El ídolo del fútbol paraguayo, Julio César Romero “Romerito”, conversa con Augusto dos Santos en una entretenida charla para el programa “Expresso” del canal GEN. El ex futbolista habla sobre lo que representó para él triunfar en Brasil, la experiencia en Estados Unidos, su paso por el poderoso Barcelona de España, las disputas con Chilavert y, por supuesto, dejó su consideración sobre la selección nacional.

Fotos: Christian Meza

ADS: ¿Qué tal “Romerito”?

– Y acá muy feliz, contento. Como directivo del Sportivo Luqueño, en una situación muy difícil para el club. Pero Luque para mí es mi lugar de nacimiento. Mi papá trinidense y mi mamá luqueña, mi papá vino a jugar a acá y salió campeón en los años 51 y 53. Toda una generación de parientes futbolistas, caso Jorge Insfrán, José y Silvio Parodi, mis tíos, mis primos. Algo tengo que hacer por mi ciudad, estoy haciendo muy poco parece, pero tengo que hacer más.

– ADS: Con todo ese antecedente familiar, era muy cantado que serías futbolista, ¿verdad?

– Y no sé cómo te voy a decir. Yo primero era atleta, me destacaba en casi todos los deportes. Jugaba tenis también. Vóley, fui campeón nacional con la selección luqueña. También basquetbol y fútbol de salón, estaba en la selección luqueña de fútbol de salón. Medio año en juvenil porque no había categoría reserva en ese entonces y de ahí ya a primera.

– ADS: Allá por los años 76…

– Sí, en el 76. Mi primer partido jugué contra Adolfo Riquelme, de Concepción. Te vas a acordar de un torneo Integración, que organizó Osvaldo Domínguez Dibb, que después fue Copa República y hoy es Copa Paraguay.

– ADS: ¿Cuáles son dos o tres dirigentes irreemplazables desde tu punto de vista?

– Osvaldo Domínguez Dibb es número 1. Después está por ejemplo el doctor Leoz, que hizo mucho por el fútbol paraguayo, y el tercero creo que es don Abraham Zapag, el propulsor de lo que es Cerro Porteño.

– ADS: En el 76, debut en Luqueño y cuatro años después ya estabas en Nueva York.

– Tres años. En el 79 se jugó el mundial juvenil y lo que me dio el puntapié hacia arriba fue la Copa América.

– ADS: ¿Cuántos años tenías?

– Tenía 20. La Copa América de ese año para mí fue todo. Ganamos ese 79, fui reserva de Talavera, y por cosas del destino él se lesionó contra Brasil, entré yo, hice un partidazo y no salí más, hasta el 89.

– ADS: Termina la Copa América y había ojos mirándote hacia una experiencia que estaba naciendo en los Estados Unidos. ¿Cómo fue que te contactaron para el Cosmos?

– El Cosmos ya existía. Nosotros sabíamos porque Pelé fue ahí, Carlos Alberto, Beckenbauer, y entonces en el 79 que vinieron a verle a Zico, Pelé y Maradona, pero no llegaron a ningún acuerdo, entonces uno de los asistentes le dijo “por qué no le hacemos un seguimiento a Julio César Romero”. Hicieron ese seguimiento y justo el seguimiento fue en la Copa América y ahí, al terminar el torneo, vino la propuesta al club, que el presidente era Atilano Cáceres. Él me quería llevar a España, esperé un año o dos para ir a España. Entonces le dije que era el momento de ir y ver qué pasa, si triunfo o no, porque de lo contrario voy a dedicarme a mi estudio. En el 79 me acompañó en ese viaje Ramón González Daher, que ya era dirigente de Luqueño, y firmamos el contrato en Nueva York. Viajé, por primera vez vi la nieve (risas), me resbalaba todo.

– ADS: Aparte de eso, caíste en un momento crucial de Cosmos con unas estrellas impresionantes, ¿cómo fue tu primer contacto con esa gente?

– Primero le encontré al director de la Warner, Steve Ross, que fue un productor de cine y todo eso. Y justo me agarró ahí, era alto y rubio, y me dijo “vos no parecés de fútbol, vos parecés actor de cine” (risas) y le dije no, yo vine a jugar, pero en castellano. Y después de ahí hicimos, o sea, nos dieron el uniforme, justamente viajé con Óscar, el zaguero brasileño que jugó el Mundial de 1982, y nos dieron la campera. Teníamos que presentarnos en enero para la pretemporada en Las Bahamas.

– ADS: ¿Con quién primero hiciste contacto?

– Con Johan Neeskens porque hablaba español. Vino del Barcelona y comencé a tratar con él. Y él me empezó a enseñar el inglés. Con Beckenbauer (Frank) que hablaba algo de castellano también y con Carlos Alberto Torres por supuesto.

– ADS: ¿Qué aprendiste de esos próceres del fútbol?

– De Beckenbauer lo que uno aprende y de Carlos Alberto, que son similares, es la simpleza de jugar al fútbol. De resolver todo con muy alta calidad, pero con cosas simples. Solucionando los problemas con un pase. Me decían siempre, entrá al área, entrá al área… Lo que también me decía mi papá. Aprendí a entrar al área y siendo mediocampista, fui goleador.

– ADS: Ustedes sembraron una semilla que hoy tiene su fruto importante en Estados Unidos.

– Yo salí en el 83 y en el 84 había terminado. Yo me encontré con Carlos Alberto Torres, que hizo una gira de jugadores estrellas de Sudamérica, y luego viajé con jugadores mundiales. Y ahí Carlos Alberto me dijo que el fútbol está terminando en los Estados Unidos. Y ahí Carlos Alberto me dijo que iba a ser gerente deportivo del Fluminense.

– ADS: ¿Te cruzaste con Roberto Cabañas en el Cosmos, no?

– Claro, yo estuve en diciembre para firmar y él llegó en marzo de 1980 y jugamos hasta 1983. Vivimos juntos en el mismo edificio y fue una experiencia espectacular.

– ADS: ¿Qué recuerdos tenés de Roberto Cabañas?

– Fue una persona diferente. Muy amigo mío. Era una persona que no sabía hacía dónde se iba a ir. De repente estaba serio, de repente alegre, de repente te puteaba. Una vez se puso celoso.

– ADS: ¿Cómo es eso?

– Y su novia era Zuny. Ella hizo una gira por Estados Unidos. Yo estaba de viaje cuando eso.

– ADS: ¿Quién Zuny?

– Zuny Castiñeira. Y después se enamoraron ahí ellos y Roberto no sé, no sé qué le pasó, pero se puso celoso.

– ADS: Y porque apareciste vos…

– No, él nomás se puso celoso. Pero después de unos tres meses le agarré bien y le dije “por qué vos te vas a pelear conmigo, Zuny ko es mi amiga”, le dije, por qué te vas a poner celoso, si yo ni su dedo no toco le dije, pero es mi amiga. Y algún día te voy a contar toda la historia, le dije. Y ahí se abuenó de vuelta. Y ahí ya hicimos historia. Salíamos por todos lado. Yo le manejaba el coche porque él tenia miedo de manejar su auto. Y así.

– ADS: Era un malabarista, eh…

– Y era un crack. Hoy día no vas a encontrar un jugador como él así nomás. Uno de los pocos que se le podían acercar fue Salvador Cabañas, pero Roberto era mucho más completo.

– ADS: Después viene tu historia profesional más sólida seguramente, ¿cómo empieza tu etapa en Brasil?

– Y medio complicado. Porque cuando Carlos Alberto Torres me llamó y me dijo que me querían, les dije que había que solucionar lo de Cosmos. Y me dijo que iban a solucionar como sea. Bueno, solucionaron y vine a jugar en Fluminense. En ese tiempo también estaba detrás mío el Vasco da Gama que me ofreció incluso hasta el doble de lo que me ofreció Fluminense, pero como yo le di mi palabra a Carlos Alberto Torres, no podía fallarle. ¿Y sabés qué me dijo? Va a venir el técnico Parreira (Carlos Alberto) luego de estas cuatro fechas y aguantá nomás vos. En ese tiempo me ponían de centrodelantero. Justamente para complicarme. Pero igual jugué bien. Yo juego bien en cualquier posición. Sabía marcar, dar pases, iba y venía, tenía un recorrido muy amplio. Y hacía goles.

– ADS: ¿Qué hacía “Romerito” en la cancha que le hizo distinto?

– Yo creo que veía la jugada antes que los otros. Es solo eso. Ser rápido, tener una buena preparación física. Yo era atleta luego desde el colegio. Para mí es muy simple jugar al fútbol. Es tocar a tu compañero mejor posicionado, saber moverse, entrar al área y hacer el gol. Es fácil. No es complicado.

– ADS: Hablemos más del Fluminense. Fue una consagración total. Te integraste, te amaron. Contanos esa historia.

– Primero fue un desafío muy grande. Jugar en el fútbol brasileño. Triunfar ahí era muy difícil. Son pocos los paraguayos que triunfaron en el fútbol brasileño y me hacían un poco la trampa también ellos de colocarme de centrodelantero. Pero cuando llegó Parreira, jugué en mi posición que yo quería jugar.

– ADS: Le tenés un buen recuerdo a Parreira

– Uno de los mejores del mundo. Ganó creo que cuatro campeonatos del mundo. Él ya fue suplente del preparador físico en el mundial del 70.

ADS: ¿Qué tiene la atmósfera del fútbol brasileño que haga que sea tan imponente?

– Mucha competición. El único país de América que puede ganar un mundial de nuevo. Es muy difícil, pero es el único país de nuestra región. Por la preparación física que tienen, por la calidad de sus jugadores y la competición constante. Ellos no paran de competir en todas las categorías.

– ADS: Y eso que pasó con Argentina ahora, ¿cómo evaluás lo que pasó en Copa América?

– Y eso pasa porque su técnico es un caprichoso. Dejó en el banco a jugadores de excelencia y puso un equipo que parecía que, no sé, quería sobrar. Y a la Argentina no le podés dar oportunidad. No puso los jugadores que tenían que jugar.

– ADS: ¿Nunca te interesó ser DT, digamos en forma continua?

– Yo soy técnico. Dirigí a Cerro Corá, ganamos un torneo internacional y después el presidente se enojó porque no hice jugar a jugadores que él quería.

– ADS: Y ahí dejaste entonces…

– Y por eso salí. Por eso estoy en contra de muchos dirigentes anteriores del Sportivo Luqueño. Hacen negocios con los empresarios, con las inferiores, hacen jugar a jugadores de empresarios o de gente que da dinero a los técnicos, y por eso nuestro fútbol está así. Y yo no me presto a eso.

– ADS: El fútbol paraguayo está pasando un momento difícil.

– Muy complicado. Estamos perdiendo la identidad. Necesita reinventarse como es la palabra de moda y colocar los jugadores que realmente necesitan.

– ADS: ¿Qué significa eso de perder la identidad?

– Y eso de perder la fuerza, el de jugar con fuerza, por arriba. Eso es perder nuestra identidad. Ahora queremos copiar lo que era el Barcelona y lo que es el Manchester City, pero uno se da cuenta que ya le agarró la mano a un estilo de juego.

– ADS: ¿No te gusta cómo juega la selección?

– No. No es por los jugadores, no tenemos un patrón de juego. Hay muy buenos jugadores, pero también hay jugadores que no merecen estar ahí. Pero lo importante es que no tenemos patrón de juego. Este último partido contra Perú fue un claro ejemplo de que el técnico no quería que se juegue así, pero los jugadores con mucho amor propio jugaron a lo Paraguay, objetivamente.

– ADS: Sos uno de los pocos paraguayos que pueden decir “calcé la camiseta del Barcelona de España”.

– Ese fue un gran compromiso y yo no me quería ir porque yo estaba saliendo de una pretemporada fuerte y jugué el primer partido del campeonato carioca, hice un gol. Y esa noche llamaron, yo decía que no me quería ir, no estoy bien, tengo que afinarme. Y allá en España era final de temporada. La diferencia física era muy grande. Pero me convencieron. Fui el penúltimo jugador del Fluminense que ganó tres campeonatos cariocas, ganó campeonato brasileño, la Copa Kirim, que salió del club. Y yo no quería salir de Fluminense. Pero salí, pero ese partido con Real Madrid, que llegué un miércoles y el sábado ya jugué. Si hacía uno de esos dos goles que erré iba a ver otra historia. No sé si me iba a quedar, pero iba a haber otro concepto. Iba a ser otra cosa.

– ADS: ¿Por qué hay menos jugadores paraguayos consagrados ahora en Europa?

– Hay varios, pero no van a grandes clubes. Van a clubes de mediano porte, de media tabla para abajo. Creo que es falta de personalidad. Nuestras inferiores son muy precarias. Y nos hace falta algo que es fundamental. El profesionalismo. Acá por ejemplo, dentro de la cancha el sentimentalismo, la propia prensa le quiere dar un sentimentalismo a lo que es un partido de fútbol. Y el partido de fútbol es una competencia, vos tenés un adversario, vos tenés que pasarle por encima si querés ganar. El que triunfa es el primero.

– ADS: Y dentro de eso se suele hablar como muy emblemático del paraguayo, sus problemas de adaptación.

– Y falta personalidad. Demasiado sentimentalismo. Hay que ser profesional. Te vas y tenés que ir con el objetivo de triunfar. Cuidarte, tener una disciplina. Es fundamental.

– ADS: Hay que olvidar el techaga’u…

– Hay que olvidarse de todo eso si querés triunfar.

– ADS: Pero viste que todos son jóvenes, ¿cómo se lleva la etapa de enamoramiento de un jugador con la competencia deportiva?

– En la competencia nadie te va a esperar a que vos te despidas de tu novia. Te van a destrozar y después te van a ganar.

– ADS: O sea que también hay que olvidarse de la novia…

– Y hasta del público. Si hay gente en la cancha, tenés que olvidarte de la gente. Yo jugué con 156 mil personas en el Maracaná. Le ganamos 1 a 0 a Flamengo con gol de Asis, ese fue la mayor cantidad de público que jugué. Mientras vos hacías el calentamiento debajo de la gradería, el piso temblaba. Y te daba un pirî de la gran siete. Después te subís al túnel. Infernal era el ruido. Pero comenzaba el partido y yo no escuchaba más nada. Para mí lo único importante era ganarle a ellos.

– ADS: Y ahora se necesita mucho el tema de los psicólogos para hablar de esto con los jugadores.

– Y claro que se necesita, pero no se tiene porque los técnicos no quieren.

– ADS: ¿Y por qué no quieren?

– Acá los técnicos quieren ser nutricionistas, psicólogos, y no es así. Cada uno en su papel.

– ADS: En el 2004, la FIFA le encargó a Pelé hacer una lista de los 125 mejores jugadores del mundo de la historia que estén aún vivos. Sos el único paraguayo en esa lista.

– Exactamente. Justo estaba tomando una cerveza cuando me llegó la invitación. Me trajo por correo una nota en inglés. Luego fui junto a un amigo y le dije “mirá, tengo la invitación para ir a participar de este evento y tengo que llevar a una persona”.

– ADS: ¿Y en dónde fue?

– En Londres. Llegamos un día, la fiesta y al otro día el evento. Y ahí había chicas que querían irse conmigo. Eh… mi ex esposa se quería ir también.

– ADS: ¿Qué hiciste al final?

– Le llevé a mi hijo. Me divertí más con él que con mi ex esposa (risas).

– ADS: Hablaste de cerveza. ¿Tenés fama de farrista, Julio César?

– No… A veces, a veces. Yo socialmente tomo la cerveza. La cerveza es mi bebida. La cerveza es mi bebida. Agua, cerveza, leche y café.

ADS: Esas son las bebidas…

– Esas son las que más tomo. No sé tomar vino, whisky, caipiriñas, nada.

– ADS: Los ídolos tienen mitos alrededor suyo. Uno que gira en torno tuyo habla de que sos un ídolo que no pudo mantenerse como millonario.

Yo nunca fui millonario. Gané algo de dinero, eso sí. Mi sueldo en el Cosmos era de 7.000 mil dólares al mes, de los cuáles el 35% era pago de impuestos, tenía que mandar a lavar la ropa, llamar por teléfono cuando no había ni internet, no había celulares. Me sobraban unos 2.000 a 3.000 dólares por mes. En Fluminense ganaba unos 3.000 dólares al mes. Nos pagaban en Cruzeiros, después vinieron los Cruzados, después estuvo el corralito al Cruzado. Y todo eso pasé. En el Barcelona fui por un porcentaje de la venta. No había sueldo, solamente premio.

– ADS: ¿No te ocupaste de invertir, de hacer negocios?

– Y yo no estaba acá. Le enviaba a papá y tuve una parte en Brasil. Después vino el corralito en Brasil y nos mató a todos.

– ADS: Luque es una ciudad relativamente pequeña para tener dos ídolos tan gigantescos, hablo de Julio César Romero y de José Luis Chilavert. Pero surge una espina clavada parece ahí, ¿qué pasó con él?

– Yo no tomo tanto así. Quizás por las peleas mediáticas lo que resaltamos. Pero acá un ídolo es Raúl Vicente Amarilla, Silvio y José Parodi, mi papá, Dionisio Arce, había cracks y cracks. Yo creo que hay muchos más ídolos que nosotros dos.

– ADS: Pero a nivel mediático no hay dudas que son los más renombrados.

– Y a mí me convocaron para dos amistosos en 1998. Uno contra Boca Juniors en Mal del Plata y la Sub 21 de Polonia. Y él dijo “si él juega, yo no me voy”. Y no me hicieron jugar. Y dijeron que supuestamente no hice los méritos suficientes. Y yo en 1997 fui elegido el mejor jugador del fútbol paraguayo, ya siendo veterano. Me dieron las gracias y me fui a mi casa.

– ADS: ¿Nunca te cruzaste con él?

– Una vez tuvimos un evento del tema del Rally del Chaco. Pero nunca más hablamos. Pero cuando él comienza a mentir, yo le retruco y eso nomás pasa. Su asunto es que tiene que tener menos ego. Confunde mucho la personalidad con lo que es la realidad.

– ADS: Igual, Chilavert y “Romerito” demuestran que pueden ser ídolos, pero con diferentes estilos.

– Claro, con diferentes estilos. Yo tengo también un carácter fuerte.

– ADS: ¿Tu ídolo inspirador cuando empezabas en el fútbol?

Pelé.

– ADS: ¿Y tu ídolo siendo más grande ya?

– Yo le admiraba mucho a Saturnino Arrúa. Después están Carlos Gamarra, “Chiqui” Arce. Hicieron mucho por nuestro fútbol ellos.

– ADS: Tu entrenador ideal.

– Afuera Parreira y acá Carlos Arce.

– ADS: El entrenador para la selección

– Yo preferiría que siga “Chiqui” Arce.

– ADS: El arquero que más te complicó.

– Fillol en Flamengo me sacó varias, un gran arquero.

– ADS: ¿Y en Paraguay?

– El “Gato” Fernández, Alcides Báez, había muy buenos arqueros. Héctor Corte, Almeida.

– ADS: ¿El defensor que siempre usó “la motosierra” contigo?

– Como yo estaba en el medio, había una guerra siempre en cada partido. Pero había jugadores, el caso de Jorge Guash, Kiese (Carlos).

– ADS: Un tema muy fuerte lo que pasó hace poco con el “Chiqui”, ¿tenés un mensaje para él?, ya que lo sentís también muy cercano.

– Tenemos que salir adelante. Tratar de olvidar esa página de nuestra historia. Y tenemos que ser fuertes. Porque nosotros somos más mediáticos, la gente se entera. Pero muchas familias sufren eso. Hay que sobreponerse, hay que ir para adelante. Hay que seguir.

– ADS: ¿Llegamos al mundial?

– Difícil. Complicado. No tenemos una fuerza para llegar. Ojalá que se nos pueda dar. Está complicado y ojalá que no sea tarde para los cambios.

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