Es innegable el valor de la guarania en la cultura paraguaya. Su sonido, definición musical de nuestra esencia, es un sello. Sin embargo, como ocurrió con grandes creaciones que en su momento nacieron para quebrar esquemas y revolucionar su tiempo, la guarania, así como su creador, José Asunción Flores, fueron también motivo de críticas y menoscabo. Una historia quizás poco contada, pero que en aquellos años dividió las aguas en la sociedad.
- Por Arturo Peña
- arturo.pena@gruponacion.com.py
- FOTOS: Archivo
Destacados artistas de la talla de Joan Manuel Serrat, Julio Iglesias, entre otros, además de famosas orquestas sinfónicas de reconocimiento mundial, han realizado grabaciones de conocidas guaranias del repertorio folclórico paraguayo (incluso un famoso caso de plagio que involucró al gran Charles Aznavour). Esto revela la universalidad que alcanzó este sonido, que tiene como pilar y creador al maestro José Asunción Flores (Asunción, 27 de agosto de 1904 / Buenos Aires, 16 de mayo de 1972).
Registros como el libro “José Asunción Flores. Génesis y verdad sobre la guarania y su creador” (1976), de Sara Chaves de Talía, ubican la fecha y lugar de interpretación de la que sería la primera guarania, “Jejui”, en una reunión en el Hotel Cosmos, de Asunción, en enero de 1925. En esa gala estaba presente el entonces presidente de la República, doctor Eligio Ayala, quien al escuchar la pieza quedó gratamente asombrado y consultó quién era el autor de la misma, a lo que le respondieron: José Asunción Flores. “Hay que felicitarle. Es la obra de un gran artista”, había dicho a su vez Ayala, según recuerda el libro de Chaves.
Sin duda, la aparición de la guarania en la escena no pasó inadvertida en la sociedad. Es más, significó posteriormente una división de las aguas, primero en el interior de los movimientos artísticos y culturales, y más tarde, en la sociedad toda. En poco tiempo, el nuevo sonido se ganó adherentes, así como adversarios, aunque poco se haya contado luego de estos últimos.
El debate sobre la nueva música ganó espacios en la prensa, en las calles, en las conversaciones de los bares y los lugares de trabajo. Y aunque en la actualidad ya no hay quien sostenga –al menos como en aquel tiempo– posiciones en contra de la guarania o su creador, en esos primeros años la lucha se presentó difícil para los que habían optado por darle su apoyo.
SUSURRO POLÉMICO
Uno de los episodios que generó polémica involucró a Flores, a Nestor Romero Valdovinos, Dalmacia Sanabria –viuda de Manuel Ortiz Guerrero– y a Leopoldo González Ramos Giménez. Estos lanzaron una versión sobre el origen de la guarania que fue apoyada por un sector de la prensa durante los años inmediatamente posteriores a la muerte de Ortiz Guerrero, y que incluso fue usada más tarde también por el gobierno del general Stroessner para menoscabar la figura del creador de la guarania. Recordemos que la dictadura le cerró posteriormente las puertas a Flores, quien ya nunca más pudo regresar en vida al país a causa del exilio político.
Según la historia en cuestión, Manuel Ortiz Guerrero le habría silbado o tarareado a Flores la música de la que más tarde sería la guarania “India”, recordando ciertas canciones que el poeta guaireño había escuchado de campesinos de su valle, durante su juventud. Bajo esta versión, el verdadero creador de la guarania habría sido entonces Ortiz Guerrero. Según señalan los testimonios, Flores siempre rechazó y con mucha vehemencia esta historia y la atribuyó a la manipulación y a las amenazas del gobierno, ya que, como muchos amigos y allegados de él sabían, la guarania ya había sido creada cuando Flores conoció a Ortiz Guerrero.
Este fue tan solo uno de los casos de oposición a la nueva forma musical. Desde el principio, muchos músicos, algunos de ellos muy connotados, se negaron a reconocer a la guarania y la definían como una suerte de perversión de la polca y la galopa. Mas adelante –ya cerca de la muerte de Flores– seguían apareciendo en la prensa artículos (muchos firmados con seudónimos), como el de Smerdiacoff, que sostenían posiciones en contra de la guarania y que afirmaban que una auténtica nueva música paraguaya solo podía ser creada por Agustín Barrios.
La oposición a la guarania no se limitó a artículos firmados por anónimos. Fueron por ejemplo llamativas las actitudes adoptadas por figuras artísticas e intelectuales relevantes, como Arturo Alsina (a quien fuera dedicada “Arribeño resay”, un amigo de Flores) o Remberto Giménez, quien pese a que alentó a Flores en sus inicios, nunca accedió a incluir una sola de sus obras en sus repertorios.
Otro caso fue el de Facundo Recalde –recordado también como FA RE–, quien mantuvo primero una posición de abierta simpatía hacia la nueva música, pero más tarde atacó a la guarania y a su creador, de quien dijo: “¿Qué ha hecho Flores, en verdad, en más de 20 años de ‘hambrear’ en Buenos Aires?... Ha de ser que la dirección de su partido –donde no es nadie en resumidas cuentas– le habrá impuesto la ‘tarea’ de repartir panfletos, recolectar firmitas y establecer contactos”.
“INDIA”
La internacionalmente conocida guarania “India”, que fuera declarada Canción Popular Nacional por el gobierno del general Higinio Morínigo, no solo es una de las mayores creaciones que se ha dado en este género musical, fruto de la rica relación establecida entre José Asunción Flores y el poeta guaireño Manuel Ortiz Guerrero. Su nacimiento fue también la causa del alejamiento de uno de los amigos entrañables de Flores y otro de los grandes poetas de nuestro suelo, Rigoberto Fontao Meza.
Cuentan que en una reunión de amigos se encontraban Flores y Fontao Meza hablando de música y poesía, cuando el primero le mencionó una nueva composición en la que se encontraba trabajando. Interesado, el Fontao Meza le pidió que tarareara la música. Flores lo hizo y su amigo quedó prendido de la nueva creación. Días más tarde Fontao Meza le presentó unos versos inspirados en la música que había escuchado. Así nació, según los relatos, la primera versión de “India”, cuyo tema y nombre son debidos al músico.
Mas adelante, Flores ejecutó la canción para Ortiz Guerrero, quien le pidió autorización para elaborar también versos adecuados a la melodía y le solicitó que le hiciera llegar su pedido a Fontao Meza. Flores –según él mismo cuenta– no encontró inconvenientes y planteó el tema a su amigo, quien quedó callado unos segundos para responder luego: “Por supuesto que no hay problema. Si se trata de ‘Manú’, no hay problema”. Sin embargo, en adelante se mostró distante con ambos, ya que no volvió a la casa de Flores y tiempo después también le retiró el saludo. Había quedado profundamente dolido y ofendido.
RENOVADOS AIRES
Durante décadas la guarania dividió las aguas entre músicos, aunque a la larga fue reconocida por la mayoría de ellos y por las organizaciones como auténtica manifestación nacional.
Lejos ya de aquellas polémicas, la guarania vive hoy un nuevo momento. Está en marcha su postulación como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ante la Unesco, impulsada por el Gobierno y apoyada desde los escenarios por músicos como Ricardo Flecha y otros, que la han tomado como bandera. Cada 27 de agosto se recuerda el Día de la Guarania en el Paraguay, en conmemoración del nacimiento de José Asunción Flores, en Punta Karapã, en el corazón de la Chacarita.
Generaciones contemporáneas de músicos y creadores se han nutrido de esta vena musical y de la música folclórica en general para dar vida a nuevas composiciones e incluso fusiones con ritmos como el rock y jazz, dándole vitalidad y carácter propio a nuestra música en sus diversas expresiones, y confirmando esa versatilidad de la que hablaba el propio Flores.
“LA GUARANIA ES UN CAMINO ANCHO”
En el libro “José Asunción Flores. Génesis y verdad sobre la guarania y su creador”, de Sara Chaves de Talía, el propio José Asunción Flores define la guarania, de esta forma: “Es una música de carácter romántico que deja las puertas abiertas para dar acceso a la polifonía. Su compás no es específicamente el 6/8, donde muchos creen ver la innovación. En este nuevo orden musical cabe cualquier compás según la exigencia del tema que se desarrolla, dando margen a modulaciones, variaciones que ponen en acción al contrapunto y la fuga, que la jerarquizan. Así es como he podido llevar a la orquestación sinfónica muchas de mis composiciones: ‘India’, ‘Ne rendápe aju’, ‘Ahendu nde sapukái’, ‘Pyhare pyte’, ‘Ñanderuvusu’, ‘María de la Paz’ (…). La guarania es un camino ancho donde pueden desarrollarse sin limitaciones de formas o estilos diferentes, crear de acuerdo al propio tema”.
Al hablar de la guarania, de su historia, de su lucha y de su consagración como un símbolo de nuestra música, es claro que no podemos detenernos solo en la figura de José Asunción Flores. Otros grandes nombres, como el del maestro Herminio Giménez, don Mauricio Cardozo Ocampo, Eladio Martínez, Agustín Barboza, Florentín Giménez o Demetrio Ortíz, autor de la guarania más internacional, “Recuerdos de Ypacaraí”, son solo algunos de los que conforman la galería de grandes creadores nacionales que le dieron a la guarania su valor y estatus.