POR EDUARDO PALACIOS, fepalacios@tigo.com.py - fotos del autor
Esta tarea de recopilación de la memoria histórica de la radiofonía paraguaya nos permite recuperar una parte de ella para ponerlo en tiempo presente –y aunque fuese mínima, tiene un valor relevante– algún hecho resaltante acontecido en la radio de antaño, que tuviera como protagonistas a personajes y artistas inolvidables. A dos figuras del arte que pasaron por la radio nos referimos hoy.
Por los años 60 apareció en la Plaza Uruguaya de Asunción, un personaje único, pintoresco y talentoso. Un “ravelero” que por entonces ya era conocido en las celebraciones populares del interior del país: Roque Jacinto Mereles Rodas, “Roquito”, y su inseparable violín, acompañado en la guitarra por su “dúo” y a la vez lazarillo, Anselmo Orué, quien suplía la falta visual del artista ocupando el rol de guía, para llevar el encanto de la música de violín, guitarra y canto a los pueblos y ciudades del campo.
En las décadas de los años 60 y 70, “Roquito” actuaba en Radio Nacional los viernes al mediodía, luego del boletín oficial en cadena, en un espacio de aproximadamente 15 minutos en donde ofrecía su repertorio, todo registrado en APA, entidad de la que era socio, con una treintena de canciones conformadas por obras de su propia autoría en letra y música, entre ellas, compuestos sobre sucesos de antaño, transmitidas oralmente de una generación a otra, que el artista volvía a recrear al ritmo de su violín y la guitarra del compañero Anselmo Orué. “Roquito” venía muy temprano desde Atyrá donde vivía, llegando primeramente a la Plaza Uruguaya donde ofrecía un par de canciones a los habitués del lugar, y luego hasta la emisora, ubicada cuando entonces en las calles Coronel Martínez (hoy E. V. Haedo) entre 14 de Mayo y 15 de Agosto y más tarde en su local del sexto piso del edificio del Ministerio de Obras Públicas, en Oliva y Alberdi.
UN JUGLAR
“Marcelina Rosa Riveros” es una de sus obras más difundidas, que también fue grabada por él y otros conjuntos. Es un compuesto que narra la frustración y la desilusión del protagonista del compuesto, al ser abandonado por la mujer amada. De su inspiración también están otras páginas musicales de carácter histórico.
Fue “Roquito” un juglar que recorrió las campiñas paraguayas con versos y música sencilla, que llegaba al público en las fiestas patronales pueblerinas y durante su actuación en Radio Nacional. Algunos de sus temas pueden ser escuchados en las páginas y redes sociales de la web. El único disco grabado por él fue en el sello Elio donde se encuentran registradas las versiones grabadas. Falleció el 15 de mayo de 1985 “de muerte natural”, según reza su certificado de defunción, y sus restos reposan en el cementerio de Atyrá, según los datos recogidos por Luis Melgarejo, gran recopilador e investigador del arte musical y los artistas paraguayos.
DEMETRIO ORTIZ
El extraordinario compositor de tantas y tan bellas páginas del álbum musical de la patria como: “Mis Noches Sin Ti”, “Recuerdos de Ypacaraí”, “Yo Te Quiero Mucho”, “Qué Será De Ti”, “Esperanza Mía”, por citar solo algunas, se refiere a su actuación en la radio en su libro “Una guitarra, un hombre”, obra autobiográfica publicada en 1986, con prólogo de Antonio Ortiz Mayans, quien en un párrafo del mismo señala sobre el libro que: “Estas páginas quedarán inmarcesibles en el recuerdo del lector, así como sus composiciones musicales, que nos acercan al suelo nativo y nos hacen entrever al Paraguay de nuestros más caros ensueños”.
En las páginas 230 y 231 relata sus vivencias de la segunda mitad de la década de los años 30. “En 1936 había nacido mi primera composición musical inspirada en una letra del poeta Pedro J. Carlés, que había titulado ‘Tu eres mi novia, ciudad de Asunción’ (…)”.
Con respecto de su actuación en la radio, Demetrio Ortiz señala en su libro que “Surgieron por esa época: ‘A la Flor de Acahay’ y ‘A una Luqueña’, que fueron estrenadas por el Conjunto Ocara Poty, que yo integraba, en sus presentaciones en la emisora ZP4 Radio Nacional del Paraguay, por aquel entonces nos presentaba, haciendo las glosas y a veces también cantando con nosotros, el amigo Manuel González Godoy. En otras oportunidades actuando por ZP5, nos anunciaba el apreciado animador y actor Jacinto Herrera. Estas presentaciones, en los albores de nuestro quehacer artístico, no podían menos que llenarnos de satisfacciones”.
El consagrado Demetrio Ortiz ratificaba en su obra la trascendencia de la radio para lograr su consagración y para su proyección artística en otros escenarios, tanto nacionales como internacionales, en donde le cupo exponer su arte y su talento. En nuestro país y posiblemente en otros países, la radio de antaño fue el derrotero de músicos, artistas y compositores.