Por Jorge Zárate, jorgezarate@gruponación.com.py
Llegó a ser número 3 del mundo, ganó el abierto de los Estados Unidos con 20 años a la leyenda Roger Federer, le dio a Argentina la ansiada Copa Davis, el mundial de tenis, por primera vez, y medallas olímpicas. Cosas del destino, quizá su primera tapa en los medios fue aquí en La Nación, en Paraguay, un 10 de marzo del 2002 en una nota que recordamos con sus autores. Se retiró del tenis en la semana en un breve regreso a las canchas en el Abierto de Buenos Aires donde quedó claro que la rodilla no lo deja más jugar. Dijo haber cumplido todos sus sueños. Le queda el gran cariño de la gente y problemas económicos que espera resolver.
“¡Me hicieron muy feliz! Eternamente agradecido”, posteó en las redes acompañando la frase con un corazón. Titán de mil batallas, “La torre de Tandil” se despidió en el court central del Buenos Aires Lawn Tenis en una noche en la que las graderías se llenaron para darle el merecido cariño por sus logros deportivos.
“Vengo viviendo una pesadilla con la rodilla, vengo haciendo demasiado esfuerzo para seguir adelante. Tal vez sea una despedida más que una vuelta, nunca imaginaba retirarme del tenis si no era jugando y no encontraba mejor torneo que éste para poder hacerlo”, dijo antes de jugar.
“Ahora vuelvo a retomar el camino que necesito para vivir sin dolor la vida. No va a ser con el tenis ahora porque no es compatible y porque ya sufrí demasiado”, dijo luego el tenista de 33 años en la conferencia de prensa que siguió al partido de primera ronda que acababa de perder.
“Hace dos años y medio que duermo con dolor. Quiero vivir como una persona de 33 años, sin dolores”, dijo Juan Martín esbozando el deseo principal.
Durante su carrera de 16 años fue operado en las muñecas, las rodillas y tiene molestias en la espalda, en un cuerpo sometido por años a las exigencias de la elite mundial del tenis.
Esa en la que supo brillar en la generación del suizo Federer, del español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic, tres gigantes que rompieron todos los récords del tenis masculino.
DEL POTRO LOS VENCIÓ A LOS TRES
Saque casi incontestable y una derecha demoledora eran las características principales de su juego, pero también era un guerrero que corría toda la cancha a pesar de sus 1,98 m de estatura.
La revista dominical de La Nación lo vio destacarse en un Asunción Bowl (ver aparte) y anticipó algo que se daría apenas meses después. Del Potro es históricamente el segundo jugador más joven, lo hizo a los 15 años, en conseguir un punto en los torneos de la Asociación de Tenis Profesional (ATP) detrás de Francisco Bahamonde, que lo hizo a los 14 años.
MALAS INVERSIONES
Juan Martín obtuvo ingresos por más de 26 millones de dólares en su carrera, sin embargo, pasa por una difícil situación económica. De hecho, un juez le embargó los 6.460 dólares que tenía que cobrar por el partido que perdió la noche de su despedida en el Argentina Open.
Su padre, fallecido el año pasado, aparece como el responsable de la mala administración de los bienes. La Agroganadera Reconquista SA, propiedad de los Del Potro, debe cubrir una deuda de más de 1.100.000 pesos.
También habrían fracasado otras inversiones inmobiliarias.
La cosa es grave, al punto que las noticias dan cuenta que el tenista debería desprenderse de un lujoso departamento que tiene en Miami que vale unos 10 millones de dólares y tiene vista al mar.
También sus acreedores han pedido información financiera a Suiza y a los Estados Unidos, porque las deudas son millonarias y en dólares.
Un cálculo extraoficial dice que Del Potro conservaría un 10% de lo que obtuvo en las canchas.
Otro partido difícil para remontar.
LA SERIE
En estos días se confirmó que en este 2022 se podrá ver la serie “Juan Martín del Potro, el último match point” por Star+, en tres episodios que recorrerán la vida del deportista.
Filmada en Argentina y Estados Unidos, tiene testimonios de su familia, figuras del tenis y del equipo médico que lo acompaña en su recuperación.
“Hoy me cuesta subir una escalera. No puedo salir a correr”, reconoció en sus redes el tenista.
Te fue muy bien campeón
Por René González*
Un día, hace mucho, fotografié a un grande cuando era chico. Conversamos un ratito y logré hacer esta foto que fue tapa de la Revista de La Nación.
Esa mañana era un día normal de cobertura, porque cuando somos reporteros estamos preparados para hacer todo tipo de registros, desde un allanamiento policial a una cobertura de moda, de ahí a una política o algo que tenga que ver con la economía.
En este caso me encantaba hacer las coberturas de Revista, porque me gustaba ese formato, coleccionaba revistas. Recuerdo que Freddy Elgue de Archivo me pasaba las revistas de archivo para ir aprendiendo el estilo de los compañeros de La Nación que le ponían creatividad a esas coberturas.
Cuando me designaban a una cobertura de esas me ponía contento porque estaba haciendo algo especial.
El subjefe de fotografía, Alejandro Fretes, me pide que lleve el 400 y un gran angular, “hacé unas cuantas fotos creativas y jugadas porque vas a hacer una cobertura de tenis en el Yacht & Golf Club”, me dijo.
Había muchos chicos, niños, acompañados de padres que estaban peloteando y recuerdo que me cruzo con un niño rubio que estaba peloteando y lo saludo. Me dijo “Hola, yo soy Martín”, con el acento porteño.
Entonces me puse a conversar como para romper el hielo, y fue ahí que contó su sueño de ser tenista profesional o que si no se iba a dedicar a otra cosa, arquitecto tal vez.
Entonces le dije que necesitaba hacer unas fotos, me subí a la silla del árbitro y con el gran angular comencé a disparar. Recuerdo que miraba a la cámara, entonces le decía “Mirá la pelota, mirá la pelota” y así fue que quedó como tapa de la Revista. Después en el tiempo lo reconocí como el gran jugador que fue, así que cuando ganaba campeonatos le recordaba la foto en sus redes sociales.
Está bueno ver pasar el tiempo, lo vimos nacer y retirar, pasaron 20 años, y por suerte seguimos trabajando en lo que nos gusta. ¡Claro, ni comparar los ingresos…! Debo decir que mi oficio me permitió viajar, ser fotógrafo de un presidente, me dio grandes satisfacciones.
A Juan Martín le diría: ¡Sé feliz! Te fue muy bien campeón.
*Reportero gráfico, fue parte del staff de La Nación.
Un carácter sorprendente que miraba al futuro
Por María Laura Bado*
Se disputaba en el país el Asunción Bowl del Circuito Cosat (Confederación Sudamericana de Tenis) y cientos de jóvenes de distintos países competían en el Yacht y Golf Club. El inglés era la lengua franca y todos compartían el glorioso sueño de llegar al circuito profesional, cosa que muy pocos lograrían. Yo estaba recorriendo las canchas, buscando un hilo conductor para escribir una nota sobre la vida de los deportistas junior, y por sugerencia del periodista deportivo Hugo Fleitas, fui a verlo jugar.
“Es chiquito pero te va a sorprender. Tiene una fuerza increíble en la cancha, creo que va a llegar lejos”, me había comentado. Juan Martín del Potro tenía 13 años pero parecía de no más de 10. ¿Quién diría que el gigante argentino tardó en desarrollar su enorme físico? Me senté en las gradas para verlo jugar con otro adolescente más alto que se empeñaba en colocar las pelotas en los puntos más distantes donde quedaba Del Potro. Él corría de un lado a otro sin tregua. Llegué a pensar que tenía el game perdido, el que iba determinar el set, y su derrota.
El oponente lo supo cansar para intentar un remate muy cerquita de la red, apenas rozándola. Tenía que correr desde muy atrás, donde había quedado, para llegar. Entonces me fijé en él. No sabía si llegaría, tampoco sabía si la pelota entraría en el área de juego. Pero en su rostro no había frustración. Su mirada decía que iba por la pelota, a pesar de sus piernas cortitas. Lo vi casi volar con su melena rubia al aire –entonces lacia–, y estirar todo su cuerpo y responder certeramente antes de caerse. ¡No era posible! ¡No era normal! Era algo que iba contra las leyes de la física. Ahí me di cuenta de que lo que alcanzó la pelota fue él mismo, su carácter, que le ganaba a su pequeño cuerpo y le dio la victoria. Derramé unas lágrimas, cerca del padre del oponente, que se agarraba la cabeza. Sin duda, chiquito iba a llegar muy lejos.
Luego lo entrevisté y le pedí una sesión de fotos. Aceptó sin problemas. Hizo saques durante al menos diez minutos para el perfeccionista fotógrafo (René González) que buscaba la tapa ideal para ilustrar el sueño de todo deportista del circuito junior. Ahí estaba él, mirando al futuro, en la altura de cada pelota que lanzaba al aire.
*Fue editora de La Revista dominical de La Nación.