Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com
Hoy Toni viaja hasta una casa de la Avda. Carlos A. López que atesora las historias de una bebida que, si bien no es originaria del Paraguay, se convirtió en parte de nuestro patrimonio desde 1949.
Llegar a la angosta, alta y elegante residencia de Nuria Costa Martí sobre la Avda. Carlos Antonio López casi 24 de Sajonia , me hace viajar a la historia de una marca que es parte del patrimonio culinario paraguayo, y que fuera creada en 1949 del siglo pasado por “Nano” Costa Martí, hijo de españoles que llegaron al Paraguay a principios de 1900, quienes tuvieron un centro industrial en el kilómetro 28 y medio de la ruta 2.
LA VIEJA CAMIONETA DOBLE CABINA
En la cochera, descansa una vieja camioneta doble cabina color beige en perfecto estado de conservación que fuera “motor” para los repartos de aquel negocio que empezara oficialmente en 1950 y que hoy se encuentra en el imaginario colectivo ciudadano, que inspirara a las más grandes cocineras paraguayas del siglo pasado como “Chichita” Velilla de Aquino, Clara Benza de Garófalo, María de los Ángeles Villamayor o Deyma de Kerling, a crear sabrosos platos del arte culinario paraguayo.
Charlando con Nuria, hija del creador del Ron Viejo Caribe e inspirador de este domingo, uno no puede dejar de viajar por las anécdotas que rodean a este espirituoso líquido, como el famoso “personaje sándwich” de la calle Palma; eran dos personas que caminaban con un cartel de lata desde Colón hasta México con la antigua publicidad de la marca allá desde finales de los años 50. “Llevaban la cara pintada en negro y los peatones le tiraban piedritas que hacían ruido en la chapa, cosa que llamaba la atención de todo el público. una manera novedosa de hacer publicidad en aquellos mediados del siglo pasado”, nos cuenta con su alegría de siempre.
LA “TORTA NANO”
Sigue contando Nuria: “un día fui a la casa de la profesora María de los Ángeles en la esquina de Siria y Tte. Da Ponte a llevarle de obsequio botellas de ron y en honor a mi papá creó la “torta Nano”, que luego publicó en los medios de comunicación causando por un momento el enojo de José “Nano” Costa Martí, que decía: “Dónde se ha visto una torta con semejante denominación”, recuerda con mucho humor.
Haciendo memoria de los viejos bares y restaurantes de finales de los años 70, recuerdo aún la botella con el gorrito en la repisa en alguna cafetería como el Sorocabana o Chiriguelo en Manuel Domínguez y Yegros, o a doña Clara Benza diciendo en canal 9: “Queridas amigas a esta torta le pongo un poquito de Ron Caribe que le da un cachito de sabor”.
Nuria trabajó con su padre desde los 17 años vendiendo ron por unidades en la calle y su día más especial fue cuando Nucha y Alberto Sborovsky le compraron la primera caja para la venta en El País, el legendario primer supermercado de Asunción que en aquella época era aún una fiambrería; fue para ella como un sueño.
EL RON Y LA MANDIOCA
Las anécdotas son interminables y sigue contando más historias y yo le digo: “esto da para una segunda parte, me tengo que ir” y ella me dice: “ah esperá te cuento, la de Villamayor recomendaba también ponerle una medida de ron caribe a la mandioca y yo le respondo: “¿entonces el Ron Viejo Caribe es más paraguayo que la mandioca?”, ella me responde desde su balcón: “¡claro!” y me sigue contando historias a la distancia y yo le digo: “¡Chau Nuria, hasta el próximo capítulo del ron y la mandioca!”