Por Arturo Peña arturo.pena@gruponacion.com.py - Fotos Néstor Soto / AFP

Cada 1 de diciembre se recuerda el Día Mundial del Sida. La fecha tiene que ver con el primer caso confirmado, en 1981. La que fue la gran pandemia de los 80 e inicios de los 90 en el siglo pasado existe hasta hoy. En medio del contexto de otra pandemia, la del coronavirus, la directora del Pronasida comenta sobre la realidad del VIH/sida en nuestro país y la difícil tarea que llevan adelante ante la falta de infraestructura.

El 26 de octubre del 2011, parte del edificio que ocupaba el Pronasida (actualmente Programa Nacional de Control de VIH/sida/ITS) se derrumbó, quedando la edificación inutilizable. Felizmente no hubo víctimas humanas que lamentar, pero el incidente sí dejó una herida en la institución que hasta hoy no se ha podido reparar. De aquel edificio no quedaron ni los cimientos y el programa tuvo que repartirse en pequeñas oficinas en otras dependencias. “Luego (del derrumbe) el predio entró en un litigio judicial y ya no se pudo recuperar. Venimos arrastrando esa situación desde entonces. Tuvimos que distribuirnos en varias oficinas, parte está en la sede de la Fundación Marcos Aguayo, que fue creada allá por los 90, pero no integra el sistema del Ministerio de Salud. Las condiciones lastimosamente no son las mejores porque estamos en un tinglado (de la Fundación), adaptado dentro de las posibilidades”, cuenta la doctora Tania Samudio Prieto, quien hace siete años está al frente del Pronasida.

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La profesional, quien tiene ya una experiencia de casi dos décadas trabajando en el campo del VIH/Sida/ITS (infecciones de transmisión sexual), tiene esperanzas de que el año que viene alguna mejora estructural puedan tener. “Tener ya nuestro propio edificio, si es posible”, anhela, aunque confiesa que hasta no hay proyectos concretos.

La pandemia del coronavirus puso en mayor evidencia esta problemática edilicia. “Al no tener una infraestructura adecuada, en el caso de la Consejería, por ejemplo, que es el departamento que es la puerta de entrada al programa y al Ministerio de Salud en lo que se refiere a VIH/sida/ITS, ellos están en ese tinglado que mencioné y es allí donde llega el usuario. Debido a la pandemia, la gente tuvo que esperar afuera, en el patio, no teníamos una sala de espera de preconsulta adecuada”, señala la directora. También tuvieron que bajar el cupo de pruebas realizadas por día. De unas 120 a 180 personas que se hacían las pruebas rápidas al día, durante la pandemia esto se redujo a 30 por día o menos. “Primero porque no podíamos aglomerar a tantas personas en el área de espera. También tuvimos que reducir los horarios de asistencia. Se redujo la cantidad de test y esto impactó también en los diagnósticos del año pasado”, explica la doctora. En este momento, las estadísticas 2021 están en su proceso final para su validación por el Ministerio de Salud.

En el área de Consejería se da atención a lo que es VIH, hepatitis B, hepatitis C y sífilis. “Ahí enfocamos nuestros métodos de diagnóstico en las infecciones prevalentes, si bien también trabajamos con otras de transmisión sexual, como gonorrea o clamidia”, añade Samudio.

El diagnóstico precoz es fundamental. El test es gratuito.

DIFERENTES

En test de CD4 (que mide los linfocitos CD4, glóbulos blancos que son fundamentales en el sistema inmunitario) se realiza para determinar si la persona está en un estado de VIH o de sida, ya que a pesar de tener como base el virus, son cuadros diferentes de la infección. “Cuando se comprueba a través del test de CD4 que las defensas están igual o menor a 200, nosotros hablamos de sida; al igual que cuando hay enfermedades asociadas, por ejemplo, tuberculosis, meningitis, neumonía, que son enfermedades marcadoras de sida. Si está por encima de 200 quiere decir que no está con sida, que el paciente está viviendo con el VIH. Nosotros como programa de salud pública a lo que queremos llegar es a la persona con VIH antes de que llegue al estadio de sida, porque ahí sí va a enfermar, va a afectar su calidad de vida, se va a internar o incluso puede fallecer”, explica la doctora Samudio.

Pronasida busca promocionar por un lado la prevención, pero por sobre todo el diagnóstico precoz. Por eso insisten en que se ofrezcan pruebas de VIH a todas las personas que consultan por algún caso clínico o un chequeo. “En realidad, lo ideal es que cualquier persona, desde que está en edad de tener relaciones sexuales, se debería anualmente hacer la prueba de VIH, de sífilis y de hepatitis B, que son enfermedades de transmisión sexual”, apunta la directora. Samudio explicó que el VIH la mayoría de las veces no presenta síntomas visibles, por lo que la persona puede pasar 2, 5 y hasta 10 años teniendo el virus sin desarrollar síntomas. De allí lo peligroso, ya que si se hace una detección tardía y no se actúa con la medicación, probablemente desarrolle sida.

“Nosotros invitamos a todas las personas a hacerse la prueba, que es gratuita, es voluntaria y es confidencial. No se necesita una orden médica para hacerse. Se hace la muestra de sangre, se esperan unos 20 minutos a media hora y ya se entrega el resultado. Si es negativo, se da en propias manos; y si es positivo se procede a una siguiente prueba que es para confirmar. Allí se confirma el diagnóstico y también se establece la carga viral en el organismo y a partir de ahí se realiza el tratamiento antirretroviral”, señala Samudio.

La persona con diagnóstico positivo es derivada a consulta en el Instituto de Medicina Tropical y allí es donde se hace el tratamiento en sí. “En el Pronasida no tenemos área médica asistencialista, acá se hace el testeo. Tenemos también psicólogos, el área social y el área laboratorial. Una vez que tenemos el diagnóstico confirmatorio, ya derivamos”, añade la directora.

El cóctel de medicamentos fue reemplazado hoy por dosis mínimas.

MEDICAMENTO Y COVID

Pronasida posee un parque sanitario desde donde se estima la cantidad de medicamento que se va a necesitar a nivel nacional, normalmente para un periodo de 18 meses. El Estado compra la medicación y se entrega en forma gratuita a las personas que están siguiendo tratamiento. De acuerdo a los pedidos de cada servicio, estos medicamentos son derivados a los diversos dispensarios en centros de salud, hospitales regionales o cualquier nosocomio donde se atiendan casos de VIH/sida.

En cuanto a medicamentos, la directora explica que entres los años 80 y 90 comenzaron a aparecer los primeros antirretrovilares, como el AZT (zidovudina). Con el correr de los años se vio que esa medicación sola no era suficiente para disminuir la carga viral en el organismo, entonces se fueron sumando otras, llegando a lo que se conoció como “cóctel”, la combinación de medicamentos. “Esto hasta hoy se usa, solo que antes se tomaba por separado, entonces se debía consumir 4, 6 o hasta 12 medicamentos diarios. Ahora tomás tres drogas combinadas, pero solo una por día, lo que permite llevar el tratamiento con mayor facilidad. Es lo más moderno que hay en el mercado. Los medicamentos fueron evolucionando, algunas drogas se dejaron de usar por efectos adversos y se fueron buscando nuevas con menos efectos y algunas con casi ninguno”, señala la doctora y subraya que es algo innegable que los medicamentos redujeron la mortandad. De hecho, desde hace unos 15 años el VIH pasó a ser considerada una enfermedad crónica. “Una persona con VIH hoy tiene las mismas expectativas de vida que una persona que no tiene VIH, siempre que tome los medicamentos en regla y se haga los controles clínicos y laboratoriales necesarios. Es así que el escenario cambió de morir masivamente a no morir prácticamente por VIH; no así por sida, que volvemos ahí al diagnóstico tardío”, acota la directora.

En cuanto a los casos de pacientes con a VIH/sida que adquirieron covid-19 y llegaron a un estado grave, desde Pronasida realizaron un cruce de bases de datos –que son confidenciales– con el Ministerio de Salud. De este cruce se obtuvieron solo 15 casos fatales de personas que estaban viviendo con VIH y que habían tenido covid-19 positivo. La doctora aclaró que esta cifra es de un primer cruce con datos del 2020.

Consultada sobre si la medicación recetada para el VIH/sida, que es para fortalecer el sistema inmunitario, los podría haber protegido del covid-19, recordó que al principio de la pandemia se relacionó a un antirretroviral, lopinavir/ ritonavir, al tratamiento del covid, pero después se dejó de lado por no haber evidencias científicas.

Los medicamentos proveídos son los más actuales en el mercado.

DISCRIMINACIÓN Y JUVENTUD

La aparición del VIH/sida entre las décadas de los 80 y 90 estuvo asociada fuertemente a las relaciones homosexuales, sobre todo por la repercusión que tuvieron los casos de famosas figuras del cine y la música a nivel mundial que admitieron contagios. El tabú sobre esta situación ¿aún persiste? “En realidad –explica la doctora– lo que existe es el miedo a la discriminación, a que vengas a un servicio y que la gente te discrimine porque que seas gay, porque seas transgénero o una persona que se identifique como trabajador o trabajadora sexual. Nosotros como programa nacional trabajamos con las poblaciones clave. Por qué clave: porque la prevalencia de VIH es mayor en estos segmentos. Esto se refleja en nuestras estadísticas. Por ello trabajamos de cerca con organizaciones de la sociedad civil que representen a estos sectores para poder llegar más fácilmente a sus pares. Les ofrecemos pruebas gratuitas y les insistimos en que sean frecuentes por el factor de riesgo, que se hagan cada tres a seis meses los test”, señala Samudio.

La mayor cantidad de personas diagnosticadas con VIH/ sida está actualmente en la franja de jóvenes de 19 a 24 años, lo que representa un dato que debe llamar la atención de la sociedad. “Es una generación que tiene acceso a mucha más información, pero a la vez parece ser que tienen una visión de menos riesgo, digamos. Otro dato relacionado es el bajo nivel de uso del preservativo. Como programa distribuimos preservativos y lubricantes y también hacemos nuestros estudios de prevalencia mediante encuestas, de ahí salen las estadísticas. Un dato actual es que el 63,5 de las personas en estas encuestas dijo no usar condón en sus relaciones”, explica.

Varias estrategias se desarrollan con el fin de controlar el VIH/sida en el país. La doctora Samudio hizo hincapié en la educación como una de las armas importantes para prevenir a través de la formación las enfermedades de transmisión sexual, ya desde las aulas. “Otro pilar que hemos iniciado desde mayo es el PrEP (profilaxis preexposición al VIH), enfocado sobre todo en ciertos grupos donde la prevalencia es alta. Consiste en que la persona que es negativa pero está en grupos de riesgo tome el antirretroviral para evitar adquirir la infección. No es para toda la población, sino para los grupos de riesgo, personas que no utilizan protección o que utilizan drogas inyectables.

El PrEP está indicado a través de consulta médica y luego de estudios laboratoriales. Sumando todas las estrategias es que podemos disminuir la cantidad de personas que adquieren el VIH”, señala finalmente la directora del Pronasida.

Las estadísticas revelan que el mayor contagio se da entre jóvenes.

EL 2030

Este año, las Naciones Unidas, a través de su programa ONUSIDA, recuerda el 1 de diciembre bajo el lema “Poner fin a las desigualdades. Poner fin al sida. Poner fin a las pandemias”. “Sin una acción audaz contra las desigualdades, el mundo corre el riesgo de no alcanzar los objetivos de acabar con el sida para el año 2030, así como de sufrir una prolongada pandemia del covid-19 y una crisis social y económica cada vez mayores (…). Justo cuando han pasado cuatro décadas desde que se dieron a conocer los primeros casos de sida, el VIH sigue amenazando al mundo. El mundo ahora está lejos del camino para llegar a hacer realidad el compromiso compartido de acabar con el sida para el año 2030, pero no debido a una falta de conocimientos, capacidad o medios, sino a las grandes desigualdades estructurales que obstaculizan las soluciones que está demostrado que funcionan en lo relativo a la prevención y el tratamiento del VIH”, señala parte del documento emitido por el organismo internacional.

Rock Hudson, ícono del cine cuya muerte por sida, en 1985, abrió los ojos al mundo.

LA “PACIENTE ESPERANZA”

La noticia comenzó a tener repercusión en estos días. Los datos señalaban que una mujer anónima argentina, conocida como “la paciente de Esperanza” (por su ciudad natal), parecía haber logrado “la eliminación completa de todos los provirus del VIH-1 competentes para la replicación durante la infección natural”, según afirmaban los investigadores.

La mujer se convertiría así en la segunda persona de la historia cuyo sistema inmunitario podría haber superado el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), según los datos. Pero a diferencia de otros casos de personas que aparentemente se curaron de la infección, la paciente argentina no recibió un tratamiento de trasplante de células madre.

La madre de 30 años había sido diagnosticada con VIH-1 en el 2013, pero luego de ocho años de controles de seguimiento y 10 pruebas de carga viral no apareció ahora ningún signo de infección viral activa en su cuerpo.

Los resultados de las pruebas son confidenciales.

EN NÚMEROS

Según el informe Situación Epidemiológica del VIH-Paraguay (2020), emitido por el Pronasida, se expone que “desde el inicio de la epidemia en nuestro país en el año 1985 hasta el año 2019, estaban registradas un total de 22.531 personas con diagnóstico de VIH, de las cuales 6.501 estaban categorizadas como sida. En el año 2020 se registraron 1.201 nuevos diagnósticos de VIH, de los cuales 227 fueron categorizados como sida”.

La frecuencia acumulada de registros de personas con diagnóstico de VIH desde el año 1985 al 2020 llega a un total de 23.732 personas, según el documento, donde se estima que “en el mismo periodo citado, se cuentan con registros de 6.958 personas fallecidas, incluidas 198 registros depurados (sin registro en la atención por más de 10 años), por tanto, a fines del 2020 se registran 16.576 personas viviendo con el VIH”. Estos datos están accesibles en la página del Pronasida: www.pronasida.gov.py.

El informe incluye también estadísticas de ONUSIDA que revelan que 37,6 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo en el 2020 y que 1,5 millón de personas contrajeron la infección por el VIH en el 2020. Unas 690.000 personas fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida el año pasado.


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