde solamente algunos tienen oportunidad. Eso pasa en todo el mundo, pero es como que hay que ganarse un respeto, un reconocimiento, a veces cuesta eso, y eso existe, y existe en el mundo, siempre existe en el mundo. En cuanto al lenguaje propio femenino, yo creo que tengo un lenguaje, tengo una manera de enfocarla las cosas que hago en teatro y las cosas que hago en cine con Juanca (Maneglia), quien creo que es un inmigrante maestro. Creo que tengo como una impronta más que a un lenguaje. Tengo una impronta que va cambiando. El lenguaje también va cambiando. Por ahí en lo que yo contaba en teatro. En el 2000. Es diferente lo que cuento ahora, porque tengo otra madurez, porque me preocupan otras cosas, aunque siempre le impronta es la soledad, el amor, las pérdidas, el otro, la otra. Entonces me me cuesta un poco responder a esta pregunta.

–¿Cómo se valora al colectivo en el ambiente artístico paraguayo y qué frutos podría arrojar a futuro para las nuevas generaciones de artistas?

–Celebro mucho que las mujeres se organicen, que haya un colectivo. Pasa eso porque evidentemente hay diferencias, injusticias. No puedo decir que no es así, porque sí es así. En el campo artístico, sin embargo, creo que tenemos logros muy importantes y creo que es donde menos se nota en la sociedad. Porque una dice no, no belio todavía hiciste, tuvo muchos logros y, pero en la política, por ejemplo. Fijate cuántas ministras hay. En el arte muchos logros, creo que tiene que ver con la libertad creadora, tiene que ver con qué, evidentemente, el artista tiene una mirada diferente.

“Creo que hay mucho para decir de las mujeres”

Alejandra Díaz. Coreógrafa, bailarina.

–¿Ser mujer artista es aún una rebeldía?

–Sí pensamos desde este lugar del mundo donde nos toca vivir, creo que puede estar pensado como una rebeldía, pero, creo que más que nada, se convierte en una opción de vida. Hoy día creo que ya las profesiones se han ampliado muchísimo. Creo que sí hay cánones morales o estéticos que sí se siguen confrontando. Sobre todo en ambientes donde quizás la educación o quizás el entorno, el entorno familiar, está muy basado en un prejuicios heredados. Pero también encuentro que hay una generación que ya no tiene, como nos tocó a muchos de nosotros y de nosotras vivir, miedo. Ya en el ADN viene otro concepto, viene otra manera de enfocar el día a día y enfocar los relacionamientos. Y lo que veo como denominador común es la convicción, la pasión por la que una decide hacer una carrera en el arte y sobre todo una carrera en la danza, donde nuestros cuerpos son el instrumento para ejercer la profesión.

–A la hora de crear ¿sentís la necesidad de hablar de la mujer en tu arte? ¿Hay todavía algo no contado o que se omite oír respecto a la vida la mujer?

–Yo de hecho soy una madre soltera. Antes decía que era madre y padre. Ahora prefiero decir a que soy madre. Desde ahí, creo que hay mucho para decir de las mujeres. Siempre tengo muy presente un trabajo que hice con las mujeres alfareras de Itá, y para mí, ellas, por ejemplo, son un ejemplo impresionante de la fortaleza, de la capacidad de resiliencia, de la capacidad de enfrentar la vida. Y digamos de convertir de cada problema, convertir en aprendizaje y finalmente convertirlo en una vivencia positiva, en una solución.

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