POR ESTEBAN AGUIRRE, @panzolomeo, ñembonvivant
Escribo esta columna desde el pasado. El año pasado para ser preciso. Mientras el aroma de los primeros cafés del 2022 se pasean por tu olfato, felizmente las palabras de este teclado estarán chusmeando con tus ojos.
Cuando me senté a pensar sobre qué escribir, me cayó la ficha de que, sea lo que sea que esté escribiendo, sería desde el año 2021 y lo que se esté leyendo sería desde el 2022. Muchos dirían “¿Y?, dejá de fumar tu cigarrillo, loco muchacho”, pero a mí este tipo de cosas me dan ese queseyo que te da un noseque. Así que sonrían que se enfría el café, hay lectura por delante.
Lógicamente lo primero que vino a la mente fue leer las notas que venía guardando para armar mi resolución de fin de año, un ejercicio mental y espiritual que vengo haciendo hace tiempo y recomiendo la práctica a todas las personas que se animen a pingponear un rato con la mente y el espíritu del año pasado, con la intención de motivar al equipo que debuta el año entrante.
El significado de resolución es básicamente “una decisión firme de hacer o no hacer algo”.
Las palabras clave son “decisión”, “firme” y “hacer”. Si tomás una decisión firme sobre algo, también es importante establecer una fecha límite, en otras palabras, establecer una meta.
Ya he cometido el error de no marcar fecha de inicio y fin de ideas de resoluciones pasadas y lastimosamente más veces que menos se han convertido en los ítems de la lista de súper que cuando llegas a la caja ya no tenés más ni la “plata” ni las ganas de llevar.
Teniendo en cuenta que los últimos pandémicos años han tenido el chespiritesco eslogan de “¡Que no panda el cúnico!”, y que no solo la forma en que hemos logrado llegar a fin de mes con las cuentas pagadas, sino también la manera en que hemos logrado generar nuevos ingresos, ha sido casi similar a volver a nacer y que alguien te explique en 15 minutos cómo manejar un avión en vuelo para luego saltar de un paracaídas deseándote suerte en tu aventura. En pocas palabras, un nuevo entendimiento sobre el dinero desde una mirada de supervivencia. Si algo rescato de la Universidad del Fin del Mundo son dos conceptos fundamentales: austeridad y estoicismo. Con eso en mente, me doy cuenta de que mi resolución no se trata de cosas, ni personas, se trata de la actitud con la cual uno interactúa con estas dos. Y si eso lo tengo claro, mi resolución tiene que ser una guía cargada de optimismo y realismo que no solo me oriente hacia un mejor año, sino –también– me inspire.
Así que sin ningún orden particular, van siete ideas (originalmente cinco con dos de yapa) que ojalá sirvan para darle un final sabiniano a este 2022, que con suerte “nos pille bailando”.
7. Hacé algo nuevo cada mes.
Establecé una meta una vez al mes para hacer algo que nunca antes habías hecho. Eso podría significar comer en un nuevo restaurante, cocinar algo que nunca cocinaste, hacer jardinería, aprender a bailar el chuculum o incluso pintar tu habitación de un color diferente.
Por más pequeño o grande que sea, siempre será algo para recordar al final del año.
6. Ahorrá un pequeño porcentaje de tu ingreso mensual.
Según la regla de un saludable bienestar económico, al menos el 20% de nuestros ingresos anuales deberían destinarse a ahorros, pero si ahorras menos que eso en un mes no importa, no te cagues a patadas al respecto. Marcá un monto lograble como base y sé fiel a dicho principio, aunque sea empezar ahorrando 100 mil guaraníes al mes. Al final del año
tendrás suficiente para comprarte ese Power Ranger Tormenta Ninja que querés desde tu infancia.
5. Más que un medio ambiente.
Respeto a las personas que le meten “quinta a fondo” en su decisión de ser más ecoamigables, convirtiéndose en full veganos del día a la mañana, o gritándote en el Biggie si tu compra no es de cero desperdicio y que gracias a vos algún delfín o foca aprenderán a fumar Kentucky cuando acabe el invierno. Pero la mera mera es que no todos somos así, pero, al menos podemos hacer un mínimo esfuerzo en sumar nuestro pubertuoso “granito de arena”, tal vez intentando incorporar una comida a base de plantas en la dieta, donando ropas, llevando una bolsa de mano reutilizable al supermercado o pidiendo bolsas compostables, por ahí comprar un juego de pajitas de metal ecológicas (ya le metemos nio tereré) y reciclar tanto como sea posible.
4. Sé amable con vos mismo y con los demás.
Por ahí es enviar un mensaje de texto a un amigo con el que no hablas hace tiempo. O la llamada a los viejos que no sabes cómo haces, pero siempre termina en algún chisme del perro de la tía Pilar. Tal vez cocinarle una de “esas comidas” a tu pareja. Tomarte un día libre así porque sí nomás. Ser amable con los demás puede resultar más fácil que ser amable contigo mismo, pero acordate que no necesitas una excusa para justificar por qué te estás mimando con algo que te hace sentir bien. Hacé nomás kapé.
3. Cambia tu apariencia.
Soltar unos kilos y hacer ejercicio se encuentran entre las 10 resoluciones más comunes de año nuevo. Pero las resoluciones de acondicionamiento físico tienden a ser de corta duración porque la mayoría de las personas esperan resultados rápidos. Tal vez encontrarle el giro a esto, de a poco, un corte de pelo que nunca tuviste, ese tatuaje con el nombre de tu marmota favorita, y si podés en el proceso salir a caminar sin una misión probablemente ayudará a aflojar con los alfajores, ¿quién sabe?
2. Probá una nueva receta cada semana.
Si bien a veces llegamos hecho pomada con ganas de un delivery y el sonido del logo de Netflix, pero, una vez a la semana, regalarse el desafío de elegir aleatoriamente alguna receta a la que le diste me gusta en Instagram, comprar los ingredientes y movilizar las ollas nos puede poner en una rutina que mejore no solo nuestra nutrición semanal, sino también el estado de ánimo.
1. Dormí con ganas.
Probá acostarte a la misma hora todas las noches, si logras, intentá cortar ese tereré nocturno, o birra que se convierte en vino antes de acostarte, apagá todos tus dispositivos electrónicos al menos 30 minutos antes de dormir, la luz azul hace que tu cerebro se estimule y sienta que estás en la Guerra del Chaco antes de acostarse y al levantarse. Date un espacio para terminar y empezar el día.