Por Fabiola González - Fotos: gentileza

Estos 16 meses de pandemia han cambiado vidas enteras en millones de familias de todo el mundo. En Paraguay, son varios los casos en que mucha gente perdió a seres queridos estando en plena batalla contra el virus. Recogemos un par de testimonios de personas que nos cuentan cómo es sobrevivir a ese proceso y principalmente reponerse. Mirar para adelante, a pesar de todo.

A Irma Rojas el covid-19 la marcó para siempre, más allá de las dificultades propias que significó seguir respirando sin la capacidad total del pulmón tras padecer neumonía bilateral como consecuencia del covid-19. Mientras ella peleaba en una cama del hospital, la misma enfermedad que la aquejaba se llevó a su padre.

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LN: -¿Cuándo te infectaste y cuánto tiempo te llevó recuperarte?

-Y no sabría decirte cuándo me infecté, pero el día que caí fue un lunes 7 de setiembre. Tardé 3 a 4 meses para volver a llevar un ritmo de vida más o menos igual al que tenía antes de la enfermedad. Principios de año estuve mejor.

LN: -¿Qué sentiste cuándo te confirmaron el diagnóstico?

-Realmente me dieron el positivo ya estando internada, creo que hice bien en hacerle caso a mi cuerpo e ir al hospital para recibir la atención primaria, solo que estaba acongojada porque en ese lapso mi papá estaba en UTI del Ineram, y era bajarme del barco por fuerza mayor, dejarle a mis hermanos que estaban también enfermos, pero no desarrollaron una neumonía y, a pesar de todo, ellos siguieron haciendo la guardia esperando los informes diarios. Y bueno, pasamos de ser 2 los hospitalizados en la casa. Fue desgastante el trajín.

LN: -Los testimonios de otros pacientes de covid refieren que es una enfermedad que afecta mucho mentalmente, sabiendo que había otros familiares tuyos enfermos. ¿Cómo fue manejar la situación desde el punto de vista psicológico para vos?

-A mí me dio una ansiedad terrible, quería salir de ahí e instalarme de nuevo en Ineram; si bien ya no lo vi a papá, estar cerca era algo que consolaba. Así que mi misión era salir lo más rápido posible del hospital, tener el alta y concentrarnos en él, como que lo mío disminuí para no darle tampoco más estrés a mi gente, pero era estar ansiosa más que nada.

LN: -Abandonando finalmente el hospital, ¿pudiste relevar a tus hermanos en la guardia que cubrían en el Ineram?

-No, lastimosamente papá falleció 3 días después de mi alta. No podía caminar 3 metros, me tenían que bañar. Y me prohibieron tener emociones fuertes, así que tuve que reprimir muchas cosas con tal de proteger a mi organismo.

LN: -¿Cómo se vive un duelo de esa manera?

-Creo que los que perdimos a alguien por covid, la pasamos como shockeados, porque ves a tu gente sana y de repente en 15 días, o 3 días, se van, y no los volvés a ver; como el protocolo exige, lo de cajón cerrado, es ver un ataúd y no saber realmente si está tu ser querido ahí dentro. Te trabaja, en casa decimos que papá se fue de viaje, y como que mitiga un poco eso el dolor. Además, antes de caer enfermo, él debía empezar un laburo en el interior dentro de lo que era su profesión, ingeniero civil. Así que, como que escudamos esa ausencia permanente con un viaje largo. Y nos queda seguir, pero siempre con él presente, solo que ya no lo vemos o escuchamos.

LN: -¿Cómo te sentís ahora? ¿Seguís con secuelas de la enfermedad?

-Mejor. Sí, el último análisis no arrojó nada raro, así que mucho mejor. Igual creo que la saqué barata porque escucho historias de personas amigas que tuvieron también y quedaron con diabetes, o problemas de hígado. Pero, ya después de esto, sí me tomo más enserio lo de las visitas periódicas al médico para hacerme controles.

LN: -¿Cuándo te vacunás?

-Mañana, lunes 12 de julio.

LN: -¿Y qué sentís al respecto? ¿Qué te genera saber que mañana es el día?

-Y muchas cosas, una tristeza ya me dio porque papá se debía de vacunar en su segunda dosis el jueves que pasó, de acuerdo a su terminación de CI, y el viernes mamá recibió su segunda dosis. Así que una mezcla de alivio y tristeza. No le deseo a nadie lo que pasamos, pero bueno, ex compañeros de trabajo con apenas 30 años se fueron ya en este tiempo. Podemos decir que es una generación que queda huérfana, a todos nos tocó la partida de un ser querido. En estos días iba viendo los recuerdos que tiran las redes sociales, y hace solo un año veía como compartía con papá. Y digo, que loco, se va cerrando el círculo de 365 días de cuando estaba por la casa. A partir del 16 de setiembre, ya no tendríamos recuerdos cercanos por decirlo de alguna forma.

Y como ese día se va acercando, ahí es cuando se siente todo el dolor de nuevo. Pero, don Carlos era un tipo optimista por excelencia, ni la peor tormenta lo desesperó. Así que yo quiero seguir su ejemplo de la manera más fiel posible. Para sentir al menos que sigue vivo en nuestras acciones. Y finalmente darle pésames a toda la gente que perdió a alguien en este tiempo, pero hay que seguir, debemos construir, en memoria de ellos y ellas. Así que, a vacunarse y demos un empuje a la vida. Y ayudemos a Dios a no irnos de manera tan abrupta, y que el dolor para los que nos quedamos no sea tan fuerte.

Lilian Reyes es trabajadora esencial y llega a la primera dosis sin haberse contagiado. Para ella representó una odisea ver familiares y compañeros enfermar y arriesgarse a diario viajando en transporte público. Utilizar el tapabocas, el alcohol y el distanciamiento eran cuestiones necesarias, pero imprescindibles ante la responsabilidad que cargaba sobre sus hombros, la de no llevar el virus a su casa, donde cada día llega para abrazar a su pequeño hijo.

LN: -¿Cómo fue que no te enfermaste?

-Por el protocolo estricto, llego a casa y cumplo con lo que es desinfectarme por completo, nadie me toca, ni siquiera mi hijo, él entiende que mamá necesita bañarse, deshacerse de la ropa que viene de afuera, sanitizar lo que trae y después abrazarlo. Desde el día uno cumplí con eso, sin margen al error… y funciona. Me daba miedo especialmente en el transporte público, sentía incluso taquicardia, los nervios me jugaban mucho, veía a los pasajeros sin tapabocas, encimados, tomando mate en muchos de los casos y yo intentaba incluso contener mi respiración.

LN: -¿En todo este tiempo no llegó el virus a tu casa?

-Sí, llegó. Mi esposo tuvo en enero de este año, si bien fue un cuadro leve, significó un aislamiento de catorce días en una habitación, nadie compartía sus cubiertos ni tocaba lo que él pudo tocar, fui muy estricta porque tenemos un solo baño en la casa y no era simple la tarea de desinfectar, era agotador pero valió la pena.

LN: -Instalaron una rutina de desinfección diaria, ¿cómo lo hicieron?

-Implementamos no tocar nada al llegar a la casa, entrábamos por la puerta trasera, con mucha disciplina, mi hijo de cinco años resultaba más consciente que nosotros los adultos, era una suerte de supervisor de que las normas se respeten.

LN: -¿Te hisopaste en algún momento?

-Sí, cinco veces. Porque tuve contactos con positivos en el trabajo y en la familia, uno de los resultados me decía “no concluyente”, debía repetirlo, y eso te genera mucha angustia, esperé el tiempo prudencial y volví a la prueba donde finalmente dio negativo.

LN: -¿Qué significa para vos llegar a la primera dosis de la inmunización?

-Es un sueño, que parecía imposible, pero que finalmente se va a concretar, parecía que nunca iba a llegar, estoy muy emocionada porque significa que además de protegerme a mí, voy a proteger a mi familia y a todos los que estén cerca mío, en el trabajo o en el colectivo.

LN: -¿De qué te privaste en todo este tiempo?

-De compartir con mis seres queridos, restringí bastante, eran salidas justas y necesarias solamente, no pude asistir a sepelios ni a abrazar a amigos que perdieron familiares por culpa del covid, y hasta ahora eso me pesa mucho, es como un remordimiento, que no pude acompañarlos, pero dentro de todo sabía que estaba haciendo bien, sin salir del protocolo no arriesgaba a mi familia. No es fácil cumplir el protocolo, pero es lo único seguro que tenemos ante tanta incertidumbre.

LN: -Mañana la vacunación corresponde al grupo de trabajadores esenciales, por fin te toca a vos, es un alivio.

-Pienso que si la vacuna llegaba más temprano, esas personas iban a estar vivas y sanas ahora; pienso en ellas con tristeza, pero en la memoria de cada uno me aplicaré la primera dosis con la esperanza de que todo vaya mejorando y volviendo a la normalidad.

LN: -¿Ya ideaste qué hacer luego de recibir tu vacuna?

-Seguir con el protocolo como el día uno, voy a seguir usando mi tapabocas y el alcohol como si no tuviera aún esa protección, sin confiarme, el virus es invasivo y está en todas partes, espero que con lo que nos ofrece la vacuna, que mi pequeño hijo también pueda acceder a una protección mayor y termine la pregunta que me hace todos los días, “¿cuándo se acabará el coronavirus?”.

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