COMENTARIO

POR ESTEBAN AGUIRRE, @PANZOLOMEO

Desde mitad de noviembre he empezado a ver árboles de Navidad por donde paso, luces en los balcones y adornos en las tiendas. El olor a flor de coco siempre presente, gente de gusto debatible con cupidos gigantes en las fachadas de sus casas. He escuchado villancicos en supermercados, jugueterías y hasta en estaciones de servicio. Hasta escuché a Willian (mi amigo y sereno del Biggie de mi pesebre) silbando Rodolfo el Reno en versión José Guadalupe (acústico-aclaro). Ya es Navidad, se hace tarde de noche y hay olor a mbokapu en el ambiente.

Ayer, haciendo algunas compras por el centro escuché una conversación telefónica de mi gran amigo JakeLaBoy, él estaba hablando con su hijo haciéndose pasar por el papá más papá de todos: Papá Noel. “Jo jo jo, jo jo jo!” decía Jake (aclaro que esto duró como 16 minutos, por eso me acuerdo de sus palabras exactas).

En un momento determinado, y sin tener nada que ver con el contexto, el vendedor que nos estaba atendiendo (supongo que al darse cuenta que estaba por darle una vuelta patada a Jake y su Jo jo jo) me preguntó si me gustaba la Navidad. No supe qué contestarle. Me quedé un rato masticando la pregunta, sin cambiar el gesto de la cara y pensando en las posibles respuestas que le podría dar. Por la sonrisa de este hombre de mostrador entendía que a él sí le gustaba la Navidad y a mí... a mí no. No me gusta la Navidad. Pero le contesté que sí. En realidad no tenía intenciones de mentir, pero no sabía cuál iba a ser mi respuesta si recibía la inminente “¿por qué no te gusta la Navidad?”. Al salir de la tienda caminé en silencio tratando de responder esta pregunta.

¿Será que hace 40 grados de calor en la sombra y la gente insiste en vestirse chuchi para pasar Nochebuena?

¿Será que me molesta el hecho de que Papá Noel me acaba de entregar un volante publicitando, un expendio de empanada con una mirada desafiante vociferando “mba’épa” a mi paso?

¿Será que el hallo de nuestra identidad como paraguayos es batallada entre los reyes magos y este señor vestido de rojo?

¿Será?

Creo que el consumismo nos llevó a cambiar el asadito a la parrilla por el pavo al horno, la chipa guasu cambió por un arroz con manzana y mayonesa y la única que batalla por un lugar, un poco más nuestro, en la sala es la flor de coco.Creo que algún día, no muy lejano, deberíamos lograr una identidad navideña como paraguayos. Navidad deriva del latín natividad: Nacimiento. ¡Es hora de que el niño Jebús nazca en Paraguay! (¿o era Jesús?)

Por otro lado, tampoco puedo decir que no me guste del todo. Está claro que a medida que pasan los años me he ido dando cuenta de que hay gente que falta, gente muy importante en la que pienso muchísimo y que no va a volver por Navidad. Gente a la que le abrazaba prepandemia y después en un poner y sacar de tapabocas ya no estaba más. Gente que en su día fue fundamental en mi vida y que ahora ya no está. Y eso pesa, pesa demasiado cuando la familia se reúne. Más allá de que las fiestas –dependiendo del punto de vista en que uno las mire tanto positivo como negativo–son una especie de lupa de emociones.

En momentos así rescato las palabras de mi hijo, Roa. Recientemente manejábamos, atardecer en el cielo, ambos con gafas en los ojos, íbamos en búsqueda de algo de Coca (Cola) cuando él me miró desde su asiento y me dijo “Qué facha, Papá Noel me va a traer lo que le pedí”. Qué facha, Papá Noel (retumbaba en mi cabeza) y en un segundo estaba ahí de vuelta, con 7 años, ansiando abrir mis regalos juntos a mis hermanos. Y fue ahí que me di cuenta que a mí me gusta la Navidad vista a través de los ojos que tenía a los 7 años.

Veo a mi hijo revivir el momento por mí, cada vez que ve luces navideñas su cara se ilumina tanto que parece que nunca antes las haya visto. Los Reyes Magos son personajes que ya salen en todas sus conversaciones. Veo lo feliz que es en estas fechas y comparo mi presente situación con Gerundio el Papá Noel del panfleto de empanadas a G. 300. Y me doy cuenta de que la ingenuidad es algo que no se debería perder nunca, nunca jamás.

¡Feliz es fiesta!

Etiquetas: #Papá Noel

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