Mediante una serie de entrevistas, La Nación ofrece un espacio de abordaje mano a mano con protagonistas de diversos temas que interesan a la ciudadanía. En la ocasión, para abordar la situación actual de la pandemia del covid-19 en nuestro país, contactamos con la Prof. Dra. Sonia Arza, pediatra infectóloga.

¿Estamos mejor, igual o peor que antes?

– Estamos con 21 meses de pandemia, la misma que fue declarada el 11 de marzo del 2020, conocemos al enemigo, el SARS-CoV-2. Sabemos la manera en que logra dise­minarse; sin embargo, pese a ello continuamos haciendo exactamente todo lo que favorece al virus en detri­mento de los seres humanos. En cuanto a nuestra realidad nacional, hemos avanzado algunos pasos, recibimos las vacunas contra el virus, padecimos dos olas, con una segunda devastadora; no obs­tante, existen factores que sumados han hecho posi­ble el escenario que estamos viviendo y que era esperable sin duda alguna.

El desapego a las medidas sanitarias por parte de la población, las aglomeracio­nes masivas sin los mínimos cuidados (sin tapabocas, por ejemplo), la forma tan hete­rogénea de estar protegidos contra el virus mediante las vacunas, con algunas perso­nas con 3 dosis, otras con una sola y una gran cantidad sin haberlas recibido aún, inclu­yendo a los niños menores de 12 años.

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– ¿Esos son los factores principales?

– Sin descontar la circula­ción comunitaria de varian­tes nuevas que escapan a la inmunidad natural y en cierta manera a la inferida por las vacunas, como ómicron en este momento; servicios de salud de nuevo colapsando por varias patologías, no solamente por covid-19; per­sonal de blanco agotado física y mentalmente, las opiniones emergentes de que la pande­mia está acabando y que hay que salir a enfrentar al virus, infectarnos para alcanzar inmunidad de rebaño y las mismas improvisaciones reactivas sin prevención.

Todos estos factores adicio­nados no solo nos enfrenta al aumento de casos y decesos, sino que de no rectificarlas, avizoran los mismos escena­rios de complicaciones que ya hemos vivenciado. De tal manera que estamos avan­zando con nuestros mismos equívocos.

– ¿Qué se puede hacer para mejorar, desde el lugar que a cada uno nos cabe?

– Mucho en verdad, si cada uno como ciudadanía cum­pliésemos en la individuali­dad las medidas sanitarias ya sería un gran avance. De nada sirve que con un aire desafiante, alegando que ya pasamos mucho en esta pan­demia, dejar de usar el tapa­bocas por ejemplo y aglome­rarnos porque sí; o en un acto de rebeldía absurda, tomar un tereré jere, “porque a mí nadie me va a ordenar qué hacer”.

Pongo estos ejemplos porque los he escuchado incluso de algunos familiares en los pasillos de hospitales donde trabajo. ¿Quién será el que padecerá la enfermedad y sus complicaciones; quién sufrirá la partida de un ser querido de ocurrir esta situación? Son preguntas que debemos hacernos todos antes de incu­rrir en actos como los men­cionados, al final el calvario por la irresponsabilidad de unos lo padeceremos todos, mientras vamos formando parte de una fría casuística nacional o mundial.

Es esto lo que debemos razo­nar entre todos. ¿A quién iremos a culpar después, cuando por haber hecho caso omiso a las recomen­daciones, y ante la necesi­dad de camas en terapia intensiva, no exista nin­guna? Nosotros como per­sonal de blanco seguimos batallando en terreno en forma continua con la misma fuerza, pero con un gran desgaste. Hemos perdido a muchos colegas en el cum­plimiento de nuestra misión, nos necesitamos entre todos para frenar esto.

– ¿Cuál es la real impor­tancia de la vacunación?

– Las vacunas, sumadas a las medidas sanitarias que ya conocemos, son pilares importantes en esta lucha. Nadie debería dudar de la eficacia de las mismas, por lo cual todo aquel en edad de recibirla debe hacerlo, com­pletando los esquemas.

Paraguay está rezagado en cobertura de vacunación contra el covid-19 comparativamente en el mundo. La población debe aprovechar las dosis de vacunas que lle­gan al país, no pueden vencer vacunas anticovid-19 cuando aún seguimos con un gran bolsón de susceptibles sin haberlas recibido. Se deben aumentar los esfuerzos y mejorar las estrategias para conseguir lograr coberturas altas y homogéneas en toda la población objetivo.

– ¿Y la vacunación en niños?

– Urge que las dosis para los niños de 5 a 11 años lleguen y se distribuyan en todo el país. Deben asegurase las dos dosis por cada niño para evitar el mismo escenario vivenciado, por ejemplo, con la vacuna Sputnik V, que posterior a la primera dosis se debió esperar varios meses para la segunda quedando en duda la eficacia de este esquema así administrado.

– ¿Qué se debe tener en cuenta ante niños conta­giados con el virus?

– Igual que con cualquier infección, se deberá evitar la automedicación. Los padres deben alejarse de esa prác­tica, ya que pueden retrasar el diagnóstico y el manejo opor­tuno ante un cuadro de covid-19. El manejo de las medidas sanitarias es relevante, la actualización de los esque­mas de vacunación igual. Es importante completar las dosis de vacunas que aún no han recibido, por ejem­plo, frente al sarampión sus refuerzos, fiebre amarilla, entre otras. Ante cualquier situación, la prevención siempre será más importante que una tardía reacción.

– ¿En los niños los sínto­mas son iguales o se pre­sentan de forma diferente?

– Los síntomas son mayorita­riamente: fiebre, decaimiento generalizado, inapetencia u otros síntomas gastrointesti­nales como dolor abdominal, diarreas y /o vómitos. Algu­nas veces llegan con síntomas respiratorios.

Existen además los cuadros de complicación poscovid, mismas que pueden presen­tarse incluso hasta 8 semanas después de haber curado de la enfermedad que pudo haber cursado con síntomas leves. En este grupo se encuentra el síndrome multiinflamato­rio sistémico y el síndrome de activación macrofágica, que de no identificarse en tiempo, tienen una alta mortalidad. Por lo expuesto, es impor­tante ante síntomas llevar a consultar al niño para que el personal entrenado le rea­lice una revisión adecuada e inicie los manejos necesarios para evitar complicaciones.

– ¿Hasta ahora qué casos se ven más en niños?

– Mayormente son cuadros autolimitados, con síntomas moderados. Sin embargo, en particular veo casos hospitali­zados, que ingresan delicados. Varios síndromes multiinfla­matorios y en estas semanas síndrome de activación macro­fágica. En este último escena­rio, la presentación impre­siona un cuadro leucémico, mientras descartamos todas las causas infecciosas posi­bles, fácilmente el niño queda hospitalizado un mínimo de tres semanas. Por lo tanto, no debemos minimizar ninguna situación, tampoco alarmar­nos exageradamente, sino que en forma responsable cumplir con la recomendación de no automedicar.

– ¿Cuándo se puede hablar de fin de la pandemia?

– Esperemos que pronto, por ahora hay muchos factores que rectificar. Contamos con vacunas candidatas, espere­mos que prontamente conte­mos con vacunas cuya eficacia y efectividad sean perennes contra cualquier variante del virus. Mientras, la mejor arma es el apego a las medi­das sanitarias, uso del tapabo­cas, lavado de manos con agua y jabón y el distanciamiento.

FE DE ERRATAS:

En la tapa de LN del jueves 6 de enero del 2022, se utilizó a modo de referencia una foto del Hospital Ingavi del Insti­tuto de Previsión Social (IPS), refiriéndose a la publicación “La misma película y las mismas improvisaciones”, rela­cionada a declaraciones de la doctora Arza, profesional del Hospital de Clínicas que, en ningún momento, se refirió al IPS. La imagen fue utilizada sin ánimos de causar inconve­nientes a la profesional de blanco, ni a nadie, teniendo en claro que ella es una persona técnica.

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