Por Jannet Sánchez, jannet.sanchez@gruponacion.com.py - Fotos: gentileza

Convertirse en madre es quizás para muchas la mayor realización como mujer, pero ese camino no es fácil de andar y se vuelve aún más complicado cuando ese bebé que tanto se anhela no llega. Existe la posibilidad de una reproducción asistida cuando el embarazo no se logra de forma natural. Es un procedimiento que propicia la fecundación; se realiza en consulta, sin sedación y sin necesidad de pasar por quirófano.

Mariana Roa Maciel conoce bien el mundo de la inseminación artificial. Al principio no creyó que fuera un problema, pues no estaba lista aún para ser mamá. Sin embargo, los años pasaron y supo que formar una familia la haría sentir plena. Hoy su rostro se ilumina al hablar de Thiago, un milagro de amor, y Santino, otra sorpresa en su vida.

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- LN- ¿Tu esposo y vos intentaron por mucho tiempo ser padres?

- Muchísimo tiempo, 7 a 8 años por ahí. Al principio yo no hice caso, porque no estaba preparada para ser mamá y no le daba importancia, después con el paso de los años ya me preocupé y fui junto a ginecólogos, algunos decían que era problema hormonal, pero nunca me hicieron un estudio de punta a punta porque solo iba a los centros de salud, y en esos lugares no hacen mucho caso cuando es algo como esto. Muchos medicamentos tomé, recetados por doctores y otros que me daban médicos ñana.

-LN- ¿Pensaron alguna vez en la adopción?

- Después de un tiempo intentamos adoptar una nena, cuando ya estaba a punto no se pudo otra vez porque un familiar se ocupó de ella. Yo sentí mucha rabia y tristeza, pero a mi marido no le pasó lo mismo porque no se ilusionaba tanto. Dos veces tuvimos la oportunidad, pero no se pudo. Ahí me di cuenta de que Dios tenía preparada una sorpresa para nosotros.

- LN- ¿Cómo llegaron a la inseminación artificial?

- Llegamos a la inseminación cuando una amiga me comentó que una prima suya trabajaba en una clínica privada, especializada en este procedimiento.

- LN- ¿Tomaron la decisión de inmediato?

- Lo pensamos, pero no mucho. Investigamos y nos dijeron que el director médico de ese centro también daba consultas en el Hospital de Clínicas y como en el privado era un poco caro, fuimos primero al hospital. Fue toda una odisea, porque el doctor es profesor en la Facultad de Medicina y solo los martes atendía pacientes. Después de insistir mucho recién pudimos hacer una cita.

- LN- ¿Cómo empezó el tratamiento?

- El Dr. Pedro Pablo Guanes me envió directo a su consultorio privado y ahí comenzó todo, el especialista que se cruzó en mi vida para regalarme mi primer amor con la ayuda de Dios; un excelente profesional y una excelente persona, siempre me alentó.

Primero me hicieron ecografías para saber cómo estaban mi útero, ovarios y trompas para el procedimiento; luego varios estudios, medicamentos e inyectables. Seguimos, más o menos, 6 a 7 meses de tratamiento, si no fueron más. Llegó la fecha en que tenía que inseminarme, pero el último estudio no salió bien, tenía ovario poliquístico y debía desaparecer antes. Hicimos un tratamiento, se controló y después otro estudio mostró que tenía una infección. Nuevamente suspendimos el procedimiento de la inseminación porque el médico me dijo que así probablemente no resultaría.

- LN- Se presentaron muchas pruebas…

- Así mismo, pruebas que supimos superar con la ayuda de Dios. Después de tratar la infección pudimos pasar al procedimiento, pero no solo a mí me hicieron los estudios, también a mi marido, para eliminar cualquier problema que él pudiera tener.

- LN- ¿Qué les estaba impidiendo ser padres?

- Y era más bien los problemas que yo tenía, o sea el ovario poliquístico y la infección. Pero siempre a ambos en una pareja se les practica estudios, justamente para saber si hay posibilidades de hacer la reproducción asistida, porque capaz uno es infértil y necesite otro procedimiento.

- LN- ¿La inseminación artificial funcionó en el primer intento?

- Sí y ese fue el milagro, porque el doctor me había dicho que casi nunca resulta en la primera vez, la mayoría en la segunda o tercera vez o quizás no quede embarazada, y como yo ya tenía 37 años, casi 38, entonces era más difícil.

Es un riesgo que corre el paciente, con mi marido pensábamos que si en la primera no resultaba, no sabríamos cómo hacer para un nuevo procedimiento, porque eran muchos los gastos.

- LN- ¿Qué influye para que resulte?

- Todo; medicamentos, estado de ánimo. Me dieron reposo de 15 días para que pueda quedar bien o, mejor dicho, para llegar a donde tenía que llegar.

- LN- ¿Cuándo supieron que era positivo?

- Bueno, se hace el procedimiento y me dieron fecha de 15 días después para una prueba de sangre para saber el resultado, porque el análisis de orina no es seguro y creo que para los médicos ese no tiene valor.

Pasaron las dos semanas, fuimos al laboratorio para hacerme la prueba de embarazo; mi marido me dejó ahí y se fue al trabajo. Yo en todo momento tenía fe que la inseminación iba resultar, nunca hice caso a las personas que me decían que no me ilusione, porque sabía que Dios siempre escuchaba mis oraciones y lo mucho que queríamos ser padres.

Cuando me dieron el resultado abrí el sobre en medio de la calle y cuando leí POSITIVO lloré tanto de la emoción, un vecino me vio y pensó que algo salió mal y que lloraba de tristeza. Me preguntó qué me pasó y le dije que él era la primera persona que iba a saber de mi felicidad. En ese momento mi marido estaba en su trabajo, yo no sabía si irme a mi casa o no, y decidí ir junto a él, le mostré el resultado y nos pusimos a llorar los dos, juntos.

- LN- ¿Cómo fue tu embarazo a partir de ahí?

- Los primeros días reposo total, porque era un riesgo después de todo lo que se pasa y de mucho cuidado.

- LN- ¿Es un tratamiento costoso?

- Más de 15 millones de guaraníes, porque son muchos estudios y medicamentos, pero valió la pena; valió cada una de las cosas que hicimos para tener a nuestro primer hijo, porque el segundo ya vino gracias a todo el tratamiento antes hecho y por obra y gracia de Dios, cosa que nunca pensé que me iba a pasar.

- LN- ¿En qué momento fue desgastante el proceso?

- Y la verdad que llegó un momento en que no sabíamos si continuar o no por el gasto que lleva. Antes del procedimiento me tenían que poner 12 inyecciones y fueron los 12 días más duros, porque ya no podía acostarme ni dormir de los dolores, pero le pedía a Dios que me diera esa fuerza que necesitaba para seguir adelante.

- LN- ¿Cómo supieron sobrellevar en pareja?

- La verdad que si uno no tiene el apoyo del otro jamás se va a poder, si solo una persona pone de su parte o hace todo el esfuerzo, nada va a resultar. Hubo muchos momentos de debilidad, a veces no había plata para algún estudio y si no se hacía cuando el doctor pedía, ya no se podía otro día, entonces teníamos que hacer malabarismos para conseguir.

- LN- Y un día llegó la sorpresa que no esperaban, tu segundo hijo.

- Sí que fue sorpresa, es el hijo que no esperaba, pero a quien amo igual que al primero. Al comienzo no creía que podía embarazarme de nuevo y tan fácilmente, a diferencia de mi primer hijo, pero cuando tuve los malestares y escuché al famoso pitogüé que cantaba frente a mi casa, me emocioné mucho; él llegó cuando estábamos más tranquilos y preparados, ya con experiencia de ser padres. “El tiempo de Dios es perfecto”, esa es mi frase.

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El ginecólogo y obstetra Pedro Pablo Guanes es director médico de la clínica GIBIR, creada hace 23 años y especializada en reproducción humana. La misma clínica donde Mariana cumplió su sueño.

- LN- ¿Cuándo se hace una inseminación artificial y en qué consiste?

- La inseminación artificial es uno de los procedimientos que se realiza dentro de las técnicas de reproducción asistida de baja complejidad, y se realiza cuando el semen reúne ciertas condiciones básicas de cantidad, movilidad y morfología adecuada y cuando la mujer presenta, sobre todo, un estudio de trompas que son permeables, es decir, pueden permitir el paso tanto de óvulos como de espermatozoides.

Se realiza generalmente en parejas jóvenes; básicamente es estimular los ovarios con medicamentos que se aplican por vía subcutánea intramuscular, hacer un monitoreo ovulatorio por medio de una ecografía y cuando los folículos llegan a un determinado tamaño, a las 36 horas se planifica la inseminación artificial. Se solicita al hombre que recoja una muestra de semen, la cual es mejorada y capacitada en el laboratorio, y 2 a 3 horas después es colocada en el interior del útero, al cual se accede por medio de un espéculo. No necesita anestesia ni reposo y la pareja puede llevar su vida prácticamente normal.

- LN- ¿Los cuidados en un embarazo asistido son los mismos que un embarazo natural?

- Los cuidados son exactamente los mismos, sí hay que tener en cuenta dos cosas muy importantes, primero que un 25% de los casos son embarazos múltiples que requieren un cuidado más intenso, lo segundo es que son embarazos sumamente deseados, sumamente delicados, que han costado mucho tanto a los profesionales como a la pareja.

- LN- ¿Cuál es el costo del procedimiento?

- El costo está en el orden de los 3.500.000 y 6.000.000 de guaraníes.

- LN- ¿Funciona siempre?

- La tasa de embarazos es de aproximadamente el 25% al 28%, se recomienda siempre realizar aproximadamente cuatro ciclos de inseminaciones artificiales, con lo cual la probabilidad puede llegar al 60%.

- LN- Los casos más comunes…

- Los casos más comunes que llevan a una pareja a este proceso son los trastornos ovulatorios, las endometriosis leves y los casos de esterilidad de origen desconocido.

- LN- ¿Cuánto tiempo puede durar el procedimiento?

- La estimulación de los ovarios y el monitoreo duran aproximadamente 8 a 10 días; la colocación de un catéter dentro del útero y su inseminación es sumamente breve, estamos hablando de unos 15 a 20 minutos.

- LN- ¿Cuándo se sabe si hay o no embarazo?

- Una vez que se realiza la inseminación artificial, la mujer debe llevar una vida tranquila, sin grandes esfuerzos físicos, colocarse un óvulo de progesterona a la noche durante 14 a 15 días y al cabo de ese tiempo ya se puede realizar un test de embarazo o análisis de sangre.

LN- Si no resulta, ¿cuánto tiempo se debe esperar para volver a intentarlo?

- Normalmente se trata de dar un descanso a la mujer, se recomienda un mes de reposo por lo menos entre una inseminación y otra, y dos meses en una fecundación in vitro.

- LN- ¿Hay límite de intentos?

- Para la inseminación artificial el límite de intentos está entre los cuatro a seis procedimientos y no es necesario que se realicen de seguido, eso no va a mejorar la posibilidad de embarazo. A lo largo de un año se puede distribuir el número de procesos.

- LN- ¿El procedimiento necesita el apoyo de otros profesionales?

- Obviamente, el trabajo es multidisciplinario. Hay médicos, biólogos, bioquímicos, embriólogos, urólogos, psicólogos y muchas veces especialistas en enfermedades inmunológicas y reumatológicas, ya que están muy ligadas a la infertilidad. Muchas parejas necesitan apoyo porque el deseo gestacional en sí implica un desgaste emocional muy importante para todos.

- LN- ¿Hasta qué edad es recomendable?

- Existe un límite de edad, 42 a 44 años aproximadamente, después ya es difícil encontrar tasas de embarazos que justifiquen la utilización de este método.

- LN- ¿Se cuenta con un banco de espermatozoides?

- Nosotros (GIBIR) fuimos los pioneros en la creación del primer banco de semen congelado en Paraguay. Prácticamente ya es regular la presencia de personas que acuden al centro para realizar sus donaciones y ser estudiadas para todo tipo de enfermedades infecciosas, adicciones o enfermedades psiquiátricas que pudiesen llegar a representar un riesgo.

Hay parejas en las que el varón no presenta espermatozoides aptos o directamente no lo tienen, en esos casos se puede recurrir al banco. La pareja y el donante, bajo consentimiento, firman un documento para el tratamiento.


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