Fotos: GENTILEZA DE LUIS VERA

“Campesina Rekove” es la muestra sobre las mujeres campesinas de las Ligas Agrarias, tomadas por el P. José María Blanch entre los años 1974 y 1984, con curaduría de Luis Vera, puede visitarse en Fotogalería Fulgencia Almirón de la Plaza de la Democracia, Cerro Corá e Independencia, en el centro de Asunción. La exposición estará hasta junio del 2021.

El padre José María Blanch, en esos años (1974-1984) realizaba sus visitas pastorales, principalmente a comunidades campesinas, siempre con la cámara a cuestas, documentó con una respetuosa mirada la vida cotidiana en el campo. Hoy tenemos como resultado, más de 50 mil fotografías que describen con una mirada etnográfica y sutil lenguaje fotográfico, relatos acerca de vivencias de trabajadores de la tierra y sus familias resistiendo los embates en los nuevos asentamientos lejos de las ciudades.

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“Estando en Paraguarí estudiaba guaraní y salía a visitar a las familias, donde tomaba fotos. Cuando volví a España llevé varias colecciones, incluso fotos del Paraguay con un interés turístico; quería mostrar dónde vivía. Al verlas, un compañero que estaba en el área de comunicación, me alentó a seguir tomándolas, porque le parecían buenas. Así que por necesidad y uso, me compré una cámara Olympus Pen”, recuerda el padre Blanch en una de las conversaciones.

Luego, cuando formó parte de la Pastoral Social, en 1972, visitaba en forma más permanente a las comunidades, especialmente Jejuí y Acaray, que eran las más castigadas. “Todo me llamaba la atención: el ajaka, cocinar en la tierra; todo lo que era cultura campesina era para mí algo distinto. Era un visitante, no formaba parte de los trabajos con las Ligas Agrarias Cristianas, hacía misas, iba siempre con cuidado, mantenía un perfil bajo”. Sobre el resultado de sus trabajos, recordaba que los mantenía guardados. “Las fotos eran para ellos y para mí. Incluso las familias me pedían, era como el retratista que llegaba a sus casas”.

El padre Blanch explica que su contacto fue a través de sus compañeros como el padre José Luis Caravias, por lo que fijó su interés en la educación y reflexión que llevaban a través de las escuelitas campesinas.

La colección presentada en “Campesina rekove” hace un corte y fija su mirada sobre una parte de las carpetas, las que contienen unas 25 mil fotos relacionadas a las Ligas Agrarias Cristianas, y de ahí, hacia el papel de las mujeres en estas comunidades campesinas.

En el libro “Kokueguara rembiasa, IV”, publicado por Cerpaj, se cuentan cientos de relatos sobre las terribles situaciones que pasaron estas mujeres, entre ellas cuando quedaron solas con sus niñas y niños. “Ese año 80 se juntaron las mujeres que quedaron, los hombres habrían sido todos muertos o presos. Teníamos que dar de comer a 22 criaturas, y hemos sufrido mucho con ellas. Para peor, se les ocurrió a los policías, prohibirnos a ir a las chacras en busca de maíz y mandioca. –Si van allá, serán baleadas, nos dijeron. Yo les dije que si era así, morirían las criaturas, y que más bien nos custodien al ir a la chacra. Pero siguió la prohibición: no podíamos a ir a la chacra”. (Celfidia, de las Ligas Agrarias Cristianas).

Una de las preguntas hechas para el trabajo de curaduría fue justamente cómo se describen el hostigamiento sufrido durante años y esos terribles momentos donde la dictadura de Stroessner las reprimió violentamente. Las heridas no son evidentes, pero están allí, en las miradas, en los encuentros, en muchas de las fotos familiares donde luego faltan padres de familia, o madres, hijas, hijos. Están en el trabajo solidario, en las cocinas; incluso quedaron en las sonrisas de niñas y niños. Una de las más oscuras historias de las penurias y persecuciones sufridas, ¿podemos echar de ver, a través de los silencios, de las ausencias.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

TELESCA, Ignacio. 2004. Ligas Agrarias Cristianas 1960-1980. Orígenes del Movimiento Campesino en el Paraguay. Asunción. CEPAG.

Comisión Nacional de Rescate y Difusión de la Memoria Campesina. 1994. Kokueguara rembiasa – Experiencias campesinas. Ligas Agrarias Cristianas. Tomos III y IV. Asunción. CEPAG

DURÁN ESTRAGÓ, Margarita. 2011. La Pascua dolorosa de 1976|La Pascua dolorosa 1976-pe guare. Disponible en: http://www.cultura.gov.py/2011/05/la-pascua-dolorosa-de-1976/ [Acceso: 02/04/2021]

A 45 AÑOS DE LA PASCUA DOLOROSA

Una de las más bestiales represiones fue la respuesta del gobierno estronista a la organización campesina que significaban las Ligas Agrarias Cristianas. Hace 45 años, miles de campesinos fueron encarcelados, torturados, asesinados, en indecibles atentados a la dignidad humana. No era la primera vez, pero tal vez fue la más amplia y violenta.

La historiadora Margarita Durán Estragó en un artículo publicado en el 2011 por la Secretaría Nacional de Cultura escribió: “En abril de 1976, coincidente con la Semana Santa, las fuerzas gubernamentales aniquilaron prácticamente a las Ligas Agrarias, siendo los campesinos organizados en ella, quienes más sufrieron la feroz represión. Más de 400 presos, unos 200 torturados, nueve desaparecidos y otros muertos en tortura, sin contar las angustias, vejaciones y discriminaciones que sufrieron familiares y amigos de las víctimas, hicieron que aquel crimen de lesa humanidad sea conocido como ‘Pascua dolorosa’”.

En el mismo texto, la historiadora cuenta “Uno de los campesinos desaparecidos durante la Pascua Dolorosa fue Silvano Flores. El 15 de abril de 1976, en Santa Rosa – Misiones, balearon el rancho donde vivía, esto obligó a sus ocupantes a salir al patio. Una vez fuera, arrastraron a Silvano unos 40 metros y atado a un árbol fue sometido a golpes de culata de fusil y finalmente degollado frente a toda su familia”.

No se salvaron de esas persecuciones, sacerdotes y religiosos que tenían su labor pastoral junto al campesinado, entre ellos el padre Barreto, en Misiones, y el padre José Luis Caravias, en Cordillera, sacerdotes jesuitas expulsados del país en febrero y mayo de 1972.

“El año 1975 marca el inicio de la represión masiva estronista contra las comunidades campesinas. San Isidro de Jejuí fue el comienzo. Era las 4 de la mañana del sábado 8 de febrero cuando alrededor de 70 soldados al mando del teniente coronel Félix Grau invadieron y allanaron la propiedad. Jejuí era una comunidad alejada del nacimiento de las Ligas, pero era la que mejor pudo poner en práctica todos sus principios”, puntualiza Ignacio Telesca, en su libro “Ligas Agrarias Cristianas – Orígenes del Movimiento Campesino en el Paraguay”.

El padre Braulio Maciel, que trabajaba en Jejuí, fue herido en el muslo en ese ataque. El ejército tomó la comunidad por más de tres meses, fueron apresadas unas 120 personas. Luego la policía política de Stroessner tomó a cinco campesinos, asesinó a tres de ellos y expulsó del país al hermano franciscano Anastasio Kohmann. Hay más casos terribles, como el de Acaray en Alto Paraná, entre muchas otras comunidades.

En la Semana Santa, del 11 al 18 de abril arrecia la represión en Misiones. El lugar de detención de miembros de las LAC fue Abraham Cue, en San Juan Bautista, Misiones.

Tal vez la última represión a escalas espeluznantes fue contra Acaray, cuyos integrantes ante los acosos por parte de seccionaleros y militares en su asentamiento, deciden ir a las oficinas del IBR de Asunción. Vitoriano Centurión “Centú” lidera el grupo que sale a la ruta y toman un ómnibus de la empresa Caaguazú. Luego son perseguidos, huyendo a los montes cercanos, perseguidos por policías, militares y la “milicia colorada” al mando de Pablo González, además de Sapriza y Pastor Coronel. La cacería culmina con diez campesinos asesinados, uno degollado. Entre las detenidas estaba Apolonia Flores, una niña de 12 años, torturada y luego remitida al Buen Pastor, el penal de mujeres.

En comunidades de Misiones, el departamento de los más atroces crímenes cometidos durante la Semana Santa de 1976, la Pascua Dolorosa es recordada cada año, ya que sigue viviendo en sus integrantes.

Compañía Mcal. López

Fotógrafo, sacerdote, defensor de la democracia y los DDHH

José María Blanch Cardoner es fotógrafo y sacerdote nacido en España, con nacionalidad paraguaya honoraria, por Ley 2585/2005, y Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Asunción “por su vasta y fructífera trayectoria”. Llegó al Paraguay en octubre de 1954, destacándose por su trabajo fotográfico en diversos temas fundamentales como el campesinado, las trabajadoras domésticas, trabajadores en zonas urbanas, además de una importante tarea de documentación del arte escénico en nuestro país, aportando su técnica y lenguaje artístico. Pero es indudable que a su significativa labor fotográfica se suman muchas otras por demás importantes para nuestro país, incluso fuera de lo estrictamente pastoral, pilar de todas sus acciones. José María Blanch fue el primer director del Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia, institución que defendió a presos políticos durante la dictadura. Luego formó otras instituciones como “Decidamos”, que fue muy una importante difusora de cultura cívica.

“El pa’i Blanch fue fundamental para la lucha por los derechos humanos en la dictadura, en la educación para la democracia, así como para la investigación sobre el estronismo en los primeros años de la apertura política”, comenta Line Bareiro, abogada, politóloga defensora de los Derechos Humanos, especialmente de las mujeres.

“Mi recuerdo más fuerte es en los primeros momentos de la apertura política. Quince días después de la caída de Stroessner, el Centro de Documentación y Estudios –CDE– propuso a un conjunto de ONGs que hagamos educación cívica. Hubo un debate muy fuerte, entre otros motivos porque algunos dudaban que podríamos avanzar hacia la democracia. El padre Blanch fue decisivo para que quienes apoyábamos que comenzásemos a trabajar y que las que dudaban se pudiesen sumar cuando lo consideraran”, afirmó.

ARCHIVO Y TESTIGO

“Como a Primo Levi, quien interpretó que la fortuna de haber sobrevivido al horror inenarrable de Auschwitz lo obligaba a dar testimonio, porque ha sucedido y, por lo mismo, puede volver a suceder, a Blanch le debemos que se haya empeñado en hacernos recordar”, escribe Hugo Valiente, abogado de Codehupy.

Nombra además que, “bajo su coordinación se publicó ‘El Precio de la Paz’ (1991), la primera narración global de la peor catástrofe humanitaria que sufriera el Paraguay en el siglo XX, la interminable dictadura cívico militar de Stroessner”. Un año antes del descubrimiento del Archivo del Terror, diecisiete antes del informe de la Comisión de Verdad y Justicia, Paraguay tuvo su primer informe Nunca Más, producido íntegramente sobre el archivo de las organizaciones de derechos humanos. Su aporte fue clave para registrar la memoria del martirologio campesino durante la dictadura en la serie “Kokueguára rembiasa” y en “Ko’ãga roñe’êta”.

BLANCH, MISIONERO

“Los invalorables aportes de las fotografías de Blanch solo son posibles mediante su peculiar mirada de misionero. Él forma parte de un grupo de jesuitas con tareas pastorales con campesinos, con jóvenes, con grupos barriales, con elencos artísticos, de gran impacto en el país desde los 60 del siglo pasado. Para este grupo, entre los que recordamos a Oliva, Munárriz, Meliá, Gelpí, Caravias, Escobar, Farré, Ortega y otros, el acento misionero no estaba en lo que ellos podían dar y sembrar, como lo indica la teología tradicional. Para ellos la gente, su realidad, su historia, eran los desafíos mayores en el anuncio de la Buena Nueva; y que era necesario el caminar con el pueblo en la búsqueda de la justicia, de la vigencia de todos los derechos, conculcados desde hace siglos. Es la propuesta del Concilio Vaticano II: la Iglesia es el pueblo de Dios que camina en la historia, aquí y ahora” escribió Santiago Caballero, comunicador y docente, cuando le pedimos su opinión sobre el sacerdote fotógrafo.


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