Por Óscar Lovera Vera, periodista
Con la detención del sicario y la sospecha sobre la autoría intelectual del crimen, al policía solo le quedaba descubrir por qué planificaron la muerte del gerente. ¿Fue un encargo de la mafia, una deuda o quemaron un archivo? El oficial Micher debía descubrir quién era el contador.
–Verifiquemos quiénes son las personas que estaban al mando de Soler, con quiénes tenía afinidad, quién era su confianza extrema, manejaba los números, todo. Necesitamos entrar a pesquisar todo lo que hacían en la oficina, dijo el fiscal, apuntando a sus asistentes.
Micher asintió con la cabeza, esa idea no era nada inusual cuando se tenía un crimen de este tipo. La idea de una venganza por alguna discordancia en lo laboral también es fuerte y trae asesinatos violentos.
18:00. Micher iba con prisa a su oficina. Tenía bajo el brazo la información que estaba esperando, el análisis del perfil de Óscar Cárdenas.
Tras un suspiro de ansiedad, tomó asiento frente a su escritorio, en la oficina de Homicidios sobre la calle Azara de la capital. Abrió la carpeta con tranquilidad y comenzó a leer el informe que fue escrito por un oficial que lo asistía. Le asignó seguirle el rastro al entorno de Soler y esto obtuvo:
En el 2002, Óscar Cárdenas ingresó a trabajar a la empresa UNI Paraguay SA, que formaba parte del holding de empresas de la gasolinera donde trabajaba Jorge Soler.
Óscar, con el tiempo se ganó la confianza de Jorge, por el buen trato que demostraba con sus superiores, su disciplina y la manera correcta en que desempeñaba su trabajo. Pero esto cambió con los años. Al parecer vio dinero fácil y montó un esquema para desviar dinero de la firma.
Verificamos las operaciones en el sistema que utilizan para su inventario y detectamos muchas inconsistencias en la correlatividad de las facturas legales, haciendo un cruce con las declaradas al fisco.
Nuestra teoría es que comenzó a vender productos de la estación de servicios: lubricantes y accesorios para el automóvil. Luego maquillaba la contabilidad, hacían figurar como otro producto.
Aquí descubrimos a otra sospechosa: su pareja, Carolina Alfonso, también empleada de la gasolinera. Esto comprendimos cuando nos percatamos que son los únicos con las claves de acceso al sistema informático contable; por ende, podían realizar las modificaciones en el valor de los productos, el inventario y el ingreso de nuevos valores. Ambas contraseñas quedaron registradas en todas las operaciones dudosas.
UNA TRAMA COMPLEJA
Micher quedó sorprendido por la trama, nunca pensó que esto podía conducir a un fraude de este tipo, aunque aún se preguntaba si era suficiente para que maten a una persona. Si este fue el motivo, ¿por qué matarlo? Se preguntó el agente mientras continuaba analizando el extracto obtenido del sistema informático.
El policía comprendió que Cárdenas manejaba por completo el movimiento del capital de la empresa y no satisfecho con el sueldo que percibía ideó una operación fraudulenta y compleja.
Tenía conocimientos como contador, información que le fue proveída por su novia. Todo con el objetivo de llevar una millonaria vida juntos, ellos pensaron que tenían el plan perfecto.
Con este nuevo panorama necesitaba explicárselo al fiscal. No podía perder un día más, ya que estaban llegando al mes y aún no lograban tener el panorama claro.
LA MAGIA NO ES CÓMO, ES CUÁNDO
– Doc, tengo una película de lo que habría ocurrido y es más profundo que un crimen pasional. Esto apunta a personas de su entorno laboral, dos para ser precisos. Óscar Cárdenas, su brazo derecho. Él vendió las mercancías de la empresa emitiendo facturas con las órdenes de compra que les correspondía, pero luego ellas terminaban siendo anuladas.
El dinero nunca llegaba a la empresa. Los operativos pasaban estas ventas anuladas a las casillas de pérdidas o ajustes por pérdidas o averías, y esto producía un efecto en el inventario, nunca variaba. Dicho de otra forma, provocaba una disminución de mercaderías, pero no una diferencia entre el inventario de las mercaderías en el depósito. Por este motivo nunca detectaron el faltante en las auditorías de rutina.
Es por esto que no encontramos nada sospechoso en el primer allanamiento que hicimos en la oficina. La magia no es cómo, es cuándo. Preste atención porque aquí
está la primera clave: muchas órdenes de entrega contaban con la firma de Jorge Soler, la víctima. El único autorizado a firmarlas. Sin su rúbrica todas las transacciones quedarían sin efecto.
– Entonces, ¿Soler también estuvo metido en el esquema y lo embaucaron?
– No doctor, preste atención. Aquí viene el otro punto importante, agregó el agente mientras sostenía la séptima hoja del borrador de investigaciones.
– Soler comenzó a sospechar porque las ventas cayeron de una manera muy llamativa. Algo no funcionaba, y si bien confiaba en Cárdenas, no podía pasar por alto que exista una irregularidad en el arqueo de caja. Por eso decidió hacer una auditoría paralela, la impulsó él mismo. Ahí descubrió que en los periodos de setiembre del 2005 y a mediados del 2007 tuvieron una pérdida estimada en 1.260 millones de guaraníes. Fue así como Soler se percató que Cárdenas y su pareja estaban detrás de estas operaciones, y les exigió devolver el dinero. Esa es mi presunción. Esto nos puede llevar a que sea el contador el contratante de un sicario o porque no él. ¿Entiende la magnitud?
El fiscal pensó igual. Tenía mucho sustento las conexiones halladas por la oficina de Homicidios. Era el momento de ir tras Cárdenas, pero sin levantar sospechas de manera a evitar que la voz se dispersara.
Con la orden de allanamiento ingresaron a la oficina y fueron directo hasta el escritorio del principal sospechoso. Estaba ahí, trabajando como todos, al igual que su novia. Ambos fueron esposados sin mucho trámite. Entendieron que si estaban ahí era porque descubrieron todo el movimiento.
Los 1.260 millones de guaraníes estaban depositados en la cuenta bancaria de Carolina Alfonso, la novia de Óscar. La prueba estaba, no había forma de negar el fraude.
Micher organizó una operación más. Debían verificar la casa de Cárdenas en San Lorenzo. Cuando entraron a la vivienda revolvieron todo.
Lo que veían era modesto, pero compraron ropa importada, calzados y electrodomésticos. Todo nuevo y de lujo. Invirtieron en pequeñas cosas. Pero encontró algo que le llamaría aún más la atención, una fotografía. En ella estaba Óscar y abrazaba a otro hombre, su rostro le resultó familiar y examinó su carpeta de investigación. Era el mismo descripto en los retratos dibujados mediante los testimonios del crimen, ese era el segundo hombre que buscaban.
No le quedó de otra a Óscar que delatarlo, y esto sirvió para cerrar el círculo de sospechosos. Micher llamó al fiscal y solicitó otra orden de detención. –doc., el cómplice que buscamos es Heriberto Aveiro Franco. Tiene 38 años y fue el conductor del vehículo Corsa aquel mediodía. Se conocieron en la cárcel con Cárdenas; así es, ambos estuvieron presos.
Aveiro tiene varios ingresos y el caso de Óscar es complejo. Tenemos información que estuvo involucrado como asesino de un vecino, en el barrio Trinidad. Fue en octubre del 2003, luego de varios meses, pero ya en el 2004 salió libre. Lo que me sorprende es que estos datos vienen de adentro de la cacerola, no hay registros oficiales de él en el sistema penitenciario, explicó el oficial al fiscal.
Por Aveiro esperaron unas semanas más. Lo sorprendieron recorriendo las calles de San Lorenzo, al final el grupo siempre se manejó en esa ciudad. Todos muy cerca. Con esto Micher cerró el caso y solo debían llegar a la Justicia.
MAÑANA DEL 22 DE JULIO DEL 2009
El furgón del penal nacional se estacionó en el subsuelo. Uno de los custodios abrió la puerta y cantó la orden en voz alta ¡vamos bajando! Óscar Cárdenas, Heriberto Ortiz y Humberto Aveiro bajaron en fila de uno. Todos esposados y mirando al horizonte con el rostro tieso. El ascensor los condujo al cuarto piso de la torre norte del edificio de Justicia.
El Tribunal de Sentencia solo aguardaba por la llegada de los tres. La sentencia ya estaba escrita luego de varios días de exposición de pruebas, testimonios y descargos.
Todos tomaron asiento de frente a los jueces Mesalina Fernández, Wilfrido Peralta y Enrique Alfonso.
– La decisión de este tribunal es de condenar a 25 años de pena privativa de libertad y otros cinco años de medidas de seguridad a los acusados por el crimen del ex gerente comercial de la empresa Barcos & Rodados Jorge Arce Soler. Los ahora sentenciados son Oscar Cárdenas, Heriberto Ortiz y Humberto Aveiro.
Luego de ello el silencio se hizo espacio para después dar espacio a dos mundos. La familia del empresario que rompió en llanto al encontrar sosiego, y el rostro templado de los condenados.
Para los jueces no hay prueba que refutar, fue suficiente y comprometedora. La ambición y avaricia combinadas con la sed criminal sirvieron para determinar que Soler los descubriría y debían callarlo.
FIN