Por Mario Rubén Velázquez, ruben.velazquez@gruponacion.com.py

Año 1988. Todo empezó como un juego de adolescentes, como quien pretende impresionar a las chicas del colegio vecino. Tenían 15 años y ganas de formar una banda, aunque sin idea absoluta de cómo se tocaba un instrumento, excepto uno de ellos, cuya madre era profe de piano. Pero habían ganas, amor a la música y tiempo libre, importante para los ensayos que duraban horas y días. “Queríamos ser una banda metalera. Escuchábamos a Metallica, Slayers, Anthrax, mucho black metal. Después leímos que a James Hetfield (Metallica) le gustaba una banda de rock universitario, desconocida acá entonces: REM. Compramos su disco y ahí entendimos lo que estaba surgiendo del pospunk”, relata Neine Heisecke, voz y bajo de Deliverance. Pero el grupo –que empezó con covers de The Cure, The Police, U2 y Nirvana– un día dijo: “Ovaléma la covers” y empezó a escribir y grabar sus temas propios. Aquí la historia de Deliverance, el buque insignia de una generación de rockeros que buscaba su liberación. Y la logró.

El 9 de abril del 2013 la leyenda británica del rock gótico y alternativa The Cure tocó en Paraguay. Y Deliverans –cuyos integrantes hacían covers de sus temas 25 años atrás– fue la banda soporte en aquel memorable show en el Jockey Club local. “Nos preguntaron si alguna vez soñamos con tocar con The Cure. Y dijimos ‘claro que sí, por eso estamos acá. Soñamos con tocar con ellos en Inglaterra, no acá’”, se ríe “Ambere” Feliciángeli, guitarrista de la banda paraguaya. Esa noche el tema “La Cumbre” sonó con toda su fuerza y contundencia: Neine Heisecke, frontman, voz y bajo de Deliverance, se la dedicó a “Laucha” Arce, el baterista histórico de la banda que falleció en el 2006.

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Pero estos apodos son apenas la punta del ovillo de un engranaje que empezó a funcionar 33 años atrás y que no para de girar sobre su eje. Neine (por “Nene”), por ejemplo, es Carlos Gustavo Heisecke. “Ambere” es Fernando Feliciángeli (guitarra) y “Laucha” era Luis Fernando Basilio Arce, baterista que falleció a los 33 años el 25 de mayo del 2006. Los tres eran compañeros desde la escuela primaria en el colegio San José. Luego se integró al trío Carlos “Leche” Díaz Meyer (teclados).

Deliverance ha sido telonera de íconos de la música como Soda Stereo, The Mission y The Cure, ha participado en los compilados “Tributo a John Lennon del rock paraguayo”, “Pasiones” y “Rock Mbarete”, entre otros.

LOS INICIOS

Toda la odisea Deliverance (Liberación) empezó en 1987, como un juego de pendejos con granos en la cara y muchas ganas de impresionar a chicas del colegio vecino. Tenían 14 años y más ganas que talento para tocar algún instrumento, excepto “Ambere”, cuya madre era profe de piano. “Nos juntábamos a delirar, a soñar con formar un grupo de rock”, cuenta Neine. “Nos gustaba la música desde chicos, pero no sabíamos de instrumentos. A los 15 empecé a tocar la guitarra y ‘Laucha’ la batería, que era el instrumento más difícil de conseguir”.

Corría el año 1988, tiempo de dictadura militar, represión y protestas sociales, y los péndex sentían en carne propia los efectos del miedo y la censura en todo su esplendor. “Era esa rebeldía natural de cuestionar lo que pasaba en la sociedad y que sé yo... Era en plena dictadura”, cuenta el frontman.

El 27 de setiembre de 1988 se realizaba un festival en el colegio San José, entonces una institución exclusivamente de varones. Era común que otros colegios chuchis –exclusivos de señoritas– como Santa Clara, Las Teresas y La Providencia sean invitados al evento. De ahí el apuro por sacar temas para hacer un cover y plantar bandera entre las féminas.

“Hicimos el primer ensayo el 11 de agosto. La noche del festival conectamos la guitarra a un equipo de sonido. El problema era la batería, que no la teníamos. Entonces, ‘Ambere’ –el ingenioso del grupo– armó una bata perfecta: cuatro toms de latas vacían de arveja, algunas cacerolas, platillo, hi hat... Y el bombo era un basurero acostado con un mazo que, cuando pisabas el pedal, golpeaba. La caja era lata de pan dulces. La bata sonaba perfecta”, se ríe Neine.

Sus padres –gente pudiente que al parece no confiaba mucho en el talento rockero de sus hijos– no colaboraron con los instrumentos necesarios de este trío de adolescentes pelilargos que soñaban con ser metaleros. Además estaba de por medio el resultado de sus notas de estudio. “Mi regalo de 15 iba a ser una guitarra, pero mis notas eran un desastre y me echaron del colegio”, relata Neine. “Mis padres me castigaron y recién a los 17 llegó mi regalo de 15, pero ya no era una guitarra, sino un bajo, porque ya había cambiado de instrumento”. El padre de “Laucha” tenía una playa de venta de autos y el baterista de jazz-rock Neine Barreto necesitaba una kombi: el cambio por una batería que costaba cuatro palos fue inmediato.

“METALEROS”

“Queríamos ser una banda metalera. Escuchábamos Metallica, Slayers, Anthrax, mucho black metal. Después leímos que James Hetfield, vocalista de Metallica, contaba que le gustaba mucho una banda de rock universitario que se llamaba REM, que entonces era poco conocida acá. Fuimos a comprar un disco de REM y a entender lo que estaba surgiendo con el pospunk. Luego escuchamos The Cure y este grupo nos marcó muchísimo. Es más, empezamos a peinarnos, a ‘lookearnos’ como los The Cure, nos maquillábamos a veces” (risas).

En su inicios “metaleros”, el trío de adolescentes iba a escuchar los ensayo de Rowhide (Markus Wölfel, Michael Caballero, Emilio Paredes, Santi Bernal Felipe Vallejos) y luego iban a un local de pool, en donde conocieron a otros músicos locales. “Ahí conocimos a los RH+ y otras bandas cuyos integrantes eran todos grandes músicos. Rawhide fue la banda que más influyó en Deliverans, tanto por su nivel de profesionalidad como por la actitud de sus músicos, dice Neine.

“Ellos te decían luego: ‘No compres equipo berreta, esperá y ahorrá para comprarte tal equipo que suena de verdad’. Los tipos se movían muy profesionalmente para la época. También conocimos a los de Autostop que eran geniales, nos prestaban sus instrumentos. Autostop nos influyó en el sonido”.

Ya es de noche en el estudio casero de Neine –en donde se realiza esta entrevista– cuando el músico enciende sus equipos conectados a computadoras y cuenta que estaba haciendo unos loops con sintetizadores, samplers y teclados. Y pone una maqueta de raggae de uno de sus temas del proyecto solista “Los perros de la calle Luna”.

En Deliverance la creación musical era colectiva, pero las letras “prácticamente todas” las escribió Neine. “Empezamos haciendo covers de The Police, The Cure, U2, Nivana, etc. Un día dijimos: ‘Ovaléma la covers’. Y empezamos a grabar temas nuestros, un año después de empezar con el grupo. Fue muy jugado: Éramos pendejos, pero teníamos garra. Y tuvimos que pararnos frente a la gente con nuestros temas”.

GOLPE MILITAR

En 1992, tres años después del golpe militar contra el dictador Stroessner, lanzaron un tema en cuya intro se escuchan las grabaciones de los comandantes de aquella gesta del 2 y 3 de febrero de 1989. Se llama “Squeeze” (Estrujar) y la influencia de The Cure es notable.

Poco antes de la pandemia tocaron en el pub Kilkenny y temían un rechazo debido a la edad de la audiencia. “El local estaba lleno de pendejos. Nos dijeron: ‘les tiraron a los leones porque allí es dificilísimo tocar. Reguetón nomás quieren esos pibes’. Tocamos y les gustó, porque de verdad sonamos bien. Esa vez empezamos a joder con ellos y nos dieron bola. Tuvimos suerte y no recibimos ningún chiflido” (risas).

Era 1991, el cuarteto terminó el bachillerato. Ya contaban con la edad legal para hacer lo que les plazca y una banda llamada Liberación en inglés. Y la primera gran oportunidad de dar el salto les vino como un regalo precioso: “un amigo que laburaba con Ángel Aguilera nos preguntó si queríamos hacer de soporte al grupo argentino The Sacados. Nadie nos conocía, fuimos y tocamos. Eso nos ayudó muchísimo”.

PANDEMIA DE SOLEDAD

En tiempos de pandemia, el método de componer es liberador, sostiene Heisecke, pero el encierro está afectando a la gente, especialmente a los artistas. “Mirá lo que le pasó a Rolo Chaparro, un ‘trotaciudad’ que anda con su guitarra por todos lados. Lo encontré varias noches y contaba que venía de otra tocata, y se ponía a tocar de nuevo. Y cuando él desaparece de repente, por la crisis depresiva que castiga a la gente, la noche y él pierden 70% de su ritmo”.

Hay un video de abril del 2017, medley histórico de “Héroes del Rock Paraguayo”, con Deliverans, RH+Positivo y Rolando Chaparro. Interpretan segmentos de sus temas “Serpiente cascabel” (Deliverans), Made in Japan (RH+positivo) y M’chupaunhuevo (Rolo).

Chaparro es un “batallador que nunca para de hacer cosas y es un músico admirable que siempre está componiendo y tocando”, destaca. “Le tengo un gran respeto a los músicos que viven de la música en Paraguay, como Rolo. La pelean sin que nadie les regale nada. Él siempre vivió de la música durante décadas, un profesional admirable”, concluye.

DELIVERANS 5.0. La banda está integrada actualmente por Neine Heisecke (bajo y voz), “Ambere” Feliciángeli (guitarra), “Leche” Díaz Meyer (teclados) y Diego Riveros (batería). -foto: gentileza-

The Mission le puso el nombre

The Mission, uno de los mayores exponentes de la corriente dark inglesa, tocó en el Jack y Golf Club el 15 de setiembre de 1988. Fue la primera banda rockera de éxito mundial en tocar en Paraguay. Y 25 años después volvió a tocar en el país, esta vez en el pub Kilkenny.

Con la mayoría de sus miembros originales (Wayne Hussey (voz), Craig Adams (bajo), Simon Hinkler (guitarra) y el más nuevo, Mike Kelly (batería), revisitaron el país para promocionar su disco “The Brightest Light”. Uno de los hits que catapultaron a la banda inglesa fue “Deliverance”, tema que impresionó al grupo de adolescentes paraguayos, aquel 1988, que luego conformaron el grupo con el mismo nombre.

Neine Heisecke (bajo y voz) contó que el vocalista Hussey “bautizó” a “Deliverance” en aquella primera visita. “Salimos del colegio y fuimos con “Ambere” en micro hasta el Hotel Guaraní. Esperamos y vimos a Wayne, nos acercamos y conversamos con él. Nos firmó la tapa del cuaderno Avon diciendo: Deliverance in Asuncion”, recuerda. Ese nombre lo estrenaron tocando el 27 de setiembre de 1988 en el patio del colegio San José, en donde estudiaban. Tenían 15 años y caras llenas de granos.

CON THE MISSION. Los Deliverance posan con Wayne Hussey (voz), Craig Adams (bajo), Simon Hinkler (guitarra) y Mike Kelly (batería) el 19 de agosto del 2014. (foto: gentileza)

“LOS PERROS DE LA CALLE LUNA”

Neine Heisecke –vocalista y bajista de The Liverans– es todo energía, entusiasmo y anécdotas a la hora de relatar el proceso de edición, producción y grabación de su primer álbum solista: “Los perros de la calle Luna”, que vio la luz en el 2019. El nombre hace alusión a la ex calle Luna (hoy avenida Venezuela) en donde funciona el Neurosiquiátrico y a las reuniones de los amigos “locos” de la zona, un guiño al filme de culto “Los perros de la calle” de Quentin Tarantino.

Tuvo que pasar una década –desde la concepción mental hasta su conclusión– para que el proyecto se convierta en un CD con 11 flamantes temas. Lo realizó, cuenta, con toda la paciencia del mundo y disfrutando cada frase y acorde al material fonográfico. “Tardé 10 años para cerrar el material, pero fue un placer. Cada tema está elaborado con gusto y disfrute. Eso es lo importante”, apunta el músico.

Hay un tema en el disco, “Recorte y pegue”, que lo grabó con Kevin Johansen, el cantante argentino nacido en Estados Unidos. “Este tema habla del copy paste, no solo en la música, sino en todos los aspectos de la vida. Ya no hay nada original ni puro en la música, sino influencias de todos los músicos que escuchaste en tu vida. A mí me gustan Sabina, Spenetta, Virus, Café Tacuba, Billie Eilish... Son disímiles, pero si lo mezclo todo, pasa por su filtro, y eso sí es original, verdadero y propio”.

La colaboración de Johansen fue grabada en Asunción en el 2011, horas antes de la presentación que dio el mismo en el Ferrocarril Central ese año. Neine muestra en todo el disco su impronta personal, sus gustos por las canciones de autor y sobre todo la gran variedad de ritmos y géneros que se distancian mucho de sus trabajos con Deliverans.

El productor fue él mismo y la coproducción de Willy Suchar, que grabó el material con el sello Kamikaze Records. En el CD participan músicos de varias generaciones, como el recordado Nene Salerno, Afi Ferreiro, Dani Pavetti, Steven Wu, Alejo Jiménez, Gustavo Luque, Willy Suchar, Seba Gulino, Mauri Rodas, Banana Pereira, Mike Cardozo, entre otros. El disco tiene variantes muy interesantes e innovaciones rítmicas que le dan frescura y energía a las fusiones de estilo.

Neine cuenta que Deliverans entró en un sopor de inactividad y dolor, después de la muerte trágica de “Laucha” Arce, el baterista de la banda, en el 2006. “Era muy raro tomar todas las decisiones solo, sin mis compañeros de grupo. Pero eso forma parte de la madurez necesaria de cada músico”, afirma ahora.

ESTUDIO CASERO. Neine Heisecke y sus instrumentos, en el sitio preferido de su casa, armando maquetas y haciendo música en plena pandemia. (foto: gentileza)
SOLISTA. Neine lanzó en el 2019 “Los perros de la calle Luna”, su primer disco solista. Con Kevin Johansen grabó “Recorte y pegue”, unas joyita en letra y música. (foto: gentileza)

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