Separarse es una de las emociones más duras y difíciles de enfrentar, especialmente ante los hijos que se ven atrapados en esa situación. El bienestar de los hijos debe ser primordial y alcanzar la madurez para no dañar la relación familiar aunque haya cambiado la organización de la misma, requiere mucho tacto para lidiar con el dolor y el estrés, y darles a los hijos la seguridad de que la familia no se acaba, sino que se transforma. De ello hablamos con la psicóloga Rosarito Franco, también tenemos un testimonio de una hija de padres separados y el enfoque desde un espacio del Movimiento Schoenstatt.
- Por Jannet Sánchez
- jannetmaricelsanchez@gmail.com
Fotos ILUSTRACIÓN y Gentileza
La separación o divorcio no significa siempre condena, ni mucho menos un proceso de duelo; buscar la ayuda profesional de un psicólogo es conveniente para encontrar bienestar y estabilidad emocional. De esto habló Rosarito Franco, psicóloga clínica especializada en la crianza, maternidad, paternidad y la salud mental perinatal.
LN – ¿Cómo ponerle fin a una relación y no dañar a los hijos?
– No hay manual para afrontar una separación, es comprensible que incluso quienes se sentían más enteros ya hayan elaborado el duelo, o se mostraban más maduros con la decisión, experimenten sentimientos encontrados. Hay un proyecto de vida que queda trunco, al menos con esa persona, y en ese sentido hay quienes no pueden terminar la relación sin depositar en el otro todo lo malo, a fin de justificar la decisión; hay quienes necesitan sentirse culpables, usan a los hijos como caballito de batalla y así pueden seguir porque hay tantas formas de separarse como personas, “no hay un manual de cómo separarse sin sufrir en el intento”. La separación o divorcio no es siempre una condena, no implica siempre un proceso de sufrimiento si se evita poner a los hijos como depositarios de las desavenencias, trofeo de guerra, mensajeros o involucrarlos en situaciones de pareja que exceden lo parental.
Cuando ambos padres pueden tener clara la decisión de separarse y así transmitirla, se puede hacer saber a los hijos que no es un quiebre irremediable de la familia (porque uno no se separa de los hijos), sino la posibilidad de reconstruir un vínculo más sano entre los progenitores desde otro lugar, ya no el de pareja sino el de compañeros comprometidos en la crianza que sí es llevada de buena forma, permite más temprano que tarde un vínculo de confianza y apoyo que beneficie a todos. Los daños del divorcio en los hijos pueden moderarse si desde el principio se les dice la verdad y se les tranquiliza acerca del futuro.
LN –¿Cómo hablar de separación o divorcio con los hijos?
Una de las situaciones que generan mucha angustia para una pareja que tomó la decisión de separarse es afrontar la conversación con los hijos de forma clara, sincera. Es mejor que la decisión la comuniquen ambos, que estén todos y poder hablarlo abiertamente, adaptando el lenguaje a la edad de los hijos, que la decisión les quede clara a los niños. Que los padres estén preparados anímicamente para poder hacerlo y permitirles hacer preguntas y contestarles en la medida de las posibilidades, dejando en claro que ellos son motivo de unión y no tienen culpa o responsabilidad en esta situación. Puede ocurrir que los niños no reaccionan en un primer momento, pero que esto no nos lleve a pensar que no les pasa nada. Hay que dejar espacio para lo que quieran preguntar o para la tristeza, el llanto y el enojo.
LN – Continuar con el mismo patrón o no repetir la historia.
– Repetimos el patrón si no somos conscientes de nuestra manera de relacionarnos. Repetimos la historia si no cambiamos nada. Puede que me guste siempre el mismo tipo de persona, pero mi manera de relacionarme puede dar resultados completamente diferentes. Al relacionarnos se aprende y lo que se aprende se puede desaprender, no es fácil pero la figura de la psicoterapia, de un apoyo psicológico desde la clínica ayuda a elaborar miedos e inseguridades y afrontarlos. La premisa sería “si yo cambio, todo puede cambiar” y salir de ese determinismo para construir relaciones más sanas.
LN – ¿Cómo sanar cicatrices de una relación destructiva? Padres e hijos
– En los primeros años de vida es cuando el niño va construyendo su mundo interno a través de la relación y el vínculo con sus modelos parentales. En esta particular interpretación de la realidad influye el entorno, la familia, el contexto socioeconómico y cultural.Las experiencias vitales dejan huellas para bien y para mal, puesto que ningún hijo viene con manual de instrucciones y ningún padre con un máster en crianza.Cuando es necesario elaborar situaciones que están enraizadas en la infancia o la relación con los padres lo mejor es buscar ayuda profesional para poder acomodar, perdonar y tomar acción para dejar de ser víctima de las circunstancias en la edad adulta.
LN – Los padres seguirán siendo padres. ¿Cómo hacer que funcione la relación?
– A pesar de que los panoramas pos divorcio pueden ser muy distintos, todos ellos conllevan cambios, dificultades y sacrificios que proponen a la familia nuevas dinámicas, sobre todo en lo cotidiano. Es muy importante la comunicación y que los padres tengan la capacidad de hablar acerca de sus hijos las veces que sea necesario y ponerse de acuerdo. La reorganización de la estructura y del funcionamiento familiar implica que algunas de las funciones del progenitor ausente (geográficamente, porque no vive en la misma casa, por ejemplo) deberá ser suplida por uno o repartidas entre los miembros que conviven cerca. Seguramente se establecerán nuevas rutinas para que ambos progenitores pasen tiempo de calidad y responsabilidad con los hijos, ningún padre debería ausentarse de la vida de los hijos y aquellos lineamientos para la crianza que fueron propuestos en un principio deberán ser sostenidos por ambos y desde el lugar que les corresponda.
Si no lo dije antes, todo el proceso y sobre todo este momento es mucho más llevadero con la ayuda de la psicoterapia. Un psicólogo clínico puede brindar el marco para poder abordar los desafíos de la crianza desde el lugar de padres separados.
LN – ¿Se debe permanecer en una relación por el “bien” de los hijos?
– No se puede usar a los hijos como bien de intercambio o como ofrenda de sacrificio para permanecer en un vínculo que genera infelicidad y sufrimiento, no lo merecen ellos y tampoco ningún miembro de la pareja. En muchos casos quienes permanecen en una relación que no da para más, terminan en algún momento cobrando a los hijos esta decisión y culpándolos aunque sea de manera inconsciente.
LN – Nueva unión con una pareja. ¿Cuándo es el momento de involucrar a los hijos? ¿Cómo sobrellevar esa situación con la ex pareja?
– Ya hablamos de lo importante que es para los padres asumir que separarse no es ningún fracaso y siempre se puede volver a apostar al amor de pareja, lo importante de este enunciado es poder manejar responsablemente los tiempos para no lastimar a los hijos que necesitan elaborar los cambios a nivel familiar y la separación de los padres.
Presentar a una nueva pareja requiere escoger bien el momento, aunque cada familia tiene sus tiempos, presentar a los hijos a una nueva pareja con el proceso de divorcio aún en curso no siempre es una buena idea. Se trata de una decisión delicada, sobre todo si no se tiene muy claro la permanencia de la nueva relación y si uno de los ex cónyuges no ha superado la separación.
Como en todo el proceso es necesario recalcar que el diálogo y la comunicación son esenciales en estos casos. Llegado el momento hay que explicar sobre todo que de ningún modo se trata de sustituir al otro progenitor.
LN – ¿Ha escuchado hablar delBirdnesting o anidamiento? ¿De qué se trata?
“El birdnesting o anidar” que se muestra en muchas publicaciones como tendencia en gran parte de Europa, escapa desde mi óptica profesional a todo lo que debatimos sobre transmitir un mensaje claro a los hijos y sostener también una postura clara para con el otro. Seguir compartiendo la residencia familiar intacta como un hogar donde ambos padres rotan viviendo con sus hijos, para supuestamente mantener una estabilidad para el niño o evitar gastos de mudanza o judiciales, es una alternativa confusa que no permite avanzar para superar la ruptura, que desconcierta a los niños, que cae en la posibilidad de seguir sosteniendo los mismos síntomas que llevaron a la pareja a una ruptura.Desde todo punto de vista me resulta contraproducente y confusa y el mismo nombre que se le ha dado, “anidar”, es contrario a separarse.
UN EQUIPO PASTORAL
Pastoral La Esperanza del Movimiento Schoenstatt nace como un elemento evangelizador para las personas que viven una situación particular por el rompimiento del vínculo matrimonial. Antonio Vaccaro, miembro del equipo conductivo de la pastoral, habla del trabajo que realizan en busca de la reconciliación y la armonía.
LN – Se trata de un pilar espiritual, no una terapia de parejas. ¿Es así?
– No es una terapia de pareja, lo que se busca es el camino a la santidad. Se insta mucho a la eucaristía dominical en la medida que se pueda, que se tenga una vida de oración, la visita al Santísimo y la caridad como expresión de amor. Verdaderamente es cultivar el espíritu, antes que una terapia de pareja.
LN – ¿Perder una pareja no significa perder una familia?
– Lo que se rompe es el vínculo de la pareja, no es vínculo de familia; las discrepancias ocurren dentro de la pareja, pero nunca se pierde el concepto de familia ni de papá ni de mamá; hay que hacerlo con mucha madurez, lo peor que podemos hacer es tratar de suplantar al padre o la madre.
LN – ¿Cómo empezar una nueva unión sin sentirse culpable?
– Pasa un proceso y ese proceso es sanar la herida, y sobre esa situación se puede construir una nueva relación, basándose en la creencia firme del amor y en presencia de Dios se puede. Uno debe tomarse su tiempo para que afloren los sentimientos, el llanto y la tristeza; no cambiar una situación por otra.
LN – ¿Cómo asumir los desafíos de mantener la relación de familia?
– Un factor importante es la madurez, porque te lleva al diálogo y el diálogo es la base de toda buena relación, eso es un intercambio de corazones. Es obligación mantener un trato responsable y cordial por los hijos, estando ellos en primer lugar, así le damos el ambiente adecuado para que a pesar de esa situación, que nadie quiere pasar, puedan crecer en su propia personalidad y carácter. Afrontar una separación, más aún con hijos de por medio, es un camino largo por recorrer y es fundamental buscar ayuda, sea psicológica o espiritual, o incluso ambas, para sanar con madurez y responsabilidad.
Santuario Joven del Movimiento de Schoenstatt. Dirección: Ceferino Vega 157 e/Mcal. López y Quesada. Teléfono: (021) 608-215
*Lic. Rosarito Franco, psicóloga clínica. Registro 2007. Celular: (0981) 216-890
UNA HISTORIA DE VIDA
Nueve hermanos en tres familias distintas, la historia de vida de Natalia es de esas que hacen reflexionar y entender que la familia “ideal” no es precisamente la que siempre se ve en los cuentos de hadas.
LN – ¿Cómo comienza tu historia?
– Mi mamá se separó de mi papá cuando yo tenía un año y medio; yo era la única hija. Nunca perdí contacto con mi papá biológico, siempre iba a buscarme, nos íbamos a la casa de mi abuela, pasaba el fin de semana con él, pero a la vez, otro papá me esperaba en casa. Cuando tenía cinco años me enteré que mi padrastro no era mi papá, para mí fue un choque, más porque ya había nacido mi hermanito. Fui a tratamiento psicológico por dos años, porque ya estaba a la defensiva y adopté un rencor hacia mi papá biológico, no sé ni por qué.
LN – Le decías papá a los dos…
– Desde ese mismo día que yo supe que mi padrastro no era mi papá, dejé de decirle papi, le llamé por su nombre, Édgar. Él sintió ese cambio y le pesó, porque yo era su hija. Cinco años recién tenía, nadie me enseñó, tenía una madurez diferente. Crecí con mi mamá y padrastro hasta los 14 años, después se separaron. Lo único que a mí me sirvió como un refugio o una protección fue que mi mamá siempre dijo que no se iba a casar porque me tenía a mí, y hasta hoy es así. Mi padrastro siempre quiso casarse y ella le dijo que no, ella sentía que al casarse yo me iba a quedar excluida.
LN – ¿Tu papá estuvo presente siempre?
– Mi papá siempre estuvo pendiente de mí, si yo me enfermaba y se le llamaba a mi papá a las diez de la noche, él estaba ahí; yo puse una barrera con él, culpándole de la separación con mi mamá, quizás, y se fortaleció el vínculo con mi padrastro, con mi papá no. Me sentía incompleta, mis hermanos tenían a mi mamá y a su papá juntos y yo no.
LN – ¿A lo mejor hubieras querido que tu padrastro sea tu verdadero padre?
– Capaz, nunca me hice esa pregunta, pero puede ser, es algo que no puedo cambiar. Hasta ahora nuestra relación no es muy cercana, aunque él siempre quiso estar presente en todo. Con decirte que hasta cuando yo me casé mi padrastro se robó el protagonismo, porque yo llevo su apellido y cuando la jueza pidió que el padre pase a firmar dijo su nombre, él se sorprendió y pasó feliz, y dentro de todo sentí una satisfacción porque era lo que yo quería. Mi padrastro siempre se refirió hacia mi papá como “señor”, y viceversa, siempre hubo respeto.
LN – Y la relación con tus hermanos, ¿cómo es?
– Se notaba la diferencia inconsciente que mi mamá hacía conmigo y mis hermanos, de tanto que quería protegerme y darme un crecimiento seguro, siempre estuvo encima mío y mi padrastro empezó a reclamarle estando yo cerca. Mis hermanos eran chicos todavía, podían no aguantarme porque escuchaban lo que decía su papá, pero no, yo soy la adoración de ellos, mi mamá creó esa unidad increíble entre nosotros, tuvo sus errores, inconscientemente, pensando que estaba haciendo bien.
LN – Mamá y papá se alejaron como padres…
– Se olvidaron de la relación de padres. Mi mamá le cuestionaba a mi papá, le decía “ni se te ocurra retarle a mi hija” y yo escuchaba eso, cualquier cosa que mi papá quería hacer, yo le decía que él no era absolutamente nadie, entonces él se achicaba. Yo era superaltanera.
Ya de grande, mi mamá comenzaba a viajar al exterior, mi papá y un tío quisieron hacerle una trampa para que firmara un documento donde ella entregaba mi custodia total, cuando descubrió eso, no permitió que mi papá me vea a solas.
LN – ¿Considerás que con la separación le restaron autoridad a tu papá?
– Le faltó carácter, yo tuve el carácter que él debía tener en ese momento. Yo puse y sigo poniendo todo de mi parte, pero no lo logro, le quiero a mi papá, le tengo cariño, pero no es amor, eso sí, capaz con sus parejas fue un desastre, pero como papá siempre fue excelente.