Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com
Este domingo Toni Roberto nos trae memorias del legendario “Bar Juventud” de Panuncio Espínola, a partir del libro “Panuncio en el recuerdo”, del escritor Santiago Duarte.
Son las 14:45 del sábado 13 de noviembre, voy manejando rumbo al Edificio Hoy –así me gusta llamarle al Edificio Multimedia, que fue diseñado, en su concepción original, en 1974, por el arquitecto Curt Ernesto Tippach para el legendario Diario Hoy– para el programa de todos los sábados de 15:00 a 17:00.
Para analizar ciertos temas de los que no participé en mi juventud siempre le convoco a mi amigo y compañero el arquitecto/músico Toto Rojas, quien siempre me tiende una mano para recordar aquellas noches asuncenas, de las cuales él frecuentó en las últimas épocas de aquel apogeo nocturno de la bohemia llevando serenatas en su barrio San Pablo (ex barrio Stroessner).
DEL HERMITAGE A PANUNCIO
Así como el domingo pasado me reencontré con la historia del Hermitage a partir de los recuerdos de “Rigo” Ramírez, hoy lo hago hojeando el pequeño pero sustancioso libro “Panuncio en el recuerdo. Vivencias de memorables eventos y anécdotas que nos dejó el Bar Juventud”, que me obsequiara su autor Santiago Duarte, que cuenta con un prólogo de Alfredito Vaesken. Además de este escritor, recurro a la memoria de tres de los grandes conocedores de aquella emblemática esquina que había empezado en el difícil año de 1947 como un pequeño negocio de barrio con un cartelito que decía: “aquí se vende tortilla”.
En la mesa de Universo 970 AM y la señal de GEN empiezan a correr las historias y los recuerdos; sentado en la cabecera de la mesa el músico Carlos Báez, quien rememora que con su inolvidable Valencia habían sido partícipes de aquellas noches estrelladas de la bohemia asuncena en las alturas de la avenida Eusebio Ayala y 22 de Septiembre, calle hoy denominada Panuncio en un tramo en homenaje al creador de ese vergel musical, Panuncio Espínola Gómez.
Mientras, Santiago Duarte se detiene en las páginas de su libro de 92 páginas que fue editado por Arandurá en el 2020, vemos pasar las imágenes en blanco y negro de un lugar que fue único en la ciudad; si bien no tenía el lujo de los otros locales como El Jardín de la Cervezas o el Hermitage, poseía la cordialidad de su propietario quien atendía a cada comensal con un trato muy familiar.
PANUNCIO Y EL MURAL DE CHEQUES VOLADORES
Del otro lado, gracias a la tecnología participa vía zoom Luis Espínola, el menor de los cuatro hijos de Panuncio, quien comanda el hotel que se encuentra en parte del predio y que deviene del legendario bar, ahí en el límite oeste del barrio Pinozá, quien nos cuenta pintorescas historias, entre ellas la de los famosos cheques voladores diciendo: “Muchas veces pagaban con cheques, algunos sin fondo y como la mayoría de ellos jamás se pudieron cobrar a papá se le ocurrió hacer un mural con los cheques voladores convirtiéndose en una distracción para todos los que visitaban el legendario local”.
Telefónicamente se encuentra Néstor Damián Girett quien fue hilvanando recuerdos de cómo le puso música a las letras “Panuncio de los recuerdos” de Aníbal Riveros.
Todos en la mesa coinciden que el Bar Juventud debe revivir, por lo menos en un pequeño museo, un lugar de memoria para recordar las noches asuncenas de otros tiempos, que después de más de 50 años cerró sus puertas para siempre en el enigmático año 2000.
INNUMERABLES PARROQUIANOS
“Entre los más notables asiduos visitantes del bar y otros que engalanaron alguna vez con su presencia este templo de la bohemia y la alegría podemos citar a algunos que hicieron historia, pero, si tenemos en cuenta el incesante desfile de músicos y artistas que transitaron por este santuario de las musas, la lista sería incompleta”, dice Santiago Duarte. Todos los rostros de aquellos innumerables parroquianos quedarán para siempre en la memoria gracias a este trabajo de recopilación de Santiago Duarte, que fue el motor de los recuerdos para este capítulo de estos Cuadernos de barrio.
Al final, al terminar el programa le llevo a Carlos Báez hasta una peluquería hacia la zona de la Avda. José Félix Bogado, por el camino me sigue contando historias, que me llevarán indefectiblemente a una segunda parte de estos “Recuerdos de Panuncio” en otro domingo.