Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com

Hoy Toni nos invita a viajar por antiguas instantáneas de “casamientos de antes”, desde finales de los años 20 hasta el de Guillermo Sequera y Aurora Netto a finales de los años 40.

¿Son eternos los amores? A veces sí.

Amores, sintetizados en instantáneas en blanco y negro. Desde una vieja estampa del matrimonio Gómez Sanjurjo, la boda del legendario capitán Federico Figueredo y Ángela Nicora en 1943, el multitudinario cortejo del casamiento Nogués - Di Lascio, el “sí eterno” del Dr. Carlos Alberto “Beto” González y Cotita Brun, eternizado en una vieja foto, hasta elegantes imágenes de la boda de Aurora Netto y Guillermo Sequera, realizada el 19 de marzo de 1947.

“Cotita” Brun y Carlos Alberto “Beto” González

Nos sumergimos por un momento en una hermosa historia; la de “Cotita” Brun y Carlos “Beto” González, uno de los matrimonios más antiguos del Paraguay, que cuentan un caso muy particular, el día de su casamiento en la antigua iglesia de San José con entrada en aquella época sobre la calle San José; llegó la noche de la boda y la novia vivía frente mismo a la entrada de la iglesia, pero se vino una gran lluvia y tuvieron que sortear el popular raudal de esa arteria en aquella época, cruzando sobre tablas de una vereda a otra, ahí les esperaban los padres Noutz y Losteau para celebrar la muy particular “boda lluviosa”.

El Dr. Carlos Alberto González recuerda emocionado la noche de la luna de miel, que pasaron en San Bernardino, y nos cuenta: “Después de la boda viajamos a San Bernardino conduciendo el auto y al llegar a la casa les encontramos a todos nuestros amigos esperándonos dentro, fue una gran sorpresa”, cuenta el destacado Dr. “Beto” González, sentado al lado de su inseparable “Cotita”.

Aurora Netto y Guillermo Sequera

En otras épocas se usaban las grandes casas para realizar el acto religioso, ese fue el caso de Aurora Netto y Guillermo Sequera, realizado en los jardines de la mansión Netto sobre la calle Tte. Fariña y Parapití en lo que fuera una elegante zona residencial en aquellos años 40; en el patio, una larga alfombra roja con glorietas, ahí celebró la boda el sacerdote el 19 de marzo de 1947.

Ángela Nicora y Federico Figueredo

Pero en algunos casos la historia de aquellas antiguas bodas asuncenas quedaban estampadas no solo en fotografías, sino también en relatos como lo hace el capitán Federico Figueredo, quien cuenta en su libro de memorias cuanto sigue: “Suelo asistir al remozado templo de San Roque, recuerdo cuando Pochocha en lento caminar en compañía de su padre se dirigía al altar donde la esperaba con mi madre. La concurrida fiesta de bodas se realizó en la mansión familiar de la calle 25 de Mayo”.

Sigue diciendo: “Un taxista amigo, el señor Ruggilo nos condujo pasada la media noche hasta el Gran Hotel del Paraguay y el mismo a las 5:30 horas se presentó para llevarnos hasta la estación del ferrocarril”.

“Nuestra semana de miel la pasamos en Cerro León, nos acompañaron don Tito y el tío Batista. Pochocha somnolienta y cansada del trajín del día anterior, mimosa apoyada su cabeza en mi hombro durmió casi todo el trayecto”.

MATRIMONIOS A PRUEBA

Pero no todo es color de rosa, Lita Pérez Cáceres, periodista y escritora, nos habla de matrimonios que fueron forzados diciendo: “El primero fue Domingo Martínez de Irala, él quería que sus hijas mestizas que había tenido con las indígenas tuvieran cierto rango más elevado en la sociedad paraguaya que estaba naciendo, por eso las obligó a casarse con españoles o hijos de españoles”.

A través de los tiempos en la historia del Paraguay hubo muchos casos, cuando los padres descubrían que la novia ya había dado la famosa “prueba de amor”, lo agarraban al novio y los hacían casar a punta de pistola, Lita nos cuenta dos casos: “Un médico que tenía una novia, que al mismo tiempo se enamoró de otra mujer y estaba por dejarle a la prometida, cuando los hermanos se enteraron lo llevaron hasta Caacupé, lo amenazaron y ahí se casó, uno de ellos estaba apuntando con su arma cuando dio el ‘sí’. El otro caso fue el de un gran poeta paraguayo que fue obligado a casarse por los hermanos de la novia, pero él después la dejó por otra, son un ejemplo que esos matrimonios a prueba no siempre dan resultados”, termina diciendo Lita.

“LA MEMORIA DE NUESTRAS MEMORIAS”

Así al pasear por viejas fotos, nos remontamos a aquellas bodas de ensueño, de las primeras décadas, hasta mediados del siglo XX, en una apacible Asunción, que quedará estampada en “la memoria de nuestras memorias” de otros tiempos.

Pura López Mosquera y José Domingo Gómez Sanjurjo. Asunción, 1927.
Pastora Nunes y José Luis Ardissone Cherault. Asunción, 1939.
Ángela Nicora y Federico Figueredo. Asunción, 1943.
Hilda Di Lascio y Andrés Nogués. Asunción, c. 1938.

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