Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com
Hoy Toni Roberto nos lleva a un recorrido gráfico por fotos seleccionadas de dos libros de dos mujeres trinidenses que perpetúan las memorias de Trinidad en sus respectivos libros, terminando con la singular historia de un teléfono del barrio.
A veces no hace falta hablar tanto, es lo que pienso al charlar con Selva Álvarez y Chony Calderón al recorrer sus libros, “Santísima Trinidad, Memorias de una comunidad” y “El Jardín Mayor de Asunción, la historia del Jardín Botánico y Zoológico de la Ciudad de Asunción”, ambas ediciones de Fondec y Servilibro.
Al mirar una de las “setentosas” fotos me transporto a mi infancia en los años 70, cuando en algún paseo familiar íbamos desde el centro de Asunción hasta la farmacia de la señorita Catalina Giménez frente mismo al almacén, bar y cine-teatro Cañisá, con vistas a la legendaria Plaza Carancho que hoy lucha por no perder su entorno histórico.
SELVA
En el libro de Selva Álvarez podemos recorrer el barrio, encontrarnos con el “Gran Trinidad” que acoge a los barrios: Botánico, Cañada del Ybyray, Virgen de la Asunción, Mburucuyá, Virgen de Fátima, Santa Rosa, Cara Cara, Tablada Nueva, Zeballos Cué y, por supuesto, a lo que hoy se delimita “municipalmente” como barrio Trinidad.
Siempre pienso que son pocos los cronistas de barrio, los que recogen pequeñas historias y las registran en libros, viejas casonas, que muchas de ellas fueron demolidas, por la casi imposible “detención del tiempo”, sucumbiendo a la especulación inmobiliaria. En este caso Trinidad una “república aparte” con identidad propia, donde Selva nos deja un ordenado legado gráfico del antiguo poblado, las familias, mapas y planos del lugar, viviendas, almacenes, antiguas quintas de veraneo, las calles y sus antiguos nombres.
“Santísima Trinidad – Memorias de una comunidad transita el paso del tiempo, los hechos que permanecen en la memoria colectiva y personal. El progreso, el protagonismo de la gente, la llegada del tren, el deporte, los poetas, los políticos, la naturaleza”, dice Heddy Benítez al referirse al libro.
CHONY
Por su lado Chony Calderón nos lleva al “gran patio de Trinidad”, el Jardín Botánico, que fuera propiedad del don Carlos Antonio López, quien la utilizaba como casa de descanso y donde vivió el General Artigas, en una propiedad cedida por López, que luego el Paraguay en gratitud al Uruguay, por la devolución de los trofeos de Guerra, dona 10.000 metros cuadrados, donde funciona hasta hoy la Escuela Artigas. En 1882 empieza la legendaria Escuela Agrícola comandada por el sabio Moisés Bertoni y donde en 1914 se inaugura el Jardín Botánico de la Santísima Trinidad a cargo del Dr. Fiebrig.
EL TELÉFONO DEL BOTÁNICO
La pasión de Chony por este gran espacio verde de la ciudad, llevó a que por algún error involuntario, nacido de las charlas que daba en el Botánico sobre su libro y –tal vez– como en aquel momento se estaba creando una página en Facebook, colocaron su celular junto a los teléfonos de línea baja de la institución, así un día empezaron las llamadas y Chony con la cordialidad que siempre le caracteriza las atendía, de ese modo su teléfono se convirtió en la referencia para preguntar sobre los horarios, pedidos de visitas en grupos u otros detalles de su historia.
Hoy ya tiene un sistema de comunicación y así las largas cartas dirigidas a la directora son enviadas por Chony desde su casa a la misma Maris Llorens, que con gusto las responde y las reenvía, toda una pequeña gran historia que pareciera salida de una novela y situada en la zona del “Jardín de Asunción” que es el Botánico.
Nosotros continuaremos recorriendo con placer estos dos libros, de ellos hemos hecho una selección de imágenes para este domingo, porque a veces valen más que mil palabras, pero también el teléfono de Chony seguirá sonando para responder a un: “Buenos días, Jardín Botánico?”